Al parecer unos jóvenes de izquierdas interpelaron esta semana al (también, al menos de aspecto) joven y de izquierdas Iñigo Errejón por no cumplir con sus promesas -o, para ser más exactos – sus utopías sociales, durante su etapa como representante público. El ataque no iba, creo yo, dirigido en exclusica a Errejón, sino, a través de él, a todo Podemos y la constelación de partidos afines, como los que ahora gobiernan en los Ayuntamientos de Madrid y Barcelona. Tuvieron una especie de «debate» subido de tono el político y los ciudadanos, que no iba a ningún lado, como en general no va a ningún lado esa Democracia Asamblearia de calle que en Podemos tanto se pregona y tan poco se practica (ni en Galapagar, por razones obvias, ni en el Centro de Madrid durante el 15-M). En la calle lo que hay son algaradas o, a en el mejor de los casos, concentraciones pacíficas en las que ya se sabe, de antemano, lo que se pretende defender. Un ejemplo claro es la reciente concentración de Colón organizada por PP, Ciudadanos y VOX.
Una de las cosas que reprochaban a Errejón es que el fracaso de Podemos en contentar a sus votantes estaba trasladando el voto de muchas personas de izquierda al polo opuesto del espectro político, es decir, a VOX.
Las estadísticas que se hicieron en las recientes elecciones andaluzas ponían sobre la mesa una evidencia: muy poco del voto que pasaba de la izquierda de Podemos (o Socialista) a la derecha de VOX, lo hacía por razones ideológicas. Eran fundamentalmente las personas que sufrían en sus carnes la convivencia con los inmigrantes musulmanes o la violencia de género (contra el género masculino) instaurada por la Ley Integral de Violencia de Género de ZP las que, siendo de izquierdas, votaban a VOX. De hecho, la mayor afluencia de votos a VOX provenía de antiguos votantes del PP, algunos con una etapa intermedia de voto a Ciudadanos, que por fin veían venir una derecha «derecha», no la torcida derecha de Rajoy que era más bien un economicismo centrista socialdemócrata no dispuesto en absoluto a dar la batalla en el terreno de las ideas y la cultura, y por tanto sin compromiso con los principios y valores de una derecha recta: empezando por el Estado de Derecho, por mucho que se llenaran tanto la boca con ese concepto en su momento (acaso para devorarlo con pactos bajo cuerda con la izquierda para repartirse magistrados afines en el Poder Judicial). Y en lo que se refiere a la familia y a la propiedad privada, igual que en el papel del Estado como garante del Derecho, se sigue la línea que Engels ya marcó en su «Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado», permitiéndose a la izquierda cultural subvertir el orden natural de las cosas y a sus minorías militantes actuar impunemente de policía del pensamiento.
Luis Gómez me pedía que explicara un poco más las reflexiones subyacentes a mi deseo, mi impulso, mi arrebato de votar a VOX cuando propuse mi voto para este partido. Él, como buen libertario, desconfía tanto del Estado que le cuesta mucho atribuirle funciones de ningún tipo. Pero para que el Estado no sea un Leviatán omnívodo, es preciso que sus riendas las tomen personas que desconfían del poder enorme que representa, no para disolverlo como un azucarillo en una sociedad anarcocapitalista, sino para encauzar su poder hacia las funciones que realmente le corresponden: garantizar los derechos fundamentales, el cumplimiento de los contratos, preservar el orden público y ejercer el monopolio legítimo de la fuerza cimentado en el Derecho, así como dotar de bienes públicos de esos que la gente no se junta para instaurar o construir, como por ejemplo las infraestructuras básicas o los propios tribunales de justicia. Ese monopolio supone, naturalmente, que ni los ciudadanos tomados individualmente ni agrupados en empresas, congregaciones, grupos, partidos etc…puedan abusar de los otros ciudadanos. El monopolio de la fuerza y del derecho en política no admite competencia. Toda forma de contrapoder sobre la fuerza asentada en el derecho es, por su naturaleza, contrario al derecho. Cuando Torra declaraba que la democracia estaba por encima del derecho, expresaba claramente la filosofía política de quienes pretenden tomar el poder para sí, ejerciendo, primero, de contrapoder.
No creo que nadie que desconozca o finja ignorar la preeminencia del derecho sobre la democracia pueda pasar del voto de izquierda al voto de derecha. Se disfracen de lo que se disfracen esos individuos o esas asociaciones de individuos, son socialistas, en sus dos formas básicas: nacionalista e internacionalista. El Estado de Derecho es a la derecha lo que el Estado como vehículo de los grupos de interés es a la izquierda.
Así que los que increpan a Errejón no votarán a VOX, y el voto a VOX que provenga de la izquierda surgirá de quién ha visto sus derechos han sido vulnerados por las políticas de quienes creía sus salvadores, los defensores de lo que ellos entendían como ésos «sus derechos».
Gracias, lo deja Vd. todo muy claro. Coincido plenamente con sus ideas. Lo único que falta es saber si Vox representa eso. Yo creo que no, pero al menos en España puede ser el partido con posibilidades de sacar resultados que esté más cerca de esa concepción que Vd. describe de lo que debería ser un estado. Hay una parte de C’s que defiende esa idea de lo que debería ser el estado, solo que C’s es una amalgama de ideas diferentes e incluso contrapuestas (¿populismo?). VOX lo ha puesto por escrito, veremos si lo mantienen.
Hola David,
Yo votaré a VOX, porque es el partido que en este momento mejor representa mis ideas e ideales. Ciudadanos me ha defraudado un poco y el PP bastante. Hace unos meses no hubiera podido imaginar siquiera que fuera a haber un solo partido al que no votase solamente para que no salieran otros. Ahora albergo esperanzas con VOX.
Lord Acton dijo: «el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente». Imagino que cuando VOX tenga su cuota de poder, y si se asienta en el panorama político nacional como un partido importante, la entropía de la corrupción empezará su juego, lento pero inexorable. Pero VOX llega ahora verde, como sus siglas, y con intención de barrer la basura dejada por años de descomposición en la política española. Demosles esta oportunidad, démosnosla a nosotros mismos.
Pero en este artículo quería incidir más que en las ideas en los ideales: el Estado de Derecho es un ideal al que hemos de aspirar continuamente, una asíntota hacia la que debemos poner todos nuestros esfuerzos en converger. Hoy sus mejores abanderados están, a mi juicio, en VOX, jajaja Dios dirá.
El corrector políticamente incorrecto ha puesto al final de mi comentario un jajaja donde quería decir mañana….