Cuando China suspendió los planes de construcción de más de 100 nuevas centrales térmicas de carbón este año casi al tiempo que Donald Trump prometía «traer de vuelta el carbón» a Estados Unidos, los medios de comunicación (y muchos de los políticos que viven del alarmismo) no dudaron un instante en asignar a Pekín el papel de nuevo líder en la lucha contra el cambio climático.
Sin embargo, los nuevos datos que van llegando sobre los mayores proyectos de centrales eléctricas de carbón para los próximos años presentan una imagen muy diferente: las empresas energéticas de China supondrán casi la mitad de toda la generación de energía con carbón que se calcula entrará en la red en la próxima década.
Estas corporaciones chinas están construyendo o planeando construir más de 700 nuevas plantas de carbón en la propia China y fuera de ella, algunas en países que hoy en día queman poco o ningún carbón. Los datos llegan de Urgewald, un grupo ambientalista con sede en Berlín. Muchas de esas centrales térmicas de carbón estarán en China, pero por capacidad, aproximadamente la quinta parte de las nuevas centrales eléctricas de carbón se construirán en otros países.
En total, encontramos 1.600 centrales térmicas de carbón planificadas o en construcción en 62 países, según el recuento de Urgewald, que utiliza datos del portal Global Coal Plant Tracker. Las nuevas plantas ampliarían la capacidad de generación de energía a partir de carbón en un 43 por ciento en todo el mundo.
Esta «flota» de nuevas plantas de carbón haría prácticamente imposible cumplir los objetivos establecidos en el acuerdo climático de París.
¿Qué aprendemos de todo esto? Que el acceso a energía abundante y barata sigue siendo la prioridad de la mayoría de los países que están en busca de su prosperidad. Porque la prosperidad y el progreso van íntimamente ligados a la disponibilidad de energía. Como dice @velardedaoiz hoy en su tuit matinal:
Si hay algo con lo que el incremento de la concentración de CO2 en la atmósfera correlaciona maravillosamente es con el bienestar humano
— Daoiz Velarde (@velardedaoiz) July 3, 2017
Pues eso.
Fuente para este artículo: New York times.
ESO! Quemar ++ C para incrementar el CO2 atmosférico y garantizar la vida sobre el planeta.
Solo tenemos un 0,04% Toda la vida sobre el planeta depende de 0,04%
CO2 EL GAS DE LA VIDA – CO2 GAS OF LIFE
Pero Christiana Figueres. la secretaria del Acuerdo del clima París 2015 sigue con su idea de que hay que destruir al capitalismo, nada mejor que eso es subir los impuestos a la energía producida con carbono, sea petróleo o carbón de piedra… es decir, a todo lo que se fabrica porque aún no hemos descubierto la manera de construir algo con el pensamiento. No cayó en cuenta Figueres que capitalismo, en todos los países del mundo, siempre se ha escrito con C de Carbono, la molécula fundamental sobre la que se forma la vida. Sin carbono, no hay vida.
Figueres, después de todo, es fiel a su ideología: ella no es ecologista, es simplemente comunista.
Un saludo Eduardo!