Permitanme sumarme relajadamente a la corriente. Dado que todo el mundo se ha vuelto experto en pactos y en aritmética parlamentaria, y el común de los mortales hemos sido tocados por la providencia para obtener las facultades de la pitia (que, recordemos, traducía para los oídos humanos la voluntad de los dioses), he decidido sumarme a la fiesta. Más que nada porque no podrán negarme que es divertido. Adelanto, para evitar decepciones, que suelo fallar en mis predicciones. No mucho más que los reputados profesionales del análisis político, pero no es cuestión de ofrecer falsas expectativas a nadie. Quedan avisados.
Antes que nada, me van a perdonar que comparta una reflexión, que esta vez sí es contraria a la corriente mayoritaria de pensamiento: No creo que nadie, cuando votó en aquel no tan lejano domingo, estuviera pensando que lo hacía para que el beneficiado de su voto tuviese que pactar con otro.
La percepción que tuve en aquel momento era que cada cual votó a aquel que quería que gobernase. No me pareció que nadie cavilara con que iba a elegir a PACMA para que pactase con IU, y así crear una coalición que equilibrase vaya usted a saber qué. Sé de gente que votó al PP porque quería que gobernase Rajoy, conozco a quien votó al PSOE para que Pedro Sánchez fuese presidente, o a Ciudadanos para que fuera Rivera quien ocupase la Moncloa. Incluso conozco a quien votó a Podemos para que le concediese una paga vitalicia, le quitase el dinero a los ricos, y montara guillotinas en las plazas públicas.
Lo digo, más que nada, porque no veo yo eso de que “el pueblo ha pedido pactos” o que “los votantes han querido que se pongan de acuerdo para gobernar”. Pero claro, de momento no he conseguido que Apolo me hable. Será porque no inhalo vapores de ninguna grieta, pero es que me parece poco sano. Manías mías.
Por supuesto, con los resultados que tenemos, si alguien quiere gobernar es necesario un acuerdo entre varios partidos. El problema es que casi todos desean repetir las elecciones, de modo que esos pactos se vuelven muy complicados. Evidentemente no puedo estar en la cabeza de nadie, pero por sus actos se les conoce, como decían San Mateo y Bruce Waine.
Pero como ya me he enrollado suficiente, voy a pasar a dar mi humilde visión sobre la postura que cada partido parece tener al respecto del resultado de las últimas elecciones. Un análisis que, claro está, necesita unas matizaciones bastante más profundas, pero que excederían la extensión razonable de este escrito. Así que me perdonarán que cambie la pincelada por el rodillo para gotelé, y comienzo:
PP: En principio, Rajoy tiene un problema, y es que ha ganado las elecciones. Ese no debiera ser un gran problema, claro, excepto porque es consciente de que le resultará imposible obtener la mayoría mínima imprescindible para formar gobierno. De modo que ni lo ha intentado, y ha maniobrado con vistas únicamente a unos nuevos comicios, quizás confiado en tres razones:
La primera, es que nadie más estaría en condiciones de gobernar. Algo arriesgado, porque fiarlo todo a que políticos rivales se mantengan fieles a sus principios, no sé si en España es una buena idea. Los ultimatums y los puntos irrenunciables podrían pasar en el último minuto y por sorpresa, a ser meros detalles menores.
La segunda, que unas nuevas elecciones actuarían como segunda vuelta, donde se beneficiaría del retorno al hogar del pródigo voto útil. De aquellos descontentos que se marcharon hacia C’s (e incluso a Vox, de quien todo el mundo se olvida, y no sin razón en vista de sus resultados) y que ahora verían aterrados la posibilidad de un consejo de ministros con Podemos dentro.
Y la tercera, que ante un hipotético segundo escenario de negociaciones, haber ganado dos elecciones seguidas lo pondría en una clara posición de fuerza frente a exigencias de otros partidos que se dejasen querer. “La voluntad popular” dando dos veces el mismo resultado ya no podría venderse como un simple accidente o una mera desviación de la realidad frente a cierto ideal muy particular. Me parece evidente, pues, que el PP quiere nuevas elecciones.
PSOE: Aquí sí que tienen un problema. No es lo mismo lo que quiera Pedro Sánchez que lo que deseen una buena parte de dirigentes regionales y mandos intermedios del partido. Los distintos cuerpos de ejército llevan un tempo actuando por su cuenta al margen de las órdenes del Cuartel General, al estilo de la Wehrmacht en 1945, y ese no es un síntoma demasiado bueno.
Posiblemente, el único en todo este drama (¿lo llamamos circo, mejor?) que no quiere nuevas elecciones sea Pedro Sánchez, quien ve que no queda nadie que sostenga el escudo bajo sus pies. O gobierna, o es sustituido. O pudiera ser peor: se podría encontrar con que nadie quisiese ponerse en su lugar ante unas nuevas elecciones en las que todo indica que la bofetada podría ser aún mayor.
No se puede negar que el hombre está pataleando hasta el final. Parece que inútilmente, claro, aunque como ya dije, que haya quienes nieguen rotundamente su apoyo, no significan que no lo vayan a prestar al final. Todo depende del precio que se esté dispuesto a pagar. La memoria es débil, y los fans se tragan cualquier explicación.
Ciudadanos: El riesgo que corre este partido es bastante alto. Por un lado, todas las encuestas parece que les prometen mejorar sus resultados. Por otro, es de suponer que serán conscientes que una parte importante de sus votos provienen de los descontentos con el PP, y que éstos son volátiles y huidizos.
Por otra parte, aparentemente no renuncian a captar cierto voto que huye del PSOE. En esa línea parece incardinarse el acuerdo actual con éste partido. Porque de ninguna forma pueden ignorar que del mismo, y a menos que cambien mucho las circunstancias, no puede salir ningún gobierno. Las matemáticas son tozudas. Ahora bien, cuando en las nuevas elecciones que sin duda esperan, les echen en cara ser “la marca blanca del PP” (una curiosa acusación, que evidencia lo poco que se entiende la ley D’Hondt), podrán responder que no, que ellos incluso iban a llevar a un socialista a la presidencia.
De modo que al igual que el PP, C’s también se la juega a que los partidos exóticos no se avengan a pactar, y que al final, sean necesarias nuevas elecciones, donde ellos aparecerán como los que hicieron todo lo posible para evitarlas.
¿Es buena idea arriesgar la pérdida de votos hacia el PP para ganar a quienes huyen del PSOE? Quizás sí en las comunidades donde el nacionalismo ha arraigado. Como suele pasar con estas cosas, habrá que ver el resultado final. Ya decía Von Motke el viejo algo así como que no hay plan que sobreviva a los diez primeros minutos de batalla.
Podemos: Es complicado saber lo que les pasa por la cabeza a sus dirigentes, sobre todo porque no parece que todos los de los partidos que lo conforman estén de acuerdo entre sí. De hecho, ni siquiera dentro de la agrupación principal. Que como técnica habitual afirmen sin rubor una cosa y la contraria, tampoco ayuda demasiado. Sin embargo, su táctica parece cristalinamente evidente. La técnica de pedir lo imposible de forma ofensiva, para que resulte inaceptable, es tan vieja como el mundo. Que se lo pregunten a los gobiernos austriaco y serbio en 1914.
Podemos se las promete muy felices absorbiendo, sin prisa pero sin pausa, a los votantes del PSOE. Pero en una segunda vuelta el voto útil que esperan es el de IU, a quien es posible que fagociten sin misericordia (y de nuevo la ley D’Hondt camparía por sus fueros). A pesar de ello, deben de saber que no pueden esperar más: o gobiernan ahora, ya sea directamente o pactando con un presidente débil al que convertirían en un mero títere, o lo hacen en una repetición de comicios. Porque si la situación se estabiliza y la crispación se atenúa, se arriesgan a volver a la cola, convirtiéndose en un mero sustituto de IU.
IU: Supongo que cuando los senadores vieron a Odoacro, con cara de pocos amigos, acercarse al palacio del emperador en Roma, tendrían la misma sensación que muchos militantes actuales de IU. Posiblemente éste sea el único partido (junto con Pedro Sánchez) que no quiera repetir las elecciones. Su esperanza está en mantenerse como sea en el parlamento hasta que las cosas se calmen y Podemos se vaya desinflando poco a poco. Eso o ser absorbidos.
No me extrañaría que Pablo Iglesias ya tuviera preparados los paquetes para enviar por mensajería, al emperador de Bizancio, las insignias y emblemas imperiales.
Los Nacionalistas: Me van a disculpar que los meta a todos en el mismo saco. Pero es que ya llevo escrito mucho más de lo que pretendía, y la relevancia de este grupo es cuanto menos, dudosa. Podríamos distinguir, así a lo bruto, entre los conservadores y los de izquierdas.
Los primeros, a pesar de los vaivenes, se ven bastante seguros como para que no les importe una cosa u otra. Pactarán si se les paga bien, sin importar más consideraciones, o si no, se presentarán a nuevas elecciones confiados en que su resultado será, más o menos, el mismo.
En cambio, los de izquierda están sufriendo el acoso de los bárbaros de las estepas. Al igual que IU, ven sus posiciones minadas sorpresivamente por Podemos y sus filiales. De momento parece que no han decidido aún cómo actuar. No saben si resistir o dejarse llevar, y eso los hace bastante impredecibles. Aunque también bastante irrelevantes, de momento.
En resumen, unas nuevas elecciones me parecen inevitables. Más que nada porque quienes podrían evitarlas, no quieren hacerlo, y quienes quieren, no pueden. De modo que para finalizar pueden surgir dos preguntas:
La primera podría ser si eso es malo. Bien, la falta de gobierno durante unos meses no tiene por qué ser algo negativo. La Administración funciona (al menos lo hace igual que antes de las elecciones, no seamos malos), existe un legislativo (con la ventaja de que es muy difícil que aprueben más leyes, por lo que no están en condiciones de estropear nada más de lo que ya está) y el poder judicial no está afectado. Podría ocurrir alguna emergencia imprevista que hiciese necesaria una acción de gobierno, pero para eso está en funciones uno. De modo que no veo excesivos problemas. De hecho, me parece una situación bastante atractiva.
La segunda sería sin duda qué ocurriría si se volviese a dar un resultado similar y las nuevas elecciones nos trajesen otra vez a la misma situación. Aquí es evidente que todo el mundo juega sus cábalas sobre votos útiles, maniobras de fusión de partidos, y súplicas a todos los santos (sean católicos o laicos). Este sí que es un asunto para preguntar al oráculo, y del que será mejor hablar en otra ocasión.
No comparto que nadie buscase pactos. La mayor parte de los votantes de PP y PSOE preferían una mayoría absoluta y los acuerdos los aceptarían como mal menor, pero casi todos los votantes de Cs e IU y los más realistas de Podemos no contaban con la mayoría absoluta sino con condicionar al PP o al PSOE. Y por descontado ningún nacionalistas esperaba ganar las elecciones.
Hay incluso casos más curiosos. Sé de gente que votó a PP o PSOE con la esperanza de que ganasen pero que tuviesen que pactar con Cs o Podemos para que dejasen de hacer «lo de siempre». Obviamente el caso del PSOE es más raro porque algunos de sus votantes tiran más del lado Podemos y otros del lado Cs y eso explica parte de la sumamente compleja situación en la que se encuentra el PSOE (tiene muchos más problemas).
Me ha sorprendido la capacidad de revolverse de Pedro Sanchez dada la ínfima altura política que ha mostrado siempre. Con el pacto gana peso político en unas nuevas elecciones cuando todo el mundo lo daba por muerto. Y Rivera lo mismo. Yo pensé que con 40 diputados quedaría relegado a la irrelevancia y condenado a seguir la senda de UPyD pero ha logrado un protagonismo completo y posiblemente retener o incluso aumentar sus votantes. No olvidemos que Cs pesca simultáneamente en los caladeros de PP y PSOE por lo que firmar un acuerdo con PSOE y propugnar que se una el PP es algo que agrada a los posibles nuevos votantes de Cs. A los recalcitrantes de PP o PSOE, no, pero ¿acaso le deben importar aquellos que no puede captar?
A mi entender el pacto es el inicio de la campaña electoral de ambos partidos, pero yo también tengo la fea costumbre de equivocarme. Normalmente porque asumo más inteligencia estratégica a los políticos de la que tienen, cuando impera en ellos más el gusto por pegarse un tiro en el pie.
La verdad es que las reflexiones, tanto del artículo como de los comentarios, son muy interesantes…
Sólo creo que sí hubo unos votantes que votaron pensando en que su «líder» tendría que pactar: los de ciudadanos. No creo que ninguno creyera que iba a salir para presidente, pero sí que podía sacar la suficiente cantidad de votos como para ser necesario para formar el gobierno… y atar a Sánchez o a Rajoy, obligándoles a cosas (como la unidad de España) que solitos no harían.
Así pues los únicos que no se sentirían defraudados con la posibilidad de que se haya ofrecido a un pacto Rivera, y que haya puesto un documento sobre la mesa de obligado cumplimiento, dentro del cuál estña la defensa de España, son los votantes de Ciudadanos.
Por eso creo que se ha avenido a hacer un pacto, ya que es el único que lo hace cumpliendo lo que querían sus votantes… y además para otra cosa que muchos esperan: parar o intentar parar a «Gran Líder Coleta Morada», es decir evitar que seamos un reino bananero bolivariano.
Ahora… qué ideas tienen los diferentes líderes (que no partidos, que no pintan nada) en estas cosas de los pactos:
Rivera: cumplir lo que quieren muchos de los suyos y parar a Podemos. En unas nuevas elecciones se presenta como el único estadista que pone a España por encima de su sillón.
Sánchez: hacer el paripé para después de no salir poder negociar con Podemos: o rebajan sus exigencias (menos ministros…) o elecciones nuevas, donde Iglesias le ha dado la munición («Iglesias sólo se preocupa de su sillón y de ser vicepresidente»; «Podemos no está por llevar a un Gobierno Progresista sino de tener sus colocados y sus silloncitos»,…)
Iglesias: esperar a que se fostie Sánchez y venga a pedir de nuevo… eliminados los barones por la «disciplina de partido». Ahí sabe que disminuirá un poquito y el otro aceptará.
Rajoy: ¿piensa algo? Aparte de dejar pasar el tiempo, que es lo que ha hecho durante todo su gonierno, no hacer nada y todo se solucionará solo… no creo que piense demasiado. Quizás eso de que en otras eleciones alguno volverá a votarle y si no… pues no pasa nada: el sigue siendo Presidente del Gobierno.
Garzón: puffff este estará acojonado… si va ahora al gobierno será «uno de los ministros de Iglesias»… es decir habrá sido fagocitado «virtualmente» por Podemos. Si no va, está viendo que se le come con patatatas en las siguientes elecciones. Es decir: muerte o muerte, pero en el caso primero puede estar ahí como pepito grillo por si cambia algo en 4 años y, además, tendrá mejor sueldo al salir y secretaria y despacho…
Nacionalistas: pues eso… si les dan un cacho más para romper España vale…
Gran artículo, como siempre, Luis. Solamente que discrepo de él. Aunque yo tampoco conozco el futuro, y también suelo equivocarme en mis pronósticos. Pero pienso que al final tendremos coalición para gobernar entre socialistas, podemistas y separatistas. Y ello por lo que has apuntado, que o Sánchez gobierna o le mandan al rincón del olvido. El hombre no tiene principios, y creo que gobernará a cualquier precio, aunque sea por muy poco tiempo. Total, si consigue la investidura en abril, tan solo estaría obligado a dirigir unos cincos meses, hasta septiembre, que es cuando Rajoy convocó las elecciones. Todo lo que vemos entre Sánchez y Rivera me parece teatro para que el primero diga que lo intentó con los moderados y no le quedó más remedio que ir a los estremistas y el segundo diga que es un hombre de Estado. Un cordial saludo.
Hola. Puede ser. Ya te digo que la opinión que he escrito aquí no se basa en ningún dato fiable (más allá de las informaciones que se hacen públicas en los medios) y son meras hipótesis y elucubraciones.
Sin embargo, siempre he tenido la impresión de que se sobreestima la capacidad estratégica de nuestros políticos. No dudo que no intenten conspirar, e incluso se crean grandes estadistas todos, pero a la hora de la verdad, son bastante mediocres. Las circunstancias siempre acaban superándolos, y esta vez no creo que sea diferente.
Aunque vete a saber.
No acabo de ver lo del pacto PSOE/C’s, veo gato encerrado. No me parece lógico, al menos por parte de Rivera, que se metan en este fregado sin salida solo por quedar bien en la foto, para que digan «que guapos y que buenos, los únicos que se preocupan por el pais». O Albert es «muuu tonto» (cosa que no creo…del otro no tengo dudas) o juega con cartas marcadas o tiene un as en la manga. Salvo que que su intención haya sido la de sacrificarse en plan bonzo para evitar a toda costa el «frente revolucionario» ansiado por Pablemos.
Rivera no es tonto, y sabe que de su pactos no sale un gobierno. Y como el PP no va a unirse y cualquier otro partido (de los que quedan) son incompatibles con C’s, sólo queda concluir que su pacto es una maniobra propagandística.
O puede ser que no, y crea de verdad que puede convencer a Rajoy. Lo dudo, pero a estas alturas, no me extrañaría.
Según veo yo las cosas, la posición de Rivera es exactamente la que más interesa a su partido. Con el pacto, se ha quitado de un plumazo el estigma de «marca blanca del PP», por lo que ganará votos por la izquierda. Por otra parte, presenta el pacto como «algo que el PP podría apoyar» (y es cierto, al menos en algunos puntos) lo que podría hacer que sus votantes procedentes del PP se mantengan a su lado e incluso gane alguno más. El no pedir sillones ni cargos afea, y mucho, la actitud de Podemos, y aunque es poco probable que gane votos de ese lado sí puede hacer que los pierda Podemos, lo que le beneficia de rebote ya que podría aupar a su partido como tercera fuerza.
No he leído el pacto, pero por lo que ha trascendido, Ciudadanos puede haber auyentado a los liberales que podrían haber escogido a este partido como el menos malo.
Puede que consiga atraer votantes de centro-izquierda haciendo ver que su voto no tiene por qué ser para el PP, pero habrá que ver si eso se verá contrarrestado por una sangría de votos por el lado de centro-derecha…
Yo creo que Rivera asume que buena parte de sus votantes ex-pepé se le van a escapar en búsqueda del voto útil.
Los votantes de centro-derecha, derecha a secas, o liberales-conservadores, e incluso liberales a secas, verán prioritario evitar que Podemos tenga opciones de gobernar o de tener una silla destacada en el gobierno. Saben que con la ley d’Hont su voto tiene más peso si votan al PP que si votan a C’s para que éste luego apoye al PP.
Estoy seguro de que C’s cuentan con ese escenario, y por eso han preferido dar por perdido buena parte de ese voto de centro-derecha e ir a pescar en aguas de centro-izquierda.
Pero tampoco creo que tengan mucho éxito en esa pesca. Al fin y al cabo al votante de centro-izquierda no le hace tampoco ninguna gracia Podemos. Si Sánchez se hubiera mostrado más concesivo ante Podemos, seguramente ese votante socialista más centrado habría huido en unas futuras elecciones y Rivera lo habría podido pescar al vuelo. Pero el partido socialista se ha desmarcado (al menos parcialmente) de Podemos, lo cual le permitirá salvar los muebles por ese lado.
Pues yo también cruzo los dedos para que sigamos como estamos. Virgencita Virgencita… Y si los belgas pudieron estar año y medio sin gobierno, y no pasó nada ¿ por que nosotros no ?
Algún día se entenderá que el mejor gobierno es ese gobierno gris y aburrido que se limita a hacer eficiente la administración. Para hacer política está el parlamento. Pero me temo que en nuestra Europa, eso sólo se consigue cuando no hay gobierno.
Yo estoy de acuerdo con que no pasa nada por no tener gobierno de verdad. A ver, ¿que puedes esperar del nuevo gobierno con los pactos y eso; que mejore o que empeore las cosas? Para mi que la pregunta se responde sola. Incluso un nuevo gobierno de repetición de Rajoy sólo podría ser para peor.
Pues sí. Como dice Viejecita en el comentario siguiente: «virgencita, que me quede como estaba». ?