China, tras la muerte de Mao Zedong (毛泽东), logró abandonar el comunismo en la práctica adoptando el conocido “socialismo con características chinas”, protagonizando la revolución industrial más veloz de la historia y sacando de la pobreza extrema a más de 700 millones de personas.
Sin embargo, el modelo de apertura dirigida y el de un país dos sistemas (一国两制), no en vano apodado por sus propios artífices como el modelo “pájaro en una jaula” donde las personas podían disfrutar de cierta libertad económica, dentro de la jaula del gobierno, llevaba en su interior las simientes de los graves problemas que China hoy comienza a sufrir, a saber: represión financiera, auge de la economía informal, corrupción política y social, burbuja inmobiliaria, régimen cambiario peligrosamente represor, falta de libertades políticas, contaminación exacerbada y una presión demográfica y geográfica sin parangón en el mundo.
A parte de todo ello, China todavía arrastra los execrables vestigios del antiguo régimen maoísta como el sistema de Partido Único y el sistema de registro HuKou (户口), que divide a la población en castas (rural y urbana) estableciendo enormes desigualdades entre los ciudadanos chinos.
El ejemplo más clarificador de esta descompensación producida tras el veloz crecimiento chino podemos encontrarlo en la diferencia entre la economía productiva y la economía financiera en el país. Mientras que la producción en china ha sufrido un cambio radical, pasando a exportar más de un cuarto de todos los productos del mundo y con una productividad cada más más elevada, el sistema financiero chino se ha mantenido inalterablemente anticuado: dependiente del crédito bancario estatal, mercados de capital poco líquidos y poco desarrollados, control del tipo de interés y del tipo de cambio, enormes restricciones a las empresas privadas para acceder al crédito y a los mercados de capital, etc.
China es un país enorme y su influencia en el mundo es inigualable. La entrada de China en la OMC en el 2001, supuso elevar la globalización a una nueva escala y el ahorro de grandes sumas de dinero a los países desarrollados, sobre todo a Estados Unidos. China, a pesar de todo, es hoy todavía una civilización pobre y subdesarrollada. El desarrollo de 1.300 millones de habitantes se producirá a lo largo de las próximas décadas y dejarán una huella indeleble en el resto de naciones, como por otra parte, ya está dejándose sentir.
Con toda probabilidad, China vivirá una crisis económica y un cambio político antes de alcanzar el desarrollo. El gigante asiático debe enfrentar estos retos tarde o temprano y solventar sus enormes contradicciones y desequilibrios internos. En función de su desempeño en la tarea penderá la modernización de esa gran civilización que es China.
Solo un comentario: no comprendo la ligazón lógica entre el modelo chino de «pájaro enjaulado» (que significa simplemente sistema económico capitalista bajo dictadura comunista) y algunos de los problemas que según el autor, se derivarían de ese modelo.
En concreto no comprendo que relación tiene ese modelo con la contaminación que sufren las grandes megaurbes chinas como Pekín. ¿Acaso la contaminación urbana es algo que solo ocurre en las megaurbes chinas?. Ni de coña: es un problema muy común en todas las áreas densamente pobladas del mundo, que se acrecienta en lugares donde la climatología (básicamente ausencia de viento) no ayuda a dispersar la contaminación.
Tres cuartos de lo mismo con la «burbuja inmobiliaria». ¿No acabamos de sufrir en España (y antes en USA) una macrocrisis fundamentada en nuestra propia burbuja inmobiliaria?. ¿Qué tiene que ver el modelo español o norteamericano con el modelo chino, salvo que en los tres (al igual que en otros muchos países a lo largo de la Historia: la Roma imperial,por ejemplo ) se ha producido el mismo problema de la «burbuja inmobiliaria»?.
Ciertamente los problemas de China no son exclusivos de ese país, y ocurren en muchos otros lugares. Pero, en mi opinión, éstos se exacerban por la falta de libertad política. Un sistema afronta peor las crisis cuanto menos flexible es. En este sentido, el enorme peso de la reglamentación, las rigideces administrativas, la dualidad impuesta campo-ciudad, son lastres que harán que los problemas, cuando surjan, sean mayores.
Basta con pasar una semanita en una ciudad china de provincias, por ejemplo Nanchang, relativamente pequeña para los estándares de por allí, y comprobar cómo la actividad crece casi a ojos vista, salvo por el hecho de que contemplar el cielo es una utopía, dado el constante manto de contaminación. Basta con constatar la pujanza, el empuje, la vitalidad y la dimensión de ese escenario, para darse cuenta de que China va a arrastrar al mundo entero en su propio destino.
Más les valdría empezar pronto a acometer una liberalización política que rompa ataduras y lleve aparejada una modernizacion de las estructuras y de las relaciones sociales. De lo contrario, cuando sufran su primera crisis capitalista, que la sufrirán, la rígida estructura del Partido hará que el país caiga mucho más profundamente de lo necesario, y tarde en salir del pozo más tiempo del preciso, con convulsiones sociales cuyas consecuencias serán inimaginables pero, en todo caso, muy graves.
Y, dada la dimensión de este país, en medio de esta tormenta, nos guste o no, nos veremos metidos todos.
Le aseguro que no es por llevar la contraria pero, aunque suene razonable su afirmación de que «un sistema afronta peor las crisis cuanto menos flexible es» no termina de convencerme.
Se me ocurren múltiples escenarios de crisis en las que un sistema «rígido» (que sobreentiendo significa básicamente «autoritario») tiene una respuesta mucho más eficaz que uno flexible.
Si hablamos de China, la masacre de Tiananmen, la crisis del Tibet o el independentismo uigur, para mí son ejemplos de crisis en los que el autoritarismo (rigidez según sus términos) del poder en China ha sido una ventaja para enfrentarse a esas crisis.
Otro ejemplo es Singapur: una sociedad poco flexible y sin embargo muy eficaz.
Yo no soy partidario de santificar la liberación política como el bálsamo que por encanto es capaz de solucionar eficazmente cualquier crisis que se presenta, sencillamente porque no creo que la Historia demuestre eso.
Estás cometiendo un error al confundir solucionar (sanear) la crisis con tapar (ocultar) la crisis. Ciertamente el autoritarismo previene, oculta, retiene, las crisis económicas; mientras que la libertad política y económica no. Pero esto es una mala noticia para los ciudadanos de los países autoritarios. Recordemos que una crisis es el saneamiento de la economía, por lo que el no haber sufrido una crisis y seguir tapando los problemas mediante represión impidiendo a la gente tomar sus propias decisiones es un error.
Imaginemos que en España hubiese existido una dictadura en el 2007 y se hubiesen ajustado por decreto los precios de la vivienda o mediante políticas intervencionistas. No habríamos entrado en crisis, pero seguiríamos con el problema de la burbuja. Y eso sería una malísima noticia para los españoles, económicamente y políticamente.
Es como prohibir la quimioterapia en paciente de cáncer. No sufren, pero mueren.
Anveger: Vamos por partes. Te contesto a tus dos intervenciones:
1º Yo no estoy defendiendo el autoritarismo en general. Yo simplemente afirmo que la particular pretensiónliberal- anarcocap (que coincide curiosamente con la general pretensión «políticamente correcta») de que la democracia es la mejor receta para enfrentarse a cualquier crisis en cualquier entorno, simple y llanamente es falsa.
Insisto en la cuestión clave en mi opinión: capitalismo no es sinónimo de democracia liberal y mucho menos de anarcocapitalismo. Capitalismo es un sistema económico. Democracia liberal y anarcocapitalismo son sistemas políticos.
Oponer a esto que China no es un sistema económico capitalista, dado que su capitalismo no es perfecto, es caer en la falacia de utilizar los ejemplos que nos favorecen y ocultar los que no. A día de hoy, China, y Singapur tienen muchísimos más parecidos que diferencias: ambos son regímenes no homologables a democracias liberales u occidentales, en los que existe un sistema económico capitalista que está dando a sus poblaciones un nivel de vida incomparablemente más alto que sus alternativas (concretamente en China el sistema económico comunista que imperaba hace relativamente pocos años).
2º Prevenir y ocultar, en el contexto en el que estamos debatiendo son antónimos. Si el autoritarismo «previene» las crisis, entonces éstas no se producen, por lo que no necesitaría ocultarla.
Desgraciadamente las crisis han ocurrido en cualquier tipo de sociedad a lo largo de la Historia. La pretensión de que en una arcadia ancap no se producirían o en caso de producirse se resolverían mejor que en otro tipo de organización social no deja de ser una afirmación sin demostración histórica.
3º Yo no defiendo la idea de que el sistema autoritario chino sea el «ideal». Solo planteo la cuestión particular de, si a la vista de los resultados económicos obtenidos por el capitalismo autoritario en China, que insisto, es mucho más homologable políticamente por ejemplo al sistema de Singapur que a las democracias liberales occidentales, puede considerarse un acierto en términos históricos o un error el que China haya implantado un sistema económico capitalista operando en un sistema político autoritario. Por ejemplo y para descender a cuestiones prácticas, me parece obvio que desde el punto de vista capitalista operar en un país en el que no exista el derecho de huelga (China) es mucho más eficaz que lo contrario (la España democrática) y que eso tiene necesariamente su reflejo en el crecimiento económico de ambos sistemas.
Expresado esto en su forma más general: ¿es la democracia liberal el marco político más eficaz en cualquier tipo de sociedad, para que opere el capitalismo? o por el contrario ¿hay sociedades que por sus condiciones históricas particulares es preferible que el capitalismo funcione bajo regímenes políticos autoritarios, al menos hasta haber conseguido sacar del subdesarrollo previo a este tipo de sociedades?.
Bueno, se puede llegar a argüir que, en una primera fase, digamos, de «transición», un modelo autoritario, que «conduzca» al pueblo hacia el capitalismo, es mejor que una democracia desordenada. Es algo que he oído muchas veces, aplicado al franquismo de los años 50 y 60 en España.
No estoy de acuerdo con esa idea, pero vaya y pase. Muchos países se han desarrollado económicamente «partiendo de» una democracia, no «antes de» llegar a ella. Pero, en fin, dejémoslo.
Lo que yo creo es que, en todo caso, llegados a cierto nivel de desarrollo, ya no hay opciones entre autoritarismo y democracia: ya, lo único que funciona es la democracia. La sociedad, cuando alcanza determinados niveles socioeconómicos, que van unidos a niveles educativos, no puede tolerar el despotismo ése de «todo para el pueblo, pero mando yo». No, hijo, tú no mandas. Mandamos todos. Construimos la sociedad entre todos y entre todos avanzamos o nos hundimos. Hacemos huelgas porque tenemos criterio, y el sistema las integra como admisibles. Ponemos y quitamos gobiernos. Ajustamos el paso según sentimos y queremos, aunque sea de la imperfecta manera de cambiar el rumbo cada cuatro años, si así lo deseamos.
En fin. Los rígidos criterios impuestos desde arriba, resulta dudoso que puedan ser útiles para lograr una sociedad con una economía capitalista más desarrollada. Pero lo que es seguro es que son una traba en cuanto esa sociedad YA está desarrollada. La asfixian. Y a China le está llegando el momento de respirar. No sé si faltan cinco, diez o veinte años, pero el momento de respirar se acerca.
De acuerdo con todo su comentario, salvo en éste único punto: «Construimos la sociedad entre todos y entre todos avanzamos o nos hundimos». Como eslogan queda muy bonito eso de que construimos la sociedad entre todos. Yo precisaría que si bien es cierto que la sociedad la «constituimos» todos no la construimos entre todos: lo cierto y verdad es que unos aportan mucho a la sociedad, otros poco y otros nada o incluso aportan en negativo. Y que es el número e influencia de cada uno de esos grupos (en resumen, el poder de cada grupo) los que determinan si la sociedad mejora, permanece igual o empeora a lo largo de su historia.
La Historia está llena de ejemplos de encrucijadas en las que eso de que «entre todos avanzamos o nos hundimos» es una falacia, porque lo que ocurre en realidad es que si se imponen determinadas ideas y los colectivos que las sustentan, el resultado es un completo desastre que arrastra con ellos a los que mantenían las ideas antagonistas. Y da la casualidad de que el acierto de las ideas no está relacionado con el nº de personas que en un momento dado las sostienen, que es el fundamento de la democracia: las mayorías mandan, pero a menudo las mayorías se equivocan. Poco consuelo (aunque reconozco que algo consuela) es que esos casos de equivocación mayoritaria es que «entre todos nos hundimos»: como dice el refrán, mal de muchos consuelo de tontos.
Un ejemplo políticamente incorrecto: un tirano como Hitler, contando con el apoyo mayoritario de los alemanes, condujo a su pueblo y a buena parte del mundo a la carnicería de la IIGM. Al mismo tiempo, un dictador como Franco, mantuvo a España fuera de la carnicería. Conclusión: en ese escenario histórico concreto, Hitler y la mayoría de los alemanes que le apoyaron se equivocaron (y lo pagaron gravemente), mientras que Franco acertó, con independencia del número de españoles que estuvieran de acuerdo o en desacuerdo con la decisión del dictador.
Muy bien. La represión financiera que ha acometido china ha provocado que existan graves desequilibrios en la economía, por ejemplo, la creación del shadow banking.
El modelo no tiene una relación directa con la contaminación, pero sí indirecta, ya que si el gobierno no hubiese inyectado dinero en la economía para no evitar una quiebra de su sistema financiero, la economía estaría creciendo a ritmos más bajos y con una contaminación más reducida. Revise los argumentos de Joe Zhang en su artículo «Why a recesión would be good for China» (http://www.scmp.com/business/economy/article/1412369/why-recession-would-be-good-china.).
Si uno analiza la economía china bien, a parte de la burbuja inmobiliaria, los graves problemas que existen son financieros, de represión a la ciudadanía, mediante fijación de tipos de interés y control del crédito. Eso no permite subsanar de forma clara los problemas de burbuja inmobiliaria del país, como sí lo haría una economía de mercado. En cambio, en china, se ha optado por extraer recursos de la ciudadanía y colocarlos en los balances de los bancos, retrasando la solución para el futuro.
Muy bien. La represión financiera que ha acometido china ha provocado que existan graves desequilibrios en la economía, por ejemplo, la creación del shadow banking.
El modelo no tiene una relación directa con la contaminación, pero sí indirecta, ya que si el gobierno no hubiese inyectado dinero en la economía para no evitar una quiebra de su sistema financiero, la economía estaría creciendo a ritmos más bajos y con una contaminación más reducida. Revise los argumentos de Joe Zhang en su artículo «Why a recesión would be good for China» (http://www.scmp.com/business/economy/article/1412369/why-recession-would-be-good-china.).
Si uno analiza la economía china bien, a parte de la burbuja inmobiliaria, los graves problemas que existen son financieros, de represión a la ciudadanía, mediante fijación de tipos de interés y control del crédito. Eso no permite subsanar de forma clara los problemas de burbuja inmobiliaria del país, como sí lo haría una economía de mercado. En cambio, en china, se ha optado por extraer recursos de la ciudadanía y colocarlos en los balances de los bancos, retrasando la solución para el futuro.
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Por cierto no quería dejar de comentar este último párrafo: «En cambio, en china, se ha optado por extraer recursos de la ciudadanía y colocarlos en los balances de los bancos, retrasando la solución para el futuro». Desconozco el caso chino, pero desde luego, juraría que esto es LITERALMENTE lo que hemos hecho en España para salvar a la banca pública (Cajas de Ahorros): » extraer recursos de la ciudadanía y colocarlos en los balances de los bancos».
Por lo tanto, en cualquier caso, la China comunista estaría haciendo exactamente lo mismo que la democrática España y el resto del Occidente democrático (puesto que la política española de rescate a la banca ha sido aprobada, consensuada y apoyada por la UE y por USA).
Así que aquí podríamos aplicar la máxima democrática del Sr. Salver: «entre todos avanzamos o nos hundimos», China incluída.