En al anterior capítulo hablé de la pobreza en el mundo desarrollado o Países Ricos (170 millones de personas) pero el 97 % de la pobreza del planeta, y prácticamente el 100 % de la pobreza extrema, está en el llamado Tercer Mundo (lo llamaré Países Pobres o países no OCDE). Se podría decir que la gran cuestión de la Ciencia Económica es cómo sacar de la pobreza a los 5.400 millones de pobres de esos países y especialmente a las entre 2.000 y 3.000 millones de personas que viven en la pobreza extrema en todo el mundo.
1.- El círculo vicioso de la pobreza, la ignorancia y la violencia.
En el capítulo en el que traté sobre la riqueza de las naciones vimos como la cultura y opinión públicas determinan de manera casi definitiva la riqueza de una nación. Da igual la latitud geográfica o los recursos naturales de un país. Da igual su clima o su tamaño. Lo que determina la riqueza de un país es el apoyo que reciben las ideas favorables al capitalismo y, en general, al respeto de la propiedad privada, las leyes y los contratos.
Una opinión favorable al capitalismo por parte de la mayoría de las personas de un país generará unas instituciones que defenderán el libre mercado y al mismo tiempo una acumulación de capital que producirán finalmente la riqueza necesaria para acabar con la pobreza.
Por contra unas creencias contrarias al capitalismo y a la libertad impiden la salida de la pobreza de un país, independientemente de las riquezas naturales que pueda tener.
Las opiniones contrarias al capitalismo y a la libertad provocan, y a la vez necesitan, la violencia para mantenerse. La violencia provoca un circulo vicioso que mantiene la preponderancia del anticapitalismo y del autoritarismo que produce cada vez más violencia.
Las opiniones contrarias al capitalismo y a la libertad suelen tener una base religiosa y/o anticientífica (socialista). Incluso religiones como la católica con gran implantación en Países Ricos tienen un fuerte componente anticapitalista. El socialismo ha sido durante décadas la ideología predominante para miles de millones de personas en el mundo.
Por eso es que: para acabar con la pobreza en los Países Pobres es imprescindible y a la vez suficiente cortar el círculo vicioso de opinión anticapitalista, anticientífica y liberticida, de violencia y corrupción. La ignorancia causada por la religión anticapitalista o por el socialismo es la principal causa de la pobreza.
La pobreza, a veces extrema, en los Países Pobres hace que mucha gente pida soluciones inmediatas pero hay que recordar que todos los Países Ricos fueron alguna vez pobres, mucho más pobres de lo que son ahora los Países Pobres, y que ninguno de ellos pudo salir de la pobreza de manera inmediata sino que tuvieron que pasar varias generaciones (cinco o seis, de 125 a 200 años) para llegar a la riqueza actual.
Es imposible llevar de la pobreza a unos niveles de bienestar como los que tenemos en los Países Ricos en menos de tres generaciones (75-80 años) porque crear una cultura favorable al capitalismo y la libertad y acumular capital, sin los que es imposible producir los bienes necesarios para salir de la pobreza, necesita décadas.
2.- Los mitos del empobrecimiento, la ayuda al desarrollo y la inmigración.
Existe la creencia de que los Países Pobres sólo pueden salir de la pobreza si reciben (cuantiosas) ayudas de los Países Ricos. Se reproduce el esquema de pobres y ricos pero esta vez a nivel de países. Se mantiene que los Países Pobres están empobrecidos por culpa de los Países Ricos y que es por tanto responsabilidad de estos últimos sacar de la pobreza a los miles de millones de personas de los Países Pobres.
Es falso que los Países Pobres se hayan empobrecido como consecuencia de sus relaciones con los Países Ricos. De hecho es falso que los Países Pobres se hayan empobrecido. Casi sin excepción, y las excepciones tienen que ver con catástrofes naturales y políticas ultrasocialistas (Haití o Venezuela), todos los Países Pobres son mucho más ricos ahora que hace 30, 50 o 100 años. Pero hay varios hechos que hacen que la percepción que tenemos sea distinta.
a) Aumento de la población y crecimiento de número y tamaño de las ciudades. Una de las consecuencias inmediatas de cualquier mejora económica, cuando se parte de niveles de subsistencia, es que aumenta la población. También una consecuencia inmediata del desarrollo es el crecimiento de las ciudades.
La pobreza en las ciudades es más visible que en el campo donde no existen grandes ghettos donde se acumulan los más pobres. El aumento de la población crea cuellos de botella y saturación de las infraestructuras en las grandes ciudades.
b) Medios de comunicación, organizaciones políticas y sindicales y ONGs difunden, y a veces magnifican, la percepción de pobreza y de empobrecimiento por más que sea evidente el aumento de renta y de disposición de servicios por parte de la población de los Países Pobres.
c) Envidia. La población de los Países Pobres es consciente a través de los medios de comunicación del nivel de vida de los Países Ricos y se sienten frustrados. El conocimiento de las diferencias de riqueza impulsa la emigración (legal e ilegal) hacia los Países Ricos.
d) La mayor riqueza de los Países Ricos. La mejora del bienestar en los Países Ricos hace, para muchos de sus habitantes, insoportable la pobreza extrema en los Países Pobres.
La emigración (a los Países Ricos) no es la solución al problema de la pobreza en los Países Pobres, las diferencias de población y superficie entre unos y otros países hace que la posibilidad de emigración siempre será una solución minoritaria. Los Países Ricos tienen unas cantidades limitadas de capital y con esas cantidades sólo se pueden atender las inversiones necesarias para emplear a un número determinado de personas.
El grado de educación y el conocimiento del idioma local, además de la falta de capital, limitan la posibilidad de empleo (para los trabajadores de los Países Pobres) en los Países Ricos. Se puede decir que similares limitaciones existen también en los Países Pobres y que por tanto es imposible salir de la pobreza. Pero en los Países Pobres hay riquezas naturales, desde minerales o petróleo hasta tierras fértiles que pueden ser explotadas y generar grandes beneficios que sirvan para la acumulación de capital.
La ayuda al desarrollo necesita distribuirse de alguna manera para que sea eficaz. Hay determinadas formas de ayuda que sí pueden ser efectivas, por ejemplo la de médicos o ingenieros realizando labores básicas sobre el terreno. Sin embargo las ayudas en forma de transferencias de dinero o bienes se enfrentan a las limitaciones que la corrupción y las conveniencias políticas imponen.
Por eso es que la ayuda al desarrollo en forma de dinero o bienes pueden reforzar gobiernos dictatoriales y corruptos que pueden usar esa riqueza en su favor.
Además la mayor parte de las veces la ayuda al desarrollo tiene un efecto temporal muy limitado. Si no se trata de bienes de capital sólo alivian la riqueza de una manera inmediata pero apenas contribuyen a la acumulación de capital.
La ayuda al desarrollo (dentro de un límite) debe entenderse como una inversión para los Países Ricos siempre que los objetivos sean el libre comercio y la lucha contra la corrupción y en favor de los derechos humanos.
3.- El libre comercio.
El libre comercio o globalización es el libre tránsito, sin aranceles ni cuotas (o con los menos posibles), de bienes y capital entre los países.
El libre comercio permite a los Países Pobres acceder a los mercados de bienes y de capital de los Países Ricos. Las ventajas son las siguientes:
a) Permite vender en los Países Ricos bienes producidos en los Países Pobres, bienes en los que son competitivos por sus condiciones naturales o por sus menores salarios.
b) Permite a los Países Pobres acceder a tecnologías y capitales que sus economías no pueden generar. El acceso a tecnologías y capital es esencial si se quiere aumentar la productividad en los Países Pobres, única vía para aumentar los salarios.
Las críticas al libre comercio provienen normalmente de sectores y trabajadores que ven en los bienes producidos en los Países Pobres una competencia desleal por sus menores precios o salarios.
La competencia de los bienes producidos en Países Pobres expulsa del mercado a los mismos bienes producidos en los Países Ricos pero también crea una nueva demanda de esos mismos Países Pobres que puede ser satisfecha por los Países Ricos. El libre mercado exige una reorganización de todo el sistema productivo mundial al cambiar las posibilidades de producción.
Las ventajas del libre comercio son inmediatas, pero a medida que pase el tiempo los beneficios serán mayores.
A corto plazo el libre comercio permite que cada país y cada empresa se dedique a producir aquello para lo que son más competitivos. Pero incluso aunque un país, por la tecnología, por los salarios o por cualquier otra causa sea competitivo en todo, eso no quiere decir que vaya a producir toda clase de bienes sino que se centrará en aquellos bienes en los que sea más competitivo. La consecuencia es que aumentará la productividad, el empleo y los salarios.
4.- El problema de los empleos de baja productividad en los Países Ricos.
Un problema importante que provoca el libre comercio es el de los empleos de baja productividad en los Países Ricos. Aunque haya empleos de baja productividad que no van a tener la competencia por los trabajadores de los Países Pobres (por ejemplo la limpieza de un edificio de oficinas en un País Rico) otros muchos sí van a tener la competencia de trabajadores de Países Pobres (por ejemplo el sector textil).
Incluso los trabajadores de empleos con baja productividad en los Países Ricos que en un principio no tengan la competencia de los trabajadores de los Países Pobres acabarán teniendo la competencia de los trabajadores de los Países Ricos que se queden en paro como consecuencia del libre comercio o de los inmigrantes de los Países Pobres.
Los precios más bajos de los bienes producidos en los Países Pobres aumentarán el poder adquisitivo de la gente en los Países Ricos con lo cual aumentará la demanda de otros productos y se crearán nuevos puestos de trabajo que absorberán en parte los trabajos perdidos en los sectores de baja productividad.
También la demanda de los trabajadores que se empleen en los Países Pobres y que se dediquen a producir bienes para la exportación crearán, en parte, empleos en los Países Ricos por el aumento de las exportaciones de estos a los Países Pobres.
Los trabajadores de empleos de baja productividad en los Países Ricos como consecuencia de la competencia de los trabajadores de los Países Pobres verán congelados o disminuidos sus salarios y/o mayores niveles de desempleo. En general el proceso de crecimiento de los Países Pobres, si se mantiene la cantidad de dinero, llevará a una situación de bajada de precios y salarios generalizada en todos los países. En conjunto el poder adquisitivo aumentará puesto que la producción y la productividad aumentará y las bajadas de precios serán mayores que las de salarios. Pero dada la mayor competencia entre los trabajadores de menor productividad las bajadas de salarios pueden disminuir el poder adquisitivo de los trabajadores poco cualificados de los Países Ricos.
Para evitar en lo posible el descenso del poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores poco cualificados de los Países Ricos y que llevaría a un aumento (dificilmente soportable) de las desigualdades en esos países pueden tomarse las siguientes medidas:
a) Un aumento de la cantidad de dinero en los Países Pobres que amortiguaría los efectos de bajadas de precios y salarios como consecuencia de aumento de la producción.
b) Transferencias de renta de los trabajadores mejor cualificados y pagados de los Países Ricos (que en principio serían los más beneficiados por el libre comercio) a los trabajadores menos cualificados y pagados de los Países Ricos (que serían los más perjudicados).
c) No impedir mediante ninguna clase de ley el proceso de bajada de precios y de salarios que producirá el libre comercio.
Hay quienes creen que volviendo a poner aranceles e impidiendo de cualquier manera el libre comercio mejorará el empleo y los salarios en los Países Ricos, pero eso no es así porque:
a) Se crearía una guerra comercial que dañaría las exportaciones de los Países Ricos y aumentaría el desempleo en esos sectores.
b) Si se pretende sustituir las importaciones de los Países Pobres por bienes fabricados en los Países Ricos por trabajadores con salarios mucho más altos los precios se dispararán. El mercado de los Países Ricos no podrá absorber bienes a unos precios tan altos y no disminuirá el desempleo, que es al fin y al cabo el objetivo de los que están en contra del libre comercio. Además todos los que compren los bienes producidos ahora con trabajadores con salarios más altos verán disminuido su poder adquisitivo.
Por eso es que: aunque en determinados sectores, a corto y medio plazo, el libre comercio pueda disminuir el poder adquisitivo y/o aumentar el paro, los beneficios del libre comercio a corto plazo para la mayoría de los sectores económicos y de la gente son muy superiores. Y a largo plazo todo el mundo se beneficiará del libre comercio.
Por eso es que: es mejor paliar, con medidas como la transferencias de rentas, los efectos negativos a corto plazo del libre comercio que tomar cualquier medida para impedirlo o retrasarlo puesto que los beneficios son mucho mayores que las posibles perjuicios a corto plazo.
5.- Guerras y catástrofes naturales.
Una de las razones por la que a los Países Pobres les cuesta salir de la pobreza es la existencia de guerras y catástrofes (inundaciones, huracanes, sequías, terremotos…) a las que destinan grandes recursos (sobre todo si los comparamos con sus posibilidades) con lo que la acumulación de capital se hace muy difícil y lenta.
Lo que se puede hacer desde los Países Ricos para evitar esos gastos o minimizar los daños es:
a) Compartir los gastos de defensa mediante tratados conjuntos de defensa. Hay Países Pobres (democráticos) que no pueden evitar conflictos armados con grupos armados terroristas y en ese caso los Países Ricos deberían contribuir a los gastos derivados de esas amenazas.
b) Destinar la ayuda al desarrollo con preferencia países que tengan tratados de paz con sus vecinos y que limiten fuertemente sus gastos en defensa.
c) Promover el uso de tecnologías y de inversiones que limiten el impacto de las catástrofes naturales más previsibles.
6.- Qué hacer desde los Países Ricos para favorecer el desarrollo de los Países Pobres.
Si repasamos lo visto en los anteriores apartados, esto es lo que podemos hacer desde los Países Ricos para acabar con la pobreza en los Países Pobres:
a) Apoyar a los políticos que defiendan tratados de libre comercio.
b) Destinar la ayuda al desarrollo sólo a países que cumplan ciertos estándares de respeto a los derechos humanos y de menor corrupción.
c) Destinar la ayuda al desarrollo a países que destinen poco dinero a gastos de Defensa, a los que compartan mediante tratados con los Países Ricos sus gastos en Defensa y a los que inviertan en limitar los efectos de las catástrofes naturales previsibles.
En cualquier caso no esperar milagros y desconfiar de los que los piden. Cualquier proceso de desarrollo para que sea duradero tiene que ir acompañado de una acumulación de capital. Aunque los Países Ricos destinen dinero y tecnología a la ayuda al desarrollo, la acumulación de capital necesaria para alcanzar estándares de vida similares a los Países Ricos es un proceso lento que llevará décadas. La disminución de la pobreza en todo el mundo en las últimas décadas no tiene precedentes en la Historia de la Humanidad pero queda mucho por hacer.
Estando de acuerdo con gran parte de lo que publica, Sr. Arturo, hay una serie de ideas en las que me gustaría que ahondara mas…. Sobre todo puesto que habla desde una posición liberal.
Transferencia de rentas. Las trasferencias de rentas no se hacen voluntariamente. Se hacen sólo única y exclusivamente de manera coactiva. Estamos pidiendo, pues, que exista un Estado o supraestado redistribuidor que coactivamente expolie a las rentas altas para redistribuirlas hacia las rentas bajas ya sea dentro de los países ricos, como hacia los países pobres… “buenos”.
¿No es eso un poco contradictorio con una ideología liberal?
Y eso es así porque lo cierto y verdad es que pensar en que el Estado o supraestado se vaya a comportar de manera “justa” es mucho suponer cuando dicho estado estará sometido a lo que actualmente tenemos. A un interés por crecer en cuanto a su intervención en la economía y haciendo además del reparto de la riqueza enseña de su labor de gobierno en todos sus niveles. Ni que decir tiene que un estado como ese es el que llevó a mi alter ego a decir aquello que el Estado es esa gran ficción por la que todo el mundo pretende vivir a costa de los demás.
La solución pues no estaría en establecer mecanismos de transferencias de rentas sino en ahondar en la libertad de mercado y que dichas transferencias de rentas se hicieran por la vía del comercio. Los desequilibrios que dicho cambio produzcan serán siempre consecuencia no del libre comercio sino de la situación actual por la que establecemos barreras de todo tipo al mismo, ya sea de capitales y bienes y servicios como de personas.
Entonces pues, y queriendo interpretar su solución entramos dentro del marco del posibilismo por el cual para lograr armonizar dicho cambio, dicha ruptura, dicho proceso, hay que establecer un sistema compensatorio hasta lograr establecer el reequilibrio dentro de la fuerza,… digo del mercado.
No. No es una gracieta…. Es que para ello habría que contar con una orden Jedi inmaculada que lo guiara….
No creo que tengamos en este momento nada parecido en el planeta ni tan siquiera contando con los de la Fundación Mount Pelerin, los de la Cumbre de Davos, el G8 o vaya Ud. a saber qué hay del lado socialista…. Y de éste mejor no saber nada.
Un placer leerte. Por una casualidad llegué a este magnífico y minoritario blog de mano de uno de tus artículos de esta serie, pero con la iglesia, perdón con las ideologías, has topado. Mucha gente vive de vender lo contrario de lo que tú propones. ¿Dónde se meten ahora los que antes se metían curas?