Toda competición electoral no es mas que un mercado de votos. Para conseguir votos como para conseguir dinero un partido político/empresa debe de buscar un público objetivo y venderles algo que necesiten (como muy bien explica daoiz ).
¿Cómo vender el liberalismo?
Primero analicemos el mercado (electoral). En España hay una gran fidelidad al voto. Si analizamos las diferentes elecciones de los últimos treinta y pico años veremos que el resultado electoral lo define el 15 % de los votantes. Lo que teniendo en cuenta que la abstención siempre supera el 20 % quiere decir que el 12 % de los (posibles) votantes decide el resultado electoral.
Además la normativa electoral hace que sea mucho mejor sacar un 1,33 % del total nacional de votos pero concentrado en tres provincias (vease el PNV) que sacar el 6,92 % del total nacional pero repartido por las 50 provincias y 2 ciudades autónomas (vease IU).
O en otro ejemplo, en las últimas elecciones generales: AMAIUR, 333.628 votos y 7 escaños, UpyD, 1.140.242 votos ¡800.000 votos más!… y ¡¡5 escaños!! (dos menos)… casi un millón de votos a la basura.
¿Cuál es la ideología/producto que venden los partidos políticos (y que la gente ha comprado una y otra vez durante más de 30 años)?
PSOE: vende igualdad, libertad y progreso (tratando de no hacer muy visible su pasado marxista)
PP: vende igualdad, libertad y progreso (tratando de no hacer muy visible su pasado conservador)
IU: vende igualdad, libertad y progreso (tratando de no hacer muy visible su pasado comunista)
Partidos nacionalistas: venden igualdad, libertad y progreso (tratando de hacer muy visible sus intenciones independentistas)
UpyD y Cs : venden igualdad, libertad y progreso (tratando de hacer muy visible su españolidad).
¿Y los electores?
De los posibles 35 millones de votos en España en unas generales hay entre 8 y 10 millones que se abstienen (y entre los cuales puede haber muchos liberales que no saben a quien votar).
Luego hay unos 15 millones de votantes cuyos ingresos dependen mayoritariamente del Estado (pensionistas, funcionarios, parados, dependencia, salario social… y familiares directos) y que en buena lógica son defensores a ultranza del Estado del bienestar.
Hay además otros 3 millones de trabajadores de grandes y medianas empresas protegidos por sus convenios y sindicatos y otros 5 millones de personas ( algunas que ya están incluidas en el grupo de trabajadores de grandes y medianas empresas) que están próximos a jubilarse (mayores de 55 años) y que también, en buena lógica, son defensores del Estado del bienestar.
Si sumamos veremos que más de 20 millones, de 35 millones de votos posibles (casi un 60 %), son, por su propio interés directo, defensores a ultranza del Estado del bienestar. Yo creo que mayoritariamente son votantes de “partidos de izquierdas” (PSOE, IU y UPyD) así se explica que incluso después del desastre del PSOE y Zapatero la izquierda siga teniendo más de 10 millones de votos.
Los 15 millones de votantes que no dependen directamente del Estado están formados por trabajadores de pequeñas y medianas empresas y autónomos, también jóvenes parados que nunca han trabajado y mujeres de mediana edad que dependen económicamente de sus maridos. Pero el que no dependan directamente del Estado no quiere decir que no sean estatistas, al fin y al cabo su sanidad, su educación y otros servicios también dependen del Estado. Entre estos votantes puede que tenga mayoría “la derecha”, el PP.
Los partidos nacionalistas tendrían un electorado más transversal, aunque es claro que Esquerra, Amaiur y BNG se reparten el electorado “de izquierdas” y CiU y PNV se reparten el electorado “de derechas”.
Al votante español le cuesta cambiar de partido (prefiere abstenerse) y es votante por herencia (siempre me ha sorprendido que haya familias de derechas y familias de izquierdas desde los tiempos de la II República, con algunas excepciones). Si el padre luchó en la guerra con los republicanos los hijos y los nietos muy probablemente votarán a un partido de izquierdas y viceversa. De ahí que en las campañas electorales siempre sale el tema de la Guerra Civil, la República y por supuesto Franco.
Y con este panorama ¿Cómo posicionamos un partido liberal? ¿Cómo lo hacemos visible (teniendo en cuenta que los únicos medios liberales en España son Libertad Digital y EsRadio , es decir FJL y FJL)?
Estas son mis ideas:
1.- Nunca, pero nunca, enfrentarse directamente al Estado del bienestar. Lo que hay es que resaltar que el modelo pasa por problemas evidentes y que es necesaria una transición a otro modelo pero sin dejar a nadie en el camino.
2.- Dado que el principal problema para la gente es el paro lo que hay que hacer es centrarse en dar soluciones a ese problema.
3.- A la gente le gustan los eslóganes… pero no se puede quedar sólo en el eslogan. Está muy bien decir que queremos menos Estado o un Estado más pequeño, pero eso no puede ser la respuesta a todo.
4.- Soy de los que piensan que el liberalismo es fundamentalmente contrario al nacionalismo.
En España el Estado de las autonomías, lo mismo que un posible Estado federal, no son más que soluciones para salir del paso.
Los partidos nacionalistas son fundamentalmente independentistas, para ellos la autonomía, el federalismo e incluso un estatus de “estado asociado” no son mas que pasos hacia la independencia. Incluso para gran parte del electorado de IU la idea de España es odiosa. Mientras tanto para el PP y el PSOE el Estado autonómico no deja de ser una cesión a los nacionalistas, a ver si se conforman. Y muchos votantes del PSOE (ver caso de UPyD) y del PP (ver caso de Cs y veremos VOX) no tragan con el Estado de las autonomías.
Por tanto en España cualquier modelo autonómico, federal o como lo llamemos no es más que un estado inestable que, o acaba en una recentralización (yo lo llamaría reunificación), o en una balcanización… y llevamos así desde la I República, ¡¡150 años!!
Retornando al principio yo soy contrario a la balcanización y a la disgregación, pero también soy contrario a un Estado centralista. ¿La solución? Ofrecerle a la gente un Estado 2.0 o 3.0 o un “Estado del siglo XXI”. ¿Las ideas fuerza?:
a) Simplificar todas las relaciones con el Estado. Menos burocracia, más agilidad en los trámites y eliminación del marasmo de leyes autonómicas (y de las propias autonomías).
b) Descentralización del Estado basada en la transferencia de la educación y la sanidad a los propios profesionales (los funcionarios sean personal sanitario o profesores) mediante la autogestión y a la gente mediante cheques sanitarios y escolares.
c) Cambio en la organización municipal: unificación de municipios, creación de “ciudades francas”, traspaso de competencias del Estado, las autonomías o las diputaciones a los municipios.
d) Español (español, no castellano) como lengua franca obligatoria en todo el Estado.
5.- No hay tema que produzca más broncas entre liberales que el aborto. Pasar de puntillas sobre el tema.
6.- Es imposible vender un producto (conseguir votos) si no se tiene visibilidad en el mercado, es decir si no tenemos un medio de comunicación amigable.
El único medio de comunicación liberal en España, como dije antes, es LD y Es Radio. Por tanto debería ser objetivo prioritario del partido establecer una alianza estratégica con FJL. Es verdad que FJL está apoyando al partido de Rosa Díez pero yo creo que es por dos razones: UpyD es el único partido con verdaderas posibilidades electorales que ha plantado cara a los nacionalistas y para FJL más que el liberalismo en sí, y por razones personales de sobra sabidas, lo que tiene es una guerra declarada (y con razón) a los nacionalistas.
Seamos serios, sin FJL el futuro de un partido liberal en España es próximo a 0.
Lo cual no quiere decir que en un futuro habría que intentar infiltrarse en otros medios de comunicación, en tertulias o en columnas de opinión.
7.- No se puede vender un producto sin invertir dinero. Como no partimos de una gran base de militantes, ni tenemos medios de ordeñar al Estado ni ninguna multinacional ni megarico nos financia bajo manga tenemos que ser creativos.
Por fortuna existe internet. Pero yo no creo que se pueda vender nuestro producto mediante tuits, necesitamos un think tank en la red (tipo DesdeelExilio vamos) para dar a la gente argumentario para defender las ideas liberales. Y crear un think tank en red con argumentario liberal es casi gratis si se cuenta con colaboradores que escriban. Luego se puede publicitar en las redes sociales, pero intentar argumentar en 140 caracteres es ilusorio.
8.- ¿Presentarse a las elecciones? Bueno, participar en la contienda electoral siempre nos puede dar visibilidad, poca pero algo. Pero involucrarse en una campaña electoral cuando no se tiene una base electoral mínima solo puede conducir a obtener 2.076 votos a nivel nacional, más o menos los que el POSI y muchos menos que FE de las JONS, ESPAÑA 2000 o ANTICAPITALISTAS, por poner ejemplos.
Dicho de otra manera presentarse a unas elecciones sin base electoral es hacer el ridículo.
Resumiendo si queremos vender nuestro producto (obtener votos) tenemos que tener una base electoral (un millón de votos, suenan muchos pero es apenas el 3 % de todos los votos en juego).
Para conseguir esa base electoral de un millón de votos hay que hacer una alianza estratégica con FJL, hay que crear un think tank en la red del tipo de DesdeelExilio o mejor :-), hay que tener un argumentario sencillo pero contundente (y un argumentario ni es un eslogan ni es “La Acción Humana”), hay que conseguir que algún famoso nos apoye, hay que crear una interacción con nuestros posibles votantes mediante votaciones informales para ver cuales son los asuntos y las soluciones que más les interesan (y todo lo anterior es casi gratis si se monta bien).
Es verdad que va a ser imposible penetrar en determinados nichos de mercado: los votantes con marcada ideología socialista, conservadora o nacionalista nos están vedados, pero queda una masa (perdón por la palabra) de posibles votantes no ideologizados, con menos de 35 años y una cultura media ( unos 4 millones de personas) donde nuestro producto (ideas) pueden tener cabida. Luego hay que saber vender el producto y tener paciencia
¡Muy didactico! Aplastantes hechos. Manten este nivel es un post genial. Tengo que leer màs articulos como este.
Saludos
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Como bien ya se ha señalado, un aspecto fundamental es la propaganda. Pero confiar en un medio de comunicación es un error.
Un medio que sea reconocido abiertamente como liberal será inmediatamente rechazado por la «masa» social, gracias principalmente a los ataques de los medios generalistas más vinculados a la izquierda. Basta con que un par de tertulianos un poco cafres haga una salida de tono para que aparezca alguien con mucho tirón como Wyoming (o como se escriba) para emitir un corte de esa tertulia que les sirva para descalificar dicho medio.
No se si Intereconomía es un ejemplo de medio liberal o más bien es un medio «pepero», pero sin haber mirado prácticamente ningún programa entero, todo el mundo la tiene por una TV ultra-sectaria y «rancia», y jamás será un medio de referencia. Algo similar ocurrirá con las cadenas de radio de FJL.
La única esperanza está en que hayan divulgadores de corte liberal que vayan consiguiendo hacerse hueco en tertulias y debates de cadenas generalistas, que se desenvuelvan bien en «ambiente hostil». Ya he podido ver a personas como Daniel Lacalle o Carlos Rodríguez Braun en Antena3, La Sexta o Tele5, y emisoras de radio tipo Ondacero.
Su presencia todavía es testimonial. Es difícil que en medios como La Sexta o Cadena Ser, claramente vinculados a la izquierda, se les de suficiente bola a este tipo de personas, y en Antena3 con una línea editorial más próxima a la derecha, hay bastantes menos debates y programas en los que puedan participar liberales.
El artículo me ha encantado por el punto de partida: «vender» a la gente (inteligente 😉 ) un partido liberal. Porque es eso lo que se necesita: vender ideas, ¡ilusionar a un grupo suficiente de gente con vender/comprar esas ideas! Por su propia naturaleza, un partido liberal siglo XXI no puede casar con nadie, incluso ni con las ideas de cada uno de sus votantes, si es que se toman en serio lo del individualismo. A veces lo he pensado, incluso de los partidos «realmente existentes», aunque la gente tiende a justificarse una vez emitido el voto; la «mejor»justificación que he oído es la de que «Todos meten la mano en nuestra cartera, pero X la mete menos» ¡qué felicidad! Oigo demasiadas veces lo de la pinza en la nariz, aunque no haya otro remedio que practicarlo porque… no hay nada para variar la dieta de patatas cocidas que padecemos, ni siquiera una salsita porque todas repiten.
Cada día hay más conciencia de que votar al mapa político que nos ha traído hasta aquí (PPSOE y nacionalistas) no tiene sentido alguno (y no votar o votar en blanco es VOTAR a los de siempre).
Más allá del acuerdo o no con las opiniones de nuestros compañeros liberales (en este caso de las de Mill), lo importante es que no decaigan las reflexiones en este nuestro think tank liberal. No se trata ahora de lo «de acuerdo que estemos entre nosotros», sino de lo «de acuerdo que estemos ante los otros»: los socialistas de todos los partidos, que han conformado la actual casta política que nos ha traído hasta aquí.
Todos ellos, no solamente son la representación y materialización de la dictadura de partido, de la representación y materialización de la corrupción de los partidos, ellos simplemente son el mayor obstáculo para la democracia. Son las oligarquías en el sentido puro del término: quieren tu voto para hacer lo que quieran contigo. Y para eso nos han educado y por eso quieren seguir controlando la educación pública…. y la sanidad… y las pensiones…y todo aquello que genere nuestra dependencia de ellos.
Si estoy de acuerdo con Mill en que tenemos nichos de mercado de voto suficiente para alcanzar representación política. Cierto, nosotros desde estos foros y blogs sólo somos un Think Tank liberal, pero los que pertenecen a incipientes partidos liberales (o conservadores) son los que tienen que avanzar en el mapa político actual ante los llamados partidos de «centro» (todos ellos socialdemócratas o nacionalistas periféricos).
Fernando Nogales
Me gustaría avanzar en este debate con una reflexión que quizás pueda parecer muy amplia, abstracta e irrealizable pero que, en mi opinión, hace imposible avanzar el debate de ideas. Y no es otra que la propia reflexión del sistema de partidos que existe en España (y gran parte de Europa) que hace imposible que una persona crítica pueda sinceramente votar a ningún partido.
La constitución Española consagra explícitamente a los partidos la representación de los ciudadanos en el artículo 6 y explícitamente en el 68 y siguientes estableciendo un sistema de listas para obtener representaciones proporcionales (salvo en el caso de los ayuntamientos).
Esto ha generado una partitocracia que, en el seno de cada partido, es un reflejo claro de los partidos únicos socialistas y fascistas; una única política, una única ideología, una única acción. Pero es claro que cada ciudadano es distinto y no puede identificarse racionalmente con ningún partido al 100%, así que que la alineación se produce con métodos más primigenios, basados en la tribu y la herencia. Esto destruye cualquier aspecto intelectual en los discursos políticos.
Y aquí es donde yo creo que entra el mismo problema en cualquier partido liberal que se pueda formar en españa, y es que el liberalismo como toda ideología es discutible y opinable, hay partes más importantes y menos importantes para cada liberal, así que en teoría debería haber tantos partidos liberales como liberales (no es más que una particularización del problema general).
Y sin embargo el planteamiento partitocrático es brutalmente ineficiente, aunque yo sea un pro-vida esa decisión debería ser irrelevante en la elección de un alcalde (igual que lo es en la elección de mi tienda de comestibles) y lo que yo opine sobre en qué hay que gastarse el dinero de mi ayuntamiento no debe interferir en mi elección de representante en el legislativo.
Por otro lado nadie actualmente tiene ningún aprecio por los partidos políticos, como mucho la única defensa que se oye es que si fueran democráticos internamente se terminaría el problema, ante la cual se puede decir que si existe un buen sistema de democracia interna de los partidos… ¿Por qué no saltarse los partidos y aplicarlas directamente en los poderes públicos?
Por lo tanto creo que una de las banderas fundamentales de un partido liberal en España debe ser la superación del sistema de partidos actuales e ir a un sistema de representación directa, mediante elecciones unipersonales… que es al final el origen de la política, la creación de partidos fue posterior y, por lo tanto, también surgiría naturalmente como medio colaborativo de mejorar el funcionamiento de las cámaras, pero nunca de medio jerárquico para imponer personas o políticas. Hay que tener en cuenta además que esta bandera es transversal y puede encontrar apoyo en todos los caladeros.
Y en este caso se hace irrelevante la necesidad de un partido liberal (o de un partido conservador, socialdemócrata, marxista, troskista o democristiano) sencillamente ante una elección voy a ver personas que son hasta cierto punto liberales, hasta otro punto conservador, etc. etc. y, en función de la elección y de otras caraterísticas no idelógicas, podré hacer una selección mejor de mis representantes.
Y sobre todo, lo más importante, una vez tengamos un sistema así podremos trabajar para avanzar en las ideas liberales, pudiendo apoyar a los liberales de todo partido y las ideas liberales que surgan como solución a los problemas de cada momento.
Si no obtenemos algo así (mediante unos medios que hay que poner para obtener este fin, esta claro) será imposible que una ideología con un marketing tan dificil en los momentos actuales pueda avanzar ni lo más mínimo para ser una doctrina mayoritaria.
Es muy dificil desmontar unos mitos y formas de pensar, después de décadas de propaganda y adoctrinamiento en el colectivismo más absoluto, ya sea conservador o socialista. Dicho esto, también hay un porcentaje significativo de la población (creo que varios millones), totalmente irrecuperable, debido a su alta idiotización. Gente que no piensa, que no razona, a la que le da igual todo. Gente embrutecida y atontada a más no poder. Dicho todo esto, solamente el nacimiento de un partido realmente liberal, que aglutine varias tendencias, ya es de por sí una buena noticia. Claro que tiene que abrirse y espandirse, creo que lo está haciendo, pero no tiene porqué llenarse de gente que solo comparte una o dos de sus posiciones. Juan Pina y los demás que integran el P-Lib, creo que son abiertos a toda crítica constructiva que se les haga, lo que no van a hacer es convertir el P-Lib, desde mi humilde opinión, en una especie de partido Liberal-conservador, o un totum-revolutum donde entren personas que ni son liberales ni comparten su programa. Sobre el Sr. Losantos sólo decir que últimamente ha perdido bastante el norte y sus simpatías por Rosa Díez me dan mucho que pensar sobre su verdadera ideología, que casa poco con el liberalismo. En el fondo siempre LD acaba solicitando de manera indirecta, o bien directa, el voto para el PP o UPyD. Eso sin contar purgas internas, y alianzas con los conservadores de Intereconomía. En definitiva, yo creo que hay que apoyar al P-Lib para que siga creciendo cada vez más, aceptando todas las críticas constructivas que se les pueda hacer, pero sin desvirtuar su programa para descafeinarlo y hacerlo digerible a personas que no son liberales, sino conservadoras.
Era necesario un análisis como éste, y como el de ayer de Daoiz. Comento algunas cosas que me han parecido interesantes en la primera lectura -primera, porque tiene unas cuantas.
1.- Nunca, pero nunca, enfrentarse directamente al Estado del bienestar. Lo que hay es que resaltar que el modelo pasa por problemas evidentes y que es necesaria una transición a otro modelo pero sin dejar a nadie en el camino.
Sólo con este punto se podría ir sacando buena parte del resto del análisis. Y no tanto por lo que se dice sino por cómo se dice. Como ya se ha apuntado en varios lugares, las buenas ideas no se venden solas. E incluso habría que plantearse la posibilidad de que no fueran tan buenas como creemos. Pero lo importante, en política, es la forma. Para que una idea cale, lo primero que tiene que hacer es no generar rechazo. Y si no se domina el lenguaje (político) es muy difícil conseguirlo.
3.- A la gente le gustan los eslóganes… pero no se puede quedar sólo en el eslogan. Está muy bien decir que queremos menos Estado o un Estado más pequeño, pero eso no puede ser la respuesta a todo.
Siguiendo con el punto 1, los eslóganes son parte de ese lenguaje. A mí particularmente no me gustan, pero está claro que cumplen una función. Ahora mismo creo que el eslogan principal es «Libertad es prosperidad», algo que a mí al menos me parece desacertado, me suena más a mantra que a resumen de principios. Igual es exagerar, pero me recuerda por una parte a los orwellianos «La guerra es la paz» o «Libertad es esclavitud», y a los atributos de Dios «Dios es bueno» o «Dios es amor». Cualquiera que analice los contenidos sabrá que no tiene nada que ver, pero el análisis es posterior a la sensación.
4.- Soy de los que piensan que el liberalismo es fundamentalmente contrario al nacionalismo.
Otro punto clave, pero me temo que va a suscitar las opiniones más dispares. Creo que por ahí, por el nacionalismo, vienen buena parte de las amenazas a las libertades individuales. Amenazas y ataques directos. Los que vivimos en comunidades gobernadas por partidos nacionalistas creo que lo sabemos bien. Pues bien, si realmente estamos de acuerdo en que es un ataque directo a las libertades, y -en mi opinión- es el más importante de todos los ataques, la estrategia debería reflejar una oposición fuerte y organizada a esos ataques. Hasta ahora se ha respondido con el cheque escolar, como si fuera algo mágico y factible, cuando lo único que podría dar más libertad en ese sentido sería dar autonomía real a los centros. Y ni siquiera estoy seguro de que fuera una solución. Basta con que el Gobierno de turno establezca un nivel mínimo de conocimiento del idioma cooficial en un nivel determinado para que todos los centros, aunque sean autónomos, se vean obligados a seguir ofreciendo lo mismo.
Por otra parte, me temo que la propuesta d) va a ser más polémica incluso que la cuestión del aborto, aunque me gustaría equivocarme.
6.- Es imposible vender un producto (conseguir votos) si no se tiene visibilidad en el mercado, es decir si no tenemos un medio de comunicación amigable.
Por lo que he podido leer, parece que todo se explica aludiendo a un bloqueo de la prensa, porque el P-Lib debe de ser un enemigo mortal ahora mismo. No estaría mal abrirse a otras explicaciones, como por ejemplo que muchas de las caras que podrían apoyar abiertamente al P-Lib no lo hacen porque no le ven futuro -ni presente- y porque si el P-Lib ofrece una imagen poco seria, esa imagen podría también contagiarles a ellos. Y efectivamente, coincido con la visión sobre FJL. Es decir, no creo que se trate de un bloqueo sino que, sencillamente, el P-Lib no es noticia. No es que se silencie, sino que no llega.
8.- ¿Presentarse a las elecciones? (…) Dicho de otra manera presentarse a unas elecciones sin base electoral es hacer el ridículo.
Y por último, uno de los puntos con los que más coincido. He oído en más de una ocasión que es muy importante que el P-Lib se presente a las Europeas, y jamás he entendido por qué se considera importante, teniendo en cuenta el número de personas que conoce al P-Lib, y el hecho de que no dejan de ser unas Europeas.
Y otro punto que se ha ido mencionando también en otros sitios: priorizar. Escoger tres o cuatro ideas clave, tres o cuatro cuestiones consideradas vitales, y centrarse en ellas. Lo que no quiere decir reducir el programa a esas tres o cuatro ideas. Pero es más fácil conseguir una estrategia de acciones que vaya más allá de lanzar comunicados si se parte de tres o cuatro cosas concretas que se quieren cambiar.
En cualquier caso, hay muchos más puntos con los que estoy de acuerdo, pero lo más interesante es que comiencen a aparecer críticas a la crítica para ver si «tiene arreglo» o no. Así que paso a modo lector.
Agradezco mucho a Mill su artículo y sus reflexiones. Comparto una gran parte de ellas y creo que nos ayudarán a reflexionar y a mejorar. El CDS hacía un análisis distinto: España era socialdemócrata y el caladero de votos estaba en los socialdemócratas moderados a los que no satisfacía el PSOE. Había que dejar en segundo plano las posiciones liberales (que en todo caso eran muy moderadas, la verdad) para incidir en los cuatro temas que se percibía como importantes en el momento y así conquistar más apoyo social y electoral, sin hacer mucho ruido en nada más. Compartiendo gran parte del análisis, lo que me chirría un poco es ese reconocimiento de que en España, por algún motivo, liberal tiene que ser lo que diga FJL, o que los contenidos de esa palabra tienen que ser los que un sector del PP, hoy desilusionado, ha venido redactando durante el último cuarto de siglo. Sí, lo fácil habría sido combinar desde 2009 liberalismo económico moderado con ausencia de discurso en cualquier cosa que pudiera molestar a los sectores con otras posiciones en materia moral o de libertades públicas y derechos civiles. El crecimiento habría sido muy superior, sin lugar a dudas, pero la organización no habría representado ni a quienes la constituimos ni a quienes la fundaron en el primer congreso, ni a quienes se han venido incorporando desde entonces. No tenemos un caladero concreto, o tenemos muchos. Hay mucha gente que había pasado por el PP, o por UPyD, alguno por el PSOE, alguno (como yo mismo) por el CDS. A nadie se le exige un alto porcentaje de coincidencia, cosa que por supuesto ni siquiera se mira, aunque se pone a disposición de la gente un test por si les resulta útil para ver si somos su partido. En la cultura política española tenemos tendencia a pensar en clave mayoritaria, en apelar a grandes cantidades de potenciales miembros pagando para ello un precio que casi todo el mundo entiende como algo necesario, que va de suyo, que es la moderación extrema de la oferta política para evitar incomodar a nadie. Es una estrategia de marketing extensivo, orientada a llegar al máximo de gente. La estrategia intensiva responde, en cambio, a la consolidación de un nicho de mercado propio y exclusivo, desde el cual ir creciendo, ir ampliando y, sí, apelar en los momentos electorales a una base de seguidores más amplia, sin esconder nada pero poniendo el acento sólo en las cuestiones que estratégicamente interesen.
De los ocho puntos de tu artículo:
1. Hasta cierto punto. Una seña de identidad asentada nuestra es decir las verdades del barquero, decir que el Estado del bienestar en España y en todo el mundo desarrollado es un error, es insostenible y va a acabarse, y que mejor que de forma traumática, debería terminar mediante una transición. Y, sí, enlazo con lo que tú dices: que nadie ha de quedar excluido, que garantizamos la universalidad, y explicar que ésta está mejor atendida vía cheques, con flexibilidad y libertad de elección etc.
2. Sí, muy de acuerdo. Sin dejar por ello de hablar de otras cosas, pero sí.
3. De acuerdo, hemos de profundizar más, y sobre todo poner el acento mucho más en la solución que en la denuncia.
4. Estando de acuerdo con gran parte del análisis, no lo estoy con las soluciones (puntos a-e), y desde luego no con la obligatoriedad de ninguna lengua. Las barbaridades de los nacionalismos periféricos en este campo no deben tener una respuesta idéntica. El problema de las autonomías se resuelve quitándoles el 90% de su competencia, pero jamás para transferirlas al Estado central sino para devolverlas a la sociedad civil. Básicamente educación y sanidad. La gran mayoría de las competencias por las que pelean gobierno central y autonomías no deberían estar en manos de ninguno de los dos, y este conflicto es un buen escenario para proponer la tercera opción, la de la desestatalización. Somos federalistas desde los mismos objetivos de nuestros estatutos, desde hace cinco años. Hablamos de una federalismo simétrico y auténtico, con competencias similares a las de Flandes o Aland. Es posible que no resuelva los problemas de los que de todas formas quieren irse, pero sí puede ser un marco definitivo para los que quieren quedarse y remar en la misma dirección.
5. De acuerdo.
6. Ni LD es Alá ni FJL es su profeta. Sí, el vacío mediático es muy duro. No, no hay que aceptar lo que sea con tal de vencerlo. Hay que mejorar muchísimo en este campo, y ser más intensos, y gestionar mejor las relaciones con periodistas, y contar con buenas agencias, y formar mejor a nuestros portavoces, y muchas cosas más. Pero también actuar en un marco más amplio que el que comentas. Y llegado el caso, y en la medida en que resulte posible económicamente, contar con medios propios. Los más masivos no están al alcance económico, pero revistas, programas, emisoras online, etc., sí lo están. Es un esfuerzo ingente incluso así. Y, desde luego, colaborar con los periodistas individuales que, en diversos medios, dan voz al proyecto.
7. Completamente de acuerdo.
8. Hay partidos liberales que han pasado una larga travesía del desierto durante décadas hasta empezar a alcanzar representación. Estamos en una fase muy preliminar de un proyecto de muchos años, y por ahora ya es un objetivo importante generar recuerdo de marca y ser una identidad electoral habitual entre los pequeños. Desde ahí, dar el salto a una incipiento representación, después generalizarla en grupos mixtos, luego pasar a grupos propios y por último alcanzar a ser determinantes de las coaliciones. Todo esto habría podido hacerse a lo largo de estos treinta años si los liberales de la Transición no hubieran tirado la toalla para entregarse al PP. Ahora, como no tenemos legado, tenemos un camino duro y largo. Pero esas etapas podrán quemarse con mayor agilidad si mejora sustancialmente el factor financiero y/o algún apoyo mediático relevante.
Una vez más, querido Mill, muchas gracias por tu aportación, que sin duda incorporaremos a nuestro debate. Mis mejores saludos.
Mill otra vez muy buen articulo.
Comento tus puntos.
1. En este caso podríamos mencionar reiteradamente el cambio en el modelo sueco. Por ahí circula y está publicado por FAES el libro de Mauricio José Rojas, “Reinventar el Estado del bienestar – La experiencia de Suecia” que habla cómo era la situación en Suecia a principios de los noventa y cómo ha evolucionado a una sociedad de cheques escolares, cheques sanitarios y gobiernos más o menos liberales en vez de la asfixiante socialdemocracia que padecían.
2. Por supuesto, y la mejor forma de mejorar el asunto del paro y de la economía es explicar que el empleo, el de verdad, el que crea riqueza lo generan los empresarios y las empresas que tienen éxito en su labor. Nunca el Estado, nunca el trabajo funcionario. Recalco lo del trabajo funcionario, porque algo que joroba mucho a todo el personal es ver la ingente cantidad de personas que tienen el privilegio de la seguridad en el empleo, lo que también provoca mucha envidia, concepto que deberíamos evaluar para su uso por nuestra parte, y explicarles que sólo cuando en cada intercambio se genera beneficio entonces es cuando se genera riqueza. A partir de ahí explicar que los impuestos no genera riqueza si lo gasta el estado atendiendo a los intereses de los políticos…. algo que ahora cala seguro.
3. Lo difícil para un liberal es encontrar resumir parte del ideario en un slogan…. pero hay que intentarlo. Si.
4. respecto a esto… creo que ya hemos hablado que la estructura del Estado, al que yo ya no niego, ha de ser reducida y la administración de lo cotidiano debe ser cosa de los ayuntamientos…. Lo demás, sobra.
5. Aquí… no. Como ya he dicho, como mucho decir que la decisión sobre ello que la tome el pueblo, libertad de voto, y hacer con motivo de ello una defensa del referéndum para tomar este tipo de decisiones. Eso sí que nos colocaría como adalides de la democracia directa.
6. Ya me joroba a mí el caso. Pero sí, difícil si FJL no está en el ajo.
7. Yo creo que ya existe ese think tank y se llama IJM. Podríamos pedirles que ampliaran horizontes, que den cabida al debate de todas las opciones, incluso pedirles que en los hilos de debate que se proponen los autores participen más y sean más ágiles en cuanto a su funcionamiento en la Web, pero actividad en la web y en la tierra… tienen mucha. Y existen otros que podríamos intentar descubrir, destilar de ellos lo que a cada uno mejor nos parezca y tratar, como ya he dicho antes aunar fuerzas para lograr la existencia de un verdadero partido liberal que sea representativo de la mayoría de los liberales y que sea capaz de tener en su seno a la mayor parte de las corrientes que existen fruto de haber comprendido que esa unión nos hace más capaces de lograr el objetivo básico, aumentar las cotas de libertad que será siempre a costa de ganar autonomía personal, y responsabilidad personal.
Eso sí, DEE no es en sí un think tank… pero se está convirtiendo en fundamental en el mundillo liberal.
8. Es el resultado de aunar esfuerzo y voluntades, y para eso no valen actitudes como la de Pina en el dichoso vídeo ni la de JR del Saliente en plan troll.
Y por ultimo… señores…. nosotros sí que vendemos libertad, sí que vendemos progreso, sí que vendemos igualdad. Lo que me fastidia es la poca capacidad para juntarnos y la poca confianza en nuestras ideas para ser capaces de mejorar nuestras comunicación.
Este comentario sirve tanto para la entrada de Daoiz como para esta. Lo escribo en esta por ser la más actual.
Mi abuelo murió a los 89 años hace dos años. Fue minero toda su vida. La verdad es que nunca se quedó desempleado y se jubiló antes de que yo naciera a los 60 años con una pensión de 2.000€/mes. Se podría decir que era lo que hoy llamamos un trabajador protegido, un semifuncionario (empresa del INI) que se jubila antes de los 65. Votó siempre al PSOE y contra los del PP no lanzaba más que insultos. A pesar de ser de izquierdas se le escuchaban cosas como «¡qué suerte han tenido los maricones con Zapatero que les deja casarse!» o «Estos negros tenían que echarlos a todos que son unos delincuentes». Puedo asegurar que si un desconocido hubiera pasado un día con él, se hubiera quedado con que era de derechas.
Mi padre ronda los 50 y pocos años. Quinto de ocho hermanos, en seguida se tuvo que buscar la vida (lo que antes era la norma y hoy es la excepción). Es empresario desde que tiene 17 años. Nunca ha tenido jefe. Cuando uno de sus negocios iba mal siempre se le ocurría una nueva idea y salía siempre a flote. ni sé cuantos negocios lleva ya. Es muy escéptico y pragmático. Siempre le ha tenido asco a los nacionalistas vascos y catalanes, a los agoreros del cambio climático, a las renovables, a la intervención en la economía, a las subvenciones… Y sin embargo, a excepción de 1996 que se abstuvo, desde 1979 votando al PSOE. En 2011, ya harto, votó a UPyD, lo que en una circunscripción de 4 escaños como es Salamanca sirve de poco.
Yo tengo 25 años. Hasta hace 4 años vivía de él a la sopa boba estudiando en la universidad y aprobando más bien pocas. En esa fecha, tirón de orejas de mi padre «o apruebas o a trabajar» y decidí hacer las dos: trabajar para sufragar los gastos derivados de vivir fuera de mi casa y la matrícula y empecé a estudiar como Dios manda y (¡qué cosas!) a aprobar. Siempre he tenido una enorme curiosidad por todo lo que me rodea y leo muchísimo sobre todo de economía e historia, pero también de física, filosofía, literarura, matemáticas… No me importa decir que con 15 años era comunista, pero a través de mis múltiples lecturas fui cambiando poco a poco de parecer hasta convertirme prácticamente en minarquista o cuasi-ancap. Aun así, voté al PSOE hasta las elecciones de 2011, en las cuales me abstuve.
¿Que he querido decir con este rollazo sobre 3 generaciones de mi familia? Que MILL tiene razón. Que Burrhus tiene razón. Los españoles somos unos sectarios. Hay dos bandos, izquierda y derecha, y en el bando en el que entra uno antes de los 18 no sale hasta la muerte. Y a defender ese bando contra viento y marea. Aunque lo hagan fatal los de tu bando y excelente los del contrario. ¡Incluso aunque tu manera de pensar coincida más con la del contrario que con la del tuyo!
Por tanto, y como estrategia para el P-LIB, creo que hay que elegir uno de los dos bandos para lograr esa base mínima de la que MILL habla. ¿Por qué hay que escoger uno, por lo menos al principio? Porque la gente no cambia de bando y porque si eres liberal en matrimonio homosexual, drogas, eutanasia y aborto serás enemigo de la derecha. Si eres liberal en economía serás enemigo de la izquierda. Resumen de lo que ocurre cuando te odia la izquierda y te odia la derecha: 2.000 votos. UPyD y C’s han hecho lo contrario, no posicionarse en nada más allá de defender la constitución y la unidad de España ante los nacionalistas y ETA, y resulta que han pescado votos de la izquierda y de la derecha.
¿Qué bando escoger entonces? Cuestión de prioridades y metas, como decía Daoiz. Y la prioridad número uno es la economía. Por lo tanto hay que ir por esas personas que dicen MILL y Daoiz. Las de FJL y Aguirre. Además la izquierda es un caso perdido. En cuanto oyen cualquier atisbo de liberalismo económico no razonan. Están absolutamente en contra de todo. Mi caso de pasar de comunismo a liberalismo es minoritario. Apenas he conocido un par de personas (compañeros de la facultad) que les haya pasado lo mismo. A mi padre, teniendo todas las papeletas para cambiarse de bando, le ha costado 30 años. Personas de más de 60 como era mi abuelo imposible. Por lo tanto intentar atraer a gente de izquierdas con legalización de drogas, eutanasia, aborto… no servirá de nada. Bueno sí, servirá para echar a la gente con más posibilidades de votar al P-LIB: esa gente de FJL y Aguirre.
Eso significa que lo el tema principal del discurso debe ser la economía.
En cuanto a las libertades civiles que puedan enfadar a la derecha se debe intentar pasar de puntillas sobre ellas:
-Eutanasia, legalización de drogas, libertad de armas… todo eso puede esperar y no es prioritario.
-Matrimonio y adopción por parte de los homosexuales: ya está legalizado y el TC lo ha declarado constitucional. ¿Por qué complicarse mojándose sobre el tema?
-Aborto: no pronunciarse sobre el tema. Aunque en mi opinión la ley actual supone un gran retroceso que nos coloca a la altura de los países más ultracatólicos del mundo.
-Cuestión territorial: posiblemente lo más complicado. La recentralización es imposible sin que haya choque de trenes y esos posibles votantes cercanos a LD están hartos de los nacionalistas. ¿Cómo hacer? Pues resulta que también están hartos de los andaluces y los extremeños que viven del cuento. (Por favor que nadie crea que generalizo, intento exponer mis ideas siendo los más conciso posible, por eso he dicho las dos CCAA que más reciben en relación a lo que recaudan). Solución en mi opinión: concierto vasco y navarro para todos. Eso implicaría responsabilidad fiscal (por fin) y además competencia fiscal (una guerra por atraer capital a través de bajadas de impuestos).
Y para atraer a este tipo de votantes necesitamos como dice MILL a FJL. Y conseguir fichar a Espe nos daría directamente un 10% de votantes como mínimo. Estoy seguro. ¿Parece mucho? Piensen si 1 de cada 4 votantes del PP no se iría donde fuera Aguirre.
Qué quieren que les diga, si me viene un partido político que según su programa los chicos de instituto tendrán que dar 6 horas de religión, que el aborto se penaliza y que los homosexuales no pueden casarse, pero a la vez me asegura que acabará con el déficit en un año, bajará los impuestos y hará una reforma laboral sin SMI, sin convenios, con despido libre… Los voto. Lo primero es lo primero. Y yo quiero que la gente tenga trabajo y pueda vivir. Lo demás ya veremos como hacemos.
Muy buen comentario, Dani. Y aplaudo tu capacidad para evolucionar. Pero..
Y te lo dice alguien que no es ultracatólico si no profundamente agnóstico: el aborto no es ni progreso ni liberal. Es matar a un inocente. Mas allá de eso la decisión sobre el particular lo dejaría en manos de los ciudadanos a través de un referéndum que es cómo se deberían dilucidar la mayoría de las cuestiones de este tipo en una sociedad verdaderamente liberal. Eso en vez de descalificar la opción contraria porque también la defienda tal o cual grupo humano, con igual derecho a opinar que tu y que yo, y que te pueda parecer antiguo casposo, raro o peligroso… según tu opinión.
La búsqueda de la verdad, que es la mejor manera de lograr una verdadera libertad, se hace huyendo de etiquetas y atendiendo a los argumentos de unos y de otros. No con las etiquetas y las descalificaciones sino razonando. Si has sido capaz de salir de la caverna del comunismo estoy seguro que serás capaz de seguir argumentando sin necesidad de valorar las opciones de los otros de manera tan gruesa y despectiva.
No creo que decir que me parece ultracatólico sea descalificar. Si ha sonado así pido disculpas.
Te daré mi punto de vista sin intención de que esto se convierta en un debate sobre el aborto que de eso no va el post. Lo que no cabe ninguna duda es que en la mayoría de los casos la postura sobre el aborto es un posicionamiento ideológico. Te explico el porqué. El argumento típico pro-vida es que desde el momento de la concepción lo que tenemos es un ser humano. Pero si aceptamos eso implicaría estas consecuencias:
-No solo debería estar prohibido sino que debería estar penalizado como asesinato.
-En los casos de malformaciones y violaciones debería estar penalizado también.
-La pildora del día después también sería asesinato.
¿Están los pro-vida de acuerdo con todo esto?
Y que conste que no estoy a favor del aborto, pero sí a favor de que la gente pueda abortar si lo desea.
Para mí lo que hay a las 3 semanas no es un ser humano, puede potencialmente serlo, pero no lo es. Por mucho que me digan que tiene un ADN y tal a las tres semanas eso no es más que un conjunto de células.
Pero vamos a aceptar que sí lo es. Se podría abortar por evicción. No lo matas pero no estás obligado a mantener a alguien dentro de tu cuerpo. Y no me vale lo de la responsabilidad parental. Cuando yo me acuesto con alguien no firmo ningún contrato.
Este no es un debate sobre el aborto y por tanto no voy a seguir.
Si los principios en los que nos basamos para el debate son los del liberalismo… Punto 1: Si, Punto 2: si, Punto 3: no.
Cuando te drogas no realizas ningún contrato con la sociedad pero si enfermas no se debería de exigir a la sociedad que te cuide. Eso es el principio liberal. Cuando conduces por encima de la norma de la carretera y por una imprudencia tuya muere alguien, no has firmado ningún contrato con el mundo pero eres responsable de ella…. ¿no?
Gracias por tu extenso comentario. Sólo recordar, por puntualizar, que estudiar religión no es obligatorio desde hace muchísimo ni lo será nunca, eso es algo que a nadie se le ocurre cuestionar. Otra cosa es sacar las cuestiones de fe (que no el estudio de la historia y por ello de la religión) de las escuelas.
No estoy diciendo que lo sea. Es un supuesto de diversas condiciones que he escogido que podrían ir en el librillo de un partido que sea conservador. De hecho, aunque sea ateo desde pequeño, no me parecería mal que un hijo mío estudiara religión en el colegio, ya que forma parte de nuestra historia.
Muy buen post, MILL. Me temo que somos demasiado pragmáticos para este debate. Tu y yo nos conformaríamos con ver que el peso del estado en nuestras vidas deja de aumentar y comienza a disminuir.
Lo importante es que eso, en términos matemáticos, es condición no suficiente, pero si necesaria, para que el ideal libertario llegue algún día. Y algunos no lo entienden, o no lo quieren entender
Sólo un pequeño detalle respecto del nacionalismo:
«Ningún pueblo y ninguna parte de un pueblo deben ser retenidos contra su voluntad en un conjunto estatal que rechazan»
Ludwig Von Mieses
Los pueblos no tienen voluntad, la voluntad la tienen las personas.
Las únicas competencias que debe tener un Estado son garantizar la seguridad con respecto a otros Estados y garantizar las libertades individuales, la propiedad privada y el cumplimiento de los contratos.
No tiene sentido ir creando subdivisiones de Estados cuando las competencias van a ser las mismas.
Por favor, leáse el artículo «manifiesto nacionalista» escrito por el filósofo de la ciencia Carlos Ulises de Moulines.
En resumen el escrito de Moulines «Manifiesto Nacionalista» dice:
«La doble tesis de este ensayo es que el nacionalismo, como programa de defensa y desarrollo de las naciones, es una doctrina bien fundada tanto a nivel ontológico-epistemológico como a nivel axiológico. La parte ontológico-epistemológica de la tesis es que las naciones son entidades empíricas reales, si bien no identificables de manera directa, sino por vía teórica. La tésis axiológica es que es algo ‘bueno’ que el universo consista de la mayor diversidad posible de cosas; en consecuencia, un programa ético-político como el nacionalismo, que aboga por la preservación y el desarrollo de las naciones, debe ser valorado positivamente.»
Lo de Mises seria precioso si la educacion no llevara dos generaciones en manos de politicos cuyo interes es la independencia, y los medios de comunicacion al pleno no estuvieran controlados por los mismos politicos. Dame 1 anyo las televisiones y los periodicos, y ya te digo yo el resultado del referendum, Xavier
Ya, de acuerdo, pero entonces no creo que la solución a estas alturas sea hacer ingeniería social y cultural a la inversa durante otras dos generaciones, porque así podemos estar siglos. Lo urgente es desactivar toda ingeniería social y cultural, y que sea lo que tenga que ser. «Dame un año las televisiones y los periódicos…» Es que las televisiones y los periódicos deberían ser infinidad, y sin un duro de publicidad institucional de nadie, ni subvenciones, y en competencia real por el público. Una de las tareas más urgentes del liberalismo español es acabar con los medios públicos y con el condicionamiento estatal de los privados.
Estupendo, y vamos cambiando de contexto, estatus quo y fronteritas a cada rato, y resolviendo pendencias.
PD: Que se independicen, pero pelearé por el delta del Ebro, que es casi frontera.
Como han dicho, los pueblos no tienen voluntad, la tienen las personas, igual que los derechos. Además los liberales sabemos que la ley es garantía de libertad, sea esta generada pública o privádamente. Por otro lado la soberanía es como la propiedad privada, es irrelevante cómo se haya generado en el pasado puesto que si se rechaza en cierto punto puede ser rechazada al completo. Por lo tanto para un liberal el debate de centralismo o federalismo es vacío, no tiene sentido si yo puedo elegir el idioma que hablo, elegir la educación que quiero para mis hijos, pagar los medios de comunicación que quiero usar, una no intervención en política internacional, una eliminación de aranceles, etc. etc. Es decir, en el fondo todos los liberales somos nacionalistas, siendo nosotros nuestra propia nación.
La presencia física de los ciudadanos en la calle, protestando o reivindicando lo que toque, despierta un grado de atención y una sensación de presencia y autenticidad que ninguna institución democrática (la mayoría de las cuales son rutinarias, predecibles y aburridas) es capaz de suscitar. Los medios tiemblan de excitación cuando los vecinos de Gamonal se oponen al bulevar (más si hay alguna imagen nocturna de fuego o explosión que de ambiente), o cuando cien mil personas desfilan por Bilbao apoyando a sus presos, o cuando en Madrid los indignados tomaban Sol. Es como si, por fin, el pueblo se hubiera hecho carne y habitara entre nosotros, como si los cuerpos físicos de la multitud (que dirían Negri o Zizek) concentraran una realidad que nos pone más allá de todas las dudas y dificultades de la política cotidiana. Por fin, esto es el pueblo, eso donde terminan todas las disociaciones y rupturas de opiniones y partidos, donde nos podemos fundir en una unidad a la vez orgánica y trascendente.
Naturalmente es una ilusión. Aunque es una ilusión perdurable, porque incorpora la añoranza de una verdad última. Se ha observado en ese sentido que el siglo XIX en Francia fue una época políticamente sugestionada por la barricada, un fenómeno expresivo que remitía de inmediato a la autenticidad del pueblo parisino haciendo la revolución en 1792, directamente y sin intermediarios. Hoy la topografía de la ilusión ha cambiado, y de la barricada se ha movido a la plaza (Sol, Tahir, Kiev…), pero perdura la añoranza de encontrar, en un espacio y un momento concretos, la veracidad del pueblo. Que es, al final, la veracidad de Dios, porque en el Estado moderno el pueblo ocupa el lugar que tenía Dios en el imperio medieval. Todas las grandes ideas de la política moderna proceden de la teología, sentenció con razón Carl Schmitt.
Ni que decir tiene que el pueblo, como unidad orgánica o trascendente, no existe en persona o lugar alguno, es por sí mismo ‘inencontrable’ como lo definió de manera memorable Pierre Rosanvallon (‘Le peuple introuvable’). Todos somos el pueblo, luego nadie es el pueblo. Creer que la multitud o la asamblea ‘es’ el pueblo no lleva sino a la perversión de la democracia, pues entraña un monismo imposible. El pueblo es un espíritu o un principio democrático, pero ese principio se desarrolla en muchos lugares y en muchos momentos distintos, sin estar monopolizado por ninguno de ellos.
En efecto, existe el ‘pueblo sociológico’, con sus características concretas y sus movimientos soterrados que borbotean inquietos. Normalmente adopta la forma de un público que asiste al espectáculo democrático, con mayor o menor grado de exigencia y crítica en cuanto a la calidad de la ejecución. No suele impulsar iniciativas, sino que su mayor poder es el de impedir, un poder poco estudiado en la teoría política pero muy real, el poder de abortar con su resistencia las iniciativas de los gobernantes, con un desacuerdo callado o estruendoso. Es el pueblo que a veces estalla en olas de indignación súbita y efímera que apenas dejan huella perdurable. Es el pueblo que cada vez más excita la puesta en marcha de los mecanismos de control y juicio de los gobernantes. Es un pueblo multifacético, tan vivo como la sociedad donde habita.
Pero también existe el ‘pueblo electorado’, el que periódicamente hace o deshace gobiernos representativos, el que se manifiesta de manera rutinaria y predecible cada cierto número de años. Es el pueblo de la cantidad, actúa a través del número de los votos, de una manera fría y carente de emoción. Encarga del gobierno a unos representantes y desea que esos y no otros sean los que gobiernen por él. Y, sin embargo, es también el pueblo, no menos que el otro. Para que el pueblo pueda gobernar realmente en cualquier sentido que tenga el término, es requisito esencial que no gobierne directamente sino por representantes.
Y existe por último el ‘pueblo instituido’, el pueblo que se ha materializado en constituciones e instituciones en un proceso histórico, en unas reglas que determinan cómo se ejerce el gobierno y, sobre todo, cómo todo gobierno debe respetar a las personas del pueblo –los derechos fundamentales–. En este sentido, las constituciones, los tribunales, las leyes, son también el pueblo, un pueblo que no sólo quiere mandar, sino también protegerse del poder de ese mismo pueblo poniéndole de antemano límites y cotos vedados. Las instituciones no son instrumentos diseñados para frenar al pueblo, son reglas para que el pueblo pueda practicar el juego de la democracia. Sin reglas no hay juego, y sin juego no hay pueblo.
Esta multiplicación del pueblo se puede expresar también viéndolo en perspectiva temporal, entendiendo el sistema político como una ‘democracia continua’ que se interpreta en tiempos distintos, tal como lo hace una sinfonía. Está el tiempo corto del pueblo que se mueve y se indigna y subleva un día, está el tiempo más lento del pueblo que vota periódicamente o el de los jueces que aplican la ley, y está el tiempo muy largo del pueblo cristalizado en textos constitucionales heredados de otras generaciones. Lo importante es darse cuenta de que todos ellos ‘son’ el pueblo y que ninguna de sus expresiones o momentos puede suplantar a los demás y pretender asumir en exclusiva el papel de pueblo. Esas imágenes que ponen la piel de gallina a tantos demócratas no deben llevarnos a engaño sobre su significado: los burgaleses de Gamonal no son más pueblo cuando salen a la calle que cuando no salen, o que cuando votan y eligen, o que cuando obedecen a las instituciones. El pueblo al final es la atmósfera donde interactúan todas sus versiones.