Este intento de referéndum ha sido un intento de ataque directo al ordenamiento jurídico, a los derechos y libertades y al estado de derecho de los catalanes. Concretamente, los de circulación, nacionalidad (europea) y la seguridad jurídica.
Esto también ha sido un intento de ataque al ordenamiento jurídico, a los derechos y libertades y al estado de derecho del resto de los españoles, así como el de la unidad de la nación. Me explico: Supongamos que “aquí no pasa nada” y se reconoce la independencia. ¿Quién garantiza a los catalanes que no se les va a prohibir el vascuence siguiendo el mismo procedimiento? ¿Quién puede garantizar que no va a ocurrir lo mismo en Navarra, el País Vasco, Valencia o Baleares? ¿Quién garantiza una educación o una sanidad pública? ¿O la libertad de credo? ¿O la libertad de enseñanza? ¿Puigdemont? ¿Junqueras? ¿Ada Colau? ¿Anna Gabriel? ¿Pablo Iglesias? ¿Alberto Garzón? Me van a permitir que me fíe más de un mono borracho. Lo que pasa con el ordenamiento jurídico y con los derechos y libertades más básicos (y la Constitución española los contiene) es que son para todos, y para aquello que no le gustaría que le quitaran. ¿O usted quiere un procedimiento similar al del 1-O para prohibir hablar en catalán? Ah, que lo que a usted le gusta es intocable, pero lo demás no. Pues lo siento, pero las sociedades modernas no funcionan así. Acéptelo, comprenda que se ha equivocado, rectifique y siga con su vida. Y si quiere cambiar las cosas, siga los procedimientos establecidos. Que los hay.
A los catalanes, especialmente a los independentistas, les han timado de muy mala manera. Esto no era simplemente votar si Cataluña debía seguir en España, o no. Era imponer a todos los españoles una legislación y unos derechos. Lo que ha ocurrido hoy, con policías recogiendo las urnas, es lo normal en cualquier democracia. Requisar las urnas no es un capricho de Rajoy, sino la orden directa del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
El referéndum del 1 de octubre no tiene ninguna validez. Ni para declarar la independencia de Cataluña, ni para poner en cuestión los derechos y libertades de los españoles. No se dan las mínimas condiciones para ello. No tengo porqué fiarme de los datos de la Junta Electoral, si es que pueden darlas, ni de las garantías anunciadas, si es que las hay. Poner unas urnas que no son transparentes, en las que la gente puede meter papeletas a puñados, donde no hay un censo oficial o en el que se pueden saltar las normas y cambiarlas según la conveniencia es tomarle el pelo a la gente.
El objetivo del 1-O no era enseñar la represión del Estado español contra Cataluña. Era un referéndum de independencia, que careció de valor. Otra cosa es que aprovechen de que haya habido centenares de heridos leves e imágenes espectaculares para llamar la atención internacional. Si fuese independentista, no sería motivo para estar orgulloso, sino para estar avergonzado.
A título personal, estoy muy contento con la intervención de la Policía y de la Guardia Civil. En esta historia, ellos son los buenos. ¿Por qué? Pues porque ellos han protegido los derechos y libertades de 46,5 millones de personas de un Gobierno regional que se ha fumado un puro con la ley y los procedimientos. Tanto la Policía como la Guardia Civil han hecho su trabajo, habida cuenta de que los Mossos d’Esquadra se inhibieron ante las órdenes del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
¿Quiere usted no ser agarrado y sacado a rastras por dos amables guardias civiles? No se interponga en el camino de los policías y guardias civiles. Usted no es el objetivo. Lo son las urnas que han puesto ahí para recortarnos a todos nuestros derechos y libertades. La actuación fue proporcionada y mesurada. El número de muertos ha sido de CERO, y el número de heridos leves, habida cuenta de la violencia con la que actuaron los protestantes, ha sido superior al 99%. Respecto de los heridos, lo lamento profundamente y deseo de corazón que no se vuelva a producir. Especialmente por los más graves. Por cierto, esto es mucho más que la comprensión que recibirán los españoles de Cataluña que son constantemente acosados física y psicológicamente por independentistas y por los que ninguno de ellos dice una palabra o mueve un dedo.
La Generalidad de Cataluña es a día de hoy una tiranía. Lo es por proponer un referéndum ignorando todo ordenamiento jurídico, pasando por encima del reglamento del Parlamento catalán y de los derechos de los partidos que estaban en contra del referéndum. Así pues, me es completamente indiferente lo que diga esta panda de tiranos. Pueden mencionar el número de votantes, los resultados, declarar la independencia unilateral de Cataluña, reconocer al Barsa mejor equipo del universo y nombrar a una cabra mascota oficial de la Comunidad Autónoma. Me da igual. Al ser una tiranía, no tiene ninguna credibilidad. Que afirme, tras haberle puesto una pistola a los derechos y libertades de los catalanes y españoles, que está dispuesto a dialogar dónde y cuando quieran es un acto de cinismo que sólo comprarán los suyos. Sólo queda por saber cuándo acabarán sus dirigentes en la cárcel.
Por muy disgustada que esté la gente, Rajoy ha hecho lo que tenía que hacer. E hiciera lo que hiciera, Rajoy perdía. Supongamos que los jueces o la fiscalía hubiesen decidido meter a Puigdemont en la cárcel. ¿Creen que no habrían elevado la tensión? ¿Creen que habrían detenido lo que ocurrió ayer? ¿No habría sido otra muestra de opresión? Sí, lo habría sido. ¿Y si se hubiese dejado votar a la gente? Pues que en Cataluña no habría existido el Estado de Derecho y que habríamos tenido a Puigdemont proclamando hoy mismo la independencia. ¿O qué creen? ¿Qué se iba a detener ahí? Vamos a ser serios: Nada ha cambiado. Lo que se ha producido se habría producido con o sin cargas policiales. Lo único que sí se ha producido es la existencia del Estado de Derecho, capaz de impedir que cualquier referéndum ilegal carezca de valor. A mí me basta.
Esto no ha terminado. Puigdemont va a declarar en unos días la independencia de Cataluña. ¿Qué pasará si actúan la Policía y la Guardia Civil y le detiene? Que va a haber una gran tensión social, habrá más independentistas y que el máximo culpable será Rajoy. ¿Y si se aplica el artículo 155 de la Constitución y se suspende la autonomía catalana? Que habrá una gran tensión social, habrá más independentistas, y que el máximo culpable será Rajoy. ¿Y si no se hace nada y simplemente se actúa como hasta ahora? Pues que habrá una gran tensión social, habrá más independentistas y que el máximo culpable será Rajoy. Ése es el mayor problema. Nada de lo que haga Puigdemont removerá su conciencia o la de quienes le apoyan. Sin embargo, todo lo que hagamos nosotros nos da miedo, por la tensión social y el mantra de que creará más independentistas. A ellos, saltarse el orden jurídico, los derechos de los diputados catalanes y los de la mayoría de sus compatriotas en su libertad de circulación o su nacionalidad ni les crea tensión social ni crea más españolistas. Hasta hace dos días, lo único que hemos hecho los españoles ha sido ceder. Y eso sólo nos ha llevado a esta situación. De modo que dejemos de fustigarnos por algo que los independentistas habrían hecho más tarde o más temprano.