El Legado Español (entrevista a José Javier Esparza)

José Javier Esparza

En esta época de las identidades parece que frente a la pertenencia a grupos artificiales y esquemáticos -grupos sin historia, sin desarrollo y trasfondo, planos o huecos, sin otra cohesión interna que la promovida por el enfrentamiento con otros grupos inventados, maquetados por ideologías dualistas y dialécticas-, algo tan orgánico como el legado cultural e institucional traspasado a lo largo de los siglos en un territorio, lleno de matices, de sutilezas, de sobreentendidos, de aspectos comunes, y de auténtica identidad, en una idiosincrasia propia, resulta embarazoso.

Adherirse a lo más próximo es natural. Decía Nietszche que más vale estar mal acompañado que solo, llevando la contraria al refrán popular. Y son muchos los diseñadores voluntarios e involuntarios de identidades que toman elementos de realidad y los mezclan en un cóctel explosivo con los más burdos relatos llenos de mitos y mentiras para dar propósito y cohesión a su agrupación particular y particularista. Este tipo de agrupaciones hacen que uno escape del abismo de la soledad pagando el precio de la corrupción moral y de las malas compañías que la refuerzan.  Al final se produce una inversión de los valores y se consigue el efecto deseado consciente o inconscientemente por los diseñadores de la identidad: la verdad es mentira, todo lo que cae fuera de la esfera de influencia de los creadores de la identidad impostada, que son los líderes del grupo, o que se opone al grupo como tal agrupación espuria que es, es hostil. Podemos hablar de religión y sectas, de política y partidos, de regiones y nacionalismos, de equipos deportivos y lúdicos: La tolerancia es cero con los de fuera que no se unen o se amoldan, y la intolerancia se convierte en agresividad y agresión si las cosas se tuercen lo suficiente para unas mentes ya torcidas y retorcidas para ello.

España es algo más grande que un país, que un territorio, que un Estado, que una nación. España es la hispanidad misma, con toda su riqueza inagotable que mana continuamente de los españoles, cuya identidad como tales es natural, conforme a la historia natural y cultural. Disponemos de un herencia vastísima y valiosísima, y vamos hacia el futuro con dicha herencia en todos y cada uno de nosotros, los españoles.

Pero algunos se miran en el espejo de su identidad y no se quieren reconocer en la imagen que éste les proyecta. Los diseñadores de identidades les han hecho mirar durante años de adoctrinamiento en espejos deformados y la simple y llana imagen, pero más fiel a la realidad, proyectada por un espejo plano sencillamente les parece una aberración. Y en España tenemos el infortunio de cargar también con este legado histórico de creadores de identidades colectivas y colectivistas, racistas, supremacistas, que operan desde los márgenes de la identidad española y se aprovechan de algunas singularidades, como una lengua ligeramente distinta, para elevar muros de mutua incomprensión entre personas hechas con los mismos mimbres. Nuestros nacionalismos provincianos patrios son nuestro talón de Aquiles como nación histórica, como nación grandiosa que queda con ellos empequeñecida.

Sobre nuestra identidad nacional y nuestra historia ha reflexionado hondamente durante mucho tiempo nuestro invitado de hoy, José Javier Esparza. Esto le ha llevado a escribir varios libros maravillosos en los que se cuenta nuestra Historia de forma amena y fiel a la verdad. El resultado es un grandioso espejo en el que podemos mirarnos y admirarnos de lo que somos como españoles.

José Javier Esparza, que compatibiliza una labor periodística escrita, radiofónica y televisiva con los escritos históricos, ha tenido la inmensa amabilidad de responder un cuestionario que le hemos remitido de Desde el Exilio. Sabemos que ha tenido que sacar tiempo de debajo de las piedras. Gracias José Javier. Les dejamos con él.

1.- De la historia dice usted que no es una sucesión de ciclos ni una línea, sino que se parece a un hilo que gira en torno a un ovillo. ¿Cómo explicaría a través de su metáfora lo que hoy estamos viviendo en España? ¿Qué nos deparará el próximo giro?

Estamos donde tantas otras veces: las circunstancias empujan a dar un nuevo giro en torno a la cuestión nacional: o más nación (española), o más deshilachamiento del país. Tenemos el hilo en la mano y hay que decidir hacia dónde girarlo en el ovillo. Yo no sé lo que pasará, pero desearía que esta nueva vuelta del hilo fuera en la dirección de reforzar la cohesión nacional de España, por fuertes que sean las resistencias que haya que vencer.

2.- España tiene una rica historia que va de los primeros pobladores a nuestros días, pasando por los griegos, cartagineses, romanos, visigodos, musulmanes,  los reinos cristianos, el Imperio,  la conquista napoleónica….etc. ¿Cuándo podemos hablar propiamente de España como nación? ¿Cuándo cuaja el sentirse español antes que otra cosa?

Es una pregunta complejísima que no puede contestarse sin subrayar que los sentimientos de pertenencia a una comunidad política son muy dispares según las épocas. El concepto moderno de nación política, es verdad, no nace hasta el XIX (por eso es “moderno”), pero me parece claro que los antiguos no carecían de un sentimiento de comunidad histórica cuando Isidoro de Sevilla escribe su “Loa a Hispania”, la Crónica mozárabe habla de la “España perdida” o tantos reyes medievales buscan intitularse reyes de “toda España”. Es verdad que eso no es la idea moderna de nación, pero es que hablamos de épocas premodernas. España es una nación histórica: un sentimiento de pertenencia que se va construyendo al paso de la Historia. Y en ese sentido, los españoles empiezan a sentirse tales muy temprano; frecuentemente, al mismo tiempo que se sienten castellanos o aragoneses o…

3.- En la Reconquista logramos un hito increíble, que usted resalta: fuimos los únicos que recuperaron del Islam su tierra. ¿Desmentirían los musulmanes de las aceifas el mito multiculturalista de un Al Andalus idílico de convivencia pacífica y ciencias avanzadas?

Al Andalus es una realidad muy compleja, en absoluto unidimensional: hay un califato independiente hasta finales del siglo X, hay un periodo de fragmentación en taifas, después hay una primera invasión norteafricana que es la de los almorávides, luego otro periodo de taifas, más tarde una segunda invasión, la de los almohades, y finalmente el periodo del Reino nazarí de Granada. En todas esas fases, la España musulmana, cada vez más reducida, vive tanto momentos de esplendor como periodos muy oscuros de guerra civil y represión fundamentalista. Desde luego, el mito de la España andalusí pacífica y tolerante es tan falso como cualquier otro mito.

4.- ¿Cuánto le debe la Civilización, en particular la llamada Civilización Occidental a España?

Mucho. Muy fundamentalmente, el mantenimiento de la civilización Cristiana en el occidente continental, el descubrimiento de un continente inédito y su incorporación al ámbito occidental de civilización, la verificación material de que la Tierra es redonda, nuevamente el mantenimiento de la civilización cristiana en el XVII y en el este de Europa después de Lepanto…

5.- ¿Cuál es el legado tangible e intangible que ha dejado el Imperio Español a los españoles y a los países de hispanoamérica? ¿A qué viene la leyenda negra?

La leyenda negra es un discurso de propaganda de guerra que en época moderna ha cuajado porque los españoles nos lo hemos creído. El legado que España dejó en América es precisamente América: un mundo nuevo que ya no era el indígena, pero que tampoco era una copia de Europa, sino que muy pronto conquistó su identidad singular.

6.- ¿Qué historia es ésa que se cuenta en las aulas de Cataluña o el País Vasco? ¿Qué historia es esa de la Memoria Histórica?

Son relatos que ponen los hechos al servicio de un proyecto ideológico predefinido. Falsificaciones que sin embargo construyen mentalidades, y así vamos teniendo un país cada vez más alejado de su propia realidad.

7.- ¿Qué le tiene ocupado en estos momentos profesional y literariamente?

Profesionalmente, en la tele, la conducción de El Gato al Agua. Y en materia literaria, la España de los siglos de Oro. Una de esas historias que hay que contar, una y otra vez.


Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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2 comentarios

  1. Aplicando lo que dijo Franco de que «las cosas son como son y no como nos gustaría que fueran» a los hechos conocidos de la Historia de España, creo que sería conveniente que los españoles de hoy en día supiéramos que España fue un país muy poderoso y por tanto potencia mundial hegemónica en torno a los siglos XV, XVI y XVII sin que ello impidiera que el nivel de vida fuera miserable para grandes capas de la población, mientras que hoy en día somos un país de 3 nivel en lo relativo a poder (por debajo de superpotencias como USA, y potencias «medias» como Inglaterra o Francia) y sin embargo con unas condiciones de calidad de vida generales que ya quisieran para sí nuestros «gloriosos e imperiales» antepasados.
    Por lo tanto tan necio y falsificador es mitificar nuestro pasado en razón de que fuimos un imperio, con fatuas aspiraciones de recomponerlo (como creo que folcloricamente pretendió el primer franquismo, sin duda influenciado por la moda fascista ascendente de aquellos años) como renegar del mismo hasta el extremo de negar o cuestionar nuestra propia identidad histórica que es tan real como la francesa o inglesa o estadounidense (y mucho más antigua que esta última, dicho sea de paso) como hace habitualmente la izquierda y nuestros nacionalistas regionales.
    En resumen: debemos conocer nuestra Historia sin mitificarla, valorando los aciertos y criticando los errores (como nuestra aversión, no se si contemporánea o histórica a la Ciencia, que es en mi opinión el mayor lastre histórico que arrastramos y que explica nuestras carencias como pais, frente a nuestros vecinos más similares como son Francia y el RU).

    • Yo el problema lo veo en la Leyenda Negra, que nos pintaba (y nos sigue pintando) como un país atrasado. Y lo peor es que nos la hemos creído hasta tal punto que a nada estamos de quedarnos retrasados. Tenemos mucho que ofrecer. Y eso que dices de la ciencia es muy pertinente.

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