Un artículo de Claudia Asensio.
La ética se refiere a las normas y comportamientos adecuados para convivir con los demás y para el progreso de los seres humanos. La ética es lo que nos permite evitar, minimizar y resolver conflictos entre los seres humanos. Todos los seres humanos compartimos una misma naturaleza. Y parte de la naturaleza humana es la razón. La ética se aplica a los seres humanos porque solo nosotros tenemos el desarrollo anatómico y mental evolutivo para entender, argumentar, tener criterio. A la vez, somos los seres humanos quienes le damos valoraciones a otros elementos, como el medio ambiente, a través de nuestra actividad mental. Tal vez algún día algún ser vivo evolucione o a través de la inteligencia artificial se desarrolle la capacidad de razonar, con lo cual se argumentaría la necesidad de aplicar los conceptos de ética a otros seres que no sean humanos. Pero para propósitos de este artículo, la definición operativa de ética la circunscribimos solamente a los seres humanos.
¿Cómo aplicamos la ética en nuestra sociedad? A mi criterio, bajo dos principios: el derecho de propiedad y el principio de responsabilidad. Para elaborar en el primero, no nos gusta que el vecino se meta en nuestra casa sin permiso. No nos gusta que la suegra interfiera en nuestra familia. Nos gusta poder hacer lo que se nos plazca dentro de nuestra propia casa. Pero existe un límite. El límite reside donde inicia la propiedad del otro. Para ilustrar, no nos gusta que el vecino se meta en nuestra casa, ni que utilice nuestra conexión de cable sin permiso, ni que tire su basura en nuestro jardín. Si lo hace, probablemente lo sacaremos, le cobraremos, y le pediremos que recoja su basura o nos limpie nuestra casa. De la misma manera, si yo se lo hago a a él, él buscará que yo me retire de su casa, le pague por el cable que estoy utilizando y le recoja mi basura, de lo contrario, iniciará un conflicto. Es aquí donde enlazamos la ética en nuestra sociedad con el principio de responsabilidad. Ser dueño significa ser responsable de los daños que mis acciones y posesiones puedan causarle a otros. Por ende, habitar en una casa significa circunscribirme al área de que soy dueño, responsabilizarme de mis gastos y sobre cómo dispongo de la basura que produzco en el día a día.
¿Qué sucede? Primero, ser responsable cuesta. Cuesta en términos de tiempo y de dinero. Segundo, nuestras reglas de legítima defensa son débiles. Para continuar con el ejemplo, debemos tomar el tiempo de ir a contratar un servicio de cable y pagarlo todos los meses así como comprar un recipiente que almacene nuestra basura día a día y de verterla allí cada vez que la generamos. A la vez, debemos disponer de dinero para pagar el servicio de cable, comprar el recipiente de basura y pagarle al servicio de recolección de basura. Es parte del costo de ser humano que, en ocasiones, no queremos asumir. Y, si nuestro vecino no cumple con esta norma básica de convivencia y se mete en nuestra casa, utiliza nuestra conexión de cable sin permiso y dispone de su basura en nuestro jardín, debemos poder defendernos de su agresión. Pero, ¿qué hacer cuando no existen instituciones que puedan defender nuestra propia casa? ¿Qué sucede cuando no hay rule of law que establece el orden contractual de la sociedad? El resultado es una sociedad propiciada a actuar sin principios morales y a no respetar la propiedad del vecino.
Claudia Asensio
El caso de la estafa piramidal de Fórum Filatélico pone de manifiesto hasta que punto el Estado (al menos el español) es incapaz de brindar, ni siquiera la «seguridad» de la que se jacta de ofrecer al ciudadano el llamado Estado del bienestar: un gigantesco aparato estatal incapaz de detectar a tiempo una grosera estafa piramidal con cientos de miles de afectados y 3.000 millones de euros desaparecidos.
En resumidas cuentas un Estado tan dpredador de impuestos como para no escatimar sus recursos para pelear con un contribuyente por míseros 5 euros de una declaración de IRPF, ya que en teoría lo hace por el bien de todos, que a la vez absolutamente ineficaz para ocuparse de una estafa milmillonaria tan burda y grosera como esta.
https://www.elespanol.com/espana/tribunales/20170919/247975222_0.html
Por otra parte también es interesante abordar la cuestión desde una filosofía liberal: ¿en una sociedad liberal, con un Estado mucho más reducido, algo así podría ocurrir? ¿con más o menos facilidad que la que ha ocurrido en nuestro Estado elefantiásico y paternal?
Solo una matización: no basta con que existan leyes para que una sociedad funcione.
Son precisas dos cosas más:
1º Que la leyes sean «sensatas».
Un ejemplo de ley o procedimiento judicial insensato lo tenemos con el tema de los «okupas»: es absolutamente insensata una ley como la actual que permite de facto la «okupación» de la propiedad ajena por tiempo indefinido, y que carga los costes de la misma sobre el propietario en vez de sobre el «okupa».
2º Que la aplicación de la ley sea eficaz: esto implica a su vez dos cosas:
1º que se aplique (vemos un montón de leyes que simplemente no se aplican).
2º que se aplique en un tiempo razonable, cosa que en España históricamente no ha sucedido si nos atenemos a la maldición gitana de «pleitos tengas y los ganes».