Como decía Rousseau, para hablar de política, economía o derecho hay que considerar a los hombres como son (de lo contrario entraríamos en un absurdo) y las leyes como pueden ser. Partiendo de esta premisa, seguidamente, buscamos la mejor combinación posible de leyes y personas. Es decir: dentro de lo factible (condicionado por la naturaleza del hombre) hay que encontrar lo más útil, lo más beneficioso, lo que más satisfaga, tanto a corto plazo como a largo plazo.
Un legislador que comienza con buenas intenciones a imaginarse la legislación más útil y viable posible se encarará, a menudo, con la siguiente disyuntiva: igualdad versus justicia. Puede incluso entremezclar los dos conceptos: ¿no sería lo más justo posible que todo el mundo fuera idéntico?
Ahora bien, como hemos dicho, debemos tener en cuenta la naturaleza humana. El hombre es un competidor nato. Además, lo que más se adecua al hombre es la libertad, como podemos comprobar a lo largo de la historia. «El hombre está condenado a ser libre». Al contrario de lo que sucede en otras especies, el homo sapiens es consciente de sí mismo, lo que le lleva a actuar por sí mismo y no por la comunidad (como sí ocurre en las colonias de hormigas, abejas, etc.). La autoconciencia implica propiedad privada, competición y distinción. No somos todos iguales, estamos programados para ser diferentes.
Como consecuencia de lo anterior, la justicia, lo que el ser humano merece, no será jamás la igualdad, pues ni es igual a los individuos de su especie, ni tan siquiera quiere serlo. Dicho lo cual, nos encontramos en las condiciones precisas para afirmar que la mayor injusticia será la igualdad de trato. Si un trabajador produce X y otro X+8, el segundo trabajador merece ser recompensado 8 unidades más que el primero; así, además, el primer trabajador tendrá incentivos para producir más e, incluso, superar a su compañero. De lo contrario, si ponderamos la igualdad de trato, y pagamos un salario, independientemente de su productividad, todo trabajador sometido a estas condiciones no tendrá ningún incentivo para trabajar.
Cambiemos de ejemplo. ¿Qué acontecería si el sistema educativo estuviese diseñado de tal forma de que todos los alumnos recibieran idénticos resultados en las calificaciones? Que ningún alumno estaría incentivado a aprender y a estudiar. Y, si alguno lo estuviese, porque disfruta estudiando más allá de sus resultados, estaría profundamente decepcionado: no es valorado. En consecuencia, la igualdad es sinónimo de injusticia, es un valor antihumano. Por este motivo las sociedades proigualitarias terminan igualando a todos sus integrantes en el cero.
Así las cosas, la forma idónea de organización de la sociedad es sustituir el concepto de igualdad por el de merecimiento. Todo el mundo debería tener las mismas oportunidades. Pero, dada la diversidad de la especie humana, cada uno deberá tener distintas recompensas, ya que cada individuo obtiene diversos resultados. En consecuencia, los creadores de riqueza (empresas, trabajadores, estudiantes, etc.) no deben tener más tasa impositiva que los reductores de riqueza.
Antonio Vegas (Anveger)
Lamentablemente no soy perfecto, pero siempre es enriquecedor un debate y se aprende del mismo. La pregunta «¿Por qué se renuncia a ser verdadera ciencia?» iba envenenada, no se renuncia a la verdadera ciencia, y si alguien lo hace dudo mucho que pueda hacerlo con una base moral sólida. La ciencia simplemente no se emplea porque es la tradición, el status quo, que hace falta cambiar y que con leyes como la de transparencia va cambiando, simplemente a un paso demasiado lento. Si es por maldad, necedad, comodidad, pereza, incapacidad, inutilidad, ignorancia, desconocimiento, o cualquier otro motivo, ciertamente me es indiferente.
Tampoco es necesario predecir lo que va a hacer la gente, no se trata de eso, simplemente se trata de dar oportunidades para que la gente pueda ser feliz. Ahora bien, en gran medida sí se puede predecir, si se suben los impuestos sobre el ahorro, a falta de otros factores externos, se puede predecir que la gente ahorrará menos, es algo bastante evidente, pero cosas como estas y más se estudian en teoría de la decisión.
La ley de los grandes números se aplica en estadística, la que estaba llamada a ser la ciencia del Estado y que parece que ha sido olvidada. La estadística ha sido muy útil y lo seguirá siendo, considerando que es mucho mayor el potencial al que puede llegar a desarrollarse en estos tiempos (sociedad de la información, era de la información o como se quiera llamar). El comportamiento de una persona es impredecible, el de millones de personas no tanto. Y sin embargo cuando conocemos a alguien, aun utilizando nuestra intuición, mucho más rudimentaria que la ciencia, podemos predecir en muchas ocasiones lo que va a hacer. En resumen, esa clase de predicciones no son necesarias pero aun cuando lo fueran, son sobradamente factibles.
Y antes de volver a explicar la rueda y de que me repitas que la ciencia política no puede regirse por las leyes de la física, o que menciones el supuestamente rudimentario estado de ciencias blandas como psicología o sociología, que aunque blandas, como ciencias, siempre van a ser epistemológicamente mejores que ideologías, filosofía, demagogia, etc. te recomiendo que eches un vistazo a lo que es una ciencia formal y las implicaciones que tiene en el debate. La ciencia no empieza y acaba con la física.
Bien… dejemos lo de si el liberalismo es una ideología, que en traducción clásica, yo insisto, no lo es, sino que fijémonos en lo que dices.
Porque los que tienen el control del sistema no quieren perderlo, quieren seguir haciendo lo que a ellos les gusta más y no lo que dicta la ciencia, el sentido común, la ética ni ninguna otra cosa. No es por otro motivo.
Identificas el malo. Las cosas no son como queremos porque hay fuerzas demoníacas que nos impiden ser buenos y nos oprimen. Esta manera de pensar es una de las principales razones por las que no puedo aceptar tus planteamientos. Lo cierto y verdad es que si no comprendemos cuál es la naturaleza humana difícilmente podremos establecer algo mínimamente parecido a una ciencia política, sobre todo por lo de ciencia. Y establecer buenos y malos es algo lamentable para empezar a poder hablar de ciencia.
La política puede ser una verdadera ciencia, sería mejor si fuera una verdadera ciencia y debe ser una verdadera ciencia.
Y esta es la segunda. La creencia de que podemos establecer lo bueno simplemente por desearlo y, sobre todo, por desearlo mucho.
Como te he dicho antes, el objeto de la “ciencia política” no son elementos inertes sometidos a las leyes de la física. Son seres humanos a los cuales ni la psicología y ni la sociología ha conseguido tabular de manera mínimamente solvente para poder establecer pautas de comportamiento claros con los cuales poder predecir el futuro de las masas sociales, como tampoco podemos predecir cualquier futuro, y, ni mucho menos, como consecuencia de ello claro está, poder alterar dicho futuro para poder llevarlo por donde nos interese…
Sobre todo si aparece algún Mulo.
El liberalismo es un sistema filosófico, económico y político de ideas, es decir, una ideología.
Con respecto a «¿Por qué se renuncia a ser verdadera ciencia?» es porque los que tienen el control del sistema no quieren perderlo, quieren seguir haciendo lo que a ellos les gusta más y no lo que dicta la ciencia, el sentido común, la ética ni ninguna otra cosa. No es por otro motivo.
La política puede ser una verdadera ciencia, sería mejor si fuera una verdadera ciencia y debe ser una verdadera ciencia.
Vamos a ver. Todo aquel que quiere ser científico lo primero que tiene que logar es conocer la realidad sobre lo que quiere hacer ciencia. La ciencia de los edificios se basa en juntar de manera más o menos estética, pero condenadamente sujeta a las fuerzas físicas, elementos inertes.
La política es, como dice un dicho, la ciencia de lo posible. No la ciencia de lo exacto, sino el tratar de amoldar lo que se puede hacer dentro del entorno y el momento en el que cada uno se encuentra. ¿Y eso por qué es? ¿Por qué se renuncia a ser verdadera ciencia? Porque los elementos que son objeto de estudio no son seres interés, no son fuerzas físicas las que interactúan, sino algo mucho más complejo como los seres humanos.
Podemos soñar, como soñó Asimov ( ;-)), con crear la psicohistoria y tratar de predecir el futuro de la sociedad y, como verdadero objetivo, el tratar de implementar las medidas oportunas para que el flujo de la historia vaya por donde creamos consecuente y conveniente. Podríamos lograrlo, pero una vez logrado y pese a que el bueno de Asimov otorgara a Hary Seldon el don de el saber qué es lo que conviene a la sociedad, no deja de ser una pesadilla de la razón, esas que producen monstruos, porque pretender establecer cualquier guía de la sociedad no es más que un intento más de totalitarismo que olvida la lo que es la libertad individual y que la somete al arbitrio de una minoría tiránica.
Mitología como esta hay mucha en la Ciencia Ficción. Pero todas tienen eses carácter de iluminado por el cual se sueña con salvar a la humanidad de si misma.
El liberalismo no. El liberalismo no busca conformar a la sociedad sino el permitir a los individuos que evolucionen y que por la suma infinita de infinitas voluntades dicha sociedad evoluciones igualmente. ¿Hacia dónde? Yo no pretenderé saberlo. Sobre todo porque no quisiera imponerlo
Por eso no es una ideología.
Creo que deberías informarte de lo que es una teoría antes de decir que «sólo es una teoría», puesto que cualquier teoría es, para empezar, mucho mejor epistemológicamente que cualquier ideología desde el punto de vista del positivismo, la filosofía analítica y otros tantos. Así que eso que es «sólo una teoría» sería un paso de gigante sobre ideologías como el socialismo, liberalismo, etc. que no son científicas.
Me hablas de que todos tenemos ideas subjetivas cuando te hablo de la objetividad de la ciencia.
Aparte, no sé qué acepción de principios estás utilizando, yo lo digo con ésta:
5. m. Cada una de las primeras proposiciones o verdades fundamentales por donde se empiezan a estudiar las ciencias o las artes.
La ciencia política debe tomar como principios aquello a lo que han llegado otras, como por ejemplo la matemática, madre de la teoría de juegos.
Ksjetd, el principal problema no reside en los principios científicos para la “ciencia política”. El principal problema es establecer mecanismos científicos para dirigir la política. La vida de los ciudadanos.
Todo lo demás huelga.
El liberalismo político no es una ideología, puesto que no pretende imponer ningún paradigma ideológico a nadie, sino que pretende permitir a que cada uno pueda seguir sus creencias vitales, ideológicas, o económicas libremente, es decir, sin imponérselo a nadie, sin limitárselo a nadie, salgo que su actuación implique agresión a alguien.
Esos son mis principios.
El liberalismo es una ideología como cualquier otra, como podemos tener nihilismo en filosofía y muchas más.
Como dices, según el liberalismo la actuación del Estado ha de ser mínima, aun menor sería en caso del anarquismo, que es otra ideología.
Mis «principios» como los llamas tú son el pragmatismo y el positivismo, entre otros y ante estos, otros, como el liberalismo que mencionas palidecen y enmudecen, porque no tienen nada que decir desde el punto de vista científico.
Y tienes razón cuando dices que es complicado aplicar la ciencia en el ejercicio político, pero también es complicado aplicarla al construir un edificio, sin embargo es ilegal hacer un edificio sin el visto bueno de un arquitecto porque peligran vidas si no se hace bien. Más vidas peligran ante una mala praxis política, es cuestión de tiempo que se requieran conocimientos científicos que ofrezcan garantías en el ejercer político, lo que digo es que cuanto antes mejor, porque para algunos ya es demasiado tarde.
http://www.lavanguardia.es/sucesos/noticias/20101111/54067710058/un-padre-de-familia-a-punto-de-ser-desahuciado-se-ahorca-en-plena-calle.html
Ksjetd, la teoría de los juegos. Si es una teoría es sólo una teoría. Me gustan más las leyes. Los principios. Cuales, los de Groucho Marx ese que decía estos son mis principios, si no le gustan tengo otros, porque seguro que son esos “otros” lo científico de lo que hablas.
Lo cierto es que el bien común surge de la libertad de los ciudadanos donde todos aquellos que colaboran en obtener su beneficio estos lo obtienen porque primero, no perjudican en su consecución, un beneficio es el robo, pero eso es malo, y segundo porque obtienen el beneplácito de los demás al comprarles su pan, su cerveza, su carne,…
Decía Adam Smith: “no tenemos buena carne por la benevolencia del cervecero o buena carne por la del carnicero, sino porque si no nos dan buena cerveza o buena carne ellos van a la ruina”
Todos tenemos ideas. La cuestión es qué ideas logran mejores resultados.
El socialismo, la creencia ciega en el Estado y en el materialismo dirigido no sólo no es positivo para la sociedad sino que es su ruina. Como ha quedado demostrado.
Bastiat, lo que es el bien común no lo decide nadie, se demuestra científicamente lo que es beneficioso para todos, basándose en principios, para empezar, de teoría de juegos y siguiendo por muchos otros. No me parece contradictorio.
Ijon Tichy, en realidad la igualdad de oportunidades se basaría sólo en los atributos del individuo, dejando de lado otras circunstancias externas al mismo, como sus padres o el dinero que estos puedan tener. Otra cosa es que a efectos prácticos dentro de lo factible lo más parecido sea lo que dices.
Las prestigiosas (y carísimas) universidades americanas admiten a los mediocres cuyos papás pueden pagarles los estudios, pero también (mediante sistemas de becas) a los estudiantes brillantes, que saben que pueden dar prestigio a su universidad. Es el tipo de igualdad de oportunidades deseable al que me refiero, valga como ejemplo.
Ksjetd, dices: “El Estado debe garantizar, por el bien del individuo y el bien común, que todos los individuos pueden llegar a desarrollar su potencial al máximo, y dar las oportunidades necesarias para esto.” Es decir, el Estado, o sea todos nosotros tenemos la obligación de colaborar coactivamente para que alguien decida qué es el bien común, como si él supiera qué es eso del “bien común”, en vez de cada uno, puesto que los individuos, menos el que decide qué es lo bueno para todos claro, no tienen ni pajolera idea de lo que les conviene, para que éstos, los lelos individuos que no saben lo que quieren, puedan desarrollar su al máximo su potencial, no será tanto porque necesitan ayuda, y, encima, ponerles fácil conseguir que, al menos…. lo intenten.
No te parece un poco contradictorio, sobre todo esto último.
Si te parecen correctas estas ideas, dilo, si no, rebátelas. Gracias por adelantado.
«Tan injusto es tratar diferente a aquellos que son iguales en la medida en que son iguales como tratar por igual a aquellos que son diferentes en la medida en que son diferentes.» Aristóteles – Ética a Nicómaco.
No es literal, sino como he podido recomponer el mensaje.
Con respecto a la igualdad de oportunidades, no todo el mundo tiene el mismo potencial, aunque sea por motivos genéticos, con la altura y jugar al baloncesto se ve muy bien, con la inteligencia parece que cuesta más verlo. No tiene el mismo potencial para jugar profesionalmente al baloncesto alguien con una genética que le llevará a medir más de dos metros que alguien con osteogénesis imperfecta.
El Estado debe garantizar, por el bien del individuo y el bien común, que todos los individuos pueden llegar a desarrollar su potencial al máximo, y dar las oportunidades necesarias para esto. Esto no significa que todos los individuos lleguen al mismo potencial, puesto que el máximo varía entre individuos, como queda claro en el ejemplo del baloncesto.
Si os parecen correctas estas ideas, retransmitidlas, si no, rebatidlas. Gracias por adelantado.
Espero tus argumentos Daoiz, pero de acuerdo contigo. La igualdad de oportunidades presupone que lo que han hecho tus padres, a la hora de educarte, a la hora de esforzarse para tener mejores resultados en la vida, no debe influir en tus posiblidades. Eso es liberar de responsabilidad a los padres… cosa, que en los tiempos que corren… es muy popular.
Desgraciadamente.
Yo ni siquiera estoy seguro de que la igualdad de oportunidades sea deseable. Como sé que esto es discutible, intentaré desarrollar mi punto de vista en otro momento, en otro post
Muy de acuerdo con la línea general del autor, al que doy una cálida bienvenida acerca de la perniciosidad de la igualdad.
La igualdad de oportunidades es siempre deseable. Por contra, la igualdad de resultados es totalmente perniciosa ¿A qué llamo igualdad de resultados? Pues lo de «a igual puesto de trabajo, igual remuneración, independientemente de la productividad». Todo aquel que haya pasado por una organización empresarial mediana habrá escuchado eso de «Pues para cobrar lo mismo que fulano (incluso un poquito más), que se pasa el día tocándose los huevos, paso de esforzarme». En efecto, no somos hormigas y, por ello, la falta de incentivos individuales conduce al desastre.