Una de las propuestas más importantes en la teoría del profesor Huerta de Soto queda recogida en su mayor obra, Dinero, crédito bancario y ciclos económicos, donde realiza un análisis jurídico del contrato de depósito irregular, donde el depositario usa el dinero del depositante, concluyendo que contraviene los principios generales del derecho. Asimismo, realiza un análisis histórico, donde argumenta que el depósito irregular, siempre que se ha usado en la historia ha provocado pánicos bancarios y crisis económicas. Luego, pasa a analizar el proceso de los ciclos económicos desde la perspectiva de la teoría austríaca del capital, argumentando las consecuencias que tendría el uso del depósito irregular, para más tarde analizar el problema desde un punto de vista con y sin banca central y los argumentos de keynesianos, monetaristas y banking school. En definitiva, Huerta de Soto termina proponiendo la eliminación del sistema de banca con reserva fraccionaria, obligando a los bancos a mantener en sus cámaras acorazadas el 100% de sus depósitos a la vista, sin poder utilizarlo.
La lectura de este libro me motivó sobremanera y llegué a creer que las crisis económicas podían solventarse por completo y no podía entender como la banca podía cometer semejantes tropelías: utilizar el dinero que no debe, con la consecuencia de generar una crisis económica. Sin embargo, con el tiempo mis dudas fueron acrecentándose y a medida que fui estudiando y comprendiendo el funcionamiento de un sistema financiero fui despertando del sueño dogmático huertasotiano.
En primer lugar, el problema jurídico del contrato irregular de depósito se resolvería simplemente preguntando a la gente si quisieran guardar su dinero en cajas fuertes (pagando por ello, como servicio de guarda y custodia) o tenerlo en su cuenta corriente como simplemente una deuda a la vista (es decir, el banco debe dinero al depositante y éste puede disponer de él en cuanto quiera, mientras no lo quiera, el banco puede usarlo).
En segundo lugar, que todos los depósitos dejasen de ser canalizados al mercado financiero como crédito para pasar a ser simplemente dinero guardado en cajas fuertes destrozaría por completo el funcionamiento de una economía de mercado haciéndola mucho más ineficiente, por lo que el ahorro de la gente (depósitos) no podrá ser prestado a los que lo necesitan (los demandantes de crédito). La intermediación bancaria que consiste en canalizar el excedente de ahorro hacia los que necesitan financiación. Hay muchos métodos para hacer esto, pero en un sistema financiero es esencial la parte que juegan los depósitos en este esquema.
Por otro lado, no es verdad que las crisis económicas se hayan producido exactamente por la “expansión de crédito artificial” a consecuencia de la utilización de los depósitos como instrumento de crédito, sino por la utilización arriesgada de los mismos y por los desincentivos que el sistema financiero tiene en su seno, todo está relacionado con el esquema del banco central. Es un problema de riesgo moral: las consecuencias negativas de tus acciones no van a ser sufridas por ti, pero sí las consecuencias positivas. Veamos por qué.
El Banco central establece los tipos de interés al que las instituciones pueden pedirle dinero. Un tipo bajo hará que los bancos puedan obtener liquidez barata que en teoría esto se traduciría en financiación barata para la economía. El Banco central tiene poder suficiente como para manejar los tipos de interés del mercado. Unos tipos de interés muy bajos, incrementan la cantidad de crédito en la economía, haciendo más fácil la inversión y por lo tanto haciendo más atractivas inversiones que antes no lo eran (pues el coste de financiarlas es más bajo, me cobran menos interés), produciéndose inversiones en proyectos de menor calidad, más arriesgados. En segundo lugar, los incentivos que tiene la banca para actuar con cautela no son tales, puesto que el Banco central tiene una enorme cantidad de mecanismos con los que evitar una caída o quiebra de un banco comercial o de inversión, por lo que el incentivo a tomar riesgo es altísimo.
Así se produce un esquema en el que los bancos suele tomar dinero a corto plazo e invertirlo en proyectos a largo plazo, cuando el crédito se contrae y suben los tipos de interés, el banco no puede seguir obteniendo financiación a corto plazo y los proyectos comprometidos a largo plazo empiezan a peligrar. La gestión del riesgo por lo tanto no es la adecuada.
En cambio, prohibir los depósitos como instrumento de crédito no solucionaría el problema pues si los bancos siguiesen acometiendo inversiones arriesgadas y tomando decisiones incorrectas las crisis seguirían existiendo. En definitiva es un problema más monetario y de incentivos que de “contravenir los principios generales del derecho” un concepto tan vacío y subjetivo como el de “expansión artificial”. Aplicar el coeficiente de reservas del 100% sería una mala noticia para la salud de nuestro mercado de crédito.