Esos derechos sociales que se adquirieron tras años de lucha. (I)

SANIDAD PUBLICAUno de los mantras que repite la progresía keynesiana es que durante esta crisis se están perdiendo “derechos que se adquierieron tras años de lucha”. Los culpables de esta supuesta pérdida de derechos son los sospechosos habituales: el neoliberalismo, el capitalismo salvaje, los mercados desregulados, la globalización, las políticas de austeridad y la Merkel.

¿De qué derechos hablamos? Pues de los derechos que se asocian al Estado del bienestar: la educación y la sanidad “gratuitas”, las pensiones públicas y últimamente en la dependencia, también a ciertas condiciones laborales y otras ayudas sociales.

 

¿Cómo se conquistaron esos derechos? La izquierda siempre alude al mito de la “lucha obrera”. En el imaginario de la izquierda la riqueza es una constante, la riqueza de unos viene de la pobreza de otros, de quitársela a los pobres o “empobrecidos”, y las mejoras de cualquier tipo  en el nivel de vida de la gente han venido de la “lucha obrera” que ha conquistado derechos arrebatándoselos a “los ricos”. Bueno, está la versión de los políticos según la cual los derechos los han conseguido ellos haciendo pagar a “los ricos”.

 

Por supuesto toda la anterior historia tiene un pequeño fallo. ¿Cómo es posible que los ricos de hoy sean más ricos que nunca con la cantidad de “derechos” que tiene ahora la gente? En realidad la historia de la lucha obrera no es más que una justificación a posteriori de la mejora de calidad de vida de la gente.

 

La mejora de la calidad de vida de la gente no se produjo por ninguna lucha obrera ni ninguna conquista social. La mejora de la calidad de vida se produjo por el aumento de la productividad. Si la gente siguiese produciendo lo mismo que hace cien años las condiciones de vida de la gente seguirían siendo las mismas. Ésto, que es obvio, es algo que parece inaceptable para mucha gente.

 

¿Por qué ha aumentado la productividad, especialmente durante los últimos 200 años?

Fundamentalmente gracias a un ambiente cultural y político favorable a la libertad. La libertad permitió que la gente buscase la prosperidad económica. La libertad permitió que la gente buscase nuevos métodos de producción, permitió a la gente ahorrar y acumular capital, permitió que la gente inventase nuevos bienes para satisfacer sus necesidades y eso generó una explosión de riqueza.

 

Alguien podría pensar que la generación de riqueza no tendría que suponer una mejora de las condiciones de vida de toda la gente sino que esa riqueza se concentraría casi exclusivamente en una minoría. Sin embargo la libertad es para todo el mundo no para una minoría y esa libertad trajo competencia. Competencia a la hora de vender bienes y a la hora de contratar trabajadores.

 

La mayor productividad y la competencia permitió que todo el mundo disfrutase de un mejor nivel de vida. A medida que la gente tiene mayores bienes a sus disposición satisface las necesidades que cree más importantes.

Las auténticas conquistas sociales, los derechos sociales, se han conseguido gracias a la gente que mejoró la productividad y que encontró nuevos bienes para satisfacer las necesidades de la gente.

 

Sin la intervención del Estado la gente también hubiera gastado más dinero en sanidad o en educación. De hecho eso es lo que pasó antes de la intervención del Estado. Y de hecho eso pasa ahora cuando la gente contrata un seguro médico privado, va al dentista, paga clases particulares para sus hijos o se paga un máster.

 

Sin el aumento de la productividad y de la producción hubiera sido imposible todo el Estado del bienestar. Porque los médicos y las enfermeras cobran y los profesores y los catedráticos cobran.

Se han magnificado los recortes cuando el número de funcionarios sigue siendo el mismo que a principios de la crisis y el gasto público, incluso si excluimos los intereses, apenas ha disminuido.

 

Pero más allá de todo eso los “derechos sociales adquiridos tras años de lucha” no están en peligro por ningún ataque ideológico. Están en peligro por el propio socialismo que los creo dice que los creo.

No hay “derecho social” si no hay presupuesto

No hay “derecho social” si no hay alguien que pague impuestos para que se mantenga.

La culpa de que los “derechos sociales” estén en peligro viene por un lado de la elevada tasa de paro y por otro de que se hicieron promesas imposibles de cumplir. Para que funcione un sistema de pensiones como el que se prometió a la gente  sería necesaria una natalidad de 3 hijos por mujer y la española hace tres décadas que está por la mitad. Y claro, que la gente tuviese trabajo.

 

Hay ilusos que piensan que el problema se solucionaría subiendo los impuestos o acabando con la economía sumergida. Piensan que la mayor recaudación fiscal no tendría consecuencias sobre el consumo, la inversión, el empleo, la producción. Evidentemente eso no es así: aumentar la recaudación fiscal no es aumentar la producción, aumentar la presión fiscal sobre los más ricos no impedirá que haya consecuencias también para los menos ricos.

Jamás saldremos de esta crisis si la gente no acepta que el Estado no es todopoderoso y que los “derechos sociales adquiridos tras años de lucha” son fruto del trabajo y no de ninguna protesta o redistribución.

En la segunda parte de este artículo los datos y los gráficos.

Arturo Taibo
Arturo Taibo

Economista. Liberal. Cansado de ver como se engaña a la gente y como se desperdician las posibilidades de desarrollo económico. Intentando que la gente aprenda un poco de Economía.

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8 comentarios

  1. El concepto de los derechos sociales, deriva como tantos otros mantras actuales de una de las consignas más famosas del marxismo: «De cada uno según sus posibilidades, a cada uno según sus necesidades». Si nos situamos en el contexto de una familia «normal» en el mundo desarrollado, vemos que esa consigna marxista, no solo se aplica casi al pié de la letra, sino que forma parte de los pilares fundacionales, en los que se basa el concepto de usual de «familia», (insisto que se circunscribe al mundo desarrollado): lo «normal» en el seno de una familia es que se espere y se exija más esfuerzo de los miembros más capaces y se otorgue y conceda más a aquellos miembros más necesitados.
    El error en el que cae tanto el marxismo como nuestra sociedad actual consiste en la falacia de pretender que un país o una sociedad simplemente es una «gran familia» y que las reglas de solidaridad derivadas esencialmente del comportamiento biológico egoista de sus miembros que rigen en las familias, pueden ser implementadas al conjunto de la sociedad o nación, simplemente apelando a la supuesta «bondad del ser humano por naturaleza».
    Los resultados de pretender llevar a la práctica esa confusión, están a la vista, para cualquier observador imparcial: si en los países comunistas había que obligar por la fuerza más despótica e inhumana a que la gente simule ser una gran familia, para acabar en el fracaso más absoluto,en los países desarrollados en los que los «derechos sociales» se consideran intocables, la consigna original «De cada uno según sus posibilidades, a cada uno según sus necesidades», irremediable y previsiblemente se transforma en la práctica en «De los demás según sus posibildades, a mí (y a los míos) según mis propias y muy particulares necesidades».
    Es lo que tiene confundir los comportamientos biológicos de individuos, familias, grupos, sociedades, naciones y humanidad, y aspirar ingenuamente a que las reglas que valen para unos sean extensibles por definicón a los otros.

  2. Parecerá obvio, pero no suele decirse tan claro. El problema es que la palabra «derecho» es francamente problemática. Un «derecho», en este contexto, es algo que puedes reclamar. Pero para poderlo reclamar, primero habrá que producirlo – o convencer a alguien de que los vas a producir y en el futuro.

    Se podría pensar de otra forma. Un derecho social sería no el derecho a recibir por ejemplo tal asistencia, sino a recibir x porcentaje de la capacidad total de asistencia del estado, para solucionar ese problema concreto. Y tal vez entonces la gente enfocaría el asunto con mayor realismo.

  3. Ante tal sencillez y claridad en la exposición yo me pregunto cómo es posible que haya gente que no esté de acuerdo.
    ¿Por qué Montoro no empieza por bajar los impuestos en vez de subirlos?
    ¿Por qué no se encaminan hacia la implementación su modelo de Estado-10%?
    Os prometo que no puedo entenderlo.

  4. Esta el sueño americano, en el que cualquiera, si tiene una idea, ahorra,trabaja etc puede llegar a lo mas alto.
    Luego esta el sueño europeo, en el que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos porque todos los votos son iguales y todo lo que votemos se cumplira porque lo pagaran los ricos o los alemanes.
    Es una variante del cacique de la Restauracion version v.0..Luego bajo la version v.1 de Franco con partido unico y revolucion nacional sindicalista y ahora ,en la segunda restauracion borbonica,llamada «transicion»,volvemos a la alternancia,aunque sin votar lo que te diga el cacique , a cambio de trabajo sino ,directamente al partido a cambio de los regalitos que van a pagar los ricos o os alemanes, antes mencinados.

  5. Buenos días, Mill: Me ha encantado tu texto, porque has dado en el clavo. El diagnóstico es impecable; de puro simple, asustará a más de uno que prefiere perderse en elucubraciones por no ir al meollo del asunto. Al final, las cosas son más sencillas que toda la parafernalia mareante de pretenciosos argumentos explicativos de la crisis. Enhorabuena

  6. Buen dia,

    creo que la palabra «derechos» esta mal utilizada, son «privilegios» ya que estan pagados con el dinero de los que trabajan y pagan sus impuestos.

    Saludos cordiales
    Alfonso Schick

  7. Creo que los derechos por los que otros tienen que pagar no son verdaderos derechos. Los llamados «derechos sociales» son, eso sí, una noción útil para lesionar derechos individuales.

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