«¡Declamar…! Mientras preso del delirio, no sé lo que digo, ni lo que hago… Y sin embargo, es necesario que te esfuerces… Bah, ¿eres acaso un hombre? ¡Eres un payaso! Vistes el jubón y te enharinas la cara; la gente paga y quiere reír… (…). Ríe, payaso, y todos aplaudirán. Transformas en chanzas el dolor y el llanto; en burlas los sollozos. ¡Ríe, payaso…! (…)».
Ya me perdonarán, pero anteanoche escuchando y viendo a Zapatero tarareaba para mis adentros esta aria de la ópera Pagliacci cuya traducción un poco chapucera del italiano les he puesto ahí arriba, y cuya audición les recomiendo encarecidamente. Es que es la viva imagen de lo sucedido ayer en el Congreso. Zapatero recibió una somanta de tortas como hace años no se veía en un hemiciclo. Ni uno sólo le perdonó. Rajoy, en particular en su última réplica de cinco minutos, estuvo inmisericorde, y eso que la muy protectora TVE no enfocó el rostro del Presidente ni un momento. Momento glorioso cuando, papel en mano, le felicita por la decisión de reducir el gasto corriente en 1.500 millones de euros, medida idéntica en cantidad a la enmienda que propuso el PP a los presupuestos, y que el PSOE rechazó hace menos de dos meses. Cuando parecía que amainaba, aparece Duran i Lleida y se pone a arrearle con parecida saña. No mejoró la cosa con el portavoz del PNV, que en afortunada imagen comparó al Gobierno con una tortuga panza arriba. Pero hay más: es que incluso Ridao, el taciturno y desaliñado portavoz de ERC, se descolgó con una sucesión de bofetones realmente cruel. Rosa Díez le reclamó directamente elecciones anticipadas. Y cerró el círculo, tal vez el más inane, el difunto Llamazares.
Cuando volvió a la lona abandonando su protector rincón, el Presidente era la viva imagen del boxeador sonado: frases inconexas, deslavazadas, tópicos como la laboriosidad del pueblo alemán (¿?), apelaciones a la gravedad de la crisis internacional (si no fuera por eso seguiríamos creciendo, balbuceó), encogimiento de hombros, mirada perdida y acuosa, y el labio inferior más tembloroso que de costumbre. Pero eso sí, y de ahí mi inspiración operística: con una sonrisita nerviosa, a medio camino entre despectiva y huidiza, como queriendo mostrar una cierta superioridad intelectual, una seguridad de la que evidentemente carece. ¡El Presidente se reía, se sonreía al menos, mientras todo el hemiciclo le acusaba de ineficaz, torpe, mentiroso, ignorante, sectario y, en definitiva, cobarde! Transformando en sonrisas el dolor de los ciudadanos, y en burlas las quejas de sus representantes, mientras presa del delirio declama sin saber lo que hace ni lo que dice.
Ridi, pagliaccio…
Germont
¡Ah! ¡Qué grande Ruggero!, y con Mario ¡sublime!
Que buena analogía, magnifico post.
Lo que dices es cierto. Juano.
Por lo tanto me hago una de esas preguntas tontas que en muchas ocasiones me asalta la cabeza.
Si de todas formas les van a acusar de atrocidades varias para el electorado del PSOE, el pata negra, el que nunca va a dar su voto al PP ¿por qué no proponer medias económicas y administrativas de reducción del gasto y desestructuración de la actividad del Estado, incluso de la organización del mismo vía reforma constitucional, para sacar a delante un paquete de medias audaz y sincero acorde con lo que sería un programa digamos que liberal conservador? Pues básicamente porque o no tienen programa o simplemente les da vergüenza expresarlo.
Pero si la situación empieza a ser desesperada ¿no sería mejor afrontarla de cara yendo a las elecciones con los argumentos necesarios y sinceros para que el pueblo elija entre más de los mismo, crisis, o el ofrecer a la ciudadanía sensatez y raciocinio dejando de lado muchas de las patochadas del Estado de Bienestar?
Sólo si el pueblo ha votado por ello sería verdaderamente legítimo proponer medias de ese tipo y recordárselo a los sindicatos y diversos grupos de presión que de seguro se opondrán en la calle de la forma y manera a la que nos tienen acostumbrados.
Yo prefiero perder con dignidad a ceder en mis convicciones por un puñado de votos.
Y si el pueblo se equivoca…. que se equivoque el pueblo.
Cuando lleguen las elecciones, el payaso empezará a proclamar que si gana la derecha a los funcionarios les congelarán el sueldo y les pondrán su puesto de trabajo en peligro. Que si gana la derecha se reducirán los gastos sociales y las prestaciones por desempleo. Que si gana la derecha se beneficiará a los pérfidos empresarios…
Todo una gran mentira. Primero porque lo que expone como negativo es de lo más positivo. Segundo, porque el PP desgraciadamente no hará nada de eso. Y tercero, porque en el panorama español no hay ni un partido de derechas…
Y así es como el PSOE ganará de nuevo las elecciones: Convirtiendo lo bueno en malo, dando méritos inmerecidos al PP y hablando de un enemigo político imaginario…