Ahí es donde Zapatero decía que nos había devuelto, tras la nefanda era Aznar. Pues nos habrá devuelto ahí, sí, pero tarde, porque parece que todos los nuestros (los suyos, vamos, los de Zapatero) se han ido ya cuando nosotros llegamos: el corazón de Europa está más derechoso que nunca, qué envidia. Merkel en Alemania, Sarkozy en Francia, Berlusconi en Italia. Panda de fracasados… Eso sí: vamos a ser el asombro de Damasco cuando se desplieguen los currículos de los nuevos ministros. Se van a enterar estos mindundis de lo que es poderío intelectual y trayectoria académica y profesional. Ahora, que qué más da: aportamos glamour, igualdad, juventud y talante a raudales. Y cuota a mansalva: cuota catalana, cuota vasca, cuota femenina, cuota… bueno, cuota.
Bromas aparte, supongo que todos aquellos alma de cántaro que aventuraron que el 9 de marzo había alumbrado un nuevo Zapatero, arrepentido de sus errores, dispuesto al diálogo, al pacto, a la negociación, y decidido a acometer la vía de la moderación, habrán caído ya en la cuenta de lo profundo de su error. Zapatero es un auténtico vendaval, un huracán que amenaza con arrasarlo todo, y ahora ya crecido ante la evidencia de que en el PP no hay oposición digna de tal nombre, de que ha engullido buena parte del voto nacionalista, de que ha fagocitado a los muchachos de Llamazares y de que tiene el camino franco para culminar su proyecto de reforma integral del Estado y de la sociedad, no se parará en barras.
Vean si no: todos los ministros que más estopa le han arreado al PP, confirmados. Todos los ministros a los que el PP más ha cuestionado, refrendados. La única ministra reprobada por el pleno del Congreso, ratificada.
Añádanle la bofetada a los militares que supone el nombramiento de Chacón, auténtica demostración de fuerza, ordeno y mando genuino, del presidente. Ojo, que Chacón probablemente sea igual de válida (mucho o poco o nada, no sé) en cualquier cartera, que aquí todo el mundo es intercambiable. Pero no me negarán que colocarles a los generales a una señora de treinta y tantos, embarazadísima, que deberá tomarse en breve una merecida baja por maternidad si no quiere dar pésimo ejemplo a sus congéneres, que desconoce por completo el estamento militar, que se proclama pacifista y ecologista, constituye un sopapo formidable, un espectacular gesto de autoridad que roza lo despótico, lo humillante para cualquiera que conozca la idiosincrasia del militar de carrera.
Observarán que he omitido cuidadosamente del perfil de la ministra la condición de nacionalista catalana que algunos comentaristas le atribuyen. Falso, como lo es la imputación de que el PSC se haya convertido al credo separatista. Quienes así se pronuncian, simplemente, desconocen absoluta y totalmente la potente y casi invencible maquinaria que constituye el PSC, cuyo modelo por cierto ha adoptado con entusiasmo y evidente éxito el presidente Zapatero. El PSC no es nacionalista, no lo ha sido nunca. Es tan solo una especie de replicante, cuya mejor representación es la de aquel alienígena de Terminator, que absorbía la imagen, la voz, la personalidad, la apariencia de sus víctimas, a las que por supuesto aniquilaba para convertirse en ellas. Eso es lo que ha hecho el PSC, y lo que está haciendo el PSOE en toda España. La Izquierda Unida de Llamazares ha sido la víctima más vistosa, pero más les valdrá a otros tentarse la ropa, no sea que les ocurra lo mismo. El PSOE pasa por moderado cuando se trata de robarle terreno al PP. Se hace rojo rojísimo cuando a quien hay que abducir es a IU. Es nacionalista cuando hay que desactivar a CiU o al PNV. Y coquetea incluso con el lado oscuro cuando con ello puede debilitar a ERC o cree poder sedar a HB. Es más: ejerce incluso de oposición aunque esté en el gobierno, y puede hacer lo contrario de lo que ha venido pregonando hace tres semanas. Be water, my friend.
Zapatero lo ha entendido perfectamente, ha admirado el modelo catalán y lo ha adoptado a nivel nacional. Se trata de adquirir un poder tan aplastante, hegemónico casi, que acabe asfixiando cualquier otra ideología o formación a base de privarles del oxígeno que habitualmente les nutre. Sólo requiere un ingrediente imprescindible: la absoluta carencia de principios. Y de ese ingrediente va sobrado el presidente. Añadámosle una envidiable habilidad para manejar la propaganda y un indescriptible desparpajo a la hora de mentir sin mover un músculo, y tendremos una auténtica máquina de matar políticamente. Puede incluso que tenga algo bueno, y es lo que se refiere a la cara de susto que se les ha quedado a los nacionalistas vascos y catalanes cuando han visto como de pronto desaparecían de su espacio vital miles de metros cúbicos de oxígeno. Pero a largo plazo será nefasto para la causa de la libertad, salvo que alguien le ponga coto. Y ese alguien, de momento, no ocupa escaño en el Parlamento, lo cual le da a Zapatero cuatro años de plácida existencia. Se los ha ganado, por su propia habilidad y por la torpeza ajena. Reconozcámoslo, es así. Chapeau, presidente.
Y entre tanto, en Génova…
Germont
Buen art’iculo de Francisco Rubiales. El PSOE cuenta con personas inteligentes que, conocedoras de las expectativas de sus pares, las utilizan en beneficio propio. Dado que un partido como UPyD era necesario por pura higiene democrática, lo van a convertir en segundo cordón sanitario en torno al PP (y dado que EPlC es, en principio, una idea de cajón, la usan para dar otra vuelta de tuerca a los cristianos -no se van a atrever con los musulmanes- y apuntalar un monopolio cultural).