Felicidades!

Felicidades!

Artículo 1

1.

España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
2.

La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
3.

La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.

Artículo 2

La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

Artículo 3

1.

El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
2.

Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos.
3.

La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección.

Artículo 4

1.

La bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas.
2.

Los Estatutos podrán reconocer banderas y enseñas propias de las Comunidades Autónomas. Estas se utilizarán junto a la bandera de España en sus edificios públicos y en sus actos oficiales.

Artículo 5

La capital del Estado es la villa de Madrid.

Artículo 6

Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.

Artículo 7

Los sindicatos de trabajadores y las asociaciones empresariales contribuyen a la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales que les son propios. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.

Artículo 8

1.

Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.
2.

Una ley orgánica regulará las bases de la organización militar conforme a los principios de la presente Constitución.

Artículo 9

1.

Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico.
2.

Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.
3.

La Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica, la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos.

Artículo 10

1.

La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social.
2.

Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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2 comentarios

  1. muy buen escrito el de Monica..
    efectivamente gran parte del problema actual proviene del ‘Parto de las Autonomias’..el Estado parió 17 criaturas y ahora esas criaturas van tomando personalidad propia y, si no se pone remedio, acabarán despedazando a la madre..todavía estamos a tiempo pero los ‘zapatitos’ que nos gobiernan no tienen idea del lío que están organizando en este solar común..sería bueno ponerle cotas a las Autonomías, y lentamente empezar a destornillarlas hasta reducirlas a lo que son, simples provincias de un Estado que se llama España, un estado donde la primera regla sobre cualquier otra regla debe ser aquella que garantice que todos sus ciudadanos tengan, al menos sobre el papel, los mismos derechos…el parto de las autonomias está generando 17 tipos distintos de ciudadanos con 17 distintos packs de derechos para ellos…esto es inadmisable en un estado moderno que se dice de derecho..
    el desmantelamiento del Estado de las Autonomías debería comenzar ya!!.

  2. Qué gusto oir el otro día en el acto pepero cómo Regina Otaola y Enric Yardic, vasca y catalán respectivamente, leían los dos primeros artículos de la Carta Magna. Nadie mejor que ellos para saber que, hoy por hoy, este texto es el único blindaje que, como individuos, les protege del colectivismo totalitario de raíz identitaria que quieren imponerles. Esa es la razón principal por la que hay que defenderlo.

    Es verdad que esta Constitución tiene muchos fallos y que los liberales tenemos muchísimos peros que ponerle. Ahí están, mirando sólo el extracto que reproduces -y por encima-, la declaración de Estado social del propio artículo 1, o la definición de patronal y sindicatos (¿intereses que les son propios?¿Propios por qué?¿A quién representan esas burocracias?) que se hace en el artículo 7. Y tantísimas otras cosas que, al leerlas, cualquier liberal no puede por menos que saltar de la silla indignado. Sin embargo, opino que el realismo político debe hacernos ver que, hoy por hoy, es todo lo que tenemos. Es el consenso al que llegamos. Y hay que conminar al poder a que lo respete.

    Lo importante es hacerle saber al poder que esta Constitución existe porque previamente existe la nación. Y que la soberanía nacional, la que habita en todos y cada uno de los españoles, ciudadanos libres e iguales ante la ley, es la única fuente de legitimidad de cualquier poder en España, de manera que cualquier gobierno que pretenda tomar decisiones sobre nuestras reglas de juego al margen de la soberanía nacional, sin atenerse a los límites materiales y procedimentales que le impone la Constitución, se habrá convertido automáticamente en una tiranía.

    Por supuesto que esta Constitución podemos cambiarla, y no estaría de más ir preparando la lista de reformas liberales a un texto que, en muchos aspectos es casi casi socialista y, en otros –léase Estado de las Autonomías- ha demostrado ser creador de más problemas que soluciones para los ciudadanos y sus libertades, así como para la estabilidad de las instituciones. Pero la clave está en ver que ninguna reforma es aceptable si no respeta la soberanía nacional, la voluntad de la nación española, plasmada a día de hoy en esta Constitución. Y que ninguna mayoría coyuntural puede torcer a su antojo la voluntad de una nación de ciudadanos libres.

    Así pues, quien quiera cambiar las reglas de convivencia de los españoles, que se atenga a los procedimientos de reforma fijados en la propia Constitución.

    Y además entérense de una buena vez los gobernantes de que todos los ciudadanos españoles sin excepción –también los catalanes y vascos no nacionalistas, también los gallegos, baleares y valencianos castellanoparlantes a los que se les impide utilizar la lengua que les venga en gana- tienen derecho a que se les aplique la Constitución, toda la Constitución. Y que ese derecho individual de cada español no puede ser objeto de cambalache ni de mercachifleo por parte de ningún gobernante, sea del partido que sea y sean cuales sean las circunstancias.

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