Lecciones del 7-J o de cómo cada vez está más claro que lo de Madrid no fue obra de Al Qaeda

Asi titula Federico Quevedo su artículo de hoy en «El Confidencial». La polémica esta servida:

Es cierto que los primeros compases de los atentados de la semana pasada en Londres nos hicieron retroceder en el recuerdo a los del 11 de marzo de 2004. De hecho, daba la sensación de que existían importante similitudes entre aquellos atentados y éstos, una coincidencia que, de alguna manera, podía situar el debate en España en donde siempre ha querido la izquierda: en un atentado cometido por Al Qaeda por culpa de la Guerra de Iraq. Los hechos, una semana después, desmienten esa impresión y, por el contrario, acrecientan las sospechas que señalan a que en Madrid hubo ‘algo’ diferente al resto de los atentados islamistas. Los ocurridos en Nueva York, Bali, Londres y Casablanca tenían como objetivo atentar contra nuestro modo de vida. Los de Madrid tenían como objetivo derribar un Gobierno.

La verificación de que en todos estos atentados, salvo en los de Madrid, actuaron terroristas suicidas, constata la enorme distancia que separa lo de Londres de nuestro país. El único nexo de unión entre unos atentados y otros es que los autores eran –o son- terroristas que profesan la fe islámica y que provienen de países de religión musulmana, aunque tengan nacionalidad occidental. Pero en el caso de la capital de España, y sin entrar en detalles, aparecen otros factores que, a mí al menos, siempre me han generado dudas razonables por los enormes ‘agujeros negros’ y sospechosísimas vinculaciones que nada tienen que ver con el fundamentalismo islamista, del que, sin embargo, se han aprovechado para llevar a cabo la acción criminal.

No ha sido así en los otros casos. Lo ocurrido en la capital británica se corresponde con el manual de actuación del terrorismo islamista, mientras que lo de Madrid se aleja por completo del mismo. Dudo mucho que en Gran Bretaña aparezcan confidentes policiales implicados; ni mineros, por ejemplo, escoceses vendiendo dinamita a los moritos; ni teléfonos móviles como detonadores de las bombas; ni terroristas afiliados a un determinado partido político; ni militantes de ese mismo partido político visitando a terroristas en la cárcel. Ni creo que nadie se haya inventado lo de los terroristas suicidas para consolidar la creencia, desde el primer momento, de que se trataba de terrorismo islamista como sí se hizo aquí.

Es cierto que unos días después los supuestos autores de los atentados se suicidaron todos en Leganés, pero, en lugar de despejar las dudas, lo que hizo esta acción, absolutamente inusual en lo que al terrorismo islamista se refiere, fue acrecentarlas, y se hizo cada vez más acuciante la sospecha de que detrás de ese suicidio colectivo lo único que se pretendía era ‘borrar huellas’. Lo de Leganés no fue una acción de terrorismo suicida, porque, de lo contrario, hubiéramos tenido otro centenar de muertos sobre la mesa. Lo de Leganés fue, claramente, una operación de servicios secretos. ¿De cuáles? Esa es la cuestión y la razón por la que el interés de algunos en tapar todo este asunto me hace sospechar que hay mucho más y que ya veremos si algún día sabemos lo que de verdad ocurrió el 11 de marzo de 2004 en Madrid.

Los atentados del 7-J en Londres son obra de esa red ideológica que ampara al terrorismo islamista internacional llamada Al Qaeda, en la medida que ha sido Al Qaeda la que ha puesto a los occidentales en su punto de mira. Pero todo apunta a que en Madrid fue primero la preparación del atentado y su consecución que la voluntad criminal de Bin Laden y sus secuaces, a pesar de que éstos hicieron suyos los objetivos de la acción después de que esta se hubiera llevado a cabo. Quienes idearon los atentados se sirvieron de las circunstancias y de la voluntad criminal de Al Qaeda, y la organización se sirvió de los verdaderos interesados en cometerlos para apuntarse un éxito más en su lucha contra Occidente. Pero el objetivo era otro, era un Gobierno, y sólo tirando de nuevo del hilo podremos llegar al origen del ovillo.

No dejen de leer los comentarios. El enlace aquí.

Veo que FA también reseña el artículo de Quevedo.
Disculpen la duplicidad….

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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6 comentarios

  1. Estoy impresionada por la virulencia de los comentarios que le hacen al artículo de Quevedo. Parece una discusion de juligans y de adolescentes patibularios.
    Sinceramente, me enferma comprobar lo banderizos, ignorantes y fascistas (¡sí!) que nos hemos vuelto en ¿20 años? El artículo dice cosas de perogrullo que en cualquier medio de comunicación de un país civilizado no tendrían mayor importancia, porque la verdad «histórica» de los hechos que comenta sigue vigente: existen muchos cabos sueltos en la explicación oficial sobre el 11-M y existen muchísimas diferencias a todos los niveles entre ese atentado y los de Londres.
    ¿Es afirmar esto «ser» fascista o buscar revancha por haber perdido unas elecciones? ¡qué tontería! ¿Es moralmente negativo sostener (fundamentadas) opiniones contrarias a una explicación oficial de hechos gravísimos que afecta a lo individual y lo colectivo? Es sano desde cualquier punto de vista reivindicar que se sea la verdad, aunque se tarde años.
    Que falta de educación, de sentido histórico, de sentido social y de calidad humana tenemos en España. Si es por la LOGSE, tendré que emigrar.

  2. El origen del ovillo está dentro de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, ya lo veréis. Entre la gentuza de Vera, aquella que no tenía reparos en usar a mendigos como cobayas. Como dijo Aznar a quienes idearon el 11-M no hay que buscarlos en desiertos muy lejanos. No señor, no hay que irse muy lejos. Están entre nosotros. Y con mando en plaza.

  3. Como decía Abraham Lincoln… se puede engañar a todo el mundo durante algún tiempo; a algunos, todo el tiempo; pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.

  4. Los atentados del la red AlQuaea se cometen por suicidas, sin embargo el 11M NO.
    (a pesar de los calzoncillos varios de la SER).
    Surgen nuevas preguntas que se añaden a tantas otras incógnitas: ¿si los terroristas son reutilizables como en el 11M para qué usar y tirar? ¿porqué en el 11M eran sucedáneos ad hoc?
    Parece entonces obvio el comentario de F Quevedo:»Lo de Leganés no fue una acción de terrorismo suicida, porque, de lo contrario, hubiéramos tenido otro centenar de muertos sobre la mesa».
    Más que fundamental diferencia para poner en evidencia la distinta metodología del atentado y apuntar los focos hacia una línea de investigación que se quiere evitar investigar.
    Hoy además se añade:
    http://www.libertaddigital.com/noticias/noticia_1276256297.html
    Un saludo,

  5. Y eso sin aclarar aún si es material militar o peróxido de acetona.

    Yo sigo con la misma duda: ¿para qué demonios querrían dejar la pista de las tarjetas de los móviles si éstas no son imprescindibles para utilizarlos como temporizadores?
    Que me lleva a preguntarme:
    ¿Por qué dejar ese cabo suelto para arriesgarse a que les encuentren con facilidad?
    ¿Por qué cuando ya han conseguido que les encuentren se vuelan por los aires sin intentar aprovecharse de nuestro estupendo sistema judicial?

    ¿Tanta planificación para nada?

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