¿Crisis? ¿Dónde está la crisis?

La constitución que nos dimos a nosotros mismos los españoles, hace ya tres decenios y pico, no ha cumplido su función: poner freno al poder que se deriva del juego electoral en democracia. Se tiende a considerar erróneamente, como señalan los hacendistas Buchanan y Brennan en algunos de sus trabajos, al ciclo político democrático como una adecuada cortapisa de los excesos gubernamentales: si un gobierno se pasa, el electorado “le bota”. Por contra, lo que sucede en nuestro país, dramático ejemplo del despotismo ejercido por las mayorías, es que los excesos del gobierno, que se convierten en abierta manipulación de la realidad, no hacen que el electorado cambie sus preferencias. Esto se debe a lo que podría denominarse en términos económicos como una gran inelasticidad del voto respecto a la gestión gubernamental de los asuntos públicos, que sería debida a una fatal falta de seguimiento crítico por parte del electorado del trabajo desarrollado por sus representantes electos. A esto se le puede añadir que el voto se ejerce cada cuatro años, lo que impide un control exhaustivo y cotidiano de la cosa pública por parte de los ciudadanos.

La aplastante mayoría

Le pone a una en su sitio. Visitar «estercoleros» y leer los comentarios da qué pensar. Este blog que me arropa está formado por un ramillete de profesionales amantes de la veracidad dispuestos a dar la batalla de las ideas…

La puntilla.

Uno nunca deja de asombrarse de la ignorancia en temas económicos de los políticos. Pero además ¿Es que estos tipos no tienen asesores? ¿No hay nadie en su entorno que imponga un poco de sensatez? Pues parece que no. Me…

En voz alta

No es un secreto: soy un fan de yosoyhayek. Me gusta su forma de percibir las cosas, tal vez por ser muy similar a la mía, y me gusta cómo lo cuenta -aunque en ocasiones podría ser menos ampuloso-. Su…