Germanico

Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

La legitimidad de la duda

En ocasiones parece como si el mundo se fuera a derrumbar si nos parásemos a pensar un solo instante. Pero acaso ese instante robado al frenesí para pensar nos abocase a la idea de que un mundo que cercena de…

La Coca-Cola adelgaza

Me acabo de tomar una Coca Cola, esa refrescante bebida que comenzó su andadura conteniendo cocaína –de ahí lo de Coca- y que logró que Papá Noel vistiese de Rojo con sus campañas navideñas. La he tomado “normal”, la de siempre, ni light, ni zero, ni sin cafeína ni…bla bla bla. El hecho es que necesitaba un chute de azúcar y de cafeína para seguir con el trabajo.

Proyectando el pasado en el futuro

El hecho de que no seamos radicalmente iguales tiene muchas implicaciones políticas. Pinker es un hombre que se declara de izquierdas, pero dista mucho de representar la radicalidad, que siempre ha combatido en sus discursos y en la forma en que los escribe o habla. Lo que a Pinker siempre le ha interesado es la naturaleza humana. Y si la naturaleza humana no coincide con las ideas que propugnan la igualdad a toda costa, es que las segundas están mal, pues a fin de cuentas son las ideas las que han de servir a nuestra naturaleza, y no a la inversa.

Margaret Thatcher. Una figura imponente

Los Soviéticos la apodaron la Dama de Hierro. Muy distinta del Chamberlain que trataba de apaciguar la bestia hitleriana con palabras y acuerdos de papel mojado y se autoengañaba con la idea de que Hitler “era un hombre que cumplía con su palabra”, o incluso del gran Churchill que dejó a los Soviéticos tomar Europa Oriental tras la Segunda Guerra Mundial, como si Stalin y sus lacayos fueran más de fiar que Hitler, o por “apaciguar” e impedir que se prolongase un conflicto ya demasiado largo y destructivo, Margaret Thatcher, que sabía ya que alianzas eran confiables y cuáles no, se unió a Reagan demonizando al Comunismo.

Sócrates en Tecnópolis

Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cinco años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cinco años! Clamaba Groucho Marx en una de sus cómicas escenas cinematográficas. Probablemente mucha gente conozca esta frase, alguna menos en qué…

Mentira Institucionalizada

“Los estadounidenses hacen chistes sobre los políticos que mienten: «¿Cuándo sabes que un político miente? ¡Cuando mueve los labios!». Mi visita a Rusia me convenció de que, en comparación con aquel país, aún esperamos que nuestros líderes digan la verdad…

Decadencia

No se trata de sentirse viejo. Se trata de serlo, de asumirlo, de asumir la derrota de la biología frente a las fuerzas físicas que operan en el cosmos. Uno no envejece de pronto a partir de una determinada edad.…