No entiendo de que nos extrañamos. Al fin y al cabo, cuando hablamos de «multiculturalismo» lo hacemos de algo imposible en sí mismo: si nos depojamos de las lentes del romanticismo, la historia nos enseña precisamente lo contrario. El multiculturalismo no es posible, pues la esencia de una cultura es la de prevalecer sobre las demás o desaparecer.
Por ello no dudo en calificar de falacia todo intento de «aliancismo cultural». Occidente, que ha perdido incluso el valor de luchar por todo aquello que de bueno y humano encontramos en su magnífico legado cultural, todo aquello que es fruto del desarrollo en medio de siglos de intolerancia, todo aquello que tanta sangre ha costado aprender, asiste impertérrito a la invasión de ideologías precivilizadas, antimodernas y liberticidas que nos traen muchos de los inmigrantes.
Queda el consuelo de saber que, poco a poco, cada vez son más las voces que se alzan ante semejante suicidio cultural. Una de ellas es la de Boris Johnson, parlamentario británico del que recojo lo siguiente:
It was not so much the horror of what they said on Newsnight, those Islamic wackos, one of whom, Abu Uzair, announced: «Even if I am British, I don’t follow the values of the UK. I follow the Islamic values. I have no allegiance to the British Queen whatsoever, or to British society.»
No, what was shocking was the unmistakably English accent in which they said it, the voices that marked them as complete products of our primary and secondary systems. We can’t give them electro-convulsive therapy to make them primarily loyal to Britain, and not to Islam. We can’t brainwash them. Americans all understand instinctively that they are equal citizens of the greatest country on earth, and they all have an equal chance of rising to the top of that country.
That is the idea of America, the American dream; and we have been comparatively hopeless at communicating any sense of the British dream, or the British idea. So what we must now do is begin the immense task with a few practical steps.
También nos propone soluciones. Se pueden leer aqui.
Sobre el multiculturalismo, creo que la mejor lectura es «El asedio a la modernidad», de Sebreli, lo tenéis en Ariel y en la casa del libro por internet. Lo recomiendo efusivamente.
El multiculturalismo solo sería aceptable si se aceptasen los principios de igualdad y libertad. Inclusive podría ser hasta enriquecedor.
El probema es cuando grupos intentan obtener derechos, o disminución de obligaciones amparandose en esa «multiculturalidad». Y en ese momento dejamos de ser todos iguales.
Asímismo, cuando alguien intenta imponer comportamientos que restringen la actividad de los individuos en ámbitos de lo estrictamente privado, estamos aceptando la pérdida de libertad. Y si aceptamos que otros pierdan parte de su libertad, no tendremos justificación para defender la nuestra.
and we have been comparatively hopeless at communicating any sense of the British dream, or the British idea.
Claro, porque para transmitir algo primero hay que creer en ello, y me temo que no creemos ya en nuestros valores.