Los resultados provisionales, en forma de informe, del avance de Europa hacia las metas pretendidas en la“Agenda de Lisboa” deberían darnos una buena imagen de lo lejos o cerca que estamos de la pretendida integración en el “mercado dinámico global”. Ya sabemos que uno de los objetivos principales no se va aseguir teniendo en cuenta: el de la reforma de la financiación de los Seguros Sociales. Faltaría más, esto no es EEUU! Aquí de privatizar nada!
Otras van a ser las prioridades, pues es de todos sabido que las diferencias en los ingresos de las personas, más entre hombres y mujeres, son una lacra social inaceptable y una herencia del pasado capitalista más rancio. Pues bien, los eurócratas ya han encontrado una nueva forma de gastar nuestro dinero: “El Instituto Europeo para la Igualdad de Genéros”. Por supuesto no es de recibo pensar que los desequilibrios salariales podrían tener su origen en diferentes cualificaciones, particularidades socioeconómicas regionales, experiencia o, incluso, en preferencias personales. No. Pepita, que es prima mía y se equivoca tres veces antes de decir el nombre correcto de la empresa para la que trabaja tiene que cobrar lo mismo que Enrique, que lleva 10 años de telefonista . O Juanjo, que para montar una bujía necesita tres días con sus noches, ha de cobrar lo mismo que Ana, quien vende 30 coches al mes en el concesionario.
Pues nada, no vamos a ser menos y desde aquí proponemos un par de institutos nuevos donde gastar los dineros de los impuestos. Para estudiar y compensar las diferencias salariales entre regiones ricas y pobres de europa el IEESR – “Instituto Europeo para el Estudio de la Solidaridad entre Regiones”. También proponemos el IEAJ – “Instututo Europeo contra el Abuso de la Juventud”, puesto que los trabajoderes jóvenes cobran menos que los no tan jóvenes.
No olvido el más importante, si bien no creo que esta última propuesta sea recibida con buenos ojos en Bruselas: el IABE – “Instituto Anti-Burocracia Europeo”, que se encargaría de explicarnos primero, y corregir después, el grave desequilibrio salarial por el cual un burócrata en Bruselas o Estrasburgo cobra 6 veces más que un burócrata en, pongamos, el Ayuntamiento de León, y hasta 8 veces más que un trabajador normal.
Las firmas y adhesiones, por favor, en sobres sin franquear. Paga, claro, la UE.