Por lo general, uno ya está acostumbrado a que grandes científicos y pensadores como Jurgen Habermas o Noam Chomsky (cito dos, ejemplos en la historia hay muchísimos), o artistas como Bono o el nunca suficientemente riduculizado Guillermo Toledo (también cito dos, hay todavía más) digan las más aterradoras estupideces cuando hablan de política o economía. Pero que se unan 300 personas del mundo intelectual y perpetren un engendro como el que a continuación fiskearemos merece una atención especial.
Me estoy refiriendo, por supuesto, al manifiesto publicado por trescientos kurturetas españoles, entre los que cabe destacar músicos, directores de cine, cirujanos, poetas, catedráticos y profesores de universidad, libreros, archiveros y otras variopintas profesiones titulado:
«Manifiesto del mundo de la cultura: «Otra política y otros valores para salir de la crisis».»
Van a permitirme un comentario previo antes de entrar en el contenido del manifiesto. Me quedo con el original. Es decir, para leer manifiestos que no dejan de decir lo mismo, me quedo con el primero, con Marx. Karl Marx estaba totalmente equivocado y sus errores intelectuales supusieron la condena a la miseria de cientos de millones de personas a lo largo del siglo XX, pero al menos el tío era original. Ésto es un refrito de todos los argumentos refutados hasta el hastío de socialdemócratas y comunistas. De modo que, salvo los apaños que pueda hacer este humilde blogger, esperen pocas (y muy desagradables) novedades en éste manifiesto.
Después de dos años de una crisis que ha creado millones de desempleados y ha provocado que el número de personas hambrientas y desnutridas en el mundo alcance un nuevo récord, están bien claras las causas de esta grave situación.
A eso se le llama ir directo al grano. El texto empieza así de rompedor. Lo de los millones de desempleados es cierto. Lo del aumento del número de desnutridos, también. Lo que me resulta impresentable es que los kurturetas españoles caigan en una reiteración innecesaria desde la primera frase. Si está desnutrido, ¿no va a estar hambriento? Es como decir que alguien está muerto y la sangre no fluye por sus venas. Y claro, las causas de esta situación están bien claras. Austriacos, neoclásicos, neokeynesianos, neoinstitucionalistas y hasta los gatos salvajes se pelean por dilucidar quién tiene la culpa, y ahora resulta que la gente de la cultura nos ilumina con su descubrimiento. Muéstrennos la revelación:
Dejar en plena libertad a los capitales financieros y dejar que los mercados sean los únicos reguladores de las relaciones económicas sólo lleva, como estamos comprobando, a la inestabilidad permanente, a la escasez de recursos financieros para crear empleo y riqueza y a las crisis recurrentes.
Salvo porque si uno se va a la página de Wikipedia puede contabilizar con una simple ojeada más de 20 instituciones con la misión de controlar las operaciones financieras y que, copiando a Juan Ramón Rallo:
[…] en 1975 la SEC aprobó la denominación de Agencia de Calificación con Reconocimiento Nacional (Nationally Recognized Statistical Rating Organization o NRSRO ) para diferenciar a las agencias de rating que podían prestar calificaciones reconocidas por la SEC de las que no. El efecto de esta denominación ha sido que toda emisión de deuda debía contar, de antemano, con la calificación de una de las NRSRO, ya que en caso contrario los haircuts aplicados a brokers y bancos de inversión serían tan altos que desincentivarían su adquisición.
Tras la reforma de la SEC, hemos pasado de un modelo donde era el inversor quien pagaba a las agencias de rating a un modelo donde el deudor es presa de estas agencias, si es que quiere poder emitir deuda. En el primer modelo, el fracaso era necesariamente penalizado: si sus previsiones no se cumplían y el inversor perdía dinero, la reputación de esas agencias caía. En el segundo modelo, el fracaso resulta irrelevante, ya que en última instancia, las agencias son un cartel que expide licencias para emitir deuda. Los deudores han de pasar por ellas, sean de utilidad o no.
Es decir, salvo que se yerra en el origen de la crisis y en la descripción de la situación, por lo demás todo bien.
Se ha demostrado también que la falta de vigilancia e incluso la complicidad de las autoridades con los poderosos que controlan el dinero y las finanzas, esto es, la falta de una auténtica democracia, sólo produce desorden, y que concederles continuamente privilegios, lejos de favorecer a las economías, las lleva al desastre.
La democracia no es eso. De lo que se trata es de que el poder económico sea totalmente independiente del poder político y viceversa. La democracia, en tanto que se respeten una serie de mecanismos legales que respeten estos principios, puede servir. Una dictadura, también. Huelga decir que prefiero la primera opción. Ahora bien, bajo ese punto de vista, se agradecería que los sindicatos, que son un grupo de poder y control, no aparecieran con ustedes en sus «reclamaciones». ¿Qué piensan al respecto los defensores de la «auténtica democracia»?
Dejar que los bancos se dediquen con absoluta libertad a incrementar artificialmente la deuda con tal de ganar más dinero es lo que ha provocado esta última crisis.
¿Dejar? Lo que es dejar, si que se les ha dejado, pero no como los representantes de la cultura nos han dicen, sino a través de las emisiones de dinero de los bancos centrales. De éste modo, por ejemplo, se ignora que Paul Krugman, icono socialdemócrata, fue de los primeros en solicitar la creación de una nueva burbuja. Estamos esperando a que alguien de su cuerda ideológica le critique.
Pero también es una evidencia que las políticas neoliberales basadas en reducir los salarios y la presencia del Estado, el gasto social y los impuestos progresivos para favorecer a las rentas del capital, han provocado una desigualdad creciente. Y que la inmensa acumulación de beneficios de unos pocos, en lugar de producir el efecto «derrame» que pregonan los liberales, ha alimentado la especulación inmobiliaria y financiera que ha convertido a la economía mundial en un auténtico e irracional casino.
A mí me gustaría saber dónde están las evidencias. ¿Acaso esas «ideas neoliberales» se han llegado a aplicar en algún sitio? A parte de en Georgia, y un par de países bálticos espantados por el comunismo que padecieron durante décadas, claro. Porque, que se sepa, en todos los Estados el gobierno devora (o intenta devorar) más del 40% del PIB. Luego, ¿bajar los salarios? ¿Dónde lo pone y en qué contexto? La referencia bibliográfica, por favor. Y para rematar el párrafo, algo que no tiene lógica desde ningún punto de vista (sea liberal o socialdemócrata), que es que la acumulación de dinero por los ricos haya alimentado la especulación inmobiliaria y financiera. De A no se deduce B. La única posibilidad de que semejante argumento tenga sentido es que el desacreditado «efecto derrame» sí haya funcionado, que gracias a él la gente viera la oportunidad de comprarse una casa cuyo precio estaba determinado por la facilidad del acceso al crédito (algo alimentado por los bancos centrales, es decir, el Estado) y, en el caso español, por los monopolios de los ayuntamientos respecto del suelo.
Y es evidente que esos desencadenantes de la crisis no tienen que ver solamente con los mecanismos económicos, sino con la política controlada cada vez más por los mercados, por el poder al servicio de los privilegiados y por el predominio de la avaricia y el afán de lucro como el único impulso ético que quieren imponer al resto del mundo los grandes propietarios y los financieros multimillonarios.
Pues si lo que pretenden es controlar emociones inherentes al ser humano lo tienen bastante crudo. Casi tanto como pretender controlar esos mercados, que no son ni más ni menos que nosotros mismos haciendo lo que nos da la gana. En la misma lista de responsables infalsables pueden meter a Dios, el Unicornio Rosa Invisible, el Flying Spaghetti Monster y los «amigos» del esquizofrénico John Nash, así como pecados capitales como la pereza, la gula o la lujuria (la envidia ya está). Es tan evidente que tiemblan los axiomas de la física y la matemática.
Por eso la crisis económica que vivimos es sobre todo una crisis política y cultural y ecosistémica.
No, esta bobada mal escrita no me la he inventado. Es copy&paste puro y duro. Ya me contaréis qué diantres pinta el ecosistema en todo ésto.
Las prácticas financieras neoliberales que la han provocado se justificaron con el predominio de unos valores culturales marcados por la soledad, el individualismo egoísta, la degradación mercantil de los conceptos de felicidad y de éxito, el consumo irresponsable, la pérdida del sentido humano de la compasión y el descrédito de las ilusiones y las responsabilidades colectivas.
¿Pero quién es esta gente para dar a la gente lecciones sobre nada? ¿Cómo es posible que Joaquín Sabina, al que nadie le ha pedido explicaciones sobre la cantidad de cocaína que se ha metido por la nariz a lo largo de su vida, venga a hablar del «consumo irresponsable»? A ésto se le llamaría proyección: hablar de los supuestos problemas de alguien cuando lo único que hace es reflejar los suyos propios (no estoy diciendo que todos ellos sean cocainómanos). La mayoría de la gente no vive marcada por la soledad, no tiene conceptos delirantes de felicidad o éxito, consume lo que puede y no es tan psicópata como se nos vende desde los tiempos de Charles Dickens. O, al menos, no hay pruebas al respecto.
Los debates surgidos en torno a esta crisis demuestran que en las democracias occidentales se ha establecido un enfrentamiento peligroso entre los poderes económicos y la ilusión política. Los partidarios del mercado como único regulador de la Historia piensan que el Estado debe limitarse a dejar que los individuos actúen sin trabas, olvidando que entre ellos hay una gran desigualdad de capacidades, de medios y de oportunidades. Por eso le niegan capacidad pública para ordenar la economía en espacios transparentes, y para promover los equilibrios fiscales y la solidaridad social. Y por eso desacreditan el ejercicio de la política.
Y además desconocen (siguen desconociendo, más bien) lo que decimos los liberales. No es que yo me atreva a hablar del liberalismo como si fuese una y su única voz. Ahora bien, ni siquiera aquellos que abogan por la defensa absoluta de la libertad individual no olvidan que existen desigualdades. Lo que dicen es que, si se tiene un problema de conciencia, que el implicado lo resuelva con su dinero y no a través de la coacción estatal. Y lo que niega cualquier persona que tenga un poco de conocimiento de la Administración es que la ordenación de la política se lleve a cabo en «espacios transparentes».
Pero la política no debe confundirse con la corrupción, el sectarismo y la humillación cómplice ante los poderes económicos. La política representa en la tradición democrática el protagonismo de los ciudadanos a la hora de organizar su convivencia y su futuro. Palabras como diálogo, compromiso, conciencia, entrega, legalidad, bien y público, están mucho más cerca de la verdadera política que otras palabras por desgracia comunes en nuestra vida cotidiana: corrupción, paraíso fiscal, dinero negro, beneficio, soborno, opacidad y escándalo.
¿Son los beneficios intrínsecamente malos? ¿Qué tiene que ver el beneficio con el soborno o el escándalo o la corrupción? Si yo tengo una pequeña tienda, ¿sólo puedo tener beneficios si soborno a los funcionarios, evado impuestos y meto el dinero en un refugio fiscal? Con lo que propone esta gente, me temo que sí. Por otra parte, el texto mantiene esa visión inocente, casi diría virginal, de la política. Como si la política no fuese capaz de cometer auténticas barbaridades sin una excusa económica. Uno de los párrafos más falaces que he leído en mucho tiempo.
Como esta crisis es política y cultural, debemos salir de esta crisis reivindicando la importancia de la política, la educación y la cultura. No podemos confundir la sensatez y la verdad científica con diagnósticos interesados en perpetuar el modelo neoliberal y sus recetas financieras.
Ahora resulta prioritario buscar una respuesta progresista a la crisis.
Ésto ya es el colmo de la desfachatez y deshonestidad intelectual. ¿Pero qué broma es ésta? Yo, utilizando la verdad científica, voy y descubro que disparar el gasto público y aumentando las regulaciones aumento los problemas, mientras que si mantengo unas regulaciones mínimas y reduzco el gasto los ciudadanos mejoran su situación… pero claro, este diagnóstico está «interesado en perpetuar el modelo neoliberal y sus recetas financieras» en tanto que son instrumentos útiles y las posiciones liberales se verían tangencialmente beneficiadas, así que no puedo aplicarlo: tengo que aplicar respuesta progresista a la crisis, independientemente de su utilidad. Lo que importa es que sea progresista, no sentar las bases para que la recuperación empiece lo antes posible. Ésto, los que hace apenas unos párrafos reclamaban democracia.
Para evitar nuevas crisis en el futuro hay que luchar en primer lugar contra todas las manifestaciones de la desigualdad. Y para ello es necesario garantizar el trabajo decente que proporcione a mujeres y hombres salarios dignos y suficientes, y el respeto a sus derechos laborales como fundamento de un crecimiento económico sostenible.
Estas dos frases tan bellas proponen, como el que no quiere la cosa, la planificación total de la economía. Estamos hablando, no ya de dar trabajo a cuatro millones de personas y subir los salarios a todavía más personas, sino de garantizarlo. Pero si el gobierno tiene un déficit atroz y hasta pretende vender la austeridad de los presupuestos, ¿de dónde va a sacar el Estado los recursos para garantizar el trabajo y un buen salario a cuatro millones de personas?
Así mismo, es imprescindible que se lleven a cabo reformas fiscales que garanticen la equidad, la solidaridad fiscal, sin paraísos ni privilegios para millonarios, y la mayor contribución de los que más tienen, para que el Estado pueda aumentar sus prestaciones sociales y ejercer como un potente impulsor de la actividad económica.
Hay quien no ceja en el esfuerzo. Se unieron partidos políticos de izquierda, Pepe Blanco se hizo eco de la idea y el Gobierno lo estudió. Y, finalmente, a pesar de que los presoupestos se habían hecho para que pagaran más la clases altas, pagará la clase media. Como sigan subiendo los impuestos a los ricos acabarán arruinando a la clase media.
Frente a los daños ecológicos de la ambición especulativa, una respuesta progresista supone revisar los marcos jurídicos para que sea posible una mayor protección de nuestro ecosistema y establecer suficientes incentivos para promocionar la producción y el consumo sostenibles.
¿Qué se entiende por respuesta progresista? Ni siquiera este gobierno lo tiene claro. De hecho, en este artículo enlazado se plantea una idea peligrosa para el argumento:
No era la primera vez que el discurso del Gobierno pone una vela a las renovables y el medio ambiente y otra al carbón. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, inauguró el primer fin de semana de septiembre una fábrica de obleas de silicio para paneles solares fotovoltaicos en Valdefreno, León. «Muchas veces me preguntan qué es la economía sostenible. Esto es la economía sostenible: una empresa como ésta», declaró Zapatero. La fotovoltaica había perdido 20.000 empleos, según la patronal ASIF, en los últimos 12 meses debido a un cambio normativo de Industria tras una etapa de frenesí inversor que el ministerio considera una burbuja especulativa
El hecho de que un tipo de industria sea más «limpia» no quiere decir que no sea susceptible de entrar en una situación de burbuja especulativa (que es lo que se trata de evitar).
Frente a un modelo productivo basado en la especulación financiera e inmobiliaria y en la consideración de que nuestros recursos son ilimitados, una respuesta progresista supone invertir más en educación, investigación y cualificación laboral.
¿Pero qué tiene que ver una cosa con la otra? La crisis de la empresas tecnológicas de 2001 fue una burbuja que afectó a gente de gran nivel educativo, muy alta cualificación laboral y centrados en la investigación, y se llevó por delante a la mayoría de las empresas tecnológicas. Y sí, salvo para el gobierno, que gasta lo que no tiene y del que no se dice absolutamente nada en este panfleto, los recursos son limitados.
Frente al desprestigio de la política, una respuesta progresista supone devolverle la autoridad a los espacios públicos y a los representantes de los ciudadanos para que regulen en nombre del interés común las estrategias del mercado.
La política se desprestigia sola. Nadie ha puesto una pistola en la cabeza de los políticos para que se corrompan. Lo hacen porque la política les concede ese poder y esa autoridad. Y, en mi opinión, el Estado lleva demasiado tiempo fallando para seguir confiando en él. Lo que todavía no sabemos es qué son las «estrategias del mercado», así como su regulación en nombre del interés común.
Frente a la misoginia y la discriminación de género, una respuesta progresista supone consolidar las políticas de igualdad, defender el derecho a la reproducción y medidas específicas para evitar que las mujeres se vean relegadas al paro o a la economía sumergida y a soportar muchas más horas de trabajo no retribuido que los hombres, sufriendo así en mucha mayor medida que éstos los efectos de la crisis.
Pido disculpas al lector. Uno se estaba leyendo un manifiesto progresista contra la crisis y de repente se encuentra una parrafada sin sentido acerca de la discriminación de género, que nada tiene que ver con el tema, pero como lo pone y quedará progresista, pues ya está. Igual si no se escribía las mujeres podrían sentirse discriminadas. El derecho a la reproducción está muy bien protegido en nuestro marco legal, con ejemplos como la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (artículo 26 y el Capítulo VII prácticamente entero), el Estatuto de los Trabajadores la Constitución (artículos 10, 14 y 39), el Texto Refundido de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social (artículos 8.12, 16.2 y 46 bis) y otras medidas reguladoras que profundizan en los posibles problemas de discriminación hacia las mujeres. La legislación existe, y es durísima para el que la incumple.
Frente al racismo y a la xenofobia, una respuesta progresista supone defender los derechos de los trabajadores extranjeros y asegurar el respeto jurídico a la dignidad las personas.
Aquí sí estoy de acuerdo. Pero no porque sea una respuesta progresista, sino porque la igualdad ante la ley es la base fundamental sobre la que se cimientan las normas de convivencia en el sistema democrático. Ni que decir tiene que estos derechos ya son suficientemente protegidos por leyes.
Frente a la soledad social, la pobreza y el egoísmo, una respuesta progresista supone apostar por los valores culturales de la solidaridad, que no son ideales utópicos trasnochados, sino la mejor muestra de la dignidad cívica de los sentimientos humanos.
Lo dicho. Sabina, Eva Hache, Serrat, Tamayo, Ana Belén, Victor Manuel y demás amigos del mundo compartirán sus carteras conmigo.
«La funesta debilidad de los manifiestos es su inherente falta de pruebas.»
Rem Koolhaas
O peor, Germánico, se puede sentir la relación entre mérito y ganancia… y no reconocerlo.
(*) Yo no sé cómo lo consiguen, pero su mérito, hay que reconocer que tiene.
Este progresismo beligerante es una cosmovisión sin fisuras, una religión mala, una auténtica locura. En su burbuja de artistillas e intelectualoides, estos tipejos no conocen la piedra de toque de la realidad. Nunca han visto la relación entre mérito y ganancia, ni entre vicio y fracaso, entre otras cosas.
Burrhus, no has dejado «titiritero con cabeza». De todas formas sus cabezas no sirven más que para coronar un cuerpo y formar un busto de boba solemnidad.
Ya que va de intelectuales, me permito un recordatorio de este clarividente libro escrito en 2003. Por ejemplo, páginas 203-204, etc. 15 euracos, que son doce cafés. O gratis total, si uno lee los comentarios de Juano en esta casa.
La mitad de la inteligencia está en servirse de la ajena, dicen, pero hay que procesar lo que se lee, y no expulsarlo de la conciencia con grapas y todo.
Una egagrópila es el residuo indigerible de pelo, huesos, etc. que vomitan algunos aves. Un manifiesto es el residuo indigerible de dominicales de «El País» que vomitan los «intelectuales», bípedos plumes adscritos al tótem del pajaro (de cuenta).
Atroma: Yo apuesto por uno de sus lacayos. O alguien con visión de futuro.
Ojalá tengas razón. La situación se parece bastante: si antes había cuatro gatos que clamaban por un cambio pero no se les hacía ni caso, ahora… sí, se parece. En los años 70 se respiraba democracia… no existía, pero la idea sobrevolaba. Y ahora, poco a poco, también.
Juano: ¿Oyes el ruido del látex?
Me da la sensación de que el manifiesto lo ha escrito zapatero.
Que por cierto, esto me recuerda a la época de los 60 en las aulas. Donde el exceso de rigidez en la educación pública, y bajo el manto del catolicismo, ha creado a tanto resentido y opuesto con la doctrina de la iglesia, que al oírlos hablar no sabes si es afán de pena, o glorificación para sustituir al mártir. Con esto es lo mismo; tanto manifiesto al final les pasara factura, y la gente, que no es tan tonta como se creen, pensaran que son unos fumaos.
No des ideas….
Juano: ¿Sabes a quién me has recordado cuando has hecho esa brillante descripción? A Leire Pajín. Y no porque sea tía (si cumple todos los requisitos mencionados y además es tía podrá además llevarse las carteras). Cada vez que la escucho con ese intento de aplomo, en serio, pienso que podría defender las virtudes del tacto rectal obligatorio e igual habría alguien que tragaría.
Ijon: Ya… pero ésto es lo que hay. Siempre nos quedará Howard Roark.
Gracias por el reconocimiento.
«…están bien claras las causas…», «…como estamos comprobando…», «Se ha demostrado también…», «…también es una evidencia…», «Y es evidente…», «No podemos confundir la sensatez y la verdad científica con diagnósticos interesados…»…
Rellénensen los huecos con cualquier gilipollez que suene medianamente bien y recítese con un mínimo de aplomo y no faltará quien aplauda en su alrededor. Si en el ambiente fluyen efluvios alcohólicos o, mejor aún, derivados del cannabis, el efecto multiplicador y efusivo será notable. La única regla de oro es que el oyente se identifique con los sufridos y la culpa sea de otros. Añádase que el estado tiene que venir a rescatarle porque es su derecho natural e inalienable y no pagará una copa en toda la noche.
Es curioso que estos que emplean un lenguaje tan taxativo para expresar tonterías e inexactitudes INTERESADAS pecan de todo lo que critican sin excepción: Son avariciosos, irracionales, intransigentes, vengativos, destructivos, alienantes, opresores, totalitarios, antidemócratas, dogmáticos…
Menudos socios para ir en pos de la felicidad…
Gran trabajo, Burrhus.
Lástima que la demagogia de los pesebreros tenga todo tipo de altavoces a su disposición mientras las verdades (a veces, de perogrullo) como las que comentas se esconden en las esquinas de la red y como mucho en emisoras minoritarias (y para minorías ya convencidas).
Spartan: A mí el carné de liberal me lo dieron en 2004. No es una cuestión de veteranía. Y básicamente por Liberalismo y cosas así. He sido tan progre como cualquier otro.
Yo, directamente, ni me molesto en hablar de política. De hecho, a mí la política me asquea. En mi perfil de Facebook aparezco como autista. La ciencia política sí es interesante, así como el estudio del Derecho, pero tener que hacer un fisking sobre las idioteces que estos bromistas es algo que sale de la rabia, no del interés. De ahí que normalmente mi trabajo se centre en lo que sale en el BOE. Pero vamos, defender en público el liberalismo son ganas de buscarse problemas. Otra cosa en la que hay que darle la enhorabuena a los socialdemócratas.
Lo cual habla muy mal de sus bloggers. No digo que haya que ir pegándose tiros en el pie, pero me pregunto si muchos bloggers estarían dispuestos a traicionar sus principios si ven que algo de su argumentario no está bien.
Por cierto, se agradece lo de los comentarios. Es una de las cosas más difíciles que hay. Y sé de lo que hablo.
Burrhus, yo llevo en el liberalismo mucho menos tiempo que vosotros, digamos que desde el 2005 o así. Y obviamente he bebido básicamente de internet (antes de eso, sólo había conocía a Adam Smith y porque a los ingenieros nos dan un poco de economía, pero no mucha, no sea que nos enteremos de que va la película). Así que no menosprecio en absoluto la labor de los blogs (vamos, si me paso el día en ellos, sería tonto si hablara mal de ellos). Pero creo que los blogs políticos mayoritariamente hacen efecto sobre gente que ya tiene una predisposición a las ideas que en ellos se reflejan. Y en mi caso, además, para seguir aprendiendo.
Y digo que llevo poco tiempo en el liberalismo, pero si que vengo de la izquierda, y sólo quería recalcar la ventaja que nos llevan en el tema del «marketing» que dices tu. Y es que creo que todos tenemos amigos a los que no les interesa la política, y que cuando les hablas del patrón oro o del crowding out, te miran como si les hablaras de Raticulín. Pero si que se tragan lo de que el liberalismo es la causa de la crisis actual, se tragan el calentamiento, se tragan la discriminación positiva, y lo que haga falta. Son lo que yo llamo «apolíticos pero progres».
Sobre DEE, creo que no hace falta decir que me gusta bastante, por los temas que tocáis, porque tenéis la buena costumbre de contestar a los comentaristas, y por las sesiones «DEE en directo», que son geniales (gracias a tí y a Luis). Y para acabar, si me dices de la influencia que tenía LD hace medio año, te diría que a lo mejor no era tanta. Pero ahora con la radio la cosa cambia mucho (yo la tele no la veo, así que sobre LDTV no me pronuncio, si veo algún programa es en diferido y via internet). Mas de un pepero se va a hacer liberal, sobre todo viendo lo que le ofrece Rajoy. Yo creo que vais (vamos) para arriba.
«¿Son los beneficios intrínsecamente malos?»
Para ellos sí, porque si alguno de los firmantes tuviera que vivir de los beneficios que dan sus películas estarían bajo un puente.
Muy bueno el fisking.
Gozalbo también ha hecho uno.
Kripton: El enlace que comentas es muy interesante. Me ha gustado mucho la relación entre los conceptos y el mundo de las relaciones internacionales.
CMMR: En mi opinión, Manel es el mejor fisker que hay en España. Yo me tiré ocho horas en preparar el post (lo tenía el sábado por la mañana por cuestiones que no vienen al caso, a parte que por cuestiones de idoneidad en el tiempo de publicación, era mejor para el lunes), Manel lo tenía fresco el mismo día. La verdad es que no lo había visto, y siempre es un placer leerle despedazando lo que se le pone por delante.
Spartan: Para ladrillo, el fisking.
Yo, que no tengo ni idea de marketing, quiero resaltar la absoluta intrascendencia que tiene en nuestras vidas el producto «Libertad».
Pero soy algo más optimista. Ahora, con las TDT, resulta que se puede ver a Losantos por la tele, en una mezcla de tele y radio que no me acaba de convencer pero que ahí está. Y sí, es una cuestión de chiringuitos, pero si la red el concepto de libertad no tenía el menor arraigo. Fue precisamente con la irrupción de internet cuando los liberales salieron del armario. Imagínate cómo sería ésto en los años 90. Y tampoco menospreciaría la importancia de los bloggers, seguramente la pseudoprofesión peor pagada del mundo y que, al menos, como cantera para futuros periodistas liberales está muy bien. Otra cosa es que se hagan eco los medios importantes. Desde el Exilio ha sido uno de los pocos blogs que ha conseguido, si bien de una manera limitada, tener repercusión en un medio de comunicación, Libertad Digital (si, no es para tanto). Me ha dolido mucho más que el articulazo de Gabriel Calzada y resto de amigos del Juan de Mariana sobre energías renovables no hubiese tenido la misma repercusión en Estados Unidos (donde llegó a dar explicaciones ante una comisión) que en España.
Hay cosas que salen bien a nivel de resultados y repercusión y otras que no. A mí no me preocupa tanto el tema de la repercusión como el de hacer las cosas bien. Y, en líneas generales y utilizando un colador para sacar a los mejores, la gente metida en ésto lo está haciendo muy bien. Bureau-Crash mola tanto como cualquier otra idea.
Burrhus, creo que en el tema del producto que vende la progresía si estamos de acuerdo. Yo digo que venden un discurso simple pero efectivo a la hora de calmar conciencias, tu dices que venden conciencias tranquilas. Da igual la causa (el discurso) que el efecto (la conciencia tranquila), la cuestión es que el producto se vende bien.
De acuerdo también en que no nos fiamos ni de la Patronal ni del PP, por tanto lo que yo planteo es que desactivado el partido político, que es la manera en la que los españoles -nos hacemos la ilusión de que- participamos en la democracia, la vida pública, etc., nos quedan:
1. Los medios. LD, la blogosfera liberal-conservadora, etc, si que han contestado el manifiesto kultureta, pero la audiencia de estos medios es la que es. Será mayor o menor (veremos el EGM cuando esRadio se afiance), pero nunca llegará al panadero de mi barrio. La TV si llega.
2. La ciudadanía. E insisto en que este manifiesto bufonesco-sindical ataca a gran parte de la ciudadanía. Y mi punto de vista es: si DAV, las víctimas, los movimientos bilingüistas pueden, también podemos explicar a la gente las ideas liberales. Aunque sólo sea porque por muy criticadas que sean, nunca se llevan a cabo totalmente, como dices tu en el post. Como mínimo podemos envolverlas en el beneficio de la duda (para dárselas al gran público, porque tu y yo obviamente si creemos en ellas). Mira, resumiendo, lo que necesitamos es la sucursal española de Bureau-Crash. O que el P-Lib empiece a dar guerra, pese a que parte de su programa no será aceptado por los conservadores y por parte de los liberales (no entro en esto porque nos saldríamos del tema). O que Esperanza capitanee al PP o lo rompa en dos de una puta vez (disculpas por la salida de tono), y monte algo que no sea todo lo liberal que nos gustaría pero que al menos salga en la tele, porque si no, es cómo meterla en un vaso de agua.
Otra opción sería que tuviéramos juglares en vez de bufones. O sindicatos que realmente defendieran a los trabajadores. Pero esta opción se descarta sola, si no fuera así, no estaríamos discutiendo sobre ello.
Saludos y disculpas por el ladrillo.
Drizzt: Defender el canon digital es una forma de subir los impuestos, que es lo que a fin de cuentas quieren.
Spartan: No es que me preocupe la escasez de medios capaces de hacer una réplica mínimamente articulada (que yo haya visto, Libertad Digital, Rallo, también en LD y algún enlace suelto de otro blogger -La Libertad y la Ley, si no recuerdo mal). Más bien estoy acostumbrado.
Sí han sido más los medios que se han hecho eco del manifiesto, lo que me pregunto es si se lo han leído. Ahora bien, no estoy de acuerdo contigo en el tema del discurso y del producto. El producto que venden es la conciencia tranquila.
Yo no me fío de Díaz Ferrán y cía. El problema no es que no te puedas fiar del PP. El problema es que desde el propio manifiesto se pide que se dude de la razón. Tú puedes pensar que la izquierda está totalmente equivocada. Yo lo hago. Lo que no puedes cuestionar es que ellos, cuando se ponen con los números, argumentan a través de la razón, y el manifiesto de marras sí lo hace. Si hay algo que tendrá que pasar por narices es que la gente acepte el innegable dramatismo de las soluciones, que van a ser liberales sí o sí. Negar la razón «si ésta encubre el recetario neoliberal» es aumentar las posibilidades de agravar todavía más la situación. Y me atrevo a plantear que el manifiesto es sólo un reflejo, un síntoma más, de lo que está pasando en buena parte de nuestra sociedad. Los presupuestos derrochadores, que habrá que esperar a fin de año para ver todas las partidas extraordinarias, otro.
En el suplemento de economia de el mundo le daban ayer bastante caña a los que cofunden todas esas cosas, empezando por el nunca suficientemente ridiculizado Toledo.
http://www.elmundo.es/papel/2009/11/01/mercados/20069921.html
Burrhus, a mi lo que me preocupa es que no hay una respuesta a estos manifiestos desde la derecha (no digo ya el liberalismo….) salvo en 1 o 2 medios y en la blogosfera liberal-conservadora.
No se el efecto que puede haber tenido sobre «la gente de a pie» este manifiesto. El clan titiritero ya se ha ganado muchas enemistades y los sindicatos también son percibidos día a día como un brazo propagandístico del PSOE, pero mas de uno comprará la mercancía y se quedará tan tranquilo. De hecho se quedará con la conciencia tranquila, ya que el producto estrella de la progresía es un discurso simplón (que ya diseccionas bien en el post) pero muy efectivo si no se tienen unos conocimientos básicos de política y economía.
Por lo que yo veo, sólo la patronal está haciendo un discurso de contestación a los mantras keynesianos. El PP sigue girando como los derviches, así que ni está ni se le espera. Pero si nuestra esperanza blanca es Díaz Ferrán y cía, que con una mano piden flexibilizar el mercado laboral y con la otra subvenciones, mal vamos.
Y no es difícil. Empresarios son muchos ciudadanos, incluidos los que se hayan tragado el rollo sindical-farandulero, así que explicar que este manifiesto va contra los únicos que nos pueden sacar del atolladero está chupado. El problema es quien lo hace. Neutralizado el PP, sin un partido liberal en España que tenga presencia en los medios, debería ser la resistencia ciudadana la que cogiera el estandarte. Las víctimas del terrorismo están bien organizadas (pese a la desactivación de la AVT), los antiabortistas (DAV, p.e.) también tienen una gran capacidad de movilización, para el tema de los derechos lingüísticos también hay varias asociaciones que pelean. Pero en el terreno económico no tenemos nada de eso. Y si no sales en la tele, no existes.
Bueno, no se te olvide como mucho de esos vampiros abajo firmantes, lloran como plañideras cuando se habla de modificar el canon digital que les reporta pingües beneficios o tanto hablar de democracia y ciudadania, y hay que ver cuando le presentan más de un millón de firmas contra el canon digital, que tuvieron a bien sus señorías a las que apoyan estos vampiros pasárselas por el arco del triunfo.