Desde las instituciones se promueve el desafío a la autoridad como algo positivo, lo cual no deja de ser un contrasentido. Levantan el puño sin energía, en mítines obreros sin obreros, llenos de pijos de Pozuelo con pañuelitos de diseño y chorizos que denuncian chorizadas. Así es natural que en esas fiestas de puro Circo para los que andan sobrados de Pan, los hijos de Papá de unos papás blandos y progreriles asedien las comisarías de una policía inerme.
¿O es que no se aprecia la nada sutil relación entre esa juventud casquivana y violenta y los líderes del rebaño social? De tales palos tales punzantes astillas. Y los palos que debieran recibir los que están bajo una autoridad, por su bien y por el de todos, lo reciben los que supuestamente deben preservarla. Tal como dijo Blaise Pascal: “la justicia sin fuerza es impotente y la fuerza sin justicia tiránica”. Pero es más cierto lo primero, aunque entre nosotros poco importa: se levantan los puños en mítines y se dejan caer los brazos ante las amenazas a la autoridad. Totalmente injusto.
Hay una cosa que escribió el Cencillo para una conferencia que se titulaba “Tomar la vida en serio” y que no encuentro por Internet, y que tengo además imprimida en alguna parte pero no la veo.
Está claro eso, empezando por uno mismo, porque a veces eres incapaz de hacerlo y tú mismo te tiras a la zanja y llevas una existencia miserable hasta que cobras conciencia de ello, te levantas y te aterrorizas como Michael Jackson tras un videoclip y te pones a buscar culpables, pero ya has dañado a mucha gente y estás solo, en cualquier caso, así que se te quitan las ganas.
Amar no es sentir ternuras ni obrar milagros, es tomar en serio, respetar la libertad y la identidad de cada ser y no convertirlos en actores o títeres. Porque esto es un mundo de palabras, de palabras; PERO EN EL FONDO DA IGUAL LO QUE SE DIGA, da igual lo que digan los políticos, da igual, da igual porque la gente reacciona como le da la gana, porque los políticos también dicen lo que les da la gana; y las acusaciones no valen y valen otras cosas. Tampoco valen.
Este es el mundo actual, no lo digo con pesimismo, o no mucho, lo digo con realismo, así se piensa hoy día donde se toman las decisiones.
Y ya es cuestión de seriedad, o de dignidad, -¿Os enteráis?- no colaborar con esta especie de descontextualización del mundo, que es el peor mal que tenemos. No hace falta que se apaguen los generadores porque el colapso es esto, esto la disolución de toda ética cívica, que es lo peor que pasa y lo que han fomentado desde arriba.
Precisamente el otro día estuve viendo un reportaje sobre un crimen que hubo hace unos años en el puerto de Barcelona, en la zona de copas, cuando tiraron al mar a un sudamericano que murió de resultas de ello.
Conociendo los detalles del suceso terminé por sentir simpatía por alguno de los condenados (el segurata que se limitó a dar unos golpes de porra al muerto antes de que otro lo tirase al mar) y el fallecido me pareció lo que era: un tipo bastante conflictivo, con antecedentes, borrachisimo y agresivísimo (amenazando con una botella rota).
Ten presente, Ijon, que su un poli da un buen porrazo le denuncian por brutalidad policial y se le echan los medios encima. Así se amaricona cualquiera.
Yo este asunto no lo veo claro en absoluto. Vale que los niñatos, cuando se cuecen, son más broncas que nadie. Pero, no sé, me chirría lo que nos han contado. O había otro tipo de gente por ahí, o no fue para tanto, o la poli está totalmente amariconá (con perdón).
De fuera no pueden ser, porque son de dentro de nuestra sociedad, dentro de la cual está el problema de una juventud desnortada y unas instituciones corrompidas dirigidas por incompetentes.
– Eso han sido provocadores de fuera.
– Bla bla metafísico.
– Un nihilista es un mileurista sin ingresos.
No es ya que no se criminalice a los jóvenes. Lo peor es que vivimos en una cultura que glorifica la juventud y la irresponsabilidad.
Germánico, esta fiesta los únicos que la vamos a pagar somos contribuyentes,vía impuestos para pagar los destrozos. Ya empezarán con los no hay que legislar en caliente, hay que dar alternativas al botellón (llevo oyendo la frase 15 años), la falta de valores, etc. Y como no va a pasar nada – y si pasa algo, ya se encargarán los medios de no sacar la información (no hay que criminalizar al menor o al joven/jovena) -, el mensaje será recibido con claridad: Tienen derecho a montar una escandalera y destrozan el mobiliario urbano.
Sólo espero que la próxima jarana de estas características la organicen debajo de la casa donde viven estos políticos que tenemos y estos jueces comprensivos con el gamberrismo y la falta de responsabilidad, y que sean sus coches y sus propiedades las que se vean afectadas.
Sea como sea alguien debiera pagar, y mucho. Si no se converitrá en un final de fiesta oficioso.
Pues se les debe aplicar la ley «anti-kale borroka». Estos chicos no serán terroristas (mas bien son gilipollas) pero se han comportado como tales. Apunto a la solución en la que hemos pensado muchos: «que paguen los papis los desperfectos». Si no, creo que caeríamos en un agravio comparativo: considerar que los chicos vascos se merecen penas mayores por el hecho de ser vascos. Muchos criticamos la aberración que supuso cuando nuestros legisladores decidieron que ante un mismo delito (violencia doméstica), un hombre debía ser castigado con mas pena que una mujer. Ahora creo que es el mismo caso.