El pasado día 24 de Junio se publicó en el diario «Junge Freiheit» una entrevista con el polémico Hans-Hermann Hoppe. Digo polémico, porque si en alguna medida es conocido, se lo debe a sus teorías «antidemocráticas».
La entrevista arroja luces sobre su pensamiento y es por ello que traduzco del alemán los pasajes más interesantes:
JF: Profesor Hoppe, usted es un conocido antidemócrata. Ha tenido problemas durante estas semanas en su gira por Europa o para trabajar en Alemania?
Hoppe: No, y no creo que ello me pueda ocurrir. He dado conferencias en docenas de países por todo el mundo y jamás nadie me ha puesto dificultades para realizar mi trabajo.
[…]
JF: Según su teoría, la democracia es un orden político, que no garantiza el poder del pueblo, sino su explotación.Hoppe: La esencia de la democracia es la redistribución, que se desarrolla en función del reparto del poder político. Esto significa, que aquellos que están en el poder redistribuyen favoreciendo a su clientela a costa de la clientela de los otros partidos. Ello no tiene nada que ver con una situación justa y derechos fundamentales como el de la propiedad privada, siempre salen perjudicados en caso de duda. Un factor agravante es el hecho de que el partido que gobierna en un momento dado, sólo dispone de cuatro años antes de unas nuevas elecciones. Esto aumenta el nivel de «prisa irresponsable» a la hora de llevar a cabo la redistribución. Un ejemplo: en la monarquía, a la que se hace una injusticia cuando hablamos de su abolición por la democracia, el Estado estaba siempre en manos de una dinastía. Un monarca responsable actúa siempre en favor de «su propiedad». En la democracia el Estado no le pertenece a nadie, por lo que el partido gobernante no tiene reparos en obtener, sin ninguna vergüenza, beneficios de éste.
JF: Por ejemplo?
Hoppe: Por ejemplo la República Federal de Alemania. El corazón de la profunda crisis actual de este país es que los políticos, durante décadas, prometieron más cada vez más a los electores. Redistribuyeron lo que no existía desde un punto de vista económico, solamente para poder ser reelegidos. Y los electores se dejaron corromper, a sabiendas de lo que estaba pasando. Pero todos querían obtener precisamente un beneficio. […] En la actualidad, en Alemania, las cajas de seguros solo pueden contabilizar deudas. Ahora todos protestan contra los que entonces tomaron la decisión de reformar los seguros estatales. ¡Es absurdo! ¡No proteste contra los jugadores, si el juego no les gusta, protesten contra las normas del juego! ¡protesten contra la democracia! ¡Libertad en vez de la democracia!
JF: No deberían los buenos demócratas arriconarle en el olvido, no permitirle dar conferencias?
Hoppe: Seguro que tiene usted razón. Pero buenos demócratas – esto es, los que defienden el principio por el que A y B, que forman mayoría respecto a C, pueden robar o retirar la palabra a estos últimos – son para mí comunistas moderados, y que no me inviten a dar una conferencia, lo considero un honor. Lo que ocurre es que no hay demasiadas personas que se autoproclaman defensores de tal principio, una vez que queda aclarado. No hay democracia ni en la familia, ni en la iglesia, especialmente en la católica, ni en la ciencia ni en la economía. En ninguna parte son todas las voces iguales. En todas partes existe un cierto grado de autoridad natural.
[…]JF: Volvamos a la democracia. Si la democracia no es una forma de libertad, sino de explotación, qué significado tiene para usted el mito de la democracia europea, la Revolución francesa?
Hoppe: La imagen de la revolución francesa, ciertamente, debe corregirse aún básicamente, aunque ya hay progresos considerables en esta dirección en los últimos años. La revolución francesa ha de incluírse en la misma categoría de las «malas revoluciones» como la revolución bolchevique y la revolución nacional- socialista. El asesinato del rey, el igualitarismo, la democracia, el socialismo, el odio de religión, el terror – violaciones, asesinatos y saqueos en masa -, la justificación ideológica de las guerras, todo eso se lo debemos a la revolución francesa.
JF: Han pasado 200 años. Cómo han podido permanecer los pueblos tanto tiempo engañados?
Hoppe: La mayoría de las personas, siempre y en todas partes, son estúpidas. Y el así llamado Estado benefactor y la educación «pública» contribuyen a que ello se mantenga. No piensan por sí mismos, sino que recitan lo que les dictan las élites. Y las élites, a menudo, sólo tienen interés en mantener a las masas en estado de estupidez, puesto que ellas mismas se aprovechan de tal ignorancia.
JF: Usted considera el Estado, al igual que la democracia, un error de la historia. Si ello es así, cómo es que han perdurado?
Hoppe: Traslade la pregunta a 1989. Hubiese podido preguntarme: considera el socialismo como un error histórico, si ello es así, cómo es que ha perdurado? La respuesta: La historia no es un proceso rectilíneo, en el que sólo hay movimientos hacia arriba y hacia abajo. Hay también evolución. El socialismo representa una tal evolución, desarrollada a corto plazo, el Estado otra, a más largo plazo. Y, naturalmente realizan también los dos una función «importante»: El socialismo permite al partido socialista obtener ventajas de sus clientes (la clase trabajadora), y el Estado hace lo mismo respecto de los estatistas.
[…]
JF: Perderemos los alemanes nuestro hijo político preferido, el Estado de Bienestar?
Hoppe: El así llamado Estado de Bienestar Social – en realidad, cuando hablamos de «social», hablamos de robar y engañar, no de una politica social voluntaria, que sería la verdadera – será víctima de la misma quiebra que el comunismo. Todo el sistema de seguros sociales, de contratos sociales, caerá como un castillo de cartas. Cualquier hombre de negocios que ofreciese un sistema como el que nos ofrece el Estado sería detenido inmediatamente por estafador. Que en Alemania, incluso a la vista del aumento en la esperanza de vida y tasas de natalidad en descenso, sigamos empeñados en presumir de ser los creadores de un gran invento, no es más que un prueba más de la falta total de responsabilidad de la clase política de este país.
Duras palabras de Hoppe, siempre polémico, pero no falto de razón en mucho de lo que dice.
Fernando,
Se tiene una teoría y se tiene una realidad empírica actual, la cual puede ser entendida remitiéndose a la teoría. Mi afirmación es que el caso venezolano es una manifestación real de las predicciones de la teoría. Hoppe afirma, basado en argumentos de preferencia temporal que una democracia tiende a producir gobernantes con visión más cortoplacista y por lo tanto más depredadora que una monraquía. La palabra clave es «tender», porque él no afirma que necesariamente ese será el caso. Desde luego, el resultado final de cada experimento democrático dependerá de las particulares circunstancias del tiempo y las personas que son protagonistas de los hechos, de manera que es posible que nos salga un rey loco y opresor, como también es posible que nos salga un parlamento liberalísmo y respetuoso de las minorías. El punto es ¿qué es más probable, lo primero o lo segundo? Hoppe dice que es más probable tener un rey con visión de largo plazo y más respetuoso de los derechos de propiedad, que una legislatura con esas características.
Aeri,
Hoppe preferiría un régimen anarcocapitalista por encima de cualquier democracia o monarquía. Creo que eso es claro de su libro. Ciertamente es denigrante ser esclavo de un señor, pero ¿acaso es menos denigrante ser esclavo de una turba (la mayoría democrática)?
Hace unos meses leí su polémico Democracia y es brutal. Me dejó anonado con su argumentación, no pensaba que hoy en día alguien, no ya que critique la democracia, cosa que yo hago, sino que prefiera una monarquía del Antigüo Régimen al sistema democrático.
Estoy con Fernando en cuanto a lo de que sus razonamientos son tramposos. Al cominzo del libro arguye que una verdad a priori se impone sobre cualquier resultado práctico. Así, utiliza la preferencia temporal como argumento básico en toda la obra diciendo que si tal proposición es válida a priori superará toda la experiencia posterior. Este aseguramiento argumental lo hace porque él sabe que la Historia nos muestra una realidad muy distinta de la que se intuiría sólo con su teoría apriorística, él y todos, sabemos que una monarquía como la que él defiende puede o no tener una adecuada administración, puede o no tener impuestos bajos, puede o no hacer la guerra, y puede o no pisotear y denigrar hasta los más elementales derechos de sus súbditos, cosa que ocurrió y de la que se olvida siempre. Curioso.
Si observamos sólo la teoría económica de la preferencia temporal hemos de concluir que es perfecta, pero no así su aplicación a la monarquía hoppeana, pues se haya sometida a variables muy poderosas como que el rey sea un loco cabr…, y ejemplos los hubo a montones. Porque el rey en su propiedad puede hacer lo que quiera, es suyo, y esto comprende desde una correcta administación con baja fiscalidad o «divertirse» con su pueblo.
Por último, me gustaría señalar lo denigrante e indigno para el ser humano que sería ser esclavos de un señor; igual que los ciudadanos de regímenes totalitarios eran y son esclavos del Estado.
De él sólo me gusta que prefiere como sistema ideal el orden natural.
Fernando, hablando se entiende la gente. Precisamente las soluciones de Hoppe son las que menos me convencen. De todos modos, creo que habrá que seguir leyendo a este hombre con atención. No siempre es importante esperar soluciones de quien diagnostica un problema. Véase la relación «analista-médico».
Parece evidente que estamos pasando continuamente del modelo teórico al resultado empírico, comparando ambos sin ningún tipo de rigor. Comparar un modelo teórico de utopía con una praxis errónea de otro modelo teórico me parece una impostura intelectual.
Hoppe escribe en sus libros de modelos teóricos, y de eso hablo yo también.
La democracia liberal existe, como modelo teórico (de nuevo). Que la práctica en España (y otros muchos sitios) difiera largamente del modelo ‘ideal’ es algo conocido. De ahí que nos dediquemos a dar retroalimentación al sistema (feedback), dándole estabilidad y control democrático, mediante los votos. Los que sepan algo de sistemas de control en ingeniería saben de que hablo.
Si una constitución permite que la mayoría oprima y no respete los derechos de las minorías, entonces esta costitución no es liberal. Esa democracía no sería liberal.
Que yo sepa, para modificar la constitución no es suficiente una mayoría absoluta, sino bastante más que eso.
Larry, la separación de poderes es una entelequia… en la mayoría de los estados, incuida Venezuela. Eso es lo que debemos denunciar y contra lo que hay que luchar.
Lo que veo es que Hoppe acierta en denunciar ciertos aspectos de las democracias intervencionistas actuales. Pero en lugar de proponer soluciones democráticas (dentro del liberalismo, digamos, clásico) se lía proponiendo modelos utópicos racistas e infantilmente inestables (¿dónde está el bucle de control en ese sistema, leñe?).
No conocía a este señor, polémico pero al menos incita a la reflexión. Yo creo que dice cosas interesantes, como mínimo como he dicho para reflexionar.
«La democracia son dos lobos y una oveja votando qué se va a comer. La libertad es la oveja armada impugnando el resultado» Benjamin Franklin.
Fernando, la «separación de poderes» es una entelequia. Nada más. La mayoría puede cambiar las leyes a su antojo, para eso es mayoría. El único límite al poder de la mayoría es el que ella misma se autoimpone, digamos que por razones morales. Pero al momento en que tienes una mayoría dispuesta, no hay nada que la pueda detener, siempre que nos atengamos a las reglas democráticas. El ejemplo venezolano es ilustrativo, tristemente, de todo el desarrollo que Hoppe predice en su libre «Democracia». Hasta el punto que una diputada de la Asamblea Nacional dijo la semana pasada: «no van a poder frenar las reformas que a nosotros nos dé la gana de hacer de las leyes en este país, para eso tenemos una mayoría» Y esta no es una persona aislada, ella tiene toda la razón, porque la mayoría la apoya y el 55% de la gente piensa que Chávez es el mejor presidente de la historia Venezolana. En la muy democrática Venezuela, la constitución -que ya de por sí es una oda al manifiesto comunista- no es más que una colección de buenas intenciones en el mejor de los casos. Tan pronto como se han hecho de la mayoría la han desconocido y violado consuetudinariamente, todo con la aceptación tácita y activa de la mayoría.
Y respecto a la separación de poderes, esa mayoría de la que hablo antes empaquetó al Tribunal Supremo de Justicia con «jueces» salidos del partido del presidente, de manera que ahora no hay queja que valga. Todo esto hecho, sin disparar un tiro, con la aceptación de la mayoría.
Cualquiera que piense que la democracia es un sistema que vale la pena defender, debe darse una vuelta por la historia venezolana de los últimos 7 años.
Fernando, sin entrar a discutir otras cosas:
«…la democracia como un régimen liberal…» no conozco ninguna.
«…separación de poderes…» no estarás hablando de España, verdad?
«…Contitución (que esa mayoría no puede modificar a su antojo)…» nos lo van a demostrar en unos meses, lo modificable de la Constitución.
Yo creo que el análisis no es incorrecto. Otra cosa son sus motivaciones…
He leido a los dos, Hitler y Hoppe, y uno me recordó al otro en la forma de utilizar (mal) la lógica.
Digo que sus razonamientos son tramposos porque no analiza la democracia como un régimen liberal, sino como el poder de la mayoría sin más, como una opresión sistemática de las minorías. En ningún momento habla de la separación de poderes o de la existencia de una Contitución (que esa mayoría no puede modificar a su antojo).
Es decir, hoppe simplifica el modelo teórico de democracia exesivamente, hasta dejarlo irreconocible, para después atacarlo y proponer un sistema utópico (también teórico y extra-simplificado). Ese es el patrón de pensamiento que utilizó Hitler.
Su moral es, cuanto menos, contradictoria. Por un lado dice defender al individuo (frente al estado) y luego pasa a dividir a todo el mundo en ‘identidades’, etnias, grupitos… bla, bla. Sólo le falta utilizar la palabrita ‘lebensraum’ para redondear su discurso.
Otra de sus palabras favoritas es secesión, como solución a la opresión del estado central (de ahí que mis amiguitos del Vlaams Blok le inviten a dar charlas).
Resumiendo: utiliza ideas libertarias para llegar a las conclusiones que le convienen. O sea: racismo, secesión (separatismo) y ataque frontal a la democracia liberal (¿reducción al absurdo?).
Por supuesto esta es sólo mi humilde opinión. Y no soy miembro del Instituto Mises.
No lo conocía, pero me parece de una claridad admirable. El otro día hablaba con un amigo de que en España no puedes expresarte así. La corriente de pensamiento único nos arrastra. Claro está que podemos objetar que no da alternativas. Tampoco creo que sea quién para hacerlo. Si alguien dice algo así en España que se prepare. La que le cae encima.
Hoppe es polémico, sin duda. Y quizás ahí precisamente reside su enorme atractivo. Al menos, hace pensar y reflexionar mientras se le lee. Eso sí, para ello hay que abandonar complejos varios que permanecen enraizados en nosotros.
Su comparación con Hitler me parece cuando menos desafortunada. Alguien no se ha leído el Mein Kampf o a Hoppe o a ninguno de los dos.
Respecto a su moral, también a mi me parece ciertamente reprobable en algunos casos, pero es la suya y Hoppe no defiende la existencia de un Estado que la imponga. Esto es básico.
Larry. Con «alternativas reales» me refiero a practicables a nivel general. Las opciones personales son otra cosa, y en eso estoy bastante de acuerdo con Hoppe.
Fernando, ¿Cuáles son los razonamientos tramposos?
Luis, Difiero de tu opinión respecto a que Hoppe se queda siempre en la crítica y no ofrece soluciones. En «Democracia: el Dios que Fracasó», Hoppe analiza los prospectos de la implantación del anarcocapitalismo ú «orden natural'», como él prefiere llamarlo. A menos que yo no entienda lo que quieres decir con «alternativas reales».
Un buen ejemplo de realismo «hopperiano» aplicado (en cuanto al análisis, no se vaya a enfadar FMH) lo tenemos aquí. A leer tocan.
Ya ves, Fernando, los liberales de nuevo cuño alemanes, sin embargo, le adoran. Yo no coincido con sus tesis, en lo que respecta a las laternativas que ofrece. Estoy más en tu línea. Pero el análisis que hace de las democracias actuales me parece muy acertado.
Una pena que, a menudo, se que de en un análisis y no ofrezca alternativas reales.
Vaya, te me has adelantado. Precisamente estaba preparando estos días un artículo sobre Hoppe.
Ya puedo adelantar que este señor me cae gordo, por mucho que pertenezca al Mises Institute. Sus razonamientos me parecen tramposos y su moral repugnante. Sus escritos me recuerdan, en cuanto a la pseudo-lógica empleada, al Mein Kampf de nuestro amigo Adolfo.
No es de extrañar que algunas de esas conferencias que perpetra estén auspiciadas por partidos de extrema derecha, racistas, anti-demócratas, revisionistas (y negacionistas) como el Vlams Block belga.
Un tipo peligroso este Hoppe.