Cúpulas Invertidas

Los anticlericales de todos los tiempos han criticado acerbamente, y no sin algo de razón, el derroche fastuoso de la Iglesia en sus edificios emblemáticos, en particular en la Sede Vaticana, muestras de un poder y una riqueza terrenales nada concordantes con la pobreza y la austeridad genuinas que se predicaban en el Evangelio. Dicha exhibición, pese a la enorme belleza de las obras arquitectónicas, pictóricas y escultóricas –cuya ejecución fue posible gracias a un mecenazgo y a unos medios que sólo podían proporcionar los que detentaban el poder de forma indisimulada- resulta especialmente hiriente a los ojos de quienes, dentro de la misma Iglesia, optaron por la fórmula original y se sumergieron en los fangos de la miseria. Gran parte de las herejías medievales no eran más que intentos fallidos de obedecer el mensaje de Cristo de hermandad entre los hombres en la pobreza. Como institución milenaria, la Iglesia, tiene en sí y tras de sí una larga, compleja y profunda historia, que no se puede reducir a unas pocas frases, ni laudatorias ni condenatorias. Como institución humana e histórica que es, es imperfecta, y para mantenerse a través del tiempo ha servido con una mano a Dios y con otra al diablo, construyendo sobre la piedra de Pedro un edificio que resistiera los terremotos de la Historia.

La cúpula de la Capilla Sixtina es, nadie lo negará, una de las cumbres del arte sacro y del arte en general. Miguel Ángel hizo un trabajo para la eternidad, tal como se pretendía. Con o sin Dios la obra perdurará en el imaginario colectivo mientras el hombre sea hombre. Se trata de una huella indeleble del espíritu humano, de un espíritu que apunta a los más alto, sin alcanzarlo, como la mano del hombre apunta a la de Dios, sin llegar a tocarla, de un espíritu que, guste o no guste, estaba henchido por la fe y la cultura cristianas: el cristianismo alcanza a través de esta obra una de sus cumbres artísticas y espirituales.

Los valores progresistas y laicos han creado algo más cutre. Con el mecenazgo de los que ahora detentan el poder, como no podía ser de otra forma, Miquel Barceló, está realizando una obra artística –y que me perdonen los que creen que el arte es otra cosa- en otra cúpula. Ahora el mecenazgo responde aún más a criterios ideológicos, y cuando no se le llama subvención se pretende que es una transacción mercantil, como si las dos partes fueran agentes libres que obran voluntariamente e intercambian sus respectivos bienes y servicios. El caso es que el dinero que va a embolsarse Barceló –así como todos sus proveedores, colaboradores y demás- no vendrá de un agente libre. Saldrá de los bolsillos de los contribuyentes, muchos de los cuales, JAMÁS financiarían ni pagarían sus obras ni, en especial esta y lo que representa. Muchos no estamos de acuerdo con este despilfarro y esta estética, pero no dejaremos de pagar nuestros impuestos para que sea posible. Los Derechos Humanos y la Alianza de Civilizaciones serán homenajeados por todo lo alto –en una cúpula, ni más ni menos- mientras a diario se constata el fracaso del modelo progresista y la imposibilidad de conciliar el islamismo con los derechos humanos más elementales –empezando, por ejemplo, por los de las mujeres. De paso se gastan ingentes cantidades de dinero que podrían tener un uso mucho mejor, menos frívolo y lujoso, si se destinasen a combatir la miseria o, simplemente, si se dejasen en los bolsillo de los que se sustrajeron.

Igual que la cúpula de la Capilla Sixtina apunta hacia el cielo, a lo alto, en su convexidad orientada a lo divino, la cúpula de Barceló debería invertirse, apuntado a la tierra, a lo bajo, a lo humano, demasiado humano. Los pseudovalores, los valores que son tantas veces contravalores, los valores que surgen de la desidia intelectual y espiritual, de la apuesta por lo fácil e inmediato, los valores de quien “dice lo que piensa sin pensar lo que dice”, los valores de la posmodernidad irreflexiva que se pinta a sí misma como cultura, los valores de la negación de Dios y de todo lo que Dios pueda suponer de proyección hacia algo mejor, más noble, forman una cúpula invertida que amenaza con derrumbarse sobre las cabezas de quienes la -levantaron (los contribuyentes, ¿en quién pensaban?).

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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18 comentarios

  1. Los banqueros más que cerca del poder, son el poder. En cuanto a los constructores, se arriman todo lo posible, claro. La ambición oligopolista, como señala Germánico es común a los ricos, para hacerse aun más ricos.

    Pero, al menos, cuando el poder público adjudica una obra a los constructores media un concurso o subasta que, aun amañados o dirigidos, ya es algo.

    Y además, no nos olvidemos que en el imaginario progre los banqueros y constructores son de los malos y los artistas de los buenos. Sobre todo los de la ceja. Un poquito de disimulo no estaría mal para estos casos. Por aquello de la mujer del césar….

  2. Un artista ejerce un influjo sobre las mentes de los otros que le confiere cierto poder espiritual. Para que este se traduzca en poder material tiene que vender sus obras, a ser posible al mejor postor (que, cómo no, suele ser alguien con mucho poder, y más el que tiene el «poder» de obtener de todos coactivamente el tributo). Los banqueros y los constructores tienen también su cuota de poder .Si bien nadie diría que la gente se junta con ellos «por amor al arte» no se puede negar que su «atractivo» es muy fuerte. Gran parte de su poder lo obtienen con su actividad y el manejo de recursos materiales y humanos. Algunos de ellos, aprovechando coyunturas o estructuras de poder político ventajosas, se juntan con los jerifaltes para aumentar su cuota de poder o para convertirse en privilegiados monopolistas u oligopolistas de algún chollo pseudocompetitivo. Cuando el poder político se mete por medio lo corrompe todo. A mi me parece muy bien la obra de Barceló, pero habiendo una cúpula a decorar y miles de artistas para hacerlo (con diferentes precios y diferentes obras, cierto es) ¿Por qué se le escoge a él? ¿y por qué de entre los miles de motivos que podrían “figurar” en tal cúpula, se elige la Alianza de Civilizaciones, asociándola además a los Derechos Humanos? Doctores tiene la Iglesia. Lo de la ceja era una mala señal. Alguien ha elegido por todos, con el dinero de todos, a un artista que gusta a unos pocos y que políticamente sigue a unos pocos para decorar en nombre de unos valores que comparten unos pocos. ¡Si, ya lo sé, la dichosa Democracia!…¿es que hay un sistema mejor para elegir a los representantes de las ideas y sentires de la gente?….¿y es que puede pedirse al poder que se autolimite?…en realidad la cuestión es de calidad de nuestros políticos (y artistas, desde la perspectiva humana y política). Carecen de elegancia, de estilo, son poco aristocráticos, poco comedidos en sus manifestaciones, son chusma, en fin, Decadencia rampante. Y su basura la pagamos todos, a mayor gloria del buenismo intransigente de la progresía.

  3. A lo mejor la pregunta es por qué el talento artístico suele estar cerca del poder.

    Y la respuesta es evidente, con minutas como la que nos ocupa.

  4. Hay poderes y poderes, artistas y artistas, valores y valores y épocas y épocas, amigo Smith, y lo que hay, sobre todo, es un enorme gasto en frivolidades y lujos en nombre de ideales de decadencia.

  5. El Guernica lo pagó el gobierno de la República para la Exposición Universal de París durante la guerra. Es un cuadro absolutamente icónico, incomprendido y despreciado por muchos, con una clara finalidad adoctrinadora y ahí está, en la historia del arte. No sabemos nunca lo que trascenderá y una vez hecho nadie se acuerda de quien lo pagó. Lo cierto es que si está en el video de la ceja tiene derecho a estarlo y todos nosotros a preguntarnos si hay relación causa-efecto y por qué y por quién se elige a un artista determinado que en este caso representa a España: Barceló es uno de los grandes a nivel internacional y eso merece respeto por el artista. Merece preguntarse si está el precio pagado en la cotización que tiene: si es así, ¿qué tenemos que decir del pobre -rico, ya, como lo fue Picasso – pintor?

    Lo que vengo a decirles es que conviene que separemos nuestra valoración estética del trabajo del pintor (buena, mala, mediopensionista) del proceso de decisión. Es decir, no porque sea de Barceló es mejor o peor decisión. La cuestión es si el gobierno tiene que pagar millones de euros en arte para defender alguna causa o, simplemente, para mejorar nuestro espíritu. Y más en este momento. Si la iglesia tiene o ha tenido mejor gusto que los seglares en sus operaciones de propaganda y elevación del espíritu que el poder terrenal, me parece difícil de determinar: Bach trabajó a las ordenes de los príncipes y como organista de las iglesias, compuso obra profana y obra religiosa pagado por ambos tipos de «clientes». Mozart fue pagado para tocar ante los reyes. Goya por la corte española. A lo mejor la pregunta es por qué el poder suele estar cerca del talento artístico.

  6. Justo iba a poner lo mismo que ha puesto Nairu. A mí que un señor particular quiera gastarse su fortuna en que le pongan estalactitas en el techo y las coloreen a manchones de pintura, me da igual. Pero que usen fondos públicos y encima lo hagan en el contexto de una crisis económica muy grave,me parece de una desfachatez fuera de lugar. Que de 19 millones de euros que vale la cúpula, el Gobierno español va a pagar la friolera de ¡¡¡7,4 millones de euros!!!
    El arte siempre ha sido caro y elitista: pues que lo pague quien tenga dinero y pertenezca a la élite, pero que al que no pueda llegar a fin de mes le cobren impuestos para coches «tuneados», fondos de armario sin fondo, remodelaciones de despachos de ministerios y cúpulas para no dormir, me parece injusto, oscurantista y profundamente antieconómico. Amén de que lo de que la ONU diga algo en beneficio de los Derechos Humanos es como para tirarse para atrás de la risa…

  7. Como apunta Nairu, Barceló es de los que tenía motivo. Varios millones de motivos en concreto (en efectivo o cómodos plazos).

    Y ésa es la clave. A mí, hasta me puede gustar la obra en cuestión. Pero lo que no soporto es que sistemáticamente se gaste mi dinero en ese tipo de cosas. Y lo que soporto aun menos es que cuanto más progre se manifieste un artista, más subvenciones le caen. De los sociatas por afinidad y de los peperos por el que dirán.

  8. Menudo chollo que tiene el Barceló. Que haya gente dispuesta a pagarle voluntariamente su ¿arte?,es una cosa, cada cual es libre de tirar su dinero si quiere, pero esto ya es de traca.

  9. Supongo que todo es opinable, Mr Smith, desde el valor artístico respectivo de las obras de Miguel Ángel y Barceló hasta los valores que se pretenden transmitir a través de las obras. Pero unos son valores de Decadencia (lo de concordia suena bien, pero es disparatado en este contexto) y los otros no, y un artista tiene una obra indiscutiblemente sublime y el otro está sujeto a benévolas interpretaciones y subjetividades valorativas (nadie supongo que ponga en duda su pericia técnica). Lo que seguro que no podremos discutir por mucho tiempo es el despilfarro realizado con nuestro dinero para ensalzar los valores de unos pocos.

    La Capilla Sixtina es para gloria de Dios, no de ningún faraón, Libertymad.

  10. Querido, es lo que hacen los presidentes de Francia. Cada uno realiza alguna obra faraónica en París para ser recordado, igual que los papas de antes en Roma. En EE.UU. son más modestos, les basta con una gran biblioteca-museo en la que suelen hacerse investigaciones interesantes. El dinero es privado, aunque de empresarios favorecidos por las leyes impulsadas por el presi en cuestión. ZP ha ido a construirse su monumento a Ginebra porque él no cree en la nación española. Creo que das en el clavo, aunque el último párrafo me parece una tontería propia de teoría de conspiración barata.
    Desde un punto de vista cínico, podríamos decir que al menos Franco se hizo el Valle de los Caídos en España, y el rey de Marruecos la mezquita de oro también en su país.

  11. ¿Sin algo de razón?

    Diría más bien con fundamento. Puede decirse que es humano y no patrimonio exclusivo de la iglesia católica, pero los que defienden que los pobres entrarán antes en el cielo debieran mirarse la paja en el ojo. El socialismo real ha tenido, tiene, características similares. Podríamos hablar del rolex de platino que Raúl Castro regala a los afines del círculo de los elegidos. También tiene fundamento.

    Pero no disparen al artista. La estética es cuestión de gusto y no entraremos en eso. Miquel Barceló (es mallorquín, no vasco, se escribe con «q») personalmente me entusiasma. No pretendo que le guste a nadie más y no implica que me guste la famosa cúpula: hay películas de Scorsese que tampoco me gustan y me sigue pareciendo un genio. El artista vive de su trabajo y cobra lo que estime oportuno y le quieran pagar.

    No olvidemos, tampoco, que el arte siempre se ha pagado por los poderosos porque es un lujo. Y que siempre han tenido esos encargos una finalidad adoctrinadora o ilustrativa que puede tener resultados maravillosos. La Capilla Sixtina nos cuenta una versión del mundo que sólo pueden tomarse en serio los creyentes asumiendo todas las licencias poéticas que queramos. Ahora otros nos quieren contar una versión de la concordia mundial: nada impide que el resultado pase a la posteridad o, tampoco, a la banalidad. No olvidemos que la Capilla Sixtina la paga un estado, que es el Vaticano, y que la iglesia ha sido parte del estado hasta que las revoluciones ¡dios mío! liberales pregonaron su separación.

    Arte, gobierno y financiación son relaciones altamente complejas y altamente opinables. Antes había aquello de erigir monumentos por suscripción pública. Creo que La Almudena se terminó así. El resultado estético es contrario a mi gusto pero tiene el sabor de que, teóricamente, lo pagaron los que lo quisieron.

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