¡Independencia! … individual

[blockquote align=»right» author=»»]Nos prometen la felicidad y la seguridad a cambio de someternos a su dictado, a su percepción moral, a su forma de entender la vida.[/blockquote]Hay quienes creen que el Estado o cualquier otra instancia ajena a ellos mismos puede hacerles felices. Se equivocan. Desde el momento en que encargo a otro que me haga feliz, el otro se esforzará por hacer lo que él cree correcto para ello y no  necesariamente aquello que yo deseo. Es cierto que, en ocasiones, compartimos deseos con otras muchas personas. Pero no siempre. Precisamente por ello no debemos caer nunca en el encanto de las propuestas socialistas, de izquierdas y de derechas, y de todo sistema autoritarista y/o paternalista.  Nos prometen la felicidad y la seguridad a cambio de someternos a su dictado, a su percepción moral, a su forma de entender la vida. No me cabe la menor duda de que, probablemente, muchas personas compartan ese estilo de vida y sean, por ello, felices.  Pero no todos. Y ahí es justamente donde se genera el problema. Los colectivistas de todo color intentarán, por medio de la imposición si fuese necesario, homogeneizar la sociedad para asegurar la felicidad de la mayoría. Un individuo independiente, consciente del valor de su libertad y del valor de la libertad de los demás, jamás exigiría el sacrificio de los intereses de una minoría para satisfacer sus deseos. Y esto último es justamente lo que ocurre cada vez que el Estado promulga leyes que afectan lesivamente la vida privada de los ciudadanos.

No podemos en ningún caso perder de vista que cualquier promesa de paraísos terrenales venida de otro no deja de ser más que la formulación mágica de un deseo: apenas un conjuro. Las personas somos diferentes. Lo que para uno es el cielo es para otro el infierno. En una sociedad libre, cada cual puede/debe buscar su propio cielo. Muchos serán los que jamás lo consigan. Muchos no sabrán siquiera cómo es “su” cielo. Pero todos podrán intentarlo. [blockquote align=»right» author=»»]Los sistemas autoritarios sólo son estupendos cuando el estilo de vida propio se corresponde con el de la autoridad[/blockquote]

Los sistemas autoritarios sólo son estupendos cuando el estilo de vida propio se corresponde con el de la autoridad. En cuanto el individuo cae en una minoría, en la disidencia, se convierten en verdaderas pesadillas. Pero el nuestro no es un sistema autoritario, es un sistema paternalista, basado en el “bien común”, fundamentado en lo más miope  del conservadurismo moral (si hemos evolucionado como una determinada forma de sociedad es porque esta es la mejor opción), definido por lo peor del colectivismo marxista (es preferible una sociedad de mediocres iguales a cualquier otro modelo)   y desarrollado a golpe de enfrentamiento entre “mayorías”.

En una sociedad como la nuestra vivimos contínuamente bajo la amenaza de levantarnos un buen día y encontrarnos que, por ley, hacer lo que hacíamos ayer para conseguir nuestra felicidad (ampliar la terraza de nuestra casa, por ejemplo) nos ha convertido en delincuentes.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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9 comentarios

  1. Yo creo que a estas alturas nadie discute la necesidad del Estado. Lo que se discuten son sus límites. En ese sentido, que es el que yo lo tomo, Luís actúa como una de las (pocas) personas que intenta frenar el gigantismo estatal y su dependencia infantilizante de él, que hoy es ya un problema grave de elusión de responsabilidades individuales.

    • Yo creo que el problema es que si lo tienes que tomar en un sentido, quiere decir que el sentido no está muy claro. Y que si quieres discutir los límites del estado, deberías plantear la discusión de los límites del estado. Y no, por ejemplo, si quiero que el estado me dé la felicidad (no conozco ningún caso), o que el estado prometa el paraíso en la tierra (no conozco ningún caso, fuera del proyecto de Chupi Estado Catalán).

      Pero los límites el estado no es ninguna discusión arcana ni novedosa; es aquello sobre lo que pivota la política desde la II GM. Ese es el núcleo de la discusión política.

      La tendencia infantilizante me parece un punto clave. Pero tampoco nuevo. Probablemente viene del nacimiento de nuestra especie, que tiene toda a pinta de un proceso de «neotenia» ( https://en.wikipedia.org/wiki/Neoteny ). Y yo creo que todos los procesos de «civilización» y «avance» han sido nuevas vueltas de tuerca en la infantilización. La mera domesticación parece un proceso de neotenia.

      https://www.youtube.com/watch?v=ShaxRuy47p8

      Y la «civilización» (sociedades mayores y más complejas) parce un proceso de auto-domesticación.

      Si queremos operar, o protestar, sobre «infantilización», tenemos que empezar por entenderla. Por saber de dónde viene, y saber lo que hace. Y entender: la infantilización ganará en la medida en que la sociedad que la lleve a cabo tenga una ventaja sobre las que no. Y normalmente vas a averiguarlo después de la competición, nunca antes. Aquí las teorías florales no sirven para nada, porque el sistema es demasiado complejo como para que lo «capturemos».

      ¿Quieres luchar contra la infantilización porque te toca las narices? Estupendo, estoy contigo. Crea en tu ámbito y en tus posibilidades sistemas menos infantiles, y ponlos a competir con los sistemas kindergarten. O, si eres teórico, diseña esos sistemas. Pero preocúpate de que se pueden probar antes de seguir. Pero si piensas en mi, me , yo, conmigo, cuando estamos hablando de sistemas, no estás haciendo nada. Aparte de desprestigiar (marginalizar) el liberalismo, quiero decir.

      • No suelo estar en desacuerdo con lo que dices. En general, tienes habilidad para poner de manifiesto aspectos colaterales al objetivo central de un mensaje, que siendo ciertos, lo que logran es desvirtuar el mensaje original sin centrar el tuyo en su lugar. Generalmente, sólo apuntas flancos débiles del argumentario principal, apoyándote en que el lenguaje y los conceptos son terriblemente elásticos. Es cierto,por ejemplo, que si tomo algo en un sentido, es que el sentido no está claro, pero lo hacemos continuamente cuando hablamos (se llaman prejuicios), lo cual es necesario para entendernos con rapidez. De hecho, jugar con el doble sentido forma parte del humor más inteligente.

        Cuando hablo de infantilización, lo entiendo principalmente como irresponsabilización (y aventuro el prejuicio de que Luís también va por ese camino), y en ese marco todo lo que dice cobra sentido. Por supuesto que el riesgo de error o de interpretación alternativa es real, pero puede que el intento de acotar esas posibilidades sea contraproducente, en demasiados casos, para la economía del lenguaje.

        Por otra parte, lo único que me puede parecer contraproducente de tus comentarios, en algunas ocasiones, es que pueden desanimar más que animar al debate (aunque en el debate se digan tonterías). En el caso de Luís, me gusta de él su generosidad al aportar ideas, contracorriente, de un modo continuo (puedo extenderlo a todos los que escriben asiduamente aquí y en otros sitios donde se navega contra la idiotización de cualquier tipo). Sé que al final, a este tipo de personas, con el tiempo, las suele doblegar el desánimo: -¿Total, para qué? Y en ese sentido, tus habituales juegos sacapuntas con Luís me parecen negativos. Lo mismo que dices en este comentario lo podrías haber dicho en el primero (sustituyéndolo y aportando el concepto, poco común, de neotenia), y la extensión de la idea de la entrada de Luís habría quedado ampliada con un efecto positivo que quizás te hubiera sido más gratificante que el gusto de ensayar variantes efectistas sin más sentido. Pero bueno, eres tú.

        DIces que «Si queremos operar, o protestar, sobre «infantilización», tenemos que empezar por entenderla.» Bueno, sería estupendo, pero casi siempre que se empieza a luchar contra algo suele hacerse desde la más completa ignorancia. Primero te duele algo y luego te pones a pensar. Por mi parte he podido luchar contra ella (es un privilegio de todo profesor, si quiere), y experimentar los resultados, pero creo que he luchado contra ella desde niño de un modo instintivo e ignorante (me encantaba asumir responsabilidades y afortunadamente, entonces te las daban sin complejos). Lo que no entiendo es cómo puedo «marginalizar» el liberalismo si lucho contra la infantilización de la sociedad sin crear un sistema. ¿Valen los sistemas individuales? Entonces siempre se da el caso y por obvio sobra el apunte, pero si no valen, resulta que estoy despretigiando el liberalismo. Ahí sí que me duele. En fin, quitando la ironía, si estás luchando contra la infantilización desde un sistema creado por ti, el tema creo que interesará a muchos. Si no es así, pues…

        • Yo creo que «aspectos colaterales», entender o no entender, y marginalización del liberalismo, son lo mismo. Y son como los describes … sólo en el punto de vista en el que tus asunciones sean axiomas. Pero para la mayoría no sólo no son axiomas, sino que son asunciones falsas. De ahí marginalización: estás hablando exclusivamente para el sector que te entiende (los que tienen tus asunciones como axioma). Y como es pequeño, estás hablando en el margen.

          A ver si puedo explicarlo.

          Cuando hablo de infantilización, lo entiendo principalmente como irresponsabilización (y aventuro el prejuicio de que Luís también va por ese camino)

          Y yo también. Yo os entiendo perfectamente; la diferencia es que también entiendo a los que no os entienden. Cuando tú dices «responsable», la mayoría te va a entender: desprotegido. Sin red; si la cago, la he jodido. Y entonces, ni «responsable» es un valor absolutamente bueno, ni desprotegido es uno absolutamente malo. Pero ese balance tiene efectos en la sociedad, y unas sociedades son mejores que otras. Mejores, como en victoriosas sobre; simplemente.

          Pero sobre todo, si quieres tener un impacto fuera de tu círculo de creencias, tienes que tener cierta idea sobre el origen y el efecto de «infantilización». Como poco, para saber sus posibles significados fuera de tu círculo. La recepción del mensaje allende los mares.

          La «infantilización», sin ser algo malo en sí mismo (es lo que nos ha hecho lo que somos), tiene sus aspectos perniciosos. Uno a uno, un «adulto» vale más que muchos infantilizados … hasta cierto número. Los sapiens infantilizados (menos violentos, menos fuertes, mas colaborativos) acaban con los muy «adultos» neandertales. Pero en momentos de crisis, mejor apartas a los niños del campo de juego, y das paso a los alfa. Aparte de un equilibrio, debe haber un límite a la neotenia. Espero.

          Lo que no tiene sentido es ese enfoque radical. Quito de en medio toda la mierda que no me gusta, y me quedo con «libertad» y «responsabilidad». Guay. ¿Y por qué crees que la mierda estaba ahí en primer lugar? ¿Un adorno? ¿Un parásito? Sumamente improbable. No creo que lo que estoy diciendo tenga nada de «colateral» … fuera del margencito. Lo veo muy sustancial.

          Lo que no entiendo es cómo puedo «marginalizar» el liberalismo si lucho contra la infantilización de la sociedad sin crear un sistema.

          No, es por hacerlo desde un planteamiento que no te pueden entender desde fuera del club, hablando en nombre del liberalismo. Si hablas de los efectos de un grado excesivo de falta de responsabilidad en el sistema, puede que no les guste, pero puede que lo entiendan.

          Añado. Un ejemplo. Si los que no te entienden quieren protección, y lo que a ti te molesta es infantilización, busca algo que proporcione suficiente protección y que evite la mayor parte de la infantilización. Sustituye los términos por los que corresponda, en cada caso. Eso sería operar en el mundo. O intentarlo.

          • Supongamos que tu primer comentario hubiera sido del tipo: -“Hablar exclusivamente para el sector que te entiende es marginar el liberalismo, que es lo mismo que desprestigiarlo” (que pretende ser una síntesis de tus comentarios finales). Ello hubiera sido una forma más constructiva e interesante de ampliar un punto de vista (en esta ocasión el de Luís en su entrada), que sin duda es parcial, como no pueden evitar serlo todos y habríamos ahorrado tiempo. Pero la cosa no empezó así. Fue un simple “zasca” (comentario 2) que nos marginalizó a todos de las intenciones que ahora expones. Por otra parte, ya he escrito aquí, en alguna parte, que esto bien podría parecerse a algo así como una reunión de “liberales anónimos” (un objetivo legítimo), porque ciertamente, no corren buenos tiempos para el liberalismo, por lo cual no conviene olvidar quién viene por este blog y a quiénes principalmente se dirige.

            Pero bien, demos por buenas las intenciones que al menos yo, marginalizado total por tus axiomas, no supe adivinar, porque sí que es verdad que todo el que dice algo, lo dice por algo, es decir que le interesa que llegue o no hablaría. Y dices cosas que pueden interesar, no sólo a los liberales, sino también a los que no lo son (la mayoría, como se ve en las elecciones) por miedo implícito a la responsabilidad. Pero vaya por delante que yo no he hecho la entrada, sino sólo apuntes a tus comentarios para recordar, que en esencia, no ayudan a nadie, ni siquiera a ti, sino lo contrario. Desaniman. Pero tomo el testigo.

            1.- Concepto responsabilidad en positivo: indica que una persona es capaz de asumir retos sin miedo. Demuestra confianza. Se refuerza con hechos comprobados. Despierta admiración (el amor es admiración, otra cosa es la querencia), reconocimiento y respeto. Suelen ser personas de éxito vital y material. Tienen mucho más fácil mantener su integridad moral y su dignidad. Y habría mucho más, pero creo que ya es suficiente para aceptar que a todo el mundo le gustaría este lado de la responsabilidad.

            2.- Concepto de responsabilidad en negativo: tienes que pagar por tus errores y asumir la pérdida proporcional de todo lo antedicho. Esto es lo que no le gusta a nadie, pero el individuo responsable (maduro), paga y recupera con ello su autoestima, el irresponsable (inmaduro=infantilizado), rehúye el pago en la medida que puede evitarlo. Pero el precio no es pequeño. Él sabe lo que es y lo que vale, y lo que es peor, la gente que más le importa también. De acuerdo que pretenden simular que no les importa, pero sólo es autoengaño. (Es otro tema.)

            Conclusión: convendría (para el bien del individuo, y por lo tanto de la sociedad), que desde pequeños se educara a las personas en la asunción de ambos aspectos, mejorando el primero para evitar en lo posible el segundo. Resumo diciéndote que el sistema educativo actual promueve justamente lo contrario. (Otro tema.)

            3.- Vienes a decir en tus comentarios que el sistema actual (infantilización) funciona y es el que vende. Tienes razón ahora, pero eso no significa que sea bueno. Puede que sólo sea un cómodo tren que se acerca a un puente que se derrumbará a su paso. Algunos (tan incomprendidos como molestos para los satisfechos pasajeros), intentarán avisar y frenar, pero otros, la mayoría, no querrán molestias ni que les agüen la fiesta. Y algunos hasta harán sátiras.

            4.- Aconsejas también que en vez de hablar, mejor crear un sistema menos “infantilizante” y venderlo. No veo por qué no se pueden hacer ambas cosas o sólo una de ellas. A parte de que “sistema” parece algo demasiado complejo para un individuo. E inevitablemente tendrá que caer en la ingeniería social para venderlo. Puede que a muchos no les guste ese trabajo ni siquiera al mejor precio, pero luego está también el ejemplo individual. Mucho más modesto, pero con la ventaja de que no puede coaccionar, sólo convencer. En este blog se hace bastante de esto. Quizás no se pueda o no se quiera más. No veo que esto rebata en nada la entrada de Luís ni su objetivo más probable, pero bueno, es otra idea.

            5.- Sobre la limitación de la comprensión (axiomas ciertos para unos, falsos para otros). Vaya por delante que salvo tú, nadie ha hablado de axiomas (puede encubrir intención oculta de asignar subliminalmente dogmatismo a la otra parte). Y tampoco nadie ha dicho que le “moleste” la infantilización (otro término peyorativo en el contexto para la otra parte). A mí, personalmente, me preocupa por el propio individuo que la sufre sin saberlo.
            Mira, cuando se utiliza el lenguaje es inevitable dejar fuera conceptos y personas SIEMPRE. El lenguaje es un convenio que como sabes muy bien, en primera instancia se ha de tomar por el significado más común. Pero es también como un campo al que no se le pueden poner puertas. Es esta característica lo que hace posible que gente con pocas luces, y algunos latiguillos, se salgan por la tangente a su gusto. (Por supuesto que no hablo de ti.) Tiene que quedar claro, cuando se habla, si la intención es entender lo que te dicen o ganar una batallita dialéctica (sofisma). La entrada de Luís, como ya dije, me parece clara en su intención: combatir el infantilismo que implica la excesiva dependencia del Estado. Asignarle otra cosa es sacarla de contexto.

            6.- Dices: -Y yo creo que todos los procesos de «civilización» y «avance» han sido nuevas vueltas de tuerca en la infantilización.

            Es una idea interesante. Y preocupante si fuera verdad. Si avance es infantilización, mejor sería no avanzar. Pero probablemente no sea así. Es cierto que las sociedades sin protección social producen individuos más autónomos (aunque relativamente simples), pero las sociedades más avanzadas producen también individuos autónomos y mucho más complejos. Claro que en mucha menor cantidad. Es otra forma de maltusianismo encubierto. No tengo argumentos para decantarme, pero prefiero creer que el ingenio humano es capaz de sacarnos de ésa también.

            Y ya ves, si lo que quieres es aportar ideas al debate, estaría bien que lo hicieras de entrada, pero si lo que te apetece es soltar “agudezas”, pues no estaría mal que te mantuvieras en la línea hasta el final. Bueno, a menos que lo que quieras sea “marginalizar”.

  2. Un par de comentarios:
    1º Coincido con Plaza en que culpar al Estado de nuestros males como sociedad es tan incorrecto como aspirar a conseguir la felicidad individual (sea lo que sea ese concepto tan ambiguo) por medio del mismo.
    Por otro lado me parece acertada la descripción del art. de que «Los sistemas autoritarios sólo son estupendos cuando el estilo de vida propio se corresponde con el de la autoridad», y el reconocimiento de que «el nuestro no es un sistema autoritario, es un sistema paternalista».
    Lo digo porque a veces tengo la impresión de que la aversión de cariz «religiosa» al Estado hace que algunos lleguen a creer que el nuestro es de los primeros o aun peor, de los dictatoriales, lo cual invalida cualquier discurso al respecto.
    2º A menudo tengo la impresión de que lo que Luis critica realmente en sus artículos es la burocracia. Si es así, estoy completamente de acuerdo, y sería una cuestión interesante debatir si el Estado moderno y funcional que Plaza menciona conlleva inexorablemente el desarrollo de la hiperburocratización que padecemos.
    Pero eso es otro debate.

    • Yo creo que aspirar a «conseguir la felicidad» es un despropósito total. Toma ciertas drogas, y verás qué fácil es. Pero la felicidad es un premio por conseguir otra cosa (por ejemplo ligarte a la maciza del baile), y es un premio que nos viene de fuera (por ejemplo nuestros genes) y no tiene nada que ver con uno mismo. O con la «libertad».

      Lo de los sistemas «autoritarios» o «paternalistas» no puedo entenderlo, porque no están definidos. Sí puedo pensar que imagino a qué se refiere, pero eso no deja de ser imaginario. A menudo cada uno imagina algo distinto, y acabamos hablando «past each other».

  3. Hay quienes creen que el Estado (1) o cualquier otra instancia ajena a ellos mismos (2) puede hacerles felices. Se equivocan.

    Primera parte:

    1. Mira la gente que vive en un no-estado. Por ejemplo bandas de cazadores recolectores.
    2. Mira la gente que viven en estados no funcionales. Ej.: estados fallidos.
    3. Mira la gente que vive en estados funcionales.

    Intenta repetir la frase de arriba, sección (1), tras las observaciones.

    Segunda parte:

    1. Mira la gente que vive en estructuras sociales. Instancia ajena a ellos mismos, no elegida y no creada por ellos mismos.
    2. Mira la gente que vive fuera de estructuras sociales, o en conglomerados humanos menos estructurados.

    Intenta repetir la frase de arriba, sección (2), tras las observaciones.

    Tercera parte:

    – Tómate una copa de Armagnac Gran Reserva, a mi salud.

  4. Personalmente soy partidario acérrimo del individualismo, como contraposición a cualquier tipo de colectivismo, ya que creo que el individuo, como bien decía Ayn Rand, es la minoría mas débil a la que hay que cuidar y mucho. Son los hombres y mujeres libres, usando sus capacidades y talentos, alejados de la masa embrutecida, los que nos han traído hasta aquí. El desarrollo de la humanidad se lo debemos a esas mentes brillantes que han inventado, innovado, creado, fabricado, todo lo habido y por haber, y sin ellos todavía estaríamos en la Edad de Piedra. De todo lo creado por ellos nos beneficiamos el resto de la humanidad, todos los días de nuestra vida, aunque no nos demos cuenta. Y no, no es la ley del más fuerte, es la ley, en tal caso, del más capaz, del más inteligente, del más creativo, del más competitivo, del más innovador. Es el eje razón-individualismo-capitalismo, frente al eje, altruismo-misticismo-colectivismo, así de sencillo.

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