Suceden cosas raras gracias a Internet. Hace un par de años que me topé con el blog de un leonés en el exilio. Me gustó de entrada su manera de decir las cosas. Por entonces yo daba los primeros pasos en esto de la blogocosa, y de alguna manera Desde el Exilio se convirtió en un ejemplo. Pasó el tiempo, compartimos enlaces, compartimos opiniones, compartimos una experiencia frustrada en materia de publicación digital y armamos lo más parecido a una amistad que puedo imaginarme entre dos personas que jamás se han visto las caras.
Pasó el tiempo, pasaron cosas en Europa y en América Latina. En algún momento invité a Luis a participar en mi blog cuando decidí convertirlo en una página de opinión colectiva. Hoy tengo el gusto de cruzar virtualmente el Atlántico para publicar en este sitio, completando una circularidad que me gusta asimilar -aunque sea remotamente- a las borgianas. Va ahora una disculpa anticipada: ya se sabe que los argentinos hablamos -y escribimos, obvio- algo que si bien se parece, tiene bastante poco de español. Pero será cosa de intentar una traducción, para poder contar algo de lo que pasa en estos abajos, que se siente tan remoto a lo que se conoce en esos arribas.
Don Gerardo!
Y lo autóctono, unitario en la diversidad, popular y sosialihta 🙂
Viva la democracia y el «pluralismo» (juas juas…)
Sorry…:)
Que bueno que viniste …. a casa!
…