¿Qué es el «principio de precaución»? Es aquél por el que, básicamente, cualquier técnica debería ser prohibida, siempre y cuando los riesgos asociados a ella no puedan ser debidamente valorados(es decir, no cuando un peligro ha sido identificado en la realidad, sino cuando creemos que «podría ser» una amenaza). Pero prácticamente todo nuevo invento presenta sus riesgos. De haber existido el principio de precaución en la antigüedad, los humanos nunca hubiéramos podido dominar el fuego o desarrollar herramientas, y la gente en las primeras civilizaciones nunca hubisen podido inventar la rueda o desarrollar las técnicas necesarias para obtener y manejar el hierro. Tampoco la revolución industrial habría sido posible bajo las condiciones del principio de precaución. Muchos de los métodos productivos de nuevo desarrollo entnces eran muy perjudiciales, como sabemos hoy en día.
Por supuesto, las nuevas tecnologías pueden tener consecuencias negativas no deseadas para muchas personas, pero para muchos otros pueden traer enormes beneficios. Deben ser las personas en libertad quienes puedan decididr si los beneficios obtenidos mediante una nueva tecnología justifican los riesgos que corren con ello. Evidentemente, ello no significa que los riesgos se reduycan al mínimo mediante la investigación, convirtiendo la nueva tecnología en más segura. Un ejemplo perfecto lo encntramos en el coche : los vehículos de uso personal e industrial se han ido haciendo más seguros con el paso del tiempo gracias a la experimentación, el ensayo y error y la incorporación de nuevas tecnologías. Además, hemos introducido el principio de responsabilidad. Todo el mundo, también los productores de nuevas tecnologías, se hace responsable de sus acciones. Quién no informe a los demás acerca de los riesgos en el uso de sus invenciones, será enjuiciado si su cliente sufre daños.
Y hemos dado con la palabra clave: responsabilidad. La responsabilidad de los ciudadanos por sus acciones, a la hora de tomar decisiones y valorar qué riesgos están dispuestos a correr y qué consecuencias se derivan de todo ello, ya no es un criterio para la libertad, sino que se percibe como un peligro para la sociedad y los propios ciudadanos. Las sociedades quedan reducidas a comunidades de asegurados en las que los llamados comportamientos insolidarios podrían conducir al daño de los otros, de forma que los riesgos individuales no sólo tienen consecuencias para el individuo, sino para todos.
Cuanto mayor es el empeño del Estado por asumir la responsabilidad del desarrollo social a través de la política, mayor es el grado de usurpación de la responsabilidad individual. Cada vez son más las normas y leyes que regulan nuestras vidas. Más las prohibiciones encaminadas a asegurar que nuestro comportamiento se adapte al “canon” establecido por el poder de turno. No piense por sí mismo, la verdadera virtud está en no pensar. No decida por sí mismo, lo verdaderamente virtuoso es no tener que tomar decisiones. Cuanto menos puedan decidir los individuos, menor será el grado de incertidumbre, mayor la capacidad de previsión de quien ostenta el poder. Les hablo de un proceso que se retroaliment vía «educación». En las últimas décadas, el miedo a los riesgos que acompañan toda innovación supera con creces la esperanza que podemos depositar en sus ventajas. ¿Quién está dispuesto a asmr responsabilidades, cuando no es eso lo que nos enseñan en las escuelas? La consecuencia es que tenemos más y más regulación y cada vez menos innovación.
Un ejemplo: el tiempo necesario para que un nuevo medicamento sea aprobado se ha incrementado desde la década de 1960 hasta la fecha de 8 a 13 años, en algunos casos incluso ¡hasta 20 años!. En última instancia, la consecuencia es que muchas personas mueren en nuestro afán por hacer la medicina más segura. El ejemplo más alarmante es la campaña contra el «arroz dorado», una variedad de arroz genéticamente modificado que podría combatir la deficiencia de vitamina A, responsable de 1-2 millones de muertes y 500.000 casos de ceguera anualmente. A día de hoy, sigue prohibido.
Y eso no es todo. La energía nuclear lleva mucho tiempo restringida por los temores de los políticos y los activistas. Fracking debería ser prohibido porque los riesgos no son valorables. El programa Apolo ya no hubiera sido posible hoy en día debido a que el riesgo sería inaceptable. Esto que les cuento explica por qué nos regocijamos con 140 caracteres en el ordenador en lugar de disfrutar de coches voladores. La solución para superar este gran estancamiento es menos regulación y más libertad.
A pesar de que nuestra generación disfruta de tanta prosperidad como ninguna otra antes, me queda la duda contínua: la tecnología moderna podría haber sido mucho más innovadora y revolucionaria. ¿Qué pasa con las futuras generaciones? El potencial tecnológico es casi ilimitado: impresoras 3D, la fusión nuclear, carne artificial, vacunas contra la adicción a las drogas, coches sin conductor, coches voladores, turismo espacial, colonización del espacio, la realidad aumentada, los robots inteligentes, órganos artificiales, tratamientos para prolongar la vida, …. y mucho más. Pero para cumplir todos esos sueños nos sobran leyes, nos faltan libertad y responsablidad.
En la vida los seres humanos interactúan y, precisamente por ello, toman decisiones. Cuanto mayor es el grado de normación de mis actos (de mi interacción) menor mi capacidad para tomar decisiones. Cuantas menos decisiones deba tomar, menor será el número de ocasiones en las que podré experimentar las consecuencias -positivas y negativas- de las mismas y, por tanto, de aprender. Mis actos normados acarrean consecuencias previstas, caigo en los automatismos previstos por la política. Dejo de ser yo para convertirme en nosotros.
Si mis decisiones ya están tomadas (mis actos perfectamente normados), las consecuencias socializadas y la innovación reglada -incluso prohibida- ya no necesito ser responsable. Me basta con ser obediente.
Libertad y responsabilidad. Suena bonito, pero en la vida real la responsabilidad empieza a desaparecer en cuanto los intereses entran en acción, o incluso la comodidad está en juego. Sin olvidar que la responsabilidad es algo subjetivo, y cuando montamos algo gordo tratamos de minimizar las consecuencias para eludir esa responsabilidad. Y la imagen que tenemos de nosotros mismos como personas responsables y con comportamientos responsables es aún más subjetiva.
California sufre sequía, hay que racionar el agua y hay gente que protesta porque «si puedo pagar el agua ¿por qué me la racionan?» Mucha libertad y responsabilidad poca.
Si ya entra en juego la irracionalidad, la responsabilidad brilla por su ausencia, como con los movimientos antivacunas, que han resucitado epidemias casi erradicadas en US.
Como el ser humano es como es, hacen falta ponerle normas iguales para todos para que no eluda total o parcialmente las responsabilidades fruto del ejercicio de sus libertades.
Otras cosas que comentas, en fin, la energía nuclear no está restringida por temores políticos y por los activistas. Encuéntrame inversores privados dispuestos a pagar la construcción de una central sin ayudas, subvenciones, créditos blandos y la protección de papá estado y te explico porqué está restringida. El fracking no se va a prohíbir por sus posibles consecuencias, simplemente se está muriendo porque sin flujo indefinido de crédito no va, y el esquema piramidal está llegando a su fin. El programa Apolo hoy no se podría pagar porque el barril de petróleo no cuesta lo que costaba en 1969.
Y los coches voladores, bueno, eso y lo de las posibilidades ilimitadas de la tecnología me ha hecho reir y todo. En la vida real lo rentable es viable y lo que no estás dispuesto a pagar, no. Y los coches voladores no son rentables porque gastan mucha energía. Entendiendo que se refiere a coches como el De Lorean de Regreso al Futuro, porque cochecitos que van arrastrando unas alas plegables ha habido desde los años 50.
Pero oye, la ilusión es libre.
Saludos
Estimado Luis:
muchas veces pienso que si aplicamos el principio de precaución ni siquiera podríamos hacer unas patatas fritas o un tortilla por los riesgos que implica cocinar con aceite tan cerca del fuego.
Saludos cordiales
Luis
Buena reflexión, Luis.
El principio de precaución no aguanta ni el más mínimo análisis riguroso, pero es algo que los sociatas de todos los partidos usan para aumentar su poder sobre el resto de la masa borreguil. Y les sigue funcionando, lo que da una idea del cociente intelectual de dicha masa borreguil. Hace ya tiempo leí un artículo de Walter E. Williams criticando a la FDA por el retraso en autorizar los nuevos medicamentos y la cantidad de muertos que este retraso acarrea, pero claro, como se dice en ese artículo, esos muertos no se «ven».
Offtopic: Soy incapaz de logearme en esta nueva web.