Algo se mueve en Alemania. Ciertamente en la dirección equivocada, pero algo se mueve. Desde el discurso del ministro Müntefering, dónde dejó claro hacia dónde va el viaje emprendido por la socialdemocracia alemana, marcando un futuro que hipoteca las acciones de éste o cualquier otro gobierno, no cesan las intervenciones de políticos germanos socialdemócrtas que nos llevan de la incredulidad a la indignación. El SPD se había embarcado en un viaje al pasado, subido a un barco en el que el piloto era novato y donde se ignoraban (se ignoran) las corrientes cambientes del presente. Pero esto va a cambiar, ya que Müntefering, secundado perfectamente la señora Nahles, ha marcado un nuevo rumbo, ha tomado él mismo el timón. Se exige un boicot a los “capitalistas malos”. No a todos, claro, aunque ésta limitación no se haga en voz alta, ya que la crítica frente al capitalismo salvaje no debe nunca alterar los intereses de los « capitalistas buenos », los de « casa ». Los malos son los capitalistas egoístas y nada patrióticos que, tras aprovecharse de las ventajas obtenidas del estado, niegan el pan y el sueldo a la clase trabajadora. En otras palabras : no consumamos productos de las empresas que despiden trabajadores!
Vuelve a quedar meridianamente claro que algunos políticos siguen sin entender que los empresarios no están ahí para crear empleos, sino para transformar ideas en productos, para generar beneficios y que el trabajo nace como efecto secundario de lo anterior. Es un hecho económico de la mayor simpleza. Así, por ejemplo, es inconcebible que se califique de “malo » al Deutsche Bank, reprochándole que aumente su rendimiento, para que pueda subsistir a la competencia internacional. Quizá se debería recordar una vez más que fué el propio Canciller quien había pedido a los responsables del Deutsche Bank aumentar el valor del mismo, para evitar que el City-Bank pudiera hacerse con la mayoría de las acciones del Deutsche.
Nada, lo hemos olvidado, ya que ahora nos tienen ocupados con otros temas : HARTZ IV(reforma del subsidio de desempleo), mínima reducción tributaria, las cotizaciones sociales y las nuevas leyes encaminadas a aumentar la burocracia y los costes energéticos. Que con este cocido no es posible una verdadera reforma en Alemania lo sabemos los que vivimos aquí. Nos basta con echarle un vistazo a la nómina a final de mes y sumar las cantidades en la columna de impuestos y gastos sociales para darnos cuenta que casi el 50 % del fruto de nuestro trabajo lo devora la picadora de carne nacional. No importa, olvidémoslo también, ya que tal “atraco” forma parte de la tradición de social europea que se trata de defender – defender ante la “mala” influencia de las ideas globalizadoras y libremercantilistas americanas.
Lo peor de todo es que también está claro que el modelo alemán tampoco sirve, ya que todos los indicadores de Alemania demuestran que el Estado está al borde de la bancarrota, aunque aquí sigamos tirando el dinero por la ventana como si no hubiese un mañana. Ahí tenemos los cheques sin fondos de las pensiones, ahí está la deuda pública que se eleva a más de 1,4 miles de millones de Euros… A pesar de todo, siguen arrojando arena en los ojos de los alemanes, fieles a la divisa por la que solamente el Estado hace posible la democracia. Y es aquí donde debemos recapacitar y denunciar : precisamente esta democracia de consenso, que en nombre de los ciudadanos ha permitido el gigantismo del Estado para nivelar así diferencias entre personas y fomentar el igualitarismo (que no la igualdad de oportunidades), ha conseguido precisamente lo contrario, un Estado incapaz. Este Estado daña la base de la democracia, la autonomía y la la libertad idividual. De forma irreparable. Suena paradójico, pero no lo es. Es el Estado el que ha “educado” a generaciones enteras de alemanes en la creencia de que “cuando yo no puedo o no quiero, el estado de bienestar se ocupa de mí”. Hoy son millones los que llaman a diario a las puestas del estado para pedir. Y el Estado dilapida sus recursos, hasta que ya no queda nada que dilapidar.
Somos realmente así los humanos? No olvidemos que la comida siempre será más importante que la moral. Nunca Brecht fué tan actual como hoy en día.
Una última anotación: como siempre, cuando los Alemanes se convierten en revolucionarios, corremos el riesgo de la extensión del conflicto. Deutschland über alles!
Pablocelan también se ocupa del tema en su Figaro’s Blog
Lo malo es que tienen exito con este discurso – esta calando tambien entre los votantes de la CDU.
Siempre hay que buscar un culpable – y los empresarios son ideales para ello.
Lo sorprendente es que muchas veces muchos de ellos lo olvidan y no realizan de que los socialistas no tienen ningun inconveniente en sacrificarlos si sirve a su unico fin: el mantenimiento del poder.
Ahora algunos – no muchos – empiezan a caerse de la guinda, pero ya es tarde.
En las próximas semanas vamos a asistir a un espectaculo insuperable por su cinismo – el partido del canciller (conocido por sus amistades con la gran industria ) dará un giro completo a su «centrismo» y intentará a recuperar a sus viejos valores de la izquierda mas rancia (similar a ZP ) : la agitación y la
semilla del odio al capital. Schroeder y su partido son capaces de todo con tal de mantenerse en el poder – y intentarán a toda costa de no perder las elecciones en Rhenania Westfalia. No tienen escrupulos de utilizar los trucos mas sucios – solamente hay que recordar las dos ultimas elecciones estatales.