Quiero decir en principio que el concepto «ideología» ha permanecido cargado de connotaciones negativas durante el tiempo y no sin razón. Quién no está cansado de las grandes promesas de bienestar y de las “verdades” políticas en nombre de ésta o aquella ideología?
Lo que está de moda ahora es el «pragmatismo». PragmatISMO? Quien crea haber encontrado aquí la vacuna contra el ideologismo anda muy equivocado. Las razonables y sabias «búsquedas del centro equidistante», tan predicadas por todas partes, suelen terminar generalmente en la sobrestimación arrogante de la propia razón y de la de los “expertos”.
El pragmatismo, idealizado, se considera lo contrario del «radicalismo». Es la máxima expresión de lo “correctamente político”. Sin duda, alcanzar compromisos practicables entre intereses opuestos es a menudo necesario para una convivencia pacífica. La circunstancia por la cual la política de partidos es una política que defiende intereses particulares, nos puede llevar al error de creer que “el compromiso” debería también determinar la política. Pero lo que es válido para los “intereses”, es falso de raíz para las ideas. Los científicos, filósofos, escritores y artistas que alcanzan compromisos, encaminados quizás a coincidir -casualmente- con la demanda de una mayoría, son débiles, oportunistas y nada sinceros.
No hay un punto medio «razonable» entre la libertad y la falta ésta. Cuántas veces oímos aquello de: «El socialismo y el capitalismo han fracasado. Esta es la razón por la que buscamos nuestro bienestar en el nuevo centro.» Cómo? Sólo dos otres Gulags? Solamente un poco de planificación estatal? Solamente tanta libertad como nuestros políticos juzgen «razonable»?
A quien necesite más material de lectura le recomiendo acceder a la nueva sección de “Desde el exilio”: LECTURAS. Esta sección se estrena con un artículo de Rahim Taghizadegan, uno de los jóvenes valores del liberalismo austríaco, titulado “A new interpretation of Cultural Theory to assess political attitudes”.