Un Nobel para defender la Tierra

Así titula hoy el diario El Mundo uno de sus editoriales al que llego (es de pago) gracias al aviso y gentileza de Chesco. Repugnantemente falaz, lleno de mentiras y mensajes propagandísticos, el editorial es una clara muestra de todo aquello que desde este blog venimos denunciando en los últimos meses. La manipulación a que se ve sometido el lector medio gracias a este otros panfletos similares es tan irresponsable que, consciente de que puedo ser acusdado de padecer alguna paranoia, no pocas veces pienso que obedece, como estrategia, a algún objetivo que se nos escapa desde nuestra persepectiva más «local».

Comienza el editor MINTIENDO al hablar de «emergencia planetaria». El planeta no se encuentra en situación de emergencia, el planeta se encuentra ciertamente sobreutilizado en algunas regiones debido a la presión demográfica humana. Pero nada hace indicar que nos hallemos ante una situación de emergencia. La tónica general de estos artículillos y panfletos propagandísticos es siempre la misma: se intenta de forma artera seducir al lector, utilizando una mentira (el calentamiento global de origen humano) para mejor presentar el deterioro medioambiental y exigir así, por la vía de «urgencia», rápidas, contundentes y costosísimas soluciones. Es entonces cuando se mencionan la escasez de recursos naturales y la contaminación. Dos problemas que sí lo son y sobre los que parecen no disponer de estrategias propagandísticas contundentes. Curioso.

Al Gore ha demostrado con suficiencia que no es defensor de la tierra. Al Gore es defensor de sí mismo y los intereses que representa. Para ello no duda en mentir, exagerar y tergiversar las informaciones de que dispone, para blandir la espada del miedo. Y los medios que le hacen el coro abundan en la parafernalia, aterrorizando a las personas. Las alteraciones climáticas, la redistribución de las especies, las modificaciones del régimen de lluvias y sequías, las posibles migraciones incontroladas, son y han sido SIEMPRE características propias y NATURALES del planeta tierra.

Fíjense, como muestra de la torticería del artículo, en el hecho de que para llegar con el miedo hasta el núcleo más reticente, se AMENAZA con «movimientos migratorios INCONTROLADOS», que pueden provocar «enfrentamientos BÉLICOS y pandemias». Es el colmo de la desvergüenza. La cima de la carencia absoluta de confianza en la capacidad humana de resolver conflictos. Y nos sitúa en un sentimiento engañoso de INDEFENSIÓN.

Enhorabuena, redactores de El Mundo, sus antiguos colegas de la Prensa del Movimiento no lo hubiesen hecho mejor. Ellos con su «pérfida Albión y el monstruo moscovita -aquel que estaba tan lejos que tenían que mencionarlo ellos para «refrescar la memoria» de los buenos franquistas-«, ustedes con su «Al Gore y el monstruo calenturiento», ese del que pretenden vivir bien los oportunistas contemporáneos.

PS: puede que sea ilegal, pero como yo con este blog no gano un duro y dado que no entro en las estadísticas de la OJD, les dejo el panfleto entero en copia. Que lo disfruten:

http://www.elmundo.es/diario/opinion/2231098.html
Editorial
UN NOBEL PARA DEFENDER LA TIERRA

El Comité Nobel ha cogido el testigo de la lucha contra el cambio climático con una decisión que, no por esperada, deja de parecer oportuna. Con la concesión del Nobel de la Paz al ex vicepresidente de EEUU Al Gore y al Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, abona la conciencia ecológica en el mundo y apremia a la comunidad internacional a que adopte compromisos frente a la «emergencia planetaria» del calentamiento global.

No caben dudas sobre la labor científica del IPCC ni sobre el trabajo divulgativo de Al Gore, aun tocado éste por las posibles «exageraciones» de
su oscarizado documental Una verdad incómoda, y a propósito de las derivas de la campaña para precocinar su vuelta como candidato presidencial demócrata. La temperatura de la tierra aumenta 0,2 grados cada década, el del año pasado fue el invierno más cálido en 127 años y la destrucción de la capa de ozono ha acelerado la descongelación de los Polos de tal modo que, sólo este año, se ha fundido una capa ártica equivalente al doble de la superficie de España. El deterioro medioambiental avanza a velocidad geométrica, pone en peligro los recursos naturales, afecta a la distribución de las especies, modifica el régimen de lluvias y sequías, y puede propiciar migraciones incontroladas, enfrentamientos bélicos y pandemias. Ante un problema global urge una respuesta también mundial.

En la concesión del Nobel de la Paz a Al Gore y al IPCC subyace un toque de atención a las potencias para que asuman de verdad la lucha contra el cambio climático. Un afán similar preside la agenda del nuevo secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. Pero todo quedará en gestos hueros mientras el Protocolo de Kioto siga siendo papel mojado para grandes contaminadores como EEUU o Australia, o mientras se permita a los países comprar y vender sus cuotas de emisión de CO2.

Por otro lado, es descorazonador comprobar cómo Rusia, Canadá, EEUU, Noruega y Dinamarca -las potencias que más habrían de preocuparse por el deshielo del Artico- se han enzarzado en una auténtica carrera colonial, a fin de explotar los recursos de petróleo, gas y diamantes que afloran, precisamente, por efecto de la descongelación, según denuncia hoy el suplemento Natura de EL MUNDO. Este Nobel de la Paz pone de relieve un problema gravísimo de sostenibilidad que, lejos de ser cosa de agoreros impenitentes, nos afecta de forma constatable.