La imposición de la famosa asignatura "Educación para la Ciudadanía" no ha despertado las reacciones en contra que cabrían esperar. Está claro que el Estado ha conseguido uno de sus grandes objetivos: somos una manada de corderitos sumisos. Han hecho falta muchos años de "educación en la mediocridad", pero al final están dando sus frutos. Qué es lo que no han entendido los españoles? No se sienten capaces de educar ellos mismos a sus hijos? Prefieren que lo hagan otros? Es demasiada responsabilidad?
Permítanme empezar por abajo. Qué es "educación"? Demasiado complejo el concepto como para darle una definición simple. La educación escolar es, sin duda, la transmisión de conocimientos que una persona necesita para asegurar su supervivciencia laboral. Y es eso todo? Yo entiendo educación tal y como lo entiende el Profesor von Hentig, uno de los más relevantes pedagogos europeos de las últimas decádas. Un día le preguntaron: "Qué educa a las personas?" a lo que respondió: „sin dudarlo, y sabiendo que no puedo equivocarme, la respuesta es: TODO!" Von Hentig no idealiza el concepto de educación, explicando que obviamente, no sólo lo positivo, sino también lo negativo influye en el proceso educador. Simplemente lo sitúa en su verdadero contexto. Una educación recibida en casa también está expuesta a influencias negativas. Los padres somos, al fin y al cabo, humanos. No obstante, para unos padres responsablemente implicados en la educación de sus hijos, es tarea fácil utilizar las experiencias negativas para obtener de ellas un resultado educativo positivo. La vida es la mejor escuela, ya saben. Los errores de los padres en la educación de sus hijos les afectarían exclusivamente a ellos, reduciendo el "daño educacional causado" a un grupo pequeño de personas. Por el contrario, la formación escolar administrada y orientada por expertos, estrategas ideológicos y funcionarios (maestros), y por tanto sus defectos y errores, se refleja sobre generaciones enteras de alumnos. Sus efectos a largo plazo no pueden descartarse ni ser corregidos por los padres. Los padres siempre tendrán las de perder frente al aparato del estado. Sólo la educación en casa permite a los padres orientar el desarrollo de sus niños de manera autónoma, de una manera personalmente responsable y competente. O acaso usted se cree un incompetente?
La educación abarca el cuerpo, el alma y el espíritu. Los conocimientos que adquiere el hombre en el marco institucional de aprendizaje, por medio de la formación escolar, apenas suponen la mínima parte de todo aquello que constituye la educación de un hombre adulto. Algunos estudios parecen probar que alrededor del 80% de los conocimientos adquiridos son fruto de procesos inconscientes, informales, fuera de las estructuras artificiales de aprendizaje.
Qué significa eso de "en casa"? Creo no equivocarme (aunque tema hacerlo) cuando afirmo que la mayoría de nosotros aún sabemos lo que significa el concepto de "en casa". En casa es allí donde el humano aún no educado, apenas en los albores de su formación, se percibe como sujeto, se siente acogido, querido. Es allí donde nacen los sentimientos de amor, pertenencia a un grupo; donde se desarrollan las primarias capacidades sociales.
"En casa" es la contrapartida a "en la escuela". Por ello no me gusta hablar de "home-schooling" y prefiero hacerlo de "educación en casa". La educación en casa representa una forma de entender la formación y el aprendizaje por la que a los niños les son presentados los asuntos concernientes a la vida desde el ámbito competente de la familia. La escuela representa la potestad del estado para formar ciudadanos fuera de casa. Una parte esencial de la educación escolar, sacando a los niños día tras día de sus casas, es la de grabar profundamente en el educando que las competencias educativas son esencialmente del estado y que los padres carecen de la competencia necesaria para transmitir formación y educación. El pensamiento del niño es modelado en la escuela estatal para asegurarse que, durante toda su vida, se mantenga fiel a la premisa fundamental: para aprender hay que ir a la escuela y lo verdaderamente importante de esta vida no se aprende en casa, de los padres, sino en los centros estatales. Y es así como, generación tras generación, se ha ido generando una "consciencia" automática según la cual lo "normal" es ir a la escuela. La educación en casa rompe con esa "tradición" y exige modelos nuevos educativos.
No se trata de encerrar a los niños en casa. No se trata de cerrar las escuelas. Se trata de devolver a la escuela el papel que le corresponde: la transmisión de contenidos y materias en aquellos aspectos técnicos y profesionales que sobrepasan los conocimientos de los padres. Se trata de retirar a la escuela estatal el caracter de obligatoriedad, íntimamente unido al de igualitarismo impuesto (y por tanto forzado y falaz) y autoproteccionismo del Estado y sus estructuras. Se trata de devolver a los padres su responsabilidad intransferible a la hora de EDUCAR a sus hijos.
No es la asignatura "Educación para la Ciudadanía" el caballo de batalla (bien puede ser la chispa que encienda la mecha). Estamos ante un problema de mucho mayor calado: nuestro futuro y el de nuestros hijos. Yo, desde luego, no estoy dispuesto a dejar ese futuro en manos de ningún estado ni al capricho de las ideas pedagógicas del ministro -o del "experto" – de turno. No quiero convertir a mis hijos en "ciudadanos", quiero ayudarles a ser individuos. Sólo el individuo es capaz de percibirse a sí mismo como parte de una ciudadanía y sólo desde esa autoconsciencia capaz de asumir los deberes y ejercer los derechos que su condición de ciudadano comportan. Mis hijos no serán corderitos de ningún estado. Al menos lo intentaré.
Tiene usted toda la razón del mundo, de hecho el problema de la educación no reside en los centros escolares sino en la politización de ésta.
No hay derecho que en poco tiempo hayamos pasado por tres leyes diferentes la LOCE la Logse y la LOE. Todas ella con grandes connotaciones políticas. El gobierno tiene el deber de proporcionar educación a los ciudadanos y así lo exige la constitución, pero no de obligar a estudiar lo que éste quiere ni mucho menos como él quiera.
La educación en valores debe depender exclusivamente de los padres y por supuesto del colegio donde estos elijan. No debería ser por acercamiento de la vivienda sino por elección de los padres. Así que ahí está mi respuesta para aquellos padres que no puedan elegir, ya sea por motivos económicos o por lo que sea.
Mis padres tampoco lo hicieron mal conmigo, pero muchas veces, cuando he necesitado ayuda en alguna asignatura no han sabido enseñarme. Tenga en cuenta que saber muchos conocimientos no implica saber transmitirlos. este también es el gran problema de la mayoría de profesores de secundaria, ya que a ellos nadie les ha enseñado tampoco a transmitirlos; el CAP simplemente es una tomadura de pelo.
También es cierto que a muchísimos profesores no les deberían dejar dar clase, ya que a mi entender el hecho de tener un grupo de chavales de la edad que sea implica, no solo transmitir conocimientos, sino que esos chavales serán, tendrán las mismas ideas que tú, te tomarán como un modelo a seguir (algo muy bueno si está en consonancia con los padres) y tenemos ahora mismo un gran número de profesores preocupados por hacer horarios para poder tener más vacaciones, por poner un ejemplo.
Debemos padres y profesores, y toda la sociedad en general, luchar por un consenso de partidos y hacer una ley de educación sin ideales políticos, sin asignaturas como esta, o por lo menos que sean exclusivamente opcionales para los padres. Ya se hizo una vez, y la Constitución del 78 no está tan mal, solo habría que repetirlo.
Un saludo
MJL
MAria José, comentario el suyo que rezuma sensatez. Muchísimas gracias. Sin embargo permítame unas acotaciones:
1. Desde el momento en que los maestros son funcionarios del estado (lo cual excluye a los maestros de centros privados -o debería) pasan a formar parte del aparato del mismo. Las directrices, como bien dice, las dicta el gobierno de turno, y la libertad de cátedra está expuesta a la suspensión de empleo y sueldo. O al traslado a otro centro «menos interesante». Seguro que sabe a qué me refiero.
2. La escuela sólo puede ser copartícipe de la educación de los niños en tanto en cuanto los padres así lo decidan. Esa decisión nunca es de los maestros, nunca de la escuela, nunca del estado.
3. Cierto lo que dice. Yo también lo creo. Sin embargo mis padres no lo hicieron mal del todo, y conozco a cientos de personas perfectamente capacitadas para ello. Tal vez el problema se solucionase con educar a los padres a serlo. En pocas palabras: en la responsabilidad de ser padres.
4. Sí.
5. Atendiendo a la reducción de lo que hoy llamamos familia, no hay objeciones. Pero hay alternativas. Mis vecinos proporcionan a mis hijos máxima diversidad de estímulos socializadores. (Algunos, lamentablemente, desocializadores también)
6. Buena acotación la que hace. No todas las escuelas son centros de adoctrinamiento. Pero la mayoría.
7. «…tenga en cuenta que la escuela debe ser una prolongación de la familia, de sus valores, de su ética…» No puedo estar más de acuerdo con usted. Pero, qué hacemos con quienes no pueden elegir?
Mi artículo pretende mostrar, fundamentalmente, que sólo desde el ejercicio responsable de la función paterna es posible una educación que respete los valores que queremos inculcar a nuestros hijos. La libre elección de centro, o la elección de hacerlo en casa, son condiciones indiscutibles para ello. Garantizar ambas facilitaría una mayor diversidad ideologica (que redunda siempre en un aumento de la riqueza de una sociedad). Permitir que una generación (o varias) sean condenadas por ley a un adoctrinamiento diseñado por políticos y sus afines, confiando en que podamos encontrarnos con gloriosas excepciones como parace ser usted, es simplemente dejación de nuestras funciones como padres.
Un saludo
Luis I. Gómez
No sé que experiencias puede tener usted con la educación en los centros escolares ni cuándo sabrá realmente del tema. Yo soy maestra en la comunidad de Madrid y me gustaría aclarar algunas cosas:
1- El gobierno no dice a los maestros cómo actuar. Desde que el gobierno impone una ley hasta que esa ley se concreta en los colegios, tenga en cuenta que antes pasa por la propia comunidad autónoma para más tarde concretarse aún más en el colegio. Por si eso no fuera poco, los maestros lo llevamos a un nivel de concreción mayor gracias a nuestra libertad de cátedra. Por tanto no es el gobierno quien educa a los hijos sino la familia al meterles en uno u otro colegio.
2- por otro lado y es casi todavía más fundamental, la escuela no está para impartir exclusivamente conocimientos teorícos, conceptos. Ni mucho menos!! No está para formar ciudadanos (tenga en cuenta que esta es una idea socialista) sino para formar personas en todos los ámbitos.
3- Sinceramente sí, creo que muchos padres son unos incompetentes para la educación de sus hijos, empezando por la elección de colegios (que la mayoría no se adecuan a lo que ellos quieren, pero les da igual, por tanto jamás estarán contentos con la educación recibida) y terminando porque un padre no nace sabiendo ser padre, pero un maestro estudia para serlo. Tenga en cuenta que nosotros tenemos una formación inmensa de cómo enseñar, los padres no.
4- Socializarse? comencemos porque la socialización no solo se realiza en las familias. Solo la socialización primera es la que sucede ahí, los niños necesitan de sus iguales (otros niños), que esos iguales tengan diferentes características, como sucede en el mundo real. ¿Puede conseguir eso en el parque de su casa?
5- El niño necesita crecer en una organización, y la primera que ven, a parte de la familia es el colegio. Diferentes rangos de ocupación, diferentes roles, eso no lo puede suplir una familia a no ser que se lleve a su hijo a una oficina.
6- Por favor, la escuela no representa para nada la potestad del estado para formar ciudadanos, por lo menos en las escuelas que conozco, privadas y de la comunidad de Madrid. Otro caso sería una escuela en Cataluña o bien en cualquier comunidad autónoma en la que gobierne el partido socialista.
7- Para evitar todos los problemas de los niños, la escuela y la familia deben estar íntimamente unidas! deben colaborar, tenga en cuenta que la escuela debe ser una prolongación de la familia, de sus valores, de su ética… es entonces cuando la educación de lo shijos no solo será la correcta sino que será integral.
Un saludo
MJL
La verdad es que estamos de acuerdo, pa qué engañarse. Lo que pasa es que, como ya hemos dicho alguna vez, el problema viene cuando son los padres los propios que esquivan la responsabilidad de educar a sus hijos, o, lo que es peor, que no hacen esfuerzos educativos, pero luego les dicen a los profesores cómo deben educarlos. Algo más discutible por aquello de la libertad individual, pero tampoco beneficioso precisamente, es el caso de aquellos que siempre echan la culpa o acusan de «persecución» a los profesores cuando su hijo tiene un problema. Eso deriva en casos de educación que, a la larga, derivan en problemas de convivencia que afectan a la vida de los demás. Y eso me parece un problema que no se puede dejar enquistar.
Si realmente todos los padres estuvieran al 100% por la labor de educar a sus hijos con responsabilidad y no a base de darles todo para que se callen, ¿no duraría una asignatura como ésta 2 días? Porque a nadie le parecería necesaria y porque a nadie le gusta que le digan que no cumple con su labor. El hecho de que dure tanto, ¿no es una señal de que a los padres de hoy en día ya les va bien que se haga en la escuela lo que ellos no quieren pelearse por hacer? ¿Es culpa sólo del estado «metomentodo» o también de aquéllos que llevan a que estas cosas pasen? ¿No habla esto del tipo de sociedad que tenemos montada?
Esto creo que ha sido una confusión porque mi comentario no iba por ti, sino por uno que ha salido después. Eso sí, estando de acuerdo en que todo educa, por extensión y por lógica… aunque sea indirectamente, también educan los… ¿profesores? 😉
Jordi 🙂
Respetar las normas de convivencia … para quienes no lo hacen, o para quienes educan en su incumplimiento, están las leyes y los correcionales, no las escuelas. Son los individuos (o sus representantes) quienes dictan y aprueban las leyes (así debería ser). Los jueces se encargan de que se cumplan y de retirar de la sociedad a quien no lo hace. No veo al estado por ningún sitio, y mucho menos a las escuelas.
Y yo no he dicho que la educación sea monopolio exclusivo de los padres. De hecho he dicho que TODO educa. Lo que ocurre es que la primera y principal instancia desde la que debe nacer la labor educadora es la familia, no el estado. Cualquier intento (ya sea del estado, de una iglesia, de los machistas o los feministas) de usurpar de forma monopolista y obligatoria la labor de las familias es per se denunciable.
Lo cierto es que todo este lío tiene una solución facilísima: fin de la exclusividad de impartir conocimientos en las escuelas, fin de la enseñanza gratuita, cheque escolar para todo el mundo y que cada padre/madre/padres envíe a sus hijos a la escuela donde crea que mejor va a ser apoyado/a/os en su labor educativa. Que quieres que tu hijo sea un solidario «noalaguerra»? lo mandas al «Colegio Pablo Iglesias», donde imparten «Educación para la Ciudadanía» y le explican lo malas, malísimas que son las personas como este que te escribe 😉
Que prefieres que tu hijo sea un santón, a «Las Ursulinas», donde le explicarán el catecismo católico y, casi seguro, también le dicen lo malísimos que somos los liberales.
Yo a los míos los tengo en una escuela «Tocho» (me odiarán toda su vida por ello?), donde «sólo» aprenden inglés, matemáticas, ciencias naturales, geografía, historia, alemán , español, física … y como no se meten en nada que no sea conocimientos, comparten clase con sintoístas, mahometanos, protestantes, católicos, ateos, votantes del SPD, de la CDU, hijos de madres solas, padres solos, familias normales, otras menos normales … vamos, una escuela.
Ésta ya me la sabía 😉 Sin embargo… administrar las voluntades de los ciudadanos también pasa, supongo, por instaurar unas normas de convivencia y velar por su cumplimiento. Pero, ¿y si los ciudadanos se dan cuenta de que hay entre ellos elementos irresponsables que no enseñan a sus descendientes a respetar esas normas de convivencia? ¿No sería lógico que esos ciudadanos esperaran a ese administrador de sus voluntades que los irresponsables cumplieran con su deber?
Respecto al segundo punto, sigo sin verlo igual. No digo que los padres no supervisen los modelos que tienen sus hijos, pero no creo que sea malo que éstos no pasen sólo por la familia. Es cierto que aquél que pone las cosas fáciles es visto con mejores ojos, pero en un principio. mi experiencia como entrenador me ha enseñado que los chavales tienen una maravillosa capacidad de recordar con más cariño al que les apretó un poco las tuercas, con justicia, y le hizo trabajar y sudar, que al que le dejó hacer lo que quería. Y los adultos somos igual. Cuando conseguimos algo con esfuerzo, nuestra capacidad innata nos lo hace valorar más. Otra cosa es que alguien descubra a los niños que esa cualidad está ahí.
La misma experiencia me dice que yo, diciendo lo mismo (o parecido) que decían sus padres, era capaz de hacer al chaval hacer coses que ellos no conseguían. ¿Por qué? Porque yo tenía 20 y pocos años, y supongo que me verían como alguien con cierto «éxito» personal, y alejado del «carquismo» de sus padres.
Como adulto, me sigue gustando encontrar a gente a la que admiro y usarlas como referencias a la hora de enfrentarme a la vida. Por supuesto, mis padres siguen ocupando un lugar preferente y principal, pero no creo que sea necesario que sean los únicos. Después de todo, mi camino (y el camino de un hijo en general) es diferente del de mi padre/madre, por lo que, necesariamente, mis comportamientos no pueden ser iguales.
Igual me he desviado un poco del tema…
PD: El primer comentario, viniendo de alguien como tú, me halaga que no veas :o)
Jordi, antes de nada decirte que no creo que pertenezcas a la clase «borreguil» hspana. Pero permíteme unos apuntes:
1.- El estado no debe tener intenciones o voluntades, ni buenas ni malas. El nuestro sólo tiene malas voluntades. Ya sabes: el estado pequeñito, y sólo para administrar las voluntades de los ciudadanos.
2.- Los modelos que se ponen los hijos no pueden ser nunca otros que los que perciban en casa. Eso supone, claro, que los padres están pendientes de lo que ven, leen y hacen sus hijos. Pendientes de que formen un criterio propio, de no ser marionetas de las modas…. RESPONSABILIDAD. Y quien no puede/no sabe/no tiene capacidad? hmmm… cómo era la cosa hace 40 años? y hace 100? y somos tú y yo tan malos? Una escuela normal, en un ambiente normal, es capaz de absorber esas excepciones sin necesidad de intervenciones supremas de un estado benefactor (que, te lo repito, sólo persigue adoctrinar – y ello con independencia de quien ostente el poder-)
Por último, no olvides las lacras de la condición humana: para un niño, el tipo «guay» es SIEMPRE el que sa la pone más fácil, no el que se la pone mejor.
Luis, lo primero, a título personal, gracias por obligarme a plantearme cosas que mi «borreguismo» no me hacía plantearme no demasiado tiempo atrás… no hay nada mejor que que te piquen el intelecto.
En lo que respecta a este tema… si lo de EpC es un tema de buena voluntad por parte del Estado de corregir la mala educación de muchos padres que lleva a situaciones de coartamiento de la libertad de los hijos de otros (cuando son niños o cuando son adultos), me pregunto yo si la solución pasaría por algún tipo de campaña concienciadora hacia los padres de que es importante que mimen y pongan atención a la educación de sus hijos, sea la que sea.
De todas formas, yo sí creo que la educación de una persona sí va más allá de los padres. Los modelos que se pongan los hijos son clave, y esos pueden ser la familia, pero también pueden ser amigos, profesores, entrenadores… a veces, un niño se siente más inclinado a hacer caso a una persona adulta, pero joven y «guay», que al pesao de su padre.
Amigo Luis, y en mi texto ¿en base a qué interpretas lo contrario a estas últimas palabras que me diriges? Sólo afirmo que la destruccion de la paternidad como valor individual, familiar y social es ya un hecho y que en la alternativa a la familia biparental impuesta por el feminismo; es decir la monoparental femenina, en ésta no dejan de crecer los problemas para esos hijos y esas madres, y como consecuencia para la sociedad en su conjunto. Muy en concreto para el ámbito educativo. Y ante tal realidad, la respuesta educativa es más colectivismo y más feminismo de género. Por supuesto que en la monoparentalidad masculina, prácticamente inexistente (por razones obvias), si existese los problemas serían similares. Al igual que por desgracia también lo son en muchas familias biparentales. Lo que ya no es igual son los porcentajes de fracasos familiares entre estas últimas y las monoparentales femeninas. ¿Que se lo pregunten a los maestros, hartos de hacer el rol de padre y madre de hijos de familias rotas!
Un saludo, y a seguir con nuestra reflexiones denunciadoras de las perversiones educativas que nos quiere imponer la EpC,
Pablo el herrero
Permíteme una puntualización, estimado Pablo:
– Aún siendo evidente que la educación en un marco familiar biparenteral es decididamente preferible a la monoparenteral, no olvides que en cualquier modelo son posibles esquemas antieducativos. No es cuestión de si es hombre o mujer, es cuestión de asunción de la condición humana por parte del educador. En una cosa tienes razón: no está en absoluto justificado conceder a la madre una presunta mejor posición educadora que la del padre. Al revés tampoco valdría.
Magnífico texto Luis. Es cierto, estamos ante un verdadero desafío: el de luchar porque nuestros hijos sean educados como individuos “per se”… y no como parte de un todo abstracto (el estado, la etnia, la ideología, etc.); todas formas de un colectivismo anulador de las conciencias individuales.
Es este un proceso de deterioro educativo en el que llevamos más de un siglo (y no solamente en este pais), y aunque no es la primera vez en la historia que se ha intentado, nunca se ha realizado con tanto método y afectando tanto a los pilares que conforman la identidad humana. Es decir, la paternidad y la maternidad y por ende la familia, generadoras ellas de nuestras identidades personales. Ninguna ideología puede adueñarse de nuestras conciencias sin previamente destruir dichos pilares origen la individualidad humana. Y es en el pasado siglo XX cuando las ideologías totalitarias (y no sólo marxistas), más han incidido más en la destrucción de los mismos.
Si bien es cierto, y estoy de acuerdo con lo que dice Von Hentig, “todo” es potencialmente educador, hay que añadir con Freire, que eso sólo es verdad si existe el binomio “educando-educador”, y que ello implica una interación afectiva entre ambos. Es decir, hay educación y no solamente ensañanza, porque los afectos como valor están presentes en dicho binomio y ellos son los forjadores de nuestra personalidad individual. Lo demás es capacitar, desarrollar habilidades. ¿Quién pues, mejor que los padres para hacer lo primero y los maestros para hacer lo segundo?
Y aquí están las claves del desastre: a la paternidad ya la han destruido como valor personal, familiar y social (fundamentalmente el feminismo, el cual aunque más despacio, también lo está haciéndo con la maternidad); y al magisterio, actividad ésta a la cual le han quitado la autoridad (fundamentalmente las ideologías antisistema).
Hijos sin padres y profesores desmotivados. ¿Qué personalidad están desarrollando nuestros hijos en el colegio? Ayer mismo leía la noticia “Más de mil profesores piden las baja antes del comienzo del curso en El Pais Vasco” (http://www.consumer.es/web/es/educacion/2007/09/16/167010.php)
Ante este panorama, ¿quién conformará la personalidad de nuestros hijos? Hijos sin referentes afectivos (sobre todo masculinos y cada vez más frágiles los femeninos); y unos profesores cada día más frecuentemente amenazados por alumnos y madres de alumnos (la mayor parte del acoso escolar está generado por alumnos de familias destruidas que de facto son monoparentales femeninas). Te contesto lo que a buen seguro tu estás de acuerdo: ¡El estado!… a través de los profesores más ideologizados en colectivismo y feminismo de género. Ambas ideologías son los fundamentos de Educación para la Ciudadanía. Y ambas ideologías nos quieren sin identidades individuales.
No es casualidad por tanto, que en las familias afectivamente más sólidas estén emergiendo con fuerza apuestas educativas nuevas, como por ejemplo la que tu señalas por la educación “en casa” (o homeschooling) (http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276230971). Del mismo modo que ante el feminismo de género, cada día hay ya más familias que apuestan con fuerza por una “educación diferenciada” (www.diferenciada.org , http://www.igualesperodiferentes.org , http://www.tajamar.net/tajamar/ccd/CCDTEducaciondiferenciada.htm ).
Luís, otro día continuaremos con este apasionante tema de la educación de nuestros hijos, hoy prefiero terminar con tus palabras, ya que con ellas me identifico totalmente:
“No quiero convertir a mis hijos en «ciudadanos», quiero ayudarles a ser individuos”.
Un cordial saludo
Pablo el herrero
Enorme, Luís. Creo que este broche es el resumen perfecto a tu propuesta. Ojalá vuelva la lucidez y la coherencia en algún momento a éstos que nos desgobiernan…
bretema, no exagera usted. Es lo que parece.
Wonka, es que leo los periódicos y me da «grima». Pero teneis razón, hay que seguir dando coces.
Muy de acuerdo con el argumento, Luis. Y ánimo, que la cosa es ir difundiendo ideas razonables aunque sea poco a poco…
Me ha gustado su artículo, estoy totalmente de acuerdo con usted, la educación es cosa de los padres y la enseñanza de los maestros. Y si no saben educar, pues que no tengan hijos.
En mi particular opinión, el estado pretende educar a nuestros hijos «como sucedía en 1984 de Orwell», «volviéndolos» en contra de la unidad familiar, convirtiéndolos en vigilantes de sus padres, familiares y vecinos.
Parecerá que exagero… pero todo se andará…
créame…
En cuanto me cojan el teléfono lo pido.
En la parábola sobre la casa en llamas, B. Brecht traza con gran maestría la imagen de una tierra en decadencia. Más o menos era así:
No arderán, D. Luis. Sé de un libro que podría gustarle.
No es avaricia (*). Y tampoco es precisamente si leen esto 2, 200 ó 2000 (mira tú que «revolución» iba a salir de aquí, cuánta «autoritas», je).
No. Estoy asustado y desencantado del poco eco que han tenido los intentos de rebelarse a la imposición estatal de una forma de entender la vida, vía adoctrinamiento de nuestros hijos. Digo poco eco por no decir ninguno. Este país es una tragadera y viendo lo visto, no pocas veces me queda un saborcillo a, como te diría yo …. escribo, escribes, te leo, me lees… onanismo intelectual?
Dicho esto con todos mis respetos a Séneca, claro 🙂
Echar demasiadas cuentas para seguirle la pista a la rentabilidad del esfuerzo puede significar tacañería y hasta anticipación del fracaso y, por ende, coartada para no abrirse a los caminos.
Los blogueros políticamente incorrectos, sabedores de sus propias fragilidades, porque no son Transformers sino seres humanos que desconfían de sus propias fuerzas a pesar de todo, prefieren no echar cuentas; así que para no desanimarse ellos mismos, para no venirse abajo, procuran no calcular demasiado, sólo lo justito, aunque sí dosifiquen tiempo y dinero: tan tontos no hemos de ser, sabiendo que a cada jornada le basta su afán: a las seis arrriba, a las tantas, abajo y mañana de nuevo al tajo. Al fin y al cabo no es para tanto…
Contadurías fuera, sobre todo las avaras: el pobre, carece de muchas cosas pero el avaro, decía Séneca, carece de todo.
Pues completamente de acuerdo. La escuela debe de estar para transmitir los conocimientos que a los padres, por las razones obvias que has comentado(tiempo, conocimientos más extensos y concretos en una determinada materia) no pueden impartir.
La educación moral y/o ética, los únicos que pueden impartirla con éxito(que es lo que se supone haría la EpC) son los padres. Si los padres fracasan, el Estado sólo conseguirá agravar ese fracaso.
Ya, gracias. Pero es lo de siempre: cuando uno se pone «riguroso» y abandona la «inmediatez», siguiendo los consejos del bueno de Maty, resulta que no te lee ni el tato. Que apuestas a que no llega las 400 lecturas? No apuestes, lo tengo comprobado. Eso sí, escribes un panfleto provocativo y te leen 1000, o más. Así está el patio.
Si, tienen razón, estoy algo desanimado. Les pido perdón a mis lectores habituales, que son, al fin y al cabo, los que mantienen vivo este blog.
Gran entrada. Un saludo.