Se entiende que una de las lacras de la prensa es la necesidad de dar solo malas noticias. Las buenas no venden, al parecer. Hay excepciones, como cuando dan la tabarra todo el día con la lotería de Navidad. Pero tiene truco. No es una buena noticia; es la noticia de que no te ha tocado.
Lo que no acabo de entender es que no le puedan sacar partido a cuando el soufflé tremendista se ha pasado, y baja. Por ejemplo, tras todos estos años de anunciar el achicharramiento del globo, donde nadie en su sano juicio ve la menor brizna de humo por ninguna parte, parece que podrían sacarle partido a las buenas noticias. Un quiebro. No sé, una manera de despertar interés por la historia. Emoción. Que no, que ahora dicen que solo van a ser quemaduras de segundo y tercer grado, y de esta no palmamos. ¿Qué nos deparará el futuro según salgan nuevos estudios y progrese la ciencia? Siga leyéndonos, que se lo contaremos a tiempo.
¿Que no? Por lo menos yo, si quisiera sacar pasta, haría algo así. Enganchar a la plebe con un folletín. Y venga de contraste frío / calor. Solo hace falta un buen hilo conductor. Y ahí es donde se debería de notar la profesión.
Pero no, ni caso. Erre que erre con un drama al que ya nadie atiende, tal vez por sobredosis de depresión; tal vez por falta de seriedad. Y en esta línea vamos a destacar dos excepciones de hoy mismo.
1. Daniel Rodríguez Herrera, en Libertad Digital. Si hay buenas noticias, va y las cuenta. Un aplauso. Lástima que sea excepción, u oveja negra.
Se puede aprovechar para darle más profundidad, ya que este medio puede permitirse ser más «rollo» que un periódico, y usar más espacio. Rodríguez Herrera cita un estudio, muy bien traído a cuento, que ya hemos mencionado [–>]. El último, de Bernsten Pero puede haber quien se pregunte cuántos estudios de ese tipo hay, y por su frecuencia. Y si varían mucho de unos a otros. Es interesante al menos tener una lista. Contexto. Los que yo tengo noticia, seleccionedos desde 2011, son: (algunos están enlazados)
Año | Autores | Sensibilidad |
2011 | Libardoni & Forest | 1,2 – 5,3°C |
2011 | Annan & Hargreaves | 2 – 4°C |
2011 | Lindzen & Choi | 0,7°C * |
2012 | Ring et al | 1,5 – 2°C ** |
2012 | van Hateren | 2°C * |
2012 | Aldrin et al | 1,6°C (2º) ** |
2012 | Schmittner et al | 2,3°C * |
2012 | Olson et al | 2,8°C * |
2012 | Gillet (Transient) | 1.3 – 1,8°C |
2012 | Rohling et al | 3,1°C |
2012 | Lewis | 1,3°C ** |
2012 | Dowsett | 4 – 8°C |
2012 | Hansen & Sato (Fast) | 3,0°C |
2012 | Hansen & Sato (Slow) | 6,0°C |
2012 | Asten | 1,1°C ** |
2013 | Berntsen et al (pre) | 1,5º (1,9°) ** |
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Para entenderlo. El IPCC (AR4-2007) da una «sensibilidad» de 2ºC a 4,5ºC, con un valor más probable de 3ºC. Al AR5, que será este año, va a hacer lo que sea por no cambiar eso sustancialmente. Estos estudios están hechos por métodos muy diferentes, y unos son de mucha menos confianza (aun) que otros. Se señalan con dos asteriscos los que quedan fuera del rango del IPCC, y con uno los que quedan dentro del rango, pero en la parte baja (entre 2 y 3). La sensibilidad se refleja como mediana, o como rango si no la da. Pre (pre) significa previo a revisión y publicación. Cuando solo da la sensibilidad transitoria (Transient) se indica; las demás son de equilibrio. Si en el trabajo figura la media, pero se ve la mediana (mayor probabilidad) en los gráficos, se da la mediana – con la media entre paréntesis.
Habría que señalar que la mayor parte de esos estudios son básicamente incompatibles entre sí. Y el valor del IPCC, muy conveniente. No llegas a soltar la carcajada (por aquello de la autoridad), pero tampoco te quedas tranquilo.
2. Hans Von Storch acaba de publicar un libro. Es un climatólogo prestigioso y curtido, nada «escéptico» (los cafres dicen «negacionista»), pero por otra parte en desacuerdo con las exageraciones y el alarmismo.
Hay unos extractos traducidos al inglés en el blog de Gosselin. Parece interesante, y parece precisamente combatir el alarmismo. Desde un punto de vista impecable. Si te preocupa el problema, el alarmismo y las exageraciones solo van a conseguir que no se haga nada.
A mi no me convence von Storch en sus argumentos científicos, y no me preocupa el problema. Cuando todavía era ingenuo, me dedicaba a preguntar a los climatólogos del IPCC por la «prueba» del calentamiento global. Los que se dejaban, quiero decir. La respuesta de von Storch fue que no existe prueba, sino una atribución realizada con los mejores conocimientos que tenemos. La decepción era que no había respuesta para la re-pregunta de qué le hacía pensar que los mejores conocimientos son conocimientos suficientes para hacer esa atribución. O que hablamos de una ciencia suficientemente madura. A mi, ese cuadro de arriba de los últimos estudios sobre la «sensibilidad del clima» me lleva a pensar en una inmadurez apabullante. Porque según ellos, esa sensibilidad es lo que te dice cuánto se va a calentar la tierra con motivo de las emisiones de gases invernadero.
Pero no importa. Von Storch es un tío de fuste -aunque la calentología tal vez aun no tanto- y su libro seguro que merece la pena.
En resumen. Aplausos a von Storch y a Daniel Rodríguez Herrera. Y a ver si cunde la idea de que las noticias buenas también son noticias interesantes. Solo hace falta darles un poquillo de intriga para venderlas. Escuela. Pedro J. no vende ya ni una rosca de clima. Que le quite a Ruiz de Elvira, y que se busque una corrupción en el IPCC. Está lleno.