Para el legislador de "estepaís" la cosa está clarísima: la culpa y responsabilidad de que YO fume es de quien vende el tabaco. Por eso es absolutamente "lógico" que sea el vendedor quien, vía mando a distancia, active o desactive la maquinita expendedora de muerte a plazos. El individuo, es decir, el fumador, es una pobre víctima de la publicidad y las malentendidas formas sociales, especie ignorante a proteger.
En Alemania, país en el que vivo, el legislador también decidió limitar el libre acceso a las expendedoras de tabaco. Es una medida que comparto, tanto aquí como allí. Pero la diferencia es fundamental: como las leyes también han de esforzarse por conseguir un equilibrio entre derechos y deberes de los ciudadanos, los alemanes han encontrado una solución más natural y menos intervencionista (si ello es posible). Somos los fumadores quienes debemos, vía tarjeta bancaria, demostrar nuestra mayoría de edad y nuestra voluntad inequívoca de fumar. El distribuidor-vendedor-expositor no es responsable de mis actos. En ningún caso.
Son pequenyas diferencias de fondo.
A ti te enganyaron, 😀
Una tarjeta normal de banco vale de sobra.
Bueno, lo de Alemania está muy bien… a no ser que seas turista. Me las ví y me las deseé en Munich para conseguir una tarjeta de crédito de alguien que me activara una maquinita 😛