Estarán que trinan los "autores" y "autoras" asociados en la SGAE, esa agrupación mafiosa y de nulo talante democrático capaz de cobrarle 0,5 céntimos de euro canon por tararear el "La, la la" de Massiel bajo la ducha (eso si gorro; el gorro canoniza aparte con 0,75 en el precio a venta):
El Juzgado de Primera Instancia número 8 de León ha absuelto a los propietarios de un bar, demandados por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) por difundir música sin autorización, al considerar que en el establecimiento se ponía «música libre», es decir, autorizada por sus autores.
La Sociedad General de Autores solicitaba una indemnización de 998,25 euros a los propietarios del Bar «Crazy Town» de León por usar música sin autorización al menos desde junio de 2004, según la sentencia a la que tuvo acceso EFE.
Tras la vista, el juez ha considerado probada la existencia de aparatos, así como su uso en el local, para la comunicación de obras, si bien ha estimado que allí «se produce música alternativa que no está incluida en el repertorio de obras gestionadas» por Sociedad General de Autores. Más.
No es que yo tenga nada en contra de hacerse pagar los derechos de la propiedad intelectual, que me parece de lo más sano. Es un problema de formas y métodos. Los canones preventivos y el "cobro por si acaso" son más propios de las mafias que de una asociación constituída en un estado de derecho:
De la Fuente dio a conocer que «SGAE está siempre intentando cobrar cantidades e inicia demanda contra locales, sobre todo contra bares» y especificó que «ataca a locales donde se reúne música alternativa de autores que no están de acuerdo con los derechos».
En relación a la postura mantenida por SGAE, De la Fuente, dijo que «utiliza la presunción de ilegalidad alegando que toda la música está registrada», ante lo que el abogado de la defensa afirmó que «eso es mentira, pero demostrarlo es difícil porque presenta todo tipo de pruebas como pueden ser informes de detectives» y consideró que «los monopolios están prohibidos y SGAE es un monopolio que intenta que nadie quede fuera de ella». Además, apuntó que «los creadores nuevos optan más por las vías que no les vinculan a la SGAE». Más.
Más sentencias como esta, por favor!
Aunque con retraso, misión cumplida.
Un saludo.
Lo del SGAE es demencial. Snipfer, sí. Está claro. Pero hablamos de lo mismo: un compositor graba un disco y cobra por ello, justo. Un matemático escribe un libro y cobra por él, justo. Lo que ya es raro (y con ello me refiero al hablar de las maneras mafiosas) es que se tenga que pagar por usar el disco. Te imaginas tener que pagar por leer un libro? O por usar un teorema? Pues eso: la propiedad intelectual, para mí, genera beneficios en el momento y por la vía de su publicación. En cuanto es pública … la misma palabra lo dice, vaya.
Lo gracioso de todo esto es que la SGAE ha conseguido el efecto contrario con el canon a los CD’s y DVD’s vírgenes. Ahora mucha gente dice «yo ya he pagado, ya puedo piratear lo que quiera» y claro ¿quién les dice que no? Es como pagar una multa de tráfico porque quizás vayas a ir en el futuro a 180 km/h. Si ya has pagado la multa ¿por qué no hacerlo? 😉
Yo he visto sentencias en que se condenaba al bar a pagar el canon aún cuando la SGAE solo logró demostrar que el bar estaba ofreciendo el Tour en la tele cuando llegó su inspector. Es verdad que son de hace diez años, no se si habrá variado mucho la situación y estamos ante una excepción o si hay un cambio de tendencia de los jueces.
Hombre, Luis, por fin de vuelta.
Yo, por hacerte la réplica, sí creo que eso de la propiedad intelectual se les ha ido de las manos hace ya mucho tiempo.
Cierto que existe dicha propiedad, yo si desarrollo una idea y me la guardo en la cabeza, es mía, pero si la difundo a los cuatro vientos, ¿acaso no es igualmente propiedad de aquellos que la han aprehendido?
Puede que mi razonamiento tenga algunos flecos sin pulir, aun así me gusta poner como ejemplo las teorías matemáticas. Un matemático se tira mucho más tiempo que cualquier músico o artista en formar su intelecto, en especializarse en un campo, y en desarrollar un nuevo teorema en un campo aun no del todo trillado. Y a lo más que aspira es a que su nuevo teorema lleve su nombre, una vez que ha publicado su trabajo sus ideas le pertenecen a todo el mundo que sea capaz de comprenderlas sin que se le pase por la cabeza al matemático cobrar un canon a todos los ingenieros, físicos y demás científicos que osen usar su descubrimiento.
Imagina lo ricos que podrían ser los descendientes de Euler, Newton y Gauss.