Huelga decir que este es mi credo

No tienen derecho a imponerme sus derechos ¿Soy de derechas? Sí, tengo derecho a ello, igual que ellos tienen derecho a creer en cualesquier derecho que consideren de derecho. Quizás esté alienado, por creer en menos derechos inalienables. Siendo un capitalista sin apenas capital, debe de ser. Yo creo libremente en el libre mercado que no existe, y como ellos, creo en la libertad política de reunirse, manifestarse, hacer huelga, divulgar sus ideas…sin por ello ser amigo de manifestarme, reunirme ni hacer propaganda de otra cosa que no sea mi punto de vista. Ese es mi punto de vista. Y no haría como Voltaire, no moriría porque otro pudiera expresar su punto de vista. Tampoco moriría por la libertad ni, en general por ninguna causa colectiva de colectivos que incluyan a personas que no sean de mi estirpe o muy de mi agrado. De hecho creo que nadie debiera pensar en morir por ideas. La existencia precede a la esencia, dijo Sartre. Yo sólo moriría por salvar otras vidas (aunque, en esto, como sugiero, tengo mis preferencias).

Germanico
Germanico

No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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8 comentarios

  1. Si el modelo representativo-institucional es efectivamente el que tenemos en España. Si. como se dice, en este modelo, los sindicatos son reconocidos como institución representativa de TODOS los trabajadores, de modo que sus acuerdos tengan efecto en TODOS los trabajadores independientemente de cual sea su afiliación sindical, estén o no afiliados, eso significa en la práctica una vulneración de los principios democráticos que deben regir en cualquier país civilizado.
    Porque la realidad es que con que se reúnan Mendez y Toxo, cualquier medida que adopten ellos solos será aplicada al conjunto de los trabajadores sin que éstos puedan opinar o decidir sobre la misma.

    En definitiva, ejercen como representantes de todos (o casi todos) los trabajadores sin haber sido elegidos democráticamente por ellos.

    Así nos va…

  2. Al hilo de todo esto me viene otra vez a la mente la idea de si es correcto o no que el Estado subvencione a los sindicatos. Es más, me pregunto por qué se hace, cual fue el origen, si es factible que ahora se les pueda cerrar el grifo…porque, la verdad, aunque haya un clamor popular que lo exija, no creo que pueda ser sencillo.

    De modo que me pongo a buscar un poco por ahí y me encuentro un comentario de un tal “theidol” como respuesta a un post publicado en este blog: http://www.elblogsalmon.com/entorno/es-etico-subvencionar-a-los-sindicatos, que me aporta algo de luz sobre el asunto y me hace ver que el problema sindical en España es algo más complejo de lo que parece.

    Lo expongo aquí para someterlo también a vuestra consideración:

    “Creo que este artículo peca del mismo error que se comete cada vez que se habla de la dotación del Estado a los sindicatos y el papel de estos como representantes de los trabajadores.

    El papel de la labor sindical actual, así como el dinero percibido por los sindicatos no viene de una cuestión ética. Ni siquiera es una subvención como el que se daría para fomentar la cultura, a la Iglesia o el cine, sino que parte del modelo sindical y de representación laboral que se escogió en este país durante la transición.

    Paradójicamente, es el sector político conservador el que más se queja del dinero percibido por los sindicatos, cuando fueron ellos mismos los que en el pasado apostaron por este modelo sindical. Me explico.

    Se puede hablar de dos modelos sindicales que se dan en el mundo occidental:

    El 1º sería algo así como un modelo autónomo horizontal, en el que se reconoce al sindicato como agente económico y representativo de SUS trabajadores afiliados. Así cada sindicato se autogestiona y se financia con las aportaciones de sus afiliados, pero a cambio, los acuerdos que dicho sindicato llegue con la patronal, solo tiene efecto en aquellos trabajadores que estén afiliados al mismo, y no así aquellos que no lo estén o se encuentren afiliados a otros sindicatos.

    El 2º sería el modelo representativo-institucional, que es el que tenemos en España. En este modelo, los sindicatos no son reconocidos como meros agentes económicos autónomos, sino como institución representativa de TODOS los trabajadores. Esto es, que todo acuerdo que cualquier sindicato representativo obtenga con la patronal de una determinada empresa , inter empresa o sector, tiene efecto en TODOS los trabajadores independientemente de cual sea su afiliación sindical o si están afiliados o no. Obviamente, si ya no es necesario afiliarse a un sindicato para percibir las ventajas de la negociación colectiva, los sindicatos automáticamente quedarían vacíos de afiliados con base laboral, que son la verdadera fuerza negociadora y fuente de financiación de los sindicatos,debido al efecto “free raider”, quedando solo aquellos que se afilian por apego ideológico o por tradición, es decir, “cuatro gatos”.

    Para suplir esta pérdida se les compensa reconociendoles su papel institucional como representantes de los trabajadores y se les aporta un dinero del Estado que es (y esto se le olvida a mucha gente) competido por los sindicatos en elecciones democráticas entre todos los trabajadores. Lo contrario habría sido legalizarles para verles desaparecer, u otra consecuencia peor para el legislador de entonces : que surgieran movimientos sindicales paralelos que se movieran fuera de la legalidad, como los sindicatos clandestinos que existían durante el franquismo.

    Obviamente, el modelo sindical perfecto es el primero: los sindicatos son autónomos del Estado y conservan su fuerza negociadora y su independencia ¿Por qué entonces se apostó en España por el segundo modelo? Fácil, por miedo a ver a todos los trabajadores sindicados con todas sus connotaciones ideológicas asociadas.En otras palabras,el miedo al guerracivilismo y a ver a toda España sindicada como en el año 36 impulsó a los legisladores de la época a escoger un modelo que dejaba a los sindicatos sin su base laboral, pero compensados con la aportación de fondos del Estado

    Ahora se plantea dejarles sin dichos fondos porque “no es ético ni moral” que se les pague desde el Estado. Pero si esta retirada de fondos en pos de unos sindicatos autofinanciados no se acompaña con una reestructuración del modelo sindical actual que aporte a los sindicatos un nuevo papel negociador (es decir, acogerse al primer modelo), en realidad lo que se quiere conseguir es la desaparición de los sindicatos.”

    • Estoy de acuerdo en que hay que reformar el modelo sindical. Y permitame decir más. Lo que realmente se necesita es un órgano de representación de los trabajadores, elegidos por ellos mismos, sin subvenciones y tal vez no sean necesarias las aportaciones, algo como un lugar donde los trabajadores puedan aportar su opinión sobre Eso en vez de pagar a los sindicatos que en vez de representar a los trabajadores, usan su dinero para cruceros, rólex y demás gastos ociosos.

      Y mira que soy crítico con algunas cosas del liberalismo, pero todo el mundo ve donde que hay despilfarro y sabe donde está (en lo que se refiere a los más de 400000 políticos que hay en España).

    • Quizá lo mejor sería pasar de un modelo a otro de forma progresiva. Que los trabajadores creen sindicatos paralelos a los ya existentes e independientes del gobierno y cuando hubiera un número considerable eliminar los actuales.

    • Creo que el principal defecto del que adolece lo que comenta, Sr. Archibald, es considerar a los trabajadores como clase, como un bloque homogéneo que decidirá todos a una según dicten los sindicatos y no al revés.

      En el momento en el que el sindicato viva de sus clientes estará mas pendiente de saber qué demanda “el mercado” que pretender imponer ellos lo que debe hacer el mercado, que es justamente lo que hacen ahora y encima a costa nuestra.

      No sólo eso, sino que se da por supuesto que los sindicatos son absolutamente necesarios para la negociación entre trabajador y empresario, cuando lo cierto y verdad que en un mercado libre lo que va a marcar dicha relación será la ley de la oferta y la demanda como base fundamental y general, y por otro lado los aspectos puntuales de apreciación, comportamiento, calidad de servicio y condiciones laborales que cada acuerdo voluntario sea capaz de fijar.

      Por tanto, todo el argumentario que usa Theidol se basa pues en la premisa de la existencia de la lucha de clases.

      Por otro lado ¿porqué un trabajador afiliado a un sindicato tiene que tener unas condiciones diferentes que cualquier otro trabajador que no este afiliado a ese sindicato por la simple razón de estar afiliado a ese sindicato? ¿No será como consecuencia de la negociación igualmente entre trabajador, aun asesorado por el sindicato, con el empresario? ¿Qué diferencia tiene que reportar el estar afiliado como principio mas que el servicio que le preste el sindicato de información, formación y asistencia?
      Ninguna.

      Hemos de empezar a pensar, primero, que los trabajadores somos ciudadanos iguales que cualquier otro. Que la lucha de clases es un invento marxista que quiere imponer dicho concepto con la intención de efectuar una agregación no voluntaria, sino por simple identificación al estilo borrego, con el objetivo de imponer su ideología a toda la sociedad, lo primero, impidiendo la libertad de negociación entre el trabajador y el empresario. Y luego negando la propiedad privada y la consiguiente libertad individual.

    • La argumentación de Theidol me parece muy pobre. Por ejemplo: «que surgieran movimientos sindicales paralelos que se movieran fuera de la legalidad, como los sindicatos clandestinos que existían durante el franquismo». Esos sindicatos eran clandestinos por la sencilla razón de que sólo se permitía un Sindicato, la Organización Sindical Española (o sindicato vertical único, vertical porque supuestamente representaba a ambas partes, patronal y trabajadores). Por la misma razón, todos los partidos políticos menos uno eran clandestinos.

      Y tampoco tiene sentido afirmar que si los sindicatos tenían que sufragarse exclusivamente con sus cuotas, el país se encaminaría a una guerra civil. Ese no era desde luego el sentimiento español de la época, sino justamente todo lo contrario: aquellos partidos que jugaron la carta de la confrontación y el guerracivilismo, tuvieron que dar su brazo a torcer. Y si la intención del legislador (¿qué legislador?) era quitar fuerza a los sindicatos, cualquiera puede recordar que los sindicatos han tenido una gran fuerza hasta antes de ayer.

      En definitiva: se pasó de un modelo corporativo (el franquista) a otro modelo corporativo (el socialdemócrata). Ciertamente, en el modelo socialdemócrata los convenios colectivos no tienen por qué ser obligatorios para todos (de hecho, no lo son en muchos países nórdicos), pero sí lo eran en el modelo franquista, conforme al Artículo Sexto de la Ley 38/1973 de Convenios Colectivos Sindicales de Trabajo: «los Convenios Colectivos Sindicales tienen fuerza normativa y obligarán a la totalidad de los empresarios, trabajadores y técnicos comprendidos en el ámbito de los mismos por el plazo pactado». De hecho, los convenios colectivos, con carácter normativo y negociación sindical, habían sido reintroducidos ya en 1958.

      Luego la solución adoptada en este punto concreto fue continuista: se mantuvo la figura existente del Convenio Colectivo Sindical, con las adaptaciones necesarias al desaparecer el sindicato vertical único. No es necesario ningún discutible juicio de intenciones.

      En cuanto a la financiación de los sindicatos, la grandísima mayor parte procede de la formación profesional (real o fraudulenta), por lo que la expresión «se les aporta un dinero del Estado que es (…) competido por los sindicatos en elecciones democráticas entre todos los trabajadores» es sumamente engañosa.

  3. España, a una estupidez de ser Grecia (haciendo alusión al artículo de Burrhus de hace 4 meses). Esta puede llegar el día 25-N.
    Aunque yo no esté de acuerdo con la política restrictiva que está haciendo el gobierno y critique algunas ideas del liberalismo, me parece un artículo interesante.

    • Yo conozco a algunos sindicalistas que no hacen política, y que miran
      por los intereses de los trabajadores en un sentido amplio, lo que
      implica mirar por el supremo interés de la conservación de su empresa.
      El sindicalismo es legítimo e incluso necesario, pero, como algunos
      comentan por aqui, otro sindicalismo es posible -y necesario.

      Ahora a ver quién es el majete que se carga la Constitución.

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