Las tímidas críticas vertidas desde los medios occidentales hacia el terror vivido en las últimas semanas en Palestina han vuelto a la trastienda. Es, al menos, una muestra de acción consecuente: antes de la escalada de violencia a nadie le interesaba la situación de enfrentamiento interna en Palestina; la información regular y la editorialización objetivsa de la violencia doméstica palestina hubiese ido claramente en contra de las, en este caso sí frecuentes y editorializadas, campañas contra Israel. Son ya decenios de propaganda antisemita y demonización vía desinformación. Romper esa dinámica hubiese sido revolucionario. Y ya saben que no estamos para revoluciones. Es por ello que en casa se nos informa sólo de lo imprescindible sobre las sangrientas luchas entre Hamas y Fatah. Ya digo, cuando en los primeros días de escalación el conflicto ocupó las primeras páginas y se daban cifras diarias de víctimas, los mass media occidentales nos dieron muestra una vez más de su hipocresía mal disimulada: de pronto había que mostrarse afectado, en muchios casos con gesto mal interpretado, sobre los dramáticos sucesos que se desarrollaban en Palestina. Titulares tipo "Guerra civil abierta en Gaza" son imprescindibles para elevar las ventas en los quioscos; la circunstancia de que los comentarios que leíamos y leemos en el interior de los diarios rebosan desconocimiento del problema y una parcialidad meridiana no parece importarles. Al final, en unos casos de forma más disimuladamente que en otros, el mensaje ha de incluir siempre argumentos que faciliten al lector proyectar la sombra de culpa hacia Israel, incluso si para ello ha de faltarse a, u ocultar la verdad.
A pesar de que Fatah y Hamas están completamente de acuerdo en que el estado Israelita ha de dejar paso un Gran Estado Palestino, -en este punto son realmente "hermanos"- no son capaces de cruzarse en una calle sin pegarse dos tiros en la cara. Y lo hacen sin importarles el gasto en munición o el número de víctimas civiles que ello lleva consigo, como buenos terroristas que son. Lo vivido en las últimas semanas nos ha demostrado una vez mas que a las bandas terroristas les importa un comino la sociedad civil palestina, por cuya libertad dicen luchar. Apenas había dejado de salir humo de las automáticas en Gaza, los portavoces de Hamas dejaron bien claro su motivo: "Le decimos a nuestra gente que hemos roto definitivamente con el pasado en Palestina y las mentiras del gobierno de unidad. La era de la justicia y de la dominación islamista ha comenzado". Palabras que nos devuelven irremediablemente a la realidad: mientras Hamas y Fatah no se pongan de acuerdo en como destruir Israel, se destruirán mutuamente, si es necesario, hasta la última gota de sangre. Los "guerreros de Alá" están seguros de poder prescindir de Fatah -no siempre todo lo temerosos de Alá como sería deseable- en su santa misión de derrotar a Israel. y si en esa lucha se cruza un civil, mala suerte. Esta es la verdad sobre lo medios y métodos, sobre las causas y fines del terror palestino. Hoy más que nunca ha quedado claro que es imposible crear un estado palestino bajo tales premisas.
En occidente, por supesto, no queremos ver esa realidad tal y como es. Los israelitas son los culpables de los males palestinos. Esa es la opinión de nuestros progres bienpensantes, dominadores de las tribunas de adoctrinamiento a las que nos asomamos cada mañana con la visita al kiosko de la esquina (o a la web de la pantalla): las fuerzas de ocupación israelitas provocan que el pueblo palestino caiga en la desesperación y el suicidio. No importa que hace ya dos años Israel retirase sus tropas de Gaza, pues el estado judío es el culpable de todo lo que ocurre en oriente próximo.