No se puede decir que haya transcedido, hasta el momento, gran cosa de los contenidos de la reunión entre Zapatero y Rajoy. La portavoz del primero califica la reunión como de «muy positiva». Si para juzgar sus palabras me atengo sólo a lo que el gobierno de la nación ha calificado hasta el momento como «muy positivo» – relaciones con Cuba, intercambios con Venezuela, la alianza de civilizaciones, conversaciones con Otegui, postura de la fiscalía y judicatura en el caso de Juana, estatutos de autonomía aprobados por abstención y aburrimiento, políticas incoherentes de vivienda, desfalco de las reservas de oro del Banco Central de España, legalización de los actos criminales de ETA vía ANV, usurpación del Ministerio de Justicia por un aprendiz de carnicero stalinista, … – me temo lo peor. Es decir, me temo que «aquí no ha pasado nada».
Si me voy a las de Rajoy, la cosa es peor. Fíjense en el uso de las formas verbales:
«…sabemos cómo hacerlo, tenemos los instrumentos y estoy dispuesto a hacerlo»
Primera del plural, primera del plural, primera del singular. Se equivocó? Es un mensaje «cifrado»? Está claro que Rajoy no es el monstruo de la película. Espero que no termine dando la razón a quienes le acusan de ser «el tonto» de la serie.
Rajoy es un político de consenso. Me recuerda al que veía «malentendidos culturales» en las masacres perpetradas por los alienígenas de la peli «Mars Attacks».
En la Expaña de Rodríguez el Traidor, piensa mal y te quedarás corto.
Si de algo estoy seguro es de que no hay quien entienda a los políticos muchas veces. Y lo digo literalmente. La clase política se caracteriza por decir poco y callar mucho.
Esa utilización de la segunda persona del plural delata que ya se ve un peldaño más arriba. Sin embargo, aún no ha llegado su hora. Haría bien en no precipitarse ni en asumir una responsabilidad que no es la suya.
Supongo que Rajoy intenta quitarle un argumento al contrario: la falta de unidad en la lucha contra el terrorismo, etc. Y el argumento propio, el de la responsabilidad de Zapatero en el fracasado (o fracasante) «proceso de paz», se lo reserva para la campaña.
Un saludo
Todo el hacer del bicho humano supone una realimentación cognitiva del agente. Sería falso imaginar que siempre ha de conocerse previamente todo cuanto el actuar ulterior comporta, como si un conductor hubiera de poseer, antes de sentarse al volante, toda la habilidad de tomar las curvas, de conducir sobre carreteras heladas o de adelantar a un Ibiza tuneado…
Al contrario, a pesar de que el que comienza y se siente teóricamente preparado para una actividad cree que en principio domina ese tipo de técnicas, de pautas o de leyes no escritas, pronto empieza a darse cuenta de que ignora bastantes cosas, pero las va de hecho y casi sin advertirlo conociendo sobre la marcha, por poca paciencia y atención que dedique…
A veces ni se da cuenta de que va aumentando su saber y su conocimiento práctico de lo que tiene entre manos, pero al cabo de un tiempo sabe mucho más de lo que en los comienzos sabía. Esto le sucede a todo el mundo y sorprende, por ejemplo, en la actividad de conducir los coches, una actividad que no suele sentirse como profesional por todo el que ejerza una profesión distinta de la de conductor…
Quien al cabo de un tiempo de practicar resulta que no ha aprendido nada o muy poco acerca de la actividad en cuestión se conceptúa de “negado” para ella, y efectivamente esta incapacidad innata para ciertas actividades existe: artes, profesiones, habilidades sociales, conversación y trato aceptables, discreción, mesura, sentido práctico y eficacia en la gestión…
Se trata de contenidos cognitivos sistematizados que son, de un modo u otro, pensamiento y precisamente pensamiento más creativo y a la vez más realista e “iluminador” de lo que te rodea que el meramente teórico, aunque éste es igualmente necesario como matriz del anterior.
Se cuenta que un católico que viajaba en coche comprobó desolado, cuando ya estaba oscureciendo, que los faros no se le encendían. Como era muy creyente, requirió la ayuda del Altísimo humildemente, tenazmente; pero en vez de pedirle que le ayudase a remediar la avería o hiciera pasar un mecánico por esa misma carretera, le pidió que detuviese la rotación de la tierra hasta que él llegase a su destino.
Algunos individuos causan muchos problemas y ponen innecesariamente en peligro ya la armonía universal, ya la promesa divina de atender las oraciones.