En el artículo «Otra salida a la crisis es posible. Una alternativa liberal.» el comentarista manu, en el comentario número 30, me pide que haga una crítica a un artículo muy crítico con la bajada nominal de salarios que propongo.Googleando un poco enseguida he encontrado que el autor del artículo no es otro que Vicenç Navarro (sáltense los dos primeros párrafos del artículo y verán que a partir de «Los supuestos del dogma» el artículo coincide con lo comentado por manu). Aquí va el artículo y su crítica.
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Los supuestos del dogma bajada de salarios.
Tal dogma, como todos los dogmas, se basa en fe en lugar de evidencia científica.
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Aunque el nivel de los salarios no es el único factor que interviene en la demanda de mano de obra es evidente que si los costes salariales son menores los capitalistas podrán vender los bienes que produzcan más baratos y/u obtener más beneficios por lo que, y dado que el objetivo de los capitalistas es obtener beneficios, los capitalistas demandarán más mano de obra si esta baja su coste.
Veamos si en este artículo se ofrece alguna evidencia científica de que no ocurra lo anteriormente dicho.
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En primer lugar, incluso si aceptáramos por un momento la necesidad de devaluación doméstica, tal bajada de los costes de producción puede hacerse a base de reducir los beneficios empresariales, en lugar de los salarios, posibilidad que casi nunca se menciona. Y cuando, raramente se hace, es para descartar tal posibilidad pues –según ellos- ello desincentivaría la inversión. Mírese como se mire, se propone cargar el peso de la recuperación económica en las espaldas de los trabajadores y no sobre las de los empresarios, a los cuales hay que darles todas las facilidades y estímulos para que exporten, pues ahí es donde radica toda nuestra salvación.
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Lo único que se dice hasta ahora es que si los empresarios reducen sus beneficios pueden bajar el precio de los bienes que produzcan. Y por supuesto que con ese argumento no ataca la idea de que una reducción de los salarios aumente la demanda del factor trabajo.
Por otro lado el artículo parece indicar que las empresas no han reducido sus beneficios lo cual parece no ser así dado los miles de empresas que han cerrado, el desplome de la recaudación del impuesto de sociedades o la bajada de los beneficios de las empresas del IBEX 35.
Resumiendo los hechos demuestran que las empresas sí han reducido sus beneficios y en el caso de las multinacionales el descenso de sus beneficios en España ha sido espectacular.
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Pero los datos muestran el error de los supuestos sobre los que se basa tal dogma. Veámoslos.
El error de los supuestos que sustentan el dogma
Uno de los centros de investigación económica próximo al mundo empresarial de las grandes corporaciones estadounidenses (The Conference Board) acaba de publicar un detallado estudio de la evolución de los salarios en la Eurozona que muestra que éstos han descendido de una manera muy marcada en España, Irlanda, Grecia y Portugal (los famosos países PIGS en la terminología anglosajona). Como promedio los costes laborales han descendido un 15% desde 2009. Pero como bien señala el economista belga Ronald Janssen, este descenso de los salarios y aumento de los beneficios no ha ido, por lo general, acompañado de un aumento ni de las inversiones ni de las exportaciones (“Falling Wage Costs: Europe’s Light at the end of the tunnel?”). Janssen muestra gráfica y convincentemente en su artículo que en Grecia, por ejemplo, el muy marcado descenso de los salarios, incluidos en la manufactura, no ha ido acompañado de un aumento de las exportaciones. Antes al contrario, éstas han descendido también muy marcadamente. Grecia, por cierto, tenía un fuerte sector exportador antes de que se iniciara la crisis en el 2008. Los salarios pues han bajado (caído en picado) en Grecia pero ello no ha supuesto ni un crecimiento de las exportaciones ni de las inversiones. Lo único que ha subido han sido los beneficios empresariales que se han disparado alcanzando una cifra equivalente a un 12% del PIB griego. Mientras, la economía griega está yendo de mal a peor.
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No tengo suficientes datos sobre Grecia y Portugal, pero incluso en Grecia el descenso de los salarios no ha ido más allá del 12 %.
Sin embargo existen otros factores que pueden explicar la aparente contradicción entre el descenso de los salarios y el descenso de las inversiones y de las exportaciones. La fuerte conflictividad social en Grecia o la perspectiva de una quiebra del país y de su salida del euro no son el mejor ambiente para las inversiones. Y eso por no hablar de la productividad.
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En España y en Portugal, sin embargo, las exportaciones sí que han crecido sobre todo a partir del 2009. Tal crecimiento sin embargo no ha sido suficiente para reavivar la economía de tales países. En ambos países, la gran destrucción de empleo (en parte responsable del aumento de la productividad), consecuencia de las políticas de austeridad y de la gran bajada de salarios, ha creado una recesión tal que el aumento de las exportaciones no ha sido suficiente para estimular de nuevo la economía.
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Respecto a la economía española sí dispongo de datos y el artículo da dos datos falsos:
El primero el gran descenso de los salarios, que no es tal.
En este caso el sr. Garzón, economista poco sospechoso de ser liberal y colega del propio Vicenç Navarro, nos confirma que los salarios en España apenas han disminuido,
incluso teniendo en cuenta la disminución del salario de los funcionarios del 5 % en 2010.
El segundo, que la austeridad ha provocado el aumento del paro.
Si tenemos en cuenta que las primeras medidas de austeridad se tomaron a mediados (bajada sueldo funcionarios) o finales del 2010 (congelación pensiones y sueldo funcionarios) y que para entonces el paro ya estaba en los 4,5 millones de parados no parece que la austeridad haya sido la causa del desempleo. Y más si tenemos en cuenta que incluso en el 2011 el gasto público estaba por encima del de 2008 y el déficit en 95.000 M€.
Los gastos del Estado no han disminuido puesto que los recortes cosméticos realizados hasta ahora han sido compensados por los mayores gastos en prestaciones por desempleo y en intereses sobre la deuda. Lo que han caído son los ingresos debido al desplome de la economía
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La bajada de salarios que en teoría está aumentando las exportaciones está a la vez deprimiendo la economía doméstica, venciendo esta última a la primera.
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Ya vimos antes que los salarios no han bajado. Lo que ha aumentado ha sido el desempleo. ¿Por qué ha aumentado el desempleo? ¿Por qué se deprime la economía?
Las razones son sencillas y los hechos evidentes. Durante décadas el Estado, las empresas y los particulares han estado endeudándose en gran parte con dinero de procedencia extranjera (alemana, yanki, francesa, incluso china). Con ese dinero se financiaron, en parte, los gastos en sanidad, educación, pensiones, las inversiones de las empresas y especialmente en los últimos años la compra de viviendas. La mayoría de estos gastos, especialmente el de la vivienda, aumentaban la demanda de mano de obra española.
Además, como muchos de estos gastos se realizaban en sectores con poca competencia y precios distorsionados, la productividad de la economía española no aumentaba lo necesario como para mantener nuestra competitividad.
Cuando el dinero barato y abundante se acabó ya no se pudo mantener el gasto y los sectores que dependían del crédito se hundieron y con ellos la recaudación fiscal.
Porque hay que insistir: si el Estado pudo mantener su nivel de gasto sin apenas déficit durante los años del 2002 al 2007 ha sido porque el 40 % del dinero en que se endeudaban las empresas y los particulares iba a manos del Estado vía impuestos.
Simplemente nunca fuimos tan ricos, y ahora somos pobres y encima endeudados.
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Ello confirma lo que varios autores hemos estado señalando durante bastante tiempo: el gran error, mostrado muchas veces en Latinoamérica, de querer estimular la economía a base de colocar el sector exportador en el centro de la economía. No fue hasta que gobiernos de izquierdas y centroizquierdas potenciaron la demanda doméstica que aquellos países de América Latina salieron de su recesión.
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Curiosamente las economías de determinados países como Argentina o Venezuela van bien cuando el precio de las materias primas que exportan están altos, y en consecuencia equilibran sus balanzas por cuenta corriente (aún así la sempiterna costumbre de los populistas sudamericanos de imprimir billetes ha causado una fuerte inflación en Argentina y Venezuela).
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En este aspecto, es interesante ver la similitud de los argumentos neoliberales (presentados como argumentos de sentido común en las “ciencias económicas”) utilizados en América Latina y ahora aquí en España. Tales argumentos están siendo utilizados hoy en España no solo por las derechas sino también por economistas de partidos exgobernantes de centroizquierda, como el PSOE y el PSC, hoy en la oposición (resultado, por cierto, de la aplicación de tales políticas). Otro argumento que utilizan tales economistas, que asumen que la recuperación económica procederá del sector exportador (para lo cual exigen un descenso salarial), es que este tipo de recuperación deberá ser, por necesidad, muy lenta. En América Latina se insistió en ello, año tras año, durante toda una década de dominio liberal en las esferas de poder. La famosa luz al final del túnel, sin embargo, nunca se agrandó. En realidad, la famosa luz aparecía cada vez más lejos y más pequeña. Y está ocurriendo lo mismo ahora en España.
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Nuevamente se asume que la única causa de la prosperidad son los salarios bajos, cuando la realidad es que la causa es la productividad.
Los salarios más reducidos son necesarios cuando hay una elevada tasa de paro y cuando existen desequilibrios en la balanza por cuenta corriente.
En cuanto al tiempo, pretender que un país con los desajustes y la deuda de España consiga crear cuatro millones de puestos de trabajo en menos de siete u ocho años, incluso con la política adecuada, es de ilusos.
Sobre las presuntas políticas liberales en América Latina digamos que son más producto de la imaginación de algunos que realidades.
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A donde está llevando este dogma
Todo este proceso era predecible. Es fácil de ver que tales políticas son erróneas. Solo se necesita mirar los datos y olvidarse de la teología neoliberal (presentada como conocimiento económico). Cuando tantos trabajadores están sin trabajo y cuando la mayoría de jóvenes están sin trabajo durante muchos años, significan una pérdida, muchas veces irreversible, de recursos productivos. Y esto es lo que está ocurriendo en España. Frente a un sector exportador vivo, existe una economía doméstica paralizada por una enorme falta de demanda, creada por la confluencia de bajada de salarios, destrucción de empleo, y reducción de gasto público. Esta fue la situación en Latino América en el periodo neoliberal y ésta es la situación en los países PIGS ahora (convertido en GIPSI, con la inclusión de Italia).
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El sector exportador no estará tan vivo cuando en medio de una enorme crisis todavía la balanza por cuenta corriente sigue siendo deficitaria. En cuanto a la baja demanda, como hemos visto anteriormente, durante la crisis los salarios no han bajado y el gasto público tampoco, lo que sí se ha detenido es el constante aumento de la deuda de empresarios y particulares. Al no poder seguir endeudándose y no conseguir equilibrar su balanza por cuenta corriente la única manera de que se cree empleo es con dinero procedente del ahorro interno pero ese dinero se va en financiar el déficit público.
En realidad, la bajada de salarios está creando una enorme recesión no solo en los países periféricos de la Eurozona sino también en los países del centro. El nivel de demanda de la manufactura (PMI, purchasing manager index) está bajando también en Alemania y en Francia a niveles de Italia, habiendo alcanzado cuotas por debajo de lo que se considera el nivel aceptable y/o sostenible. Y ello era, de nuevo, predecible, pues gran parte de las exportaciones alemanas y francesas son importaciones italianas, españolas, portuguesas y griegas. Y la bajada de salarios y recortes de gasto público están reduciendo dramáticamente el consumo doméstico y exterior.
La respuesta del establishment alemán no es estimular la demanda en Alemania y en los otros países de la Eurozona sino al contrario. Sus políticas públicas están recortando los salarios de los trabajadores alemanas y (presionando a través del Bundesbank y, por lo tanto, del BCE) de los trabajadores de los países periféricos de la Eurozona, conduciendo al precipicio a toda la Eurozona. Se inicia así una competición para ver quién paga menos a sus trabajadores. Estos son los costes de continuar creyendo en el dogma neoliberal. Pero como bien ha dicho la Organzacion Internacion del Trabajo, en su respuesta al informe del BCE, tal estrategia llevará a una depresión no solo europea sino mundial. Lo que está ocurriendo en la Eurozona es un ejemplo de las consecuencias de tales políticas. Su venidera recesión puede llevar a una gran depresión. En realidad, para miles de españoles y de europeos esta depresión ya ha llegado. Estos son los costes de continuar creyendo y aplicando el dogma
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Vuelve el autor con la retahila de falsedades acerca de descensos en los salarios y recortes de gasto público.
Lo que no explica la Organización Internacional del Trabajo es cómo se ha llegado a una situación de crisis cuando, antes de que estallase, el gasto público iba en continuo aumento.
La realidad es que la crisis llegó cuando los países del sur ya no pudieron endeudarse más. Olvida también el autor que las importaciones de los países del sur de productos de Francia y Alemania se pagaban, en gran parte, con préstamos procedentes de esos países. Dicho de otro modo los franceses y alemanes estaban trabajando y ahorrando para financiar la compra de sus productos por los países del sur.
Pero es que incluso Francia tiene un elevado déficit público. Es difícil que se creen puestos de trabajo cuando el dinero ahorrado por la gente y las empresas se va a financiar el gasto público.
Por último decir que una bajada de salarios, que es lo que necesita la economía española, no significa necesariamente una bajada de poder adquisitivo.
La razón es que por un lado un descenso en los salarios permitiría un descenso en los precios que compensaría, en parte, la bajada de los sueldos y por otro lado sin creación de empleo al Estado no le va a quedar más remedio que emprender una brutal subida de impuestos lo que tendrá como resultado un descenso de los salarios (después de impuestos y descontando la inflación)… ¡¡Que era lo que la Organización Internacional del Trabajo quería evitar!!
La Ley de Say no es ningún dogma. No se puede distribuir la riqueza que no se ha creado.
Hola Mill
Al final, creo que todo se reduce a tu última frase: gran parte de nuestro (supuesto) estado del bienestar está financiado con deuda que encima se disimula con ayuda de la inflación. Cuando la gente deja de endeudarse y por supuesto cuando el que presta tiene miedo de que no le devuelvan lo prestado el castillo de naipes se viene abajo. No hemos creado riqueza para devolver esa deuda. No somos competitivos para crearla . Y la solución de Vicent Navarro y Alberto Garzón pasa por la impresión de billetes para que el Estado gaste, al menos es lo que deduzco de algunos artículos que les he leído.
En cuanto a Vicent Navarro, hablar de un mundo «neoliberal» en el cual, en Europa los estados gastan al año un 50% de media del PIB que producen, siento decir que me resulta patético.
Bueno la verdad que el artículo llevaba el sello de la factoría de Vicenç Navarro, así que no me fue muy difícil encontrar al autor 😀
En este artículo digo que:
«y por otro lado sin creación de empleo al Estado no le va a quedar más remedio que emprender una brutal subida de impuestos lo que tendrá como resultado un descenso de los salarios (después de impuestos y descontando la inflación)…»
Es verdad que puede parecer una contradicción, pero si lo analizamos como un proceso dinámico veremos que no hay (tanta) contradicción.
Si mediante la devaluación interna conseguimos crear empleo conseguiremos a su vez generar más base fiscal y mayor recaudación fiscal (más gente trabajando, más gente cotizando y pagando impuestos).
En un primer momento se perderá poder adquisitivo, pero si no se adoptan esas medidas de devaluación interna no se va a generar empleo y la deuda pública y los intereses seguirán aumentando y entonces se tendrán que subir los impuestos y lo que no se pierda por no rebajar los salarios se perderá (a medio o corto plazo) por tener que pagar más impuestos. Es decir cobraremos lo mismo pero tendremos que pagar más impuestos.
Es más al tener que pagar más impuestos volveremos a la recesión en un circulo vicioso hasta la quiebra.
Si se efectúa una devaluación interna inicialmente se va a perder poder adquisitivo pero si se crean empleos se podrá contener el déficit y los intereses. La cuestión es entrar en un círculo virtuoso en el que se creen empleos y se reduzcan impuestos y pago de intereses… y al final la reducción de impuestos compense la inicial pérdida de poder adquisitivo.
Espero haberme explicado bien.
Por último hay gente que dice que si se reducen los salarios disminuirá la demanda y se perderán puestos de trabajo entrando en otra recesión. Sin embargo el que se reduzcan los salarios no implica que se reduzca la demanda simplemente que parte de la demanda se trasladará de los trabajadores a las empresas. Parte de esa demanda será a su vez devuelta a los trabajadores vía disminución de precios y parte será trasladada a mayor inversión… pero las inversiones provocarán aumento de la demanda de trabajadores y los menores salarios aumentarán las inversiones extranjeras y la demanda de bienes producidos en España.
De todos modos tenga en cuenta que un sistema de libre mercado, y más aún un sistema a medio camino entre el libre mercado y el socialismo como el que tenemos, siempre tiene imperfecciones y retardos. Las cosas se han hecho muy mal durante más de 30 años y ahora va a ser necesario bastante tiempo, incluso haciendo las cosas bien, para ver resultados importantes.
Saludos y es un placer tenerle como comentarista.
Buenas;
Lo primero de todo Mill pedirte perdón por no poner el autor del artículo, se me pasó, el origen de este lapsus fue que hice un cometario en el blog de vicenc navarro sobre el origen de la bandera española y republicana y mi comentario además de no ser respondido desapareció, no se que hacen con los comentarios en ese blog porque nunca vi ninguno, por lo que al preguntarme por dichas desapariciones copie el articulo y lo pegue sin darme cuenta que no ponia al autor de dicho artículo, quizas por estar maldeciendolo.
Leo artículos de diferentes corrientes y los articulos de Navarro promulga soluciones que no cabian nada o muy poco a teorias keynesianas y a teorias comunistas rancias de hace por lo menos 150 años, lo cual me sorprende para alguien que publica tan excelente curriculum, lo cual viene a reforzar mi » psuedo teoria» de lo politizado que está el aparato académico que dá catedras más por politicas que por la aportación de sus investigaciones.
De su artículo Mill estoy completamente de acuerdo salvo en una contradicción respecto a la bajada de salarios que según usted no conlleva una bajada del poder adquisitivo, cuando en un comentario suyo nos comenta lo siguiente;
«El proceso es el siguiente: bajamos nuestros salarios, baja la demanda, al bajar la demanda, y las empresas tener menos costes (por la bajada de sueldos de sus trabajadores), las empresas podrán, y muchas lo harán, bajar sus precios. Sin embargo los productos importados no bajarán, por lo tanto una bajada de salarios del 20 % sólo va a suponer, en el mejor de los casos, una bajada de precios del 12 %, pérdida de poder adquisitivo del trabajador del 8 %».
Aquí da por hecho la perdida y en este artículo dice que no conlleva necesariamente la perdida.
Sin más, le pido otra vez perdón por no poner el autor del articulo que publiqué y tener que buscarlo, y le doy mil gracias por haberse molestado y dedicado su tiempo a hacer la crítica del artículo.
Respecto de la asunción por parte de las empresas del coste de la devaluación interna, vía rebajas de beneficios, es una propuesta que siempre se hace por aquellos que ni han tenido una empresa, ni tienen idea de cómo funciona. Supongo que se piensan que los beneficios de cualquier empresario son gigantescos y brutales. Ya se sabe, el mito (ese sí que lo es) de la explotación del proletariado.
En primer lugar, dicho descenso de beneficios se ha producido de manera bastante acentuada, al menos en los sectores y empresas que conozco de primera mano. Y en segundo lugar, quien arriesga su dinero, su esfuerzo, su tiempo y su tranquilidad en una aventura empresarial, lo hace por ganar dinero, que es básicamente la misma razón por la que alguien quiere ser empleado por otro. Por lo tanto, cuando la empresa no es rentable o el beneficio no merece la pena el esfuerzo, simplemente se cierra y a otra cosa, que es lo que está sucediendo.
¿Se quiere hacer que las empresas asuman todos los costes? Adelante. Significará que no habrá suficientes puestos de trabajo en el sector privado, ni nadie que pague impuestos para sufragar los del sector público.