La psicología social se ha aproximado teóricamente al campo de la salud de tres maneras (Salovey, Rothman, Rodin, 1998; Handbook of Social Psychology, 4th edition):
(1).Aplicando teorías del campo de la psicología social al de la salud.
(2).Desarrollando teorías específicas dentro del campo de la salud.
(3).Investigando procesos sociales y de personalidad específicos en el ámbito de la
salud.
En la revisión del campo hecha por Armitage y Conner (2000) se dividen los modelos
de psicología social de la salud en 3 tipos: (1) motivacionales, (2) de puesta en práctica de la acción y (3) de múltiples etapas. Los autores los colocan en este orden no arbitrariamente, sino considerando que cada categoría de modelo sucede a la anterior para complementarla y rellenar sus lagunas. La preocupación principal de estos estudiosos es la de integrar los distintos modelos existentes en uno más amplio y de mayor poder explicativo. Sobre estos modelos hablaremos en subsiguientes capítulos de esta serie. De momento tenemos dos tríadas, que debemos explicar.
Por un lado, en la primera tríada vemos que el campo de la Psicología Social de la Salud es una confluencia fértil para aportaciones provenientes de otra áreas de la Psicología Social, del área misma de la Salud, incluyendo a la propia Psicología de la Salud, de otras áreas de la Psicología y, por supuesto, es un campo susceptible de generar su propia investigación que exporte en lugar de importar conocimientos y experiencias a otros ámbitos no relacionados con lo social o con la salud.
Por otra parte, en la segunda tríada, vemos la secuencia de acontecimientos psicológicos y comportamentales que se da, a grandes trazas, en los cambios de orientación hacia la salud. Primero en el tiempo está la motivación para cambiar un comportamiento o iniciar uno nuevo, luego uno debe ver cómo, cuando, dónde y de qué forma realizarlo, es decir, hay de implementarlo y desarrollarlo en el tiempo, y este último factor nos lleva a la sucesión misma de etapas vitales por las que necesariamente pasa la persona al cambiar unos hábitos de salud por otros, que deben ser correctamente identificadas, ya que cada una de ellas puede ser cualitativamente distinta de la anterior y tener diferentes variables en juego y/o las mismas en diferentes proporciones.
Sea cual sea el criterio adoptado para dividir los modelos que surgen en el campo de la Psicología Social de la Salud, cada uno tiene sus características peculiares que lo hacen único y expresan su poder explicativo y sus limitaciones. Podemos extraer de los artículos y trabajos de la reciente literatura sobre esta disciplina numerosos modelos, de entre los cuáles hemos considerado conveniente centrarnos en los más fructíferos
en cuanto a su capacidad de organizar los conceptos y en cuanto a las investigaciones
que han suscitado y los comportamientos que han contribuido a explicar, predecir y
cambiar.
Hablaremos, pues, de varios modelos en las próximas entregas de esta serie. La cuestión a destacar en este apartado es que la salud no tiene unos determinantes biológicos inalterables que nos condenen a la enfermedad y a la muerte en incómodos y predecibles plazos, sino antes bien, y alternativamente, tiene unos determinantes psicosociales muy fuertes sobre los que se puede ejercer una acción correctora que podría redundar en enormes beneficios para la vida y su disfrute pleno. Teniendo presentes nuestras limitaciones y nuestros sesgos, así como el poder de una fuerza de voluntad correctamente encaminada, los seres humanos podemos ejercer una notable influencia en nuestro estado de salud y de bienestar físicos y psíquicos adoptando ciertas pautas y, lo más importante, sabiendo cómo adoptarlas. Pero de eso, y de lo poco que se sabía sobre ello y de lo mucho que se va sabiendo, ya hablaremos según expliquemos los modelos, según nos aproximemos al comportamiento de salud…