El ex etarra Txelis (José Luis Álvarez Santacristina) ha escrito una carta a cuenta de los juegos florales que nos traemos con lo del perdón a pedir – o no pedir – por los terroristas. Seguro que no les gusta mucho a los etarras, ni a sus múltiples amigos. Puede gustarle a alguna víctima directa. Y no les va a molestar a las diversas lavanderías de ETA, que tanto empeño están poniendo en que triunfe la idea de que el asesinato puede tener cierta disculpa, siempre que se haga por motivos políticos. Prostitucional, Pachi, Oyarzábal, PSOE, PP, y toda esa gentecilla. Yo diría que encantados.
Se puede leer entera en este enlace:
Muy filosófica, y muy de empatía, sería bastante aceptable si un asesinato terrorista fuera exclusivamente un problema entre el asesinado y sus allegados, y el etarra de turno – a título individual. La malo, lo políticamente aberrante, es que el terrorismo no es eso. Por definición. Y es muy posible que ese sea el motivo por el que Santacristina no emplea la palabra terrorismo ni una sola vez en su texto. De asesinato, ni hablemos. ¿Se puede creer que alguien haya comprendido el mal causado por el terrorismo y el asesinato, cuando no le llama de ninguna de las dos formas? Si uno se empeña, se pueden creer tantas cosas …
Curioso enfoque, cuando comienza por decir que …
conviene ir paso por paso y aclarar bien los conceptos y su alcance
Txelis se define como victimario. Una cursilada de moda, muy conveniente. Arcadi Espada lo clava:
Lo primero que tiene que hacer un asesino, aun corporativo, cuando pide perdón es evitar llamarse a sí mismo el victimario. Un eufemismo repulsivo y miserable donde los haya, que deslíe desde la pura grafía, es decir desde el auténtico grado cero de la escritura, el imprescriptible abismo entre criminales y víctimas. [Txelis, el victimario –>]
Emplea «victimario» 10 veces. A veces lo acompaña de “infractor”. Por ejemplo:
- – ¿Qué significado tiene o debería tener dicha petición (de perdón)? ¿Qué significado le da o debería dar el infractor o victimario?
- – la petición de perdón expresa un acercamiento emocional y vital por parte del victimario hacia la víctima y sus familiares, es decir, un gesto de empatía real para con ellos.
- – Pedir perdón es un gesto que dignifica al infractor o victimario.
- – Ahora, cuando el victimario pide perdón …
Sin embargo “victimario” no implica terrorista, por mucho que Txelis diga que pretende aclarar conceptos. Así que no aclara nada. Más bien oscurece. Y con su olvido del aspecto terrorista de la cuestión, olvida que la víctima a la que va dirigida el terrorismo es la sociedad. Cuando Txelis pensó en una actividad después llamada kale borrika, no estaba pensando en la quema de un cajero automático concreto, o en el ataque a un autobús determinado con sus pasajeros dentro. Estaba pensando en actos que sirvieran de acompañamiento a la estrategia de amedrentar a la sociedad. Lo mismo que, en general, no le importaba que se asesinara a una persona u otra, sino que trataba de conseguir un efecto en la sociedad a través de las bombas y los asesinatos. De los que fueron, o de los que fuera, tanto da. Y no hay ni una sola mención en su carta al daño producido a la sociedad. Siempre habla, y exclusivamente, de “la víctima y sus familiares”.
Que pida todo el perdón que quiera a los familiares de los asesinados, y a los heridos. Y con toda la empatía que quiera. Puede que a alguno le consuele. Y humaniza a Txelis, que demuestra sentimientos decentes. Pero eso no evita que siga siendo, a juzgar por su carta, un perfecto salvaje en lo político.
Y a pesar de tanta filosofía como gasta, no parece que le haya cundido mucho desde el punto de vista del rigor.
Pedir perdón es un gesto que dignifica al infractor o victimario, es decir, un gesto que le reconcilia consigo mismo, con lo más genuino y profundo de su dignidad humana, a la vez que inicia un proceso de reparación del daño causado.
¿Reparación? Si hasta él mismo comprende que habla de iniciar una reparación que no es posible. Por ejemplo:
- – y tengo siempre presente que es un mal irreparable
- – desde la conciencia siempre creciente del dolor irreparable generado
- – el reconocimiento explícito del dolor irreparable causado y el sentimiento sincero de pena y amargura por el daño
En resumen. Alguien muy probablemente atormentado y apesadumbrado, y eso le honra, que parece seguir manteniendo el mismo espíritu de delincuente social que cuando empezó su carrera en ETA. Y este es de los buenos. Apartado de la disciplina de ETA desde 1992, y muy crítico con ella. Vamos, que ni siquiera el Prostitucional lo va a poner de concejal en ningún sitio. Como para imaginar cómo son los que Pachi et al quieren “recuperar para la democracia”.
Tal vez Txelis tenga internet. Capacidad de argumentar le sobra, al contrario de lo habitual en su mundo. Si alguien sabe su email, que le invite a participar en la entrada, y que me corrija (y riña) si piensa que estoy equivocado. Siempre puede ser. Pero le voy a dar una idea desde el otro lado de la barrera. Uno podía pensar, por ejemplo, que la “salvación” del vascuence es una solemne majadería y un maldito incordio. Pero antes de expresarlo en público, es imposible que no sopesara la posibilidad de que hacerlo le pudiera suponer un tiro por la espalda. O una paliza en cualquier sitio. Y es muy dudoso que aun hoy deje de pensarlo. Pero a juzgar por la carta de Santacristina, ese no es víctima de nada. Ni hay que pedirle ninguna disculpa por el mal causado, aun hoy.
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Añadido:
Tampoco parece muy justo afearle a Txelis el olvido de las características que hacen del terrorismo, terrorismo. Después de todo, uno mismo siempre tiende a disculparse. Si tú no te buscas disculpas, ¿quién lo va a hacer por tí? ¿El PSOE? ¡Pues claro, el PSOE! No es que haya comprado la idea de un “conflicto secular”, en el que los pobrecitos etarras no son más que el último coletazo, tal vez un poco pasado de tiempos. Es que es el principal vendedor de la idea.
Claro, claro. La culpa de que el 20 de marzo de 2001 un “victimario” (nada terrorista) asesinara al socialista Froilán Elespe con un tiro por la espalda, mientras tomaba café en un bar, es en parte porque algunos policías de cuando Franco cometieron abusos en su función. 40 años antes.
– ¿Asesinaron a alguien, sin juicio y sin leyes?
– No, pero lo mismo es “violencia” y “conflicto”, esos prodigios.
Por eso ahora nos dedicamos a buscar compensaciones y equidistancias, todo sea por la paz. Reconocerlo así es una de las mejores contribuciones para ese idílico futuro. Salvo que alguien lo reconozca en toda su extensión, y piense, con toda razón, que ese mismo argumento justifica en parte el asesinato de algún sortutarra en el futuro, porque en 2001 un “victimario”, etc. Después de todo el ayuntamiento de Lasarte acaba de homenajear a la payasa (es literal [–>]) que se negó en rotundo a decir nada en contra del asesinato de su compañero de consitorio. Etc.
No parece que se le pueda exigir al Txelis lo que no se le puede pedir al Pachi. Y así vamos.
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Dedicado a Pascual Sala, y cinco más.
Plazaeme:
Hacía tiempo que no venía por aquí, etc. Pero, a cada uno lo suyo. Esta entrada es impecable, y se agradece en éste asunto ,el más sódido y repugnante aspecto de nuestra vida.
Sólo añadiría que, a los apóstoles de la equidistancia deberíamos tomarles la idea en serio, es decir: Hacemos dos columnas en un papel y vamos apuntando al Debe y al Haber de cada uno, a ver qué sale.
Gracias.
¿Estamos enfadados? Si es así, pido disculpas.
Los apóstoles son bastante inmunes. Ellos son «buenos». Y tiran tinta de calamar. Conflicto, violencia, victimario, etc. Justo lo contrario del debe y el haber.
Gran artículo.
Pero además, es para echarse a temblar cómo va calando en la sociedad la peligrosa idea de que el Derecho Penal (y la Justicia en general) puede y debe ser un medio más para la consecución de fines políticos. De ahí, a interpretar la Ley en función al «sano espíritu del pueblo <poner aquí el que le guste a cada uno>» va un paso más pequeño del que parece.
Aunque moralmente, que un asesino se arrepienta de sus crímenes puede significar algo, en Derecho, la cosa no funciona así. Es algo más complicado. El caso es que se puede sospechar que la gran publicidad que se está dando a hechos como éste, que no dejan de ser puntuales, es para prepara al público para medidas que de otra forma le repugnarían. Y que pueden ser absolutamente ilegales, pero como en tantas ocasiones, a ver quién es el guapo que las impugna, con la presión mediática, el Ministerio Fiscal (ese gran indicador del vacío significado que en España tiene la palabra «independiente»), y los Tribunales de última instancia (con unos criterios más políticos que jurídicos) en contra.