Hace tiempo que no escribo nada. Siento que soy un cauce seco. Tengo abandonadas algunas entrevistas. Por un momento había perdido la fe en todo, pero ahora hay algo que me ha hecho recuperarla. Una noche salió el sol. Pura energía.
Sin embargo no me he vuelto más locuaz, ni con más ganas de comunicarme. No quiero celebrar fiestas. En esta situación en la que estamos, en esta noche de los tiempos, en este apocalipsis económico y social en el que agoniza occidente, ningún refugio es seguro. No es cosa de apostar por el dinero bancario. Lo mejor es conseguirlo, cogerlo y gastarlo en algo que te valga para mañana, pase lo que pase.
Yo ahora pongo en venta una buena cantidad de libros. Muchos están descatalogados, otros son novedades. Casi todos ellos son buenos. Las excepciones las he sacado de lugares insospechados.
No hace falta que nadie se comunique conmigo, a fin de cuentas ya he dejado claro que me ha sobrevenido un laconismo impenitente. Pueden entrar a través de este enlace en mis libros en venta en la Casa del Libro. Y, bueno, en fin, que no sé qué más decir. Me ha costado escribir esto.
Un saludo.
Germánico.
Buenas Jinete.
Algunos se han vendido ya, pero gran parte de los que han desaparecido de los doscientos y pico que había han pasado a engrosar la librería de mis padres, o finalmente he decidido no venderlos, ahora que empiezo a trabajar. No obstante algunos quedan que valen la pena. Si te interesa alguno y tienes problemas con el precio escríbeme un correo, que contigo estoy dispuesto a hacer generosísimos descuentos.
Esta noche los miro despacio. Seguro que alguno cae.
Aprovecho para decir a los que por aquí «lean», en los dos sentidos que cabe extraer en este contexto gramatical del término, que el pasar por aquí les da la oportunidad de negociar, hasta cierto punto, las condiciones de la rendición intelectual que mi venta supone, a través de los comentarios.
‘amos, que si después de ver los libros me quieren hacer alguna propuesta y negociar conmigo rebajas por volumen de compra, o por considerar excesivo el precio de algún libro, tienen este canal de comentarios abierto. Los costes de envío son iguales para uno que para veinte libros, por lo que sale más a cuenta cuanto más libros se compren.
Ayer un amable comprador (hablo con la benevolencia del librero, pero de corazón) adquirió a muy buen precio seis magníficos ejemplares, de lo cual auguro no se va a arrepentir. Gracias, amigo o amiga.
Salu2. A ver si voy recuperando poco a poco mi locuacidad.
A mi correo me ha llegado un email diciéndome que estaba pendiente de moderación este mensaje tuyo, Sefuelix. Lo he a-probado. ¡Bienvenido a este contubernio de locos!
Que no, que era yo haciendo diversas pruebas, para ayudar a resolver el entuerto. Puedes borrar este y el tuyo del que cuelga.
Saludos y gracias, Ger.
De borrarlo nada, es muy divertido, y da vidilla de paso a un post un tanto…qué se yo.
Hola PGAS,
Yo no estoy en ningún lado. No me gustan los lados. Por eso soy liberal. Los que dividen son los otros. Y en cuanto a la digitalización…..no, no es eso. Es que estoy centrado ahora en el estudio de la contabilidad de costes, el control de gestión, las financiaciones, inversiones y estrategias empresariales y esas cosas, y, por supuesto, con el inglés, que lo tengo flojo (intermedio-alto). Y mantengo un buen arsenal de libros de psicología y neurociencia. Realmente lo que más me interesa ahora es integrar la economía conductual con la psicología de las organizaciones y el control de la gestión y la estrategia empresariales, y creo que podría hacer alguna humilde contribución teórica y práctica en un futuro. Como decía un gran psicólogo, no hay mejor práctica que una buena teoría.
Pues me has pillado, en la era cuántica no tiene sentido estar en ningún lado, por eso me interesa la economía neurocuántica, igual vale para forrarse en bolsa que para publicar un libro de autoayuda del tal Punset.
Como dijo Sócrates momentos antes de beber la cicuta y morir: «una vida sin examinar no merece ser vivida» (Platón, Apología).
Y Newton decía que un día no dedicado al estudio era un día perdido.
Yo pierdo muchos días, muchos ratos, divagando. Creo que es en esos momentos cuando la mente inconsciente hace su mejor trabajo, libre de las riendas de la razón y el pensamiento lógico-analítico.
Vaya truhán, te pasas al lado plebeyo ahora que viene la revolución. Seguro que lo tienes todo digitalizado. Viva Zapata¡¡
Un saludo