Como les dije en otro artículo el sistema financiero europeo estuvo a punto de saltar por los aires hace un par de meses. Sólo la intervención del BCE prestando a los bancos europeos un billón de euros (1.000.000 M€) evitó el desastre.
En ese masivo reparto los bancos españoles obtuviernon 275.000 M€ y parte de esos millones fueron a comprar deuda española. Sin ese dinero estaríamos intervenidos. Pero el dinero se acaba y los bancos siguen necesitando liquidez para cubrir los impagados y el Estado sigue creando déficit y deuda. Y además ya nadie en el exterior nos presta dinero.
Por muy negro que se pinte el panorama ya es imposible exagerar, estamos en el límite del límite. Ya sólo falta que quiebre Portugal para darnos la puntilla. O quemar otro Starbuks (quemar ese establecimiento nos va a costar 1.000 M€ sólo en intereses)
¿Qué hacer entonces?
Acabar de una vez con las duplicidades entre administraciones y con el elevadísimo número de Ayuntamientos.
Gestión privada de los servicios públicos de sanidad y educación,
Y más recapitalización de los bancos.
Me equivoqué cuando dije que con una reducción del déficit para este año hasta entre un 5 % y un 6 %, los mercados no están por la labor de aguantar más tiempo y lo mejor sería ofrecer una rebaja hasta el 4 %, o menos, este mismo año.
Los mercados están valorando cosas que hace un par de años no hacían:
¿Limitarán su gasto las autonomías? ¿Se mantendrá la paz social? ¿Cuál es la verdadera situación de algunos bancos? Incuso los problemas secesionistas en Cataluña y el Pais Vasco empiezan a pesar.
Y en otro orden de cosas tenemos que salir al mundo y vender lo que tenemos, y lo que tenemos, y no hay que inventar nada, es:
Tenemos mucha mano de obra, no demasiado cualificada, pero relativamente barata.
Tenemos buen clima, buena comida y relativamente bajo coste de vida.
(Deberíamos) Tener un impuesto de sociedades muy bajo (hasta ahora el mayor error del gobierno no haberlo bajado y encima quitar deducciones)
Convertirnos en la California de Europa, o mejor que California.
Ya se que suena a topicazo pero Francia vende glamour, Inglaterra vende centro financiero, Alemania vende mercedes y BMW… y así todo el mundo.
Pero muchas veces sospecho que el problema de España no es la economía, ni las leyes, es un problema mucho más profundo.
Somos una nación sin proyecto común, con una población que ha venido votando sistemáticamente durante casi 35 años a una izquierda radical y trasnochada, a una derecha socialdemócrata y a unos nacionalistas decimonónicos y fanáticos, donde a nadie le importa nada: es igual que se negocie con terroristas, que se destroce el sistema educativo o que la corrupción siempre se resuelva con el ¡y tú más!
Nada se renueva, a pesar del incontestable fracaso del sistema de las autonomías todo el mundo lo acepta como borregos.
Necesitamos un cambio radical… y además venderlo al mundo entero.
Sufro, porque tengo tres hijos, y veo que seguiremos con el cainismo de siempre, que la izquierda tratará de reventar el país con huelgas y manifestaciones salvajes, que los nacionalistas van a aprovechar para separarse del resto de España. Parece que media España está interesada en que nos intervengan para sacar tajada. Y la otra media es tan cobarde que no está dispuesta a hacer lo que hay que hacer paraque no nos intervengan.
Es hora de que Rajoy salga en la televisión «de todos» y le explique a la gente lo que supondría una intervención y que antes que eso (casi) cualquier cosa.
Según datos del NYT, 68.000 millones de euros es lo que ha dedicado la banca española a comprar deuda pública «doméstica». La banca italiana ha hecho lo propio por 54.000 millones de euros.
Eso tan sólo está libre de problemas, y es dinero seguro, en el caso de que hayan comprado todo en bonos a 3 años (macheando más o menos vencimiento con el préstamo del BCE) de tal forma que esos bonos entren a cartera de inversión y no tengan que revaluar mark-to-market. Si alguno (cosa que no creo) los ha metido a cartera de negociación, la banca tendrá un problema añadido porque tendría que provisionar unas pérdidas que no necesariamente sufrirá, agravando sus problemas., si la rentabilidad de la deuda pública en el mercado secundario sigue subiendo.
Sin embargo, será más tarde cuando lo mercados caigan en que las nuevas compras de deuda apenas inciden en el riesgo bancario. Ahora mismo, las malas noticias mandan, y se pensará en lo peor.
Como siempre, de acuerdo casi al 100% contigo, Mill. Esta vez, mi principal discrepancia estriba en que yo no tengo tres hijos, aunque también sufro.
No vamos a cambiar. La gente no cambia a partir de determinado momento de su vida. Puede evolucionar, pero no cambia. Además, es posible que sea, esa actitud autodestructiva, nuestra principal característica común como pueblo. Plaza apunta otro dato más, la negación de nuestra identidad sin haber buscado una identidad alternativa, que anula la validez de nuestro producto, sin que tengamos otro para vender.
Comparto plenamente contigo el sentimiento de la necesidad apremiante de una alocución del gallego. No vale trabajar en la sombra, aunque lo estuviera haciendo de manera perfecta, que tampoco. Hace falta algo parecido al «puedo prometer y prometo» tan criticado en su día, pero que dió excelentes resultados al maestro del juego político gubernamental, D. Adolfo Suarez. Y algo similar a los Pactos de la Moncloa que dieron lugar al control de la inflación y al Estatuto de los Trabajadores. La situación actual es incluso más grave que aquella.
No contamos con sindicatos tan responsables. Y puede que tampoco con una oposición consciente, pero me llama la atención una cosa en las últimas semanas. Rubalcaba se ha alejado de la primera línea de críticas al gobierno, dejando a su valida, Soraya bis, hacer esto.
No me fío de Ruralcabra, aunque deseo fervientemente que le quede un atisbo de responsabilidad para pactar con el PP antes de irnos al cuerno. Soy capaz hasta de asumir una ley de punto final para los casos de corrupción pasados si se hace un decente proyecto de futuro. En caso contrario, estamos condenados.
Es un problema de coco. Tenemos, o veníamos teniendo, otra ventaja. Pero estamos empeñados en cargárnosla. No suena muy allá, y sin embargo es muy apreciada por nuestros mejores clientes. Le llaman «el cachondeo».
España no solo es «playa y sol» para los turistas. Es muy divertida, donde «divertido» es igual a tapas, copas, y melopeas hasta las tantas de la mañana. A veces con premio de ligue, siempre con una razonable esperanza. Más algún folclore bien vendible, también rodeado de fiestas y de «cachondeo».
Pero últimamente nos ha dado porque esto se parezca a los aburridos países del norte, de donde escapan en vacaciones nuestros clientes para encontrar algo más alegre que el mundo del que vienen. Ponemos una ley de fumadores más rígida que en Francia. Añadimos controles de alcoholemia por doquier, y el carnet por puntos, y tratando de que el ganado cambie la forma de divertirse, que justamente era esa ventaja comparativa que teníamos. Y le creamos mal ambiente al folclore vendible. ¿Cuál quieren que sea el resultado? Está cantado.
Parece una carallada, o una anécdota, pero creo que estamos hablando de nuestra principal industria. Y desde luego indica un problema de mentalidad. No nos damos cuenta de que, o vendes, o fracasas. Ni nos damos cuenta de que no somos ni más productivos, ni más listos, ni más cultos, ni más preparados, sino muchísimo menos. Sí, se puede intentar cambiar eso. Pero lleva tiempo, y un esfuerzo al que no parecemos muy dispuestos. ¿Por qué diablos no defendemos lo que ya tenemos, en lugar de estropearlo? Y de ahí, vendiendo lo que ya puedes vender, tal vez puedas llegar a otro sitio que te parezca mejor. Pero del cielo no va a caer.