Afirmar que ETA es una banda terrorista y mafiosa, por obvio, podría resultar pedante. No es así mientras la obviedad no sea admitida como tal por un gran número de personas que, empeñadas en dar carta de legitimidad al asesinato indiscriminado, siguen hablándonos de separatismos, nazionalismos y otras gaitas.
Cuando se plantea el «problema vasco», oímos desde algunas esferas políticas (PNV y adláteres) que el modelo irlandés es perfectamente válido para Vascongadas. La presencia no hace mucho del santo Gerry en el norte, las pancartas de hace unos días, los sermones de los patriarcas de la «cosa vasca» ( no era «nostra»?) pretenden confundir a los bienpensantes sobre los verdaderos transfondos del MLPV. Lo mejor sería esconderlos para siempre y luego negar que hubiesen existido.
No va ha ser posible, por que tirando del hilo IRA, aparece irremediablemente la madeja ETA.
It doesn’t matter because it’s the IRA that still counts in Northern Ireland. It’s the IRA that has the power to help bring about democracy in the region. And it’s the IRA that promised to disarm. But now it is becoming increasingly evident that these are no heroic members of a resistance movement, but instead are nothing but a corrupt group of people whose internationalism is limited to learning about explosives with Columbia’s drug-dealing FARC insurgency movement, attending conferences with Spain’s ETA Basque separatists and laundering money through Libya.
El artículo completo: The Madness of Belfast