Intro: cuando empecé este libro les dije que tendrían que tener un poco de paciencia y hacer un pequeño esfuerzo intelectual. Puede parecer que el último capítulo sea un poco rebuscado y falto de relevancia. Sin embargo las conclusiones del anterior capítulo son imprescindibles para comprender la Economía.
Hasta la formulación de la Teoría Marginalista en la formación de precios, que es la que se ha expuesto en el capítulo anterior, existían dos teorías. Una de ellas era la Teoría Utilitarista que dice que el valor está en función de la utilidad del bien. Pero esta teoría no explicaba el problema del agua y los diamantes. Según esa teoría el agua debería valer más que los diamantes y eso no es así.
Pero la teoría mas aceptada, hasta la llegada de la Teoría Marginalista, era la Teoría del Valor Trabajo. Según esta teoría el valor de los bienes depende del trabajo invertido en producirlos. Sobre esta teoría basó Adam Smith su “Riqueza de las naciones” y Karl Marx su “El capital”.
Como consecuencia de la teoría del valor trabajo Marx llegó a la famosa conclusión de que cuando un empresario vende un bien a un precio mayor que el que paga a sus empleados y que el coste de sus proveedores, y dado que el valor del bien depende del trabajo empleado en él y que el empresario aporta poco trabajo, el beneficio del empresario, la famosa plusvalía, era un robo.
Pero dado que las personas no pagan en función del trabajo empleado en un bien sino en función de su satisfacción marginal toda la Teoría Marxista y todos los que basan sus ideas económicas en el marxismo (que son muchísimos) están equivocados.
El capítulo anterior (nº7) y el capítulo nº5 echan abajo toda la Teoría Marxista sin falta de más explicaciones. Bueno, sí requiere más explicaciones, pero ya llegaremos a ellas cuando analicemos el Socialismo en el próximo capítulo.
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Si hasta ahora he hablado de los intercambios con un vendedor, un comprador y un bien o con varios compradores y vendedores, pero un sólo bien, ahora voy a entrar en lo que son los mercados extensos, mercados con muchos vendedores, muchos compradores y muchos bienes.
¿Qué es lo que determina el precio de un bien en un mercado extenso?
Para empezar a diferencia de un mercado con un sólo vendedor, un sólo comprador y un sólo bien o incluso con un mercado con varios compradores y vendedores y un sólo bien, ahora los compradores tienen que comparar bienes diferentes y los vendedores tienen que competir con otros vendedores que venden bienes diferentes, pero diferentes no sólo en el sentido de no ser iguales sino de no intentar satisfacer las mismas necesidades .
Ahora tanto compradores como vendedores tienen que elegir entre satisfacer diferentes necesidades. Ya no se trata de comprar o vender un mismo bien o una misma clase de bienes que satisfacen una misma necesidad, como por ejemplo la necesidad de comida, sino de comprar o vender todos los bienes que pueden satisfacer todas las necesidades.
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LA SOBERANÍA DEL CONSUMIDOR.
Por tanto ahora nos enfrentamos al problema de qué, cómo, cuantos, a qué precio, por quién y para quién se van a producir los bienes. ¿Quién toma esas decisiones cuando todo el mundo intercambia libremente los bienes y el dinero?
La Soberanía del Consumidor es el nombre que se le da al poder que tienen las personas y las empresas para decidir qué, cómo, cuántos, a qué precio, por quién y para quién se producen los bienes.
Hay que entender que las personas que compran no son sólo los consumidores de bienes finales sino también las empresas que compran factores de producción.
Los consumidores de bienes finales van a comprar según el grado de satisfacción marginal que les den los bienes.
Los precios van por tanto a estar determinados por la satisfacción marginal del consumidor. Los precios de los bienes serán aquellos que igualen la satisfacción marginal de los consumidores.
Por supuesto esos precios igualarán una media de la satisfacción marginal de los consumidores porque normalmente el precio será el mismo para todos los consumidores.
Los consumidores empezarán comprando bienes esenciales que les den una gran satisfacción marginal. Cuando ya hayan comprado suficientes bienes esenciales como para que su satisfacción marginal sea menor empezarán a comprar otros bienes hasta llegar a los bienes de lujo. Pero todos los bienes tienen que dar la misma satisfacción marginal al comprador porque si uno diese más satisfacción marginal que los otros sería relativamente más barato que los demás y las personas intentarían comprar más unidades de ese bien.
Las empresas lo que es el buscan el mayor beneficio posible por unidad monetaria invertida.
Cuando una empresa o empresas obtengan muchos beneficios, por unidad monetaria invertida produciendo un bien, otras empresas intentarán entrar en ese mercado.
El beneficio por unidad invertida de las empresas deberia ser igual.
¿Pero quién tiene más soberanía o mayor poder de decisión, los consumidores de bienes finales o las empresas?
Lo que tenemos que ver primeramente es que los consumidores y las empresas operan en mercados diferentes.
Las personas operan en el mercado de bienes finales y las empresas en el de factores de producción, aunque a veces personas y empresas compran los mismos bienes.
Las personas con sus decisiones de compra:
Ordenan a las empresas qué bienes deben producir, comprando o no comprando unos bienes u otros.
Ordenan a las empresas cómo producir, comprando a aquellas que tengan mejor calidad, precio, imagen, servicio técnico…
Ordenan a las empresas cuánto producir según su demanda mayor o menor.
Ordenan a las empresas el precio de los bienes comprando o no comprando en función del precio que les pidan las empresas.
Ordenan qué empresas deben producir comprando a unas y no a otras.
Todas estas ordenes se transmiten de las empresas de bienes finales a las que producen bienes intermedios llegando a las que producen materias primas, comprándose las unas a las otras diferentes bienes.
Sin embargo existe un mercado donde las empresas, los vendedores, se cruzan con los trabajadores, los compradores: el mercado de trabajo.
En el mercado de trabajo los papeles se intercambian y son las empresas las que compran y los trabajadores los que venden mano de obra.
Las empresas con sus decisiones de compra determinan los salarios de los trabajadores.
Surge así una contradicción: los trabajadores son compradores en todos los mercados excepto en el mercado de trabajo donde el comprador es la empresa y los vendedores los trabajadores.
Entonces ¿Quién tiene realmente la soberanía del consumidor?
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CONDICIONANTES DE LA SOBERANÍA DEL CONSUMIDOR: EL PODER DE MERCADO.
El Poder de Mercado es la capacidad de una de las partes del mercado de imponer un precio al bien que compran o venden.
Aunque el Poder de Mercado es una de las condiciones de la Soberanía del Consumidor en realidad puede decirse que todas las demás condiciones de la Soberanía del Consumidor dependen del Poder de Mercado.
El Poder de Mercado es la característica esencial de la Soberanía del Consumidor.
El Poder de Mercado puede estar en manos de la Demanda o de la Oferta, de los compradores o de los vendedores.
En un mercado de “Competencia Perfecta” nadie tendría Poder de Mercado. Pero el mercado no es perfecto y la “Competencia Perfecta” no existe.
Voy a enumerar los distintos condicionantes del Poder de Mercado que harán que algunos o alguien tenga más Soberanía del Consumidor que otros y por tanto puedan decidir el qué, cómo, cuanto, de quién y para quién y por supuesto el precio de los bienes.
Diferencia entre la Oferta y la Demanda del bien que venden. Esta condición es natural en los mercados y nunca va a desaparecer ni es deseable que desaparezca de manera permanente.
Los mercados en equilibrio no son estables ni permanentes, son sólo un estado temporal..
Luego existen condiciones que no son naturales del mercado sino que son producto de manejos o situaciones que impiden la competencia.
1.- Colusión de precios.
2.- Existencia de barreras de entrada.
3.- Ventajas tecnológicas.
4.- Ventajas de imagen.
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MONOPOLIOS Y OLIGOPOLIOS.
Un Monopolio u Oligopolio no es el hecho de que exista una sola o un grupo reducido (menos de cinco) de empresas en un mercado, sino el hecho de que una empresa o grupo reducido de empresas dejen de o no puedan competir entre sí y mantengan en el tiempo una situación de Poder de Mercado.
Las causas de los Monopolios y de los Oligopolios son la Colusión, las Barreras de entrada, las Ventajas Tecnológicas y las Ventajas de Imagen.
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DIFERENCIA ENTRE DEMANDA Y OFERTA. LA LEY DE LA OFERTA Y LA DEMANDA.
Si hay un exceso de demanda entonces el Poder de Mercado estará en el lado de la oferta. Si ocurre lo contrario el Poder de Mercado estará del lado de la demanda.
Como hemos visto en otro capítulo todo el mundo es oferta y demanda a la vez. Oferta de dinero a cambio de bienes u Oferta de bienes a cambio de dinero.
Hay que dejar claro que Oferta y Demanda no son sólo deseos sino que tienen que tener detrás unos bienes o un dinero concreto que ofrecer. Se puede desear vender un yate, pero si no se posee uno no eres oferta. Se puede desear comprar un yate, pero si no tienes dinero suficiente no eres Demanda.
La parte que tiene Poder de Mercado va a imponer el precio que le interese hasta que la diferencia entre Oferta y Demanda desaparezca y por tanto acabe perdiendo ese Poder de Mercado. De nada sirve conservar el Poder de Mercado si no se usa para imponer el precio que interesa pero esa misma imposición acaba con el Poder de Mercado.
Un exceso de Oferta provocará un descenso en el precio que atraerá nuevos compradores o echará del mercado a algunos vendedores hasta que se alcance el equilibrio entre oferta y demanda.
Un exceso de Demanda provocará un aumento del precio que atraerá a nuevos vendedores o echará del mercado a algunos compradores hasta que se alcance el equilibrio entre oferta y demanda.
Es lo que se conoce como la Ley de la Oferta y la Demanda.
Evidentemente a nadie le gusta estar en la parte que tiene que reducir sus precios y nadie se queja cuando está en la parte que ve subir los suyos. Ese es el gran problema de la Ley de la Oferta y la Demanda: que siempre hay una parte que se considera perjudicada, que cree que el precio “justo” no es el que fija la Ley de la Oferta y la Demanda sino el precio que a ella le gustaría o necesitaría que fuese.
A no ser que, por alguna casualidad, oferta y demanda coincidan permanentemente los precios van a cambiar.
Las conclusiones a que llegamos son:
a) El Poder de Mercado no está necesariamente en manos de los Consumidores o en manos de las Empresas, por tanto el término Soberanía del Consumidor se presta a confusión.
b) El Poder de Mercado está en la parte de la Demanda cuando la Demanda de un bien es Inferior a la Oferta o en el lado de la Oferta cuando la Oferta es inferior a la Demanda.
c) A nadie le gusta tener menos demanda de un bien de la que ofrece. Los empresarios piden ayudas, subvenciones e incluso que el Estado obligue a consumir sus productos.
Los trabajadores piden salarios mínimos, convenios colectivos e incluso llegan a usar la violencia para defender unos salarios más altos de los que de otra manera les darían las empresas.d) El mismo Poder de Mercado tiende autodestruirse tanto si el que tiene el Poder de Mercado es el Consumidor como si es la Empresa. La ley de la Oferta y la Demanda acaba eliminando cualquier Poder de Mercado, sin embargo el Poder de Mercado y por tanto la Soberanía del Consumidor vuelve a aparecer cada vez que se produce un desajuste entre compradores y vendedores.
e) Sólo si las condiciones de oferta y demanda permanecen estables permanentemente el Poder de Mercado desapareciría permanentemente. Pero dado el axioma nº 4 es muy improbable que ese equilibrio entre oferta y demanda sea permanente.
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COLUSIÓN DE PRECIOS.
La Colusión de Precios es el acuerdo al que llegan grupos de compradores o vendedores para comprar o vender al mismo precio y/o las mismas cantidades.
La Colusión de Precios no es en sí misma una violación del libre mercado, siempre que los miembros del grupo que acuerda los precios actúe libremente, pero tampoco puede equipararse al precio resultante de la oferta y demanda que veíamos en el apartado anterior. Desde luego el precio resultante de una Colusión de Precios siempre será superior al resultante del fijado con competencia.
Existen otros tipos de Colusiones: geográficas, de cantidad, de productos, de clientes. En todos los casos se trata de restringir la competencia entre miembros del mercado para obtener ventajas económicas.
La Colusión de Precios proporciona a los miembros del mercado que acuerdan los precios, que se denominan cártel, unos beneficios que no obtendrían si actuasen en competencia entre ellos.
Pero la Colusión de Precios (o en cualquier otra de sus modalidades) va a provocar varios efectos no deseados por los miembros del cártel.
a) Los compradores pueden cambiar y elegir comprar otro bien.
b) Uno de los miembros del cártel puede decidir salirse de él y bajar el precio de su bien, quitándoles clientes a sus anteriores compañeros, y beneficiandose de un aumento de ventas que compensará la bajada de precios y le reportará muchos beneficios. Es decir el traidor al acuerdo de colusión se beneficiará, por lo menos en un principio, de la ruptura del acuerdo en detrimento de los otros miembros.
c) Nuevos vendedores pueden entrar en el mercado atraídos por los beneficios que obtienen los miembros del cártel y romper el nivel de precios acordado por estos.
Pero aparte de estas consecuencias, que podrían romper la Colusión y que serían voluntarias por parte de los miembros del mercado ya sean de los que forman el cártel o de otros miembros, también se puede instaurar una medida por parte del Estado sumamente eficaz en la lucha contra la Colusión: el pago por la delación.
El sistema funciona de la siguiente manera: si una empresa que forma parte de un cártel denuncia a sus socios se verá recompensada con una cantidad de dinero mientras que el resto de las empresas del cártel recibirán una fuerte multa.
Como ya dije la competencia perfecta no existe y siempre existirán acuerdos para manipular los precios, las cantidades o cualquier otra característica de los mercados y/o los bienes para obtener beneficios que no se obtendrían en una competencia más abierta, pero los propios mecanismos del mercado más la recompensa por la delación pueden limitar mucho la Colusión.
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BARRERAS DE ENTRADA.
Una barrera de entrada es un impedimento que tienen los miembros del mercado en general para entrar en un mercado en concreto. La naturaleza de la barrera puede tener varias causas aunque las más importantes son las de capital, las de saturación de un mercado y las de saturación geográfica.
Las barreras de entrada impiden que nuevas empresas se sumen a la producción de un bien, y por tanto, las que lo producen se encuentren en posición de fijar precios o cantidades sin necesidad de llegar a acuerdos entre ellas como en el caso anterior.
Las barreras de entrada puede llegar al punto de convertir a una empresa en monopolista o en formar oligopolios de manera natural.
Sin embargo las barreras de entrada también pueden eliminarse en parte con las adecuadas medidas.
Voy a tratar primero de la barrera de entrada del capital.
La barrera de capital consiste en que para que una empresa consiga una cantidad y/o calidad de producción que la haga competitiva es necesaria una gran inversión de capital que no está al alcance de la inmensa mayoría de las empresas.
Una nueva empresa que quisiese entrar en ese mercado tendría que arriesgarse a que la empresa ya establecida bajase los precios y la arruinase antes de empezar.
La empresa ya existente habría pues acumulado suficiente capital como para abastecer a todos los demandantes a un precio sin competencia, no existiría sitio para más empresas competidoras. Esta empresa estaría en posesión de un monopolio natural.
Pero ¿Cómo podría una empresa acumular capital suficiente como para abastecer a todo el mercado y además hacerlo a un precio que impidiese la entrada de nuevas empresas?
Sólo podría hacerlo si sus precios fuesen tan baratos que hubieran eliminado a la competencia, pero en ese caso el consumidor no resulta perjudicado sino todo lo contrario.
Pero una vez concluido el proceso de eliminación de la competencia, la empresa con monopolio natural podría elevar sus precios. Pero si esa empresa eleva los precios perdería ese monopolio natural y el mercado de ese producto volvería a ser rentable para nuevas empresas.
La conclusión es que el monopolio natural debido a la cantidad de capital sólo podría ser mantenido si la empresa que tuviese ese monopolio mantuviese unos precios tan bajos que nadie podría ofrecerlos más bajos y eso, obviamente, ni perjudica al comprador ni distorsiona el mercado.
Se puede objetar que la simple amenaza de una bajada de precios puede impedir que nuevas empresas entren en el mercado aunque la empresa que tiene el monopolio natural venda a un precio más alto una vez eliminada la competencia. Pero como cualquier otro riesgo, una empresa puede asumir el riesgo de que la empresa que tiene el monopolio natural baje sus precios.
Si la empresa que tiene el control del mercado baja sus precios y echa del mercado a la nueva empresa los precios volverían a ser ventajosos para el comprador, si no lo hace se rompería el monopolio natural, aunque en pequeña medida, pero una vez roto el monopolio nuevas empresas se sumarían al mercado y al final o la empresa monopolística baja sus precios o se arruinaría al no poder usar la mayor parte de su capital por la competencia de las nuevas empresas.
El caso es que la empresa que tuviese el monopolio natural debido a su capital estaría permanentemente amenazada de perderlo si no mantiene un precio tan bajo que ninguna otra pueda ofrecerlo igual de bajo.
Además hay otro factor: los gustos de la gente son cambiantes (axioma 4). Aunque una empresa tuviese el monopolio natural de un bien, ese bien no necesariamente sería preferido por la misma cantidad de personas a lo largo del tiempo. Los gustos de la gente podrían cambiar y ese bien dejar de ser el preferido y entonces la empresa perdería el monopolio natural.
Nuevas empresas con bienes diferentes pero que satisfIcieran la misma necesidades romperían el monopolio natural.
Barrera de entrada geográfica.
Se produce cuando es imposible, por razones de espacio, que mas de una o de unas pocas empresas participen en un mercado.
En realidad todas las empresas son monopolistas geográficamente. Una pequeña tienda de barrio es monopolista geográfica puesto que ninguna otra tienda puede ocupar su mismo espacio en una calle. Hay que definir el espacio geográfico que define un monopolio geográfico.
La mejor definición de espacio geográfico monopolístico sería una definición inversa, es decir la dificultad que tienen los compradores de acceder a varios vendedores competitivos por culpa de la geografía.
En el caso de las mercancías la mejor forma de impedir monopolios geográficos es facilitar el movimiento de los compradores, el transporte de mercancías y el establecimiento de tiendas, supermercados, centros comerciales…
En el caso de los servicios la facilidad de establecimiento y movimiento de los diferentes profesionales: médicos, abogados, profesores, arquitectos, ilusionistas, fontaneros, carpinteros, electricistas, zurcidoras, ingenieros…
En el caso de servicios como la electricidad, el gas o las comunicaciones se pueden establecer leyes que permitan vender a las empresas sus servicios en la mayor zona geográfica posible.
Existen finalmente servicios que por su naturaleza no pueden ser realizados en competencia pues su redundancia sería antieconómica, por ejemplo la distribución de agua potable en una ciudad. En estos casos la mejor fórmula sería la subasta por un tiempo determinado de los derechos a prestar esos servicios. Aunque el resultado diese a una empresa el monopolio temporal sobre un área geográfica habría un sistema de competencia en la subasta.
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VENTAJAS TECNOLÓGICAS.
La investigación puede dar a una empresa descubrimientos o invenciones que la pongan en condiciones de eliminar la competencia y establecer un precio. Se podría obligar a las empresas a compartir con la competencia sus descubrimientos o invenciones pero en ese caso las inversiones en investigación estarían en peligro. ¿Para que correr con todos los gastos de investigación y desarrollo si luego la competencia se iba a beneficiar en la misma manera?
El mayor problema de esta clase de monopolio es que es difícil calcular una cantidad adecuada que recompense a las empresas por su investigación, pero que a su vez no las convierta en monopolistas y perjudiquen al comprador.
Tanto si se recurre al sistema de patentes como si se recurre a la prohibición a la competencia de usar durante un determinado periodo de tiempo ese descubrimiento o invento, la clave sigue siendo el precio de la patente o el tiempo de prohibición de uso por la competencia. Habría inventos para los cuales el precio de la patente sería muy elevado y para otros seria casi de cero y con el tiempo de prohibición sucedería lo mismo.
Quizá la mejor manera sería establecer una cuota, por cada unidad de producto que llevase incluido en su producción el descubrimiento o invento. Cuota que tendrían que pagar las empresas de la competencia a la empresa inventora. Así la recompensa sería proporcional al éxito del descubrimiento o invento.
Otra solución sería la subasta de las patentes entre las diferentes empresas permitiendo sus uso o no en función de su compra. Si el descubrimiento o invento fuese muy importante habría empresas que estarían dispuestas a pagar grandes cantidades por su uso exclusivo, compensando a la empresa innovadora y abriendo el mercado a la competencia.
En cualquier caso es necesario un sistema que, recompensando de alguna manera a la empresa innovadora, para que la investigación y el desarrollo sean rentables, consiga que el nuevo descubrimiento o invento, con sus ventajas, llegue lo más rápidamente posible al mayor número de compradores posible.
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VENTAJAS DE IMAGEN.
Todas las empresas desde una multinacional hasta la tienda de barrio tienen una imagen para el público que las valora de una manera u otra.
Todas las empresas son monopolísticas en cuanto a su imagen, reputación y/o marca comercial. Ninguna ley debería acabar con ese monopolio.
Pero ¿Cómo competirían las demás empresas y/o especialmente las nuevas con esa imagen, reputación o marca comercial de las ya existentes?
La respuesta obvia es creando la suya propia. Cualquier empresa puede alcanzar su monopolio de imagen, reputación y/o marca comercial. En realidad esta clase de monopolios no sólo no perjudican al comprador sino que le benefician.
Tanto si se trata de conseguir como si se trata de mantener una imagen, reputación y/o marca comercial es necesario satisfacer a los compradores… y seguir haciéndolo una y otra vez. El comprador siempre se va a beneficiar de la buena imagen, reputación y/o marca comercial de una empresa puesto que esta no va a querer perder esos atributos conseguidos difícilmente vendiendo un bien no satisfactorio.
La buena imagen, reputación y/o marca comercial de una empresa no sólo no deberían ser castigadas como una forma de monopolio sino que deberían ser protegidas, no contra los propios errores de la empresa, sino contra la posible utilización fraudulenta por otras empresas de esas características.
El monopolio de imagen, reputación y/o marca desaparecerá en el mismo momento en que la empresa empiece a vender bienes insatisfactorios para el comprador.
Cierto es que durante un periodo de tiempo la empresa puede engañar a los compradores vendiéndoles productos insatisfactorios a la sombra de la buena imagen, reputación y/o marca comercial adquirida, pero no se puede condenar a una empresa preventivamente, aunque tarde, los compradores acabarán castigando a la empresa que actúe fraudulenta, o simplemente equivocadamente, a la pérdida de una imagen, reputación y/o marca comercial de elevado valor.
Aunque dedicaré un capítulo al mercado del trabajo, otro al de materias primas y otro al del dinero se puede decir que las mismas causas y condiciones que determinan los precios en el mercado de bienes finales e intermedios se dan en el resto de los mercados.
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En este capítulo hemos aprendido que:
En un mercado extenso los compradores adquirirán los bienes según el grado de satisfacción marginal que les produzcan. Intentando igualar los grados de satisfacción marginal de todos los bienes que compran.
La Soberanía del Consumidor consiste en la capacidad de las personas o empresas de determinar qué, cómo, cuantos, a qué precio, por quién y para quién se van a producir los bienes.
La Soberanía del Consumidor deriva del Poder de Mercado.
El Poder de Mercado es la capacidad de la Oferta o la Demanda de imponer su precio a un bien.Definición de Monopolio y Oligopolio. Causas naturales y artificiales de un Monopolio u Oligopolio. Maneras de evitar o contener los perjuicios causados por un Monopolio u Oligopolio a los compradores.
Las definiciones de:
Ley de la Oferta y la Demanda.
La Colusión.
Las Barreras de Entrada.
Las Ventajas Tecnológicas.
Las Ventajas de Imagen.
He leído toda la serie con gran interés y espero a las siguientes entregas ya que estoy aprendiendo muchísimo. Dicho esto,
«Lo siento pero el rollo de Chernobil no cuela. En una central nuclear occidental un accidente con daños al exterior es imposible.»
¿Como puedes realizar esa afirmación tan categórica? De acuerdo que puedes rectificar y convertirla en algo del tipo: Las probabilidades de (…) son tan bajas que no merece la pena valorarlas en términos de…
Pero realmente chirría mucho esa afirmación después del extenso tratamiento que se da en la serie a los temas de incertidumbre sobre el futuro. ¿Qué hubieras contestado si te hubiesen hecho la misma pregunta antes de Chernobyl? Intuyo que lo mismo, pero sin la puntualización «en occidente». Lo cual nos lleva a que lo imposible es imposible hasta que sucede, punto en el cual añadimos una excepción para que siga siendo imposible. A la que habrá que añadir otra excepción en el momento en que se produzca para que siga siendo imposible lo que queremos tratar como imposible.
Long story short, que incluso estoy de acuerdo con lo razonable de considerar las centrales nucleares como «seguras», pero dejémonos de afirmaciones tan categóricas, que íbamos bien. Muchísimas gracias por los artículos, he descubierto hoy el blog y me los he tragado todos, aprendiendo muchísimo en el proceso. Saludos!.
El problema de la energía nuclear se sitúa entre la desbocada avidez de energía del mundo desarrollado y la voluntaria ignorancia de avestruz de sus defensores. Algunos componentes de los desechos radiactivos tienen un periodo de semidesintegración (tiempo que tarda la radiactividad en reducirse a *la mitad*) que alcanza los 2 millones de años (Np-237). Es decir, al cabo de, digamos, 4 millones de años su radiactividad es sólo la cuarta parte de la original, y todavía letal. Parece un poco arrogante desafiar la ley de probabilidades hasta afirmar que durante 8, 10 o 20 millones de años el ‘paquete’ de residuos nucleares (unas 12.00 toneladas anuales) primorosamente embalados hoy va a permanecer incólume, pese al desgaste del tiempo o a la aparición de terremotos, meteoritos, guerras, cambios de clima, plagas, inundaciones u otras catástrofes, naturales o no. Un somero examen de cualquier libro de geología nos iluminará al respecto.
Las probabilidades de que una central nuclear falle y vierta radiactividad al exterior no son cero, sino sólo extremadamente bajas. Pero basta multiplicarlas por el número de centrales y de años en funcionamiento para alcanzar valores progresivamente menos tranquilizadores. La especie humana está jugando a una ruleta a largo plazo -y no sólo con la energía nuclear- para poder disfrutar hoy de ese ‘más’ cuantitativo que parece ser el tótem de las sociedades ‘modernas’: el crecimiento. (En cambio, es extremadamente conservadora a corto plazo con el tabaco, el colesterol, el cinturón de seguridad y otras zarandajas).
Sería divertido, si no fuera porque uno está en medio del fregado.
Los residuos nucleares son reciclables en un 90%. Lo ideal sería depositarlos debajo de las centrales nucleares.
No creo que dentro de 30 años vaya a hacer sol de noche.
Lo siento pero el rollo de Chernobil no cuela. En una central nuclear occidental un accidente con daños al exterior es imposible.
Saludos.
¿ y donde metemos los residuos nucleares de 28 centrales nucleares funcionando a pleno rendimiento??…debajo de la cama?… en 30 años…no se podría pensar que la producción de energía fotovoltaica haya abaratado costes de producción?? Supongo q tb habria que crear un «seguro» para sufragar los costes de un posible «accidente nuclear» o varios (28 centrales = 28 posibilidades)…
Quería decir:
«Desgraciadamente no podemos hacer una economía para personas racionales y otra economía para la masa.»
Gracias.
Desgraciadamente no podemos hacer una Economía para personas racionales y para la masa.
Sin embargo en una economía de mercado la gente puede hacer constantemente ejercicios de prueba acierto-error y así mejorar sus conocimientos y mejorar en sus elecciones.
Como ya le he dicho es evidente que las empresas van a intentar engañar a la gente (por lo menos algunas) pero mientras que en una economía de mercado la gente es libre de equivocarse y de rectificar en una economía dirigida la elección es siempre obligada.
Sin embargo las empresas saben que viven mucho mejor amparadas por el Estado que en un mundo de libre empresa con la continua competencia y por eso a veces muchos empresarios son más socialistas o intervencionistas que nadie. Por ejemplo el sr Victorino Alonso el mayor empresario privado minero de España es un socialista de pro… si no ¿Cómo iban a sobrevivir sus empresas? Y como él miles.
De hecho los mayores beneficiarios de una economía de mercado son los trabajadores, pero eso ya lo iremos viendo.
Sobre el tema de las burbujas también le dedicaré un par de capítulos.
Muchas gracias por leerme.
Los contraejemplos no conducen muy lejos. A los suyos yo puedo oponer el caso Betamax – VHS, que tampoco demuestra nada por no ser generalizable. Pero tal vez ignoramos un aspecto del ser humano: el individuo como masa. ¿Por qué en los aeropuertos la mayoría de los pasajeros forman cola mucho antes de que comience el embarque, estando los asientos numerados, e incluso se arriman físicamente más de lo razonable a quien tienen delante? Ahí no hay criterio, sino comportamiento irracional. ¿Por qué casi nadie se atreve a cantar a voz en cuello por la calle a menos que vaya en grupo? El individuo-masa tiene un comportamiento social distinto del individuo racional. La reciente burbuja inmobiliaria (o antaño la de los tulipanes) es otro ejemplo muy al caso. Y las empresas y los Gobiernos juegan (a su favor) con dos realidades objetivas: el individuo-masa, y el individuo desinformado.
Personalmente, no dudo que la economía de mercado sea superior a la economía dirigida. No me confunda: mis objeciones no responden a una ideología prefabricada, sino a la observación objetiva. Yo mismo me sorprendo a veces desconfiando de productos cuyo nombre no me ‘suena’, por no haberlo visto anunciado.
La economía no puede meter en el mismo saco a los individuos racionales y a las masas irracionales, porque sus comportamientos son muy diferentes. Esa es básicamente mi objeción. Sin desmerecer en nada su esfuerzo de divulgación, que me parece muy meritorio.
Ricky Mango:
El público siempre tiene criterio propio, otra cosa es que ese criterio no sea el que mas te gustaría a tí. Pero como he subrayado desde el principio la Economía no es una Ciencia moral o ética, no nos corresponde juzgar si las decisiones que toma la gente son las «justas» sino si si las toma con coacción o en libertad.
Lo del comerciante que sabe que el producto que sale en televisión es el que más se vende no vale por la sencilla razón de que hay innumerables campañas televisivas que han sido un rotundo fracaso y empresas que no aparecen en televisión y que venden lo que quieren y más (por ejemplo IKEA).
Nunca nadie ha sido multado o encarcelado por no comprar un bien que haya sido anunciado en televisión. De hecho nunca ha sido multado o encarcelado alguien por no ver la publicidad televisiva. Son actos voluntarios.
El público nunca va a estar perfectamente informado, recuerda el axioma
nº 2.
La Economía es una Ciencia no una Religión, los seres humanos son por su naturaleza imperfectos, el mercado es un sistema imperfecto, la información nunca va a ser perfecta… pero todo eso ya lo he dicho en otros capítulos.
Y por supuesto que las empresas van a intentar engañar a la gente, pero eso también lo he dicho.
La cuestión de la Economía no es si hay o no un sistema perfecto, que obviemente no lo hay, si no si el sistema de mercado es mejor que uno de no mercado ya sea total o parcial y de cuales deben ser los límites del poder político.
Saludos cordiales.
Cuando uno profesa una religión siempre encuentra argumentos para refutar las objeciones. Es que en las teorías perfectas todo tiene que encajar perfectamente.
Pues claro que la publicidad es determinante en las democracias contemporáneas. Habría que ser ciego para no darse cuenta. El Poder está en los medios de comunicación, y eso desvirtúa las leyes de mercado y los propios supuestos de la democracia. En cuanto a la publicidad comercial, basta con preguntar al dueño de cualquier comercio. Si el producto «sale por la tele», el comerciante lo compra mucho más fácilmente: sabe que lo venderá mejor, y hasta muchos clientes se lo piden.
La conclusión no es que haya una religión mejor que otra (disfrazadas ambas de teoría económica), sino que el mundo ha cambiado desde p. ej. Adam Smith, y los mecanismos de poder también. Y la economía no es independiente del poder, con minúscula. Las leyes del mercado sólo funcionan sin distorsiones cuando el público tiene criterio propio y está perfectamente informado. Uno de los principales objetivos de las empresas y de los Gobiernos es precisamente impedir que se materialicen esos dos supuestos. No podría ser menos: su supervivencia está en juego.
Muchísimas gracias a todos los que me animan a seguir con el libro.
El de la publicidad es un mito muy utilizado en contra de la economía
de mercado. Galbraith, un keynesiano, fue uno de sus impulsores.
El problema es que la publicidad puede vender un bien la primera vez
pero si el producto es malo no va a poder seguir haciéndolo, a no ser
que pensemos que la gente consume cosas que no les gusta o que la
gente es tonta.
Si nos vamos al terreno de los ejemplos tenemos numerosos casos de
campañas publicitarias multimillonarias que fracasaron y de bienes y
empresas que triunfaron sin apenas publicidad.
También es curioso que el tema de la publicidad nunca se aplica a la
democracia. Si la publicidad puede «obligar» a la gente a consumir un
producto entonces la publicidad de los partidos políticos, y se gastan
una millonada, puede obligar a la gente a votar a determindados
partidos políticos… entonces la democracia no existe, todo depende
de los publicistas.
De todos modos hay que repetir que las decisiones económicas de las
personas son subjetivas y hay personas que piensan que los bienes
publicitados son mejores que los que no y también que las empresas
pueden elegir publicitarase más o menos en función de la rentabilidad.
En otro capítulo voy a tratar el tema de la publicidad y otros como la
emulación, la envidia o la información al consumidor. Pero en cuando al
asunto de la publicidad los tiros van por donde digo en este post.
Saludos cordiales.
Enhorabuena, excelente artículo, al igual que el resto de la serie. Suponen un gran ejercicio de divulgación de la teoría económica.
Excelente trabajo.
¿Y si fueran las empresas las que ordenaran a los consumidores lo que tienen que comprar? Es lo que pienso cada vez que enciendo el televisor y me topo con las pausas publicitarias. ¿No es la publicidad una distorsión del libre mercado? ¿Es legal utilizar métodos de sugestión para conseguir la venta de un producto? Si yo le hipnotizo a usted y le convenzo de que el billete de 500 con que le voy a pagar es en realidad de 10, ¿no es eso un delito? A ver cómo solucionamos esto, porque en caso contrario la economía de mercado es un cuento chino.