Más vale tarde que nunca: Schily y Clement exigieron la retirada del proyecto de ley “Antidiscriminación” alegando, eso sí, que de esa forma se realiza una «contribución al desmantelamiento de la burocracia». Renate Künast arguye, lógicamente, que no se deben mezclar la velocidad y el tocino. Lo cierto es que las críticas al mencionado proyecto de ley no han dejado de sonar desde su aparición en público. Y a la vista de las últimas encuestas de intención de voto, los socialistas no están dispuestos a hacer muchas más concesiones a sus socios verdes
Por lo que se refiere a esta ley grotesca, comentaría:
En el caso de los alquileres (la ley prevee que el dueño de una vivienda no podrá negar el alquiler de la misma a nadie por raziones de sexo, raza, ….) Por qué protejer solamente a una de las partes del contrato? Si un proprietario no alquila alojamiento a un turco, es una discriminación. Pero si nadie quiere alquilar la vivienda de un turco no es discriminación.
En el trabajo: Qué ocurre si no acepto un trabajo porque no deseo tener una mujer como jefe?
Solamente los empresarios han de someterse a la ley?
Quién protege al comerciante de verduras griego que ve como pierde clientes por motivos racistas?
Está claro que las leyes, o son para todos o no valen.