En torno al Aniversario del 11.M no puedo por menos que reflexionar sobre el terrorismo y sus consecuencias. El primer problema se plantea cuando pretendemos encontrar una definición del terrorismo.
Los terroristas rechazan ser considerados com tales. Son, en su opinión, combatientes de libertad, se defienden contra el intruso, combaten por la buena cosa.
Podemos considerar a los terroristas como guerrilleros, como “movimento de liberación”? En absoluto. Tal y como demuestra en su libro Bernhard Rabert , mostrándonos de manera convincente, que existen diferencias claramente reconocibles: El terrorista es más bien anónimo y tiene miedo de la sociedad en cuyo nombre actúa; el combatiente de guerrilla tiene necesidad de apoyo, de sostén de la sociedad, para poder moverse y protegerse en ella. El terrorismo no distingue entre militares y/o la policía y a la población civil, al contrario que la guerrilla. La guerrilla pretende desarrollar un poder de Estado nuevo que substituya el sistema anterior; el terrorista no derrocha pensamientos al respecto. Sobre todo se diferencian en sus objetivos: El guerillero busca la derrota militar del adversario; el terrorista no contempla sólo los efectos físicos, sino en primera linea los efectos psíquicos de la aplicación de la violencia.
¿Cómo pueden ser definido el terrorismo? La definición nás corta y sucinta viene de Brian Jenkins, el director del Rand-Institute americano:
„Terrorism is violence for effect.“
La US-Library of Congress precisó en un estudio del 1999:
„Terrorist action is he calculated use of unexpected, shocking and unlawful violence against noncombattants and other symbolic targets perpetrated by a clandestine member(s) of a subnational group or a clandestine agent(s) for the psychological purpose of publicizing a political or religious cause and/or intimidating or coercing a government(s) or civilian population into accepting demands on behalf of the cause.”
Impacto de los medios de comunicación. El experto en ciencias políticas Bernhard Rabert ya citado formuló :
«el terrorismo es la aplicación, más o menos justificada ideológicamente, de la violencia por parte de un pequeño grupo organizado que no dispone de fuerza para revocar el poder establecido con medios convencionales. Para ello debe orientar sus acciones para conseguir el mayor efecto posible en los medios de comunicación.»
Igual que ocurre con muchos otros conceptos, el terror conceptual deriva de principios nacidos en la revolución francesa, pero perdiendo los contenidos políticos de aquella. Robespierre creía que la Virtud – para él la piedra angular de un Gobierno popular – en tiempos de revolución no podía ser salvaguardada sino por un «régimen del terror»:
«en nuestro país deseamos moral en lugar de egomanía, honorabilidad y no solamente honor, principios y no sólo costumbres ….»
El régimen de terror creado por él era totalmente sistemático e intentó obtener legitimidad dede la promesa de crear la mejor sociedad posible. Los grupos terroristas, pero también las dictaduras del siglo XX, se sirvieron más tarde en buen grado de las mismas argumentaciones.
Hasta la aparición del “terrorismo islámico”, los movimientos de mayor éxito en el siglo XX han sido los terrorismos étnicos. Nacidos en los años cincuenta durante el proceso de descolonización mundial, persiste hasta nuestros días. Sus éxitos al principio fueron espectaculares: Chipre y Argelia deben su independencia nacional entre otras cosas a las actividades de agrupaciones terroristas. Hoy debemos pensar en los distintos grupos terroristas de Irlanda del Norte, en Córcega y sobre todo en ETA en el País Vasco.
La mayoría de estas organizaciones se ha mantenido activa durante varias décadas. Su longevidad no viene por casualidad, ya que disfrutan de lo que le faltó al terrorismo de izquierdas (RAF, por ejemplo): la estrecha relación con esa parte de la población cuyos intereses pretenden representar. Han sabido dotarse de medios económicos (extorsión voluntaria e involuntaria), sociales (movimientos juveniles, organizaciones de “derechos humanos”) y políticos (Sinn Fein, Batasuna). Se sienten portavoces de una etnia cercada, idolatran a sus muertos como «mártires de una nación opresora», como «hijos de un pueblo sufriente». El mensaje, el sencillo “nosotros contra vosotros” es de fácil comprensión, se basa en el esquema “amigo-enemigo” y genera presión de grupo y solidaridad.
Menos claros son a menudo sus objetivos reales. ¿ quieren realmente los terroristas étnicos la independencia? Precisamente en la Europa occidental del siglo XXI parece esta una meta más que dudosa.
Así pues, se trata probablemente de presionar de manera duradera a un Estado, envenenando el clima social, desestabilizando instituciones y extorsionando, para así obtener toda clase de concesiones para el grupo representado.
Es un error creer que la democracia acaba per se con el terrorismo. Es más, la historia demuestra que las sociedades libres tienden a ser en ocasiones más vulnerables frente al terror que los regímenes autoritarios. Pero es un error aún mayor creer que para poder derrotar al terrorismo es necesario renunciar a nuestros principios democráticos.
Cómo acabar con el terrorismo? Yo lo ignoro. Soy un simple biólogo. Pero me quedo con lo publicado por GEES en Libertad Digital el 26 de Noviembre del 2003:
“En la lucha contra el terrorismo siempre ha existido el dilema entre una estrategia de apaciguamiento y de confrontación. Pero la contemporización con el terrorismo siempre ha conducido al fortalecimiento del terrorismo. Al terrorismo hay que combatirlo sin más límites que los que nos imponen nuestros principios democráticos. Entrar en la dinámica de no combatirlo para no provocarlo es una estrategia condenada necesariamente al fracaso.
En la lucha contra el terrorismo nada hay más importante que la determinación y la perseverancia. Debemos golpearlo allí donde podamos, siempre que podamos. Cuanto más debilitemos la acción terrorista, más estaremos debilitando su capacidad de regeneración.
La guerra contra el terrorismo será larga. Sufriremos más golpes y, lamentablemente, puede que los haya más letales. Pero es importante tener claro que sólo podremos vencer en esta guerra si somos capaces de derrotarlos. No hay otro camino posible. Por eso creemos que estamos ganando esta guerra y por eso es esencial que tengamos fe en nuestra victoria.“