Dicho sorprendente poder de regeneración, en la bestia mítica, se da en la naturaleza, en un animal de proporciones algo más modestas (apenas unas decenas de milímetros) y bautizado con el mismo nombre de Hidra. Se trata de un cnidario que habita en aguas dulces. El cuerpo de la hidra tiene la característica simetría radial de su filo, siendo ligeramente fusiforme. Particularmente importantes, en este pequeño depredador, son la cabeza llena de tentáculos urticantes y el pie con el que se agarra a plantas o piedras. Si se corta transversalmente por alguna de sus partes una o varias veces, los dos o más trozos que queden formarán una hidra completa, con cabeza y pie perfectamente funcionales.
Esta impresionante capacidad para volver a formarse por completo a partir de sus partes ha llamado la atención de médicos y biólogos. Los primeros quisieran encontrar la forma de regenerar tejidos dañados en humanos, los segundos comprender mejor los mecanismos del desarrollo.
No obstante lo sorprendente del fenómeno regenerador de la hidra, podría considerarse, en cierto sentido, como un caso particular de otro mucho más extendido: el del desarrollo biológico, en todo organismo pluricelular, que supone el aparente milagro de que éste se fabrique a si mismo a partir de una única célula. A través de una sucesión de divisiones y especializaciones funcionales, señales químicas y cascadas de activación y desactivación genéticas, y efectos físicos, el óvulo fecundado de los seres sexuados, se transforma en un ciervo, un escarabajo pelotero, una serpiente o en un bebé humano. El desarrollo no termina con el nacimiento de la criatura. Abarca todo el ciclo vital. Pero el ritmo e intensidad de los cambios van siendo progresivamente menores, dándose además ya en el ambiente ecológico y social en el que el organismo ha de estar preparado para sobrevivir.
Dentro de cada una de nuestras células se encuentran las instrucciones para desarrollar un clon biológico del organismo que somos. Pero una vez se especializan funcionalmente, las células pierden la potencialidad de convertirse en un nuevo organismo. Nuestro cuerpo y el de todos los organismos sexuales tiene células somáticas y germinales. Sólo alguna de entre el reducido contingente de las últimas podrá, después de un proceso de cambio meiótico, un largo viaje, y tras unirse a una célula germinal del otro sexo, desarrollar un nuevo ser. El resto sufrirán -junto con el organismo al que dieron forma y vida, del que fueron estructura y función- el destino cruel que el sexo depara a sus practicantes: la muerte.
La hidra parece, vista desde esta perspectiva, inmortal. Su reproducción es sexual sólo en muy contadas ocasiones. La mayoría de las veces se reproducen por gemación: una hidra brota de otra. Esta reproducción asexual nos recuerda otro mito griego, el de una Atenea naciendo sabia e inmortal de la cabeza de Zeus. Los organismos en desarrollo, a diferencia de la diosa, son ensayo, error y riesgo.
Stuart A. Newman ha desarrollado una intensa labor investigadora en el campo de la biología del desarrollo. En los años 70 realizó una serie de brillante experimentos con hidras que permitieron comprender mejor las capacidades morfogenéticas de estos organismos. También contribuyó a desvelar la forma en la que se desarrollan las extremidades de los tetrápodos a través de mecanismos de reacción-difusión y adhesión celular.
Junto con el biólogo evolucionista Gerd B.Müller, ha indagado la evolución de la forma de los organismos, llegando a la cuestión última y fundamental del origen de los planes corporales. Esta actividad le ha convertido en uno de los más eximios representantes de lo que se ha dado en llamar Evo-Devo, o Biología Evolutiva del Desarrollo.
Newman ha sido, antes que biólogo, físico químico. Esto le ha hecho prestar especial atención a factores epigenéticos en el desarrollo. Las instrucciones contenidas en el genoma no determinan de forma lineal y sin interferencias el fenotipo. Así, si tomamos una célula nuestra y nos clonamos, el resultado no sería una copia fiel de nosotros.
Su conocimiento sobre esta complejidad en el desarrollo biológico le ha llevado a ser escéptico respecto a las prácticas y posibles aplicaciones en ingeniería genética, desarrollando una actividad paralela a la investigadora de carácter más cívico y político. Como científico se siente responsable, y cree que es su obligación alertar de los riesgos que encierra la rápida comercialización de los avances en su campo.
El Profesor Newman ha tenido la amabilidad de respondernos unas preguntas. Estas fueron puestas en un correcto inglés por José Miguel, y las respuestas traducidas con deleite al castellano por Marzo.
En inglés:
1. It has been said that organisms develop from a plan established in the genes. Also genes are compared to a kitchen recipe from which elaborates the «pie» with the appropriate environmental constraints. For you, what are genes, in relation to the organism to which they give shape and function?
Genes, which are composed of DNA, directly specify the sequences of RNA molecules and indirectly, the amino acid sequences of proteins. Before there were multicellular forms, single-celled organisms evolved for as much as two billion years driven, in part, by genetic change, as well as by establishment of persistent symbiotic relationships among simpler cells. During this entire period no cellular structure or function was specified exclusively by a cell’s genes. The protein and RNA molecules produced by cells associate with each other in a context-dependent fashion or, in many cases, catalyze chemical reactions (generating lipids, polysaccharides and other molecules), whose rates depend on the temperature and composition of the external environment. So the population of molecules inside the cell can vary extensively even if the genes do not.
It was long believed that a protein molecule’s three-dimensional shape, on which its function depends, is uniquely determined by its amino acid sequence. But we now know that this is not always true – the rate at which a protein is synthesized, which depends on factors internal and external to the cell, affects the order in which its different portions fold. So even with the same sequence a given protein can have different shapes and functions. Furthermore, many proteins have no intrinsic shape, taking on different roles in different molecular contexts. So even though genes specify protein sequences they have only a tenuous influence over their functions.
The deployment of information in the genes, moreover, is itself dependent on the presence of certain RNA and protein molecules in the cell. Since, as described above, the composition of the cell’s interior and the activity of many of its proteins depend on more than just the genes, the portion of the genes’ information content that is actually used by the cell is determined, in part, by non-genetic factors. So, to reiterate, the genes do not uniquely determine what is in the cell, but what is in the cell determines how the genes get used. Only if the pie were to rise up, take hold of the recipe book and rewrite the instructions for its own production, would this popular analogy for the role of genes be pertinent.
When it comes to multicellular organisms, which first arose from single-celled ancestors about 700 million years ago, things are even more complicated relative to genetic determination. Certain unicellular proteins and other molecules mobilize physical effects in the multicellular context that were unanticipated during their earlier evolution. To take a simple example, all single-celled organisms can secrete protein molecules into the environment around them. These molecules will generally float away, but they may serve to attract prey, repel predators, and so forth. When the external environment consists of other cells, as is the case in a multicellular cluster, the secreted molecule can form a distributed signal – a “morphogen” gradient – that can cause one end of the cluster to be different from another. The gene involved simply specifies the sequence of the secreted protein. What function the protein comes to assume in the new multicellular context has nothing to do with the evolutionary history of that gene, or the selection to which it had been subject. We have called such developmentally efficacious associations of ancient gene products with the physical effects they mobilize in multicellular aggregates “dynamical patterning modules” (DPMs). There are many other such examples.
2. The development of developmental biology leads us to consider the evolution of species in a different light. How are the process of species evolution and the development of organisms mutually affected? Does development explain, rather than Darwinian natural selection, speciation?
What we have been learning about development is that the mechanisms it employs for the production of form can be both nonlinear and conditional. That is, their outcomes can change in an abrupt (“saltational”) fashion in direct response to small changes in input, and the changed inputs can come from either inside or outside the organism, in the form of mutated genes or biochemical “noise” or altered temperature, diet, and so forth.
While it has been conventional to argue that organisms very different from members of their originating population are likely to fare poorly in the struggle for existence, we now have numerous examples in animals and plants in which such “hopeful monsters” have come to occupy new ecological niches rather than competing to the death with their relatives. So in principle, Darwin’s model of gradual change due to the selective advantage of minor variants is not required to account for the evolutionary transformation of organisms from one complex form to another.
For most present-day organisms, however, redundant developmental pathways conspire to stabilize the generation of a standard phenotypic outcome. The fact that organismal forms are typically resistant to saltational change was the basis Darwin’s incrementalism. But while the organisms of our experience do not often undergo major morphological reorganization, the circuitry that stabilizes development is itself a product of evolution. More ancient organisms, which had fewer “canalizing” mechanisms, were more developmentally plastic and prone to large-scale changes. The inescapable conclusion of these “EvoDevo” arguments is that phylum-scale evolution preceded evolution on the scale of species.
3. What are the major milestones of development? What basic steps are taken on the path leading from the zygote to the body?
Confining the question to animal development, my own specialty, we find that the formation of a cluster of relatively similar-sized cells, variously called a blastula, pregastrula, or inner cell mass, is common to all phyla. This can occur, as in mammals, by division of a small zygote (i.e., fertilized egg), and further multiplication of a subset of its cellular progeny, or, as in other vertebrates and most other phyla, cleavage of a large fertilized egg. The cells are generally held together by one or more members of the cadherin family of cell surface proteins.
After the cell-cluster stage there is a set of obligatory and optional transformations that occur in the different kinds of organisms, not always in the same order even in closely related forms. These include cells assuming different biochemical states or types (despite having identical genomes), with no one cell type taking over the whole cluster. This equilibrium is generally enforced by the Notch signaling pathway, which is activated by contact between different cell types. In cases where the different cell types have different adhesive properties, the populations form distinct tissue layers, a phenomenon seen in every type of animal embryo.
The cell clusters that constitute early-stage embryos often develop one or more interior spaces and may also undergo narrowing and elongation. Both these effects typically depend on branches of the Wnt signaling pathway, which variously cause cells to become polarized in cell surface properties or shape. Hollow clusters sometimes fold inward, an effect typically mediated by the stiffening of a portion of the surface by the secretion of an extracellular matrix material, such as collagen, by some of the cells.
Embryos also become segmented in some phyla. This morphological motif can arise in two different ways. In certain insects, including the fruit-fly, standing waves of gene regulatory molecules form in a large elongated egg prior to cleavage. In vertebrates, segments form when cells undergoing oscillation in their biochemical state become synchronized locally, but shifted in phase from point to point along the axis of the embryo’s elongation. Paired blocks of tissue separate from adjacent unsegmented tissue at a specific phase of the oscillation, but only in regions beyond the influence of a morphogen gradient (like that described above in the response to Question 1) with its high point at one end of the embryo. This segmentation mechanism employs some of the same pathways mentioned above, e.g., Notch and Wnt, as well as the secreted morphogen, FGF. Some insects and other arthropods may use this “clock and wavefront” mechanism” as well.
In all these examples, basic body-plan-generating mechanisms employ ancient molecules that had evolved to serve single-cell functions. These molecules took on new functions in multicellular aggregates by harnessing physical mechanisms relevant to the larger scale, thus constituting dynamical patterning modules. The most fundamental DPM is cell adhesion, which generates multicellular aggregates. The other DPMs were a straightforward consequence of the changed physical context of multicellularity. But while there was thus no need for prolonged periods of adaptive selection for the basic processes of development and the production of form to emerge, subsequent evolution has refined and coordinated the action of the DPMs, making present-day embryos very different from the first multicellular organisms
During later stages of embryogenesis, when new cell clusters initiate the development of organs such as the heart, lungs, kidneys and limbs, they employ the same molecules and mechanisms, i.e., the same DPMs, to generate variants of the same morphological motifs seen in early development.
4. How do cells communicate and coordinate among themselves? How can such complexity be possible without a conductor?
Cells in clusters, such as early-stage embryos or the most ancient multicellular organisms, exhibit self-assembly and self-organization of form and pattern. They have these properties not simply because of their genes, or the proteins and other molecules the genes are involved in producing, but because of the physical effects harnessed by a subset of those molecules and the functions of the resulting DPMs.
An example of self-assembly is the sorting-out of differentially adhesive cells into separate layers of tissue, mentioned above. This phenomenon resembles the separation of oil and vinegar in a shaken bottle of salad dressing, and occurs for similar reasons. A mixture of two kinds of cells with different types or amounts of homophilic adhesive molecules on their surfaces is physically analogous to a mixture of oil and water. In each case the subunits (cells, molecules) with the stronger affinity bind to each other, excluding those of weaker affinity. The result is a two-phase system. In the tissue case the more cohesive phase becomes engulfed by the less cohesive phase, a phenomenon that is also seen with oil and water when they are suspended in a third medium in which gravitational effects are neutralized. The remarkable thing is that even if the two cell types arise randomly in a cluster, sorting out will occur and the final spatial relationship of the tissues that result will always be the same.
Self-organization is more complicated, since the structures produced are not states of equilibrium, but require active, opposed interactions for their establishment. An example is the formation of the skeleton of the vertebrate limb. This structure is based on the emergence of a series of regularly spaced rods and nodules of cartilage that are later replaced by bone in most species. The patterning of the cartilage results from an interplay of diffusible activators and inhibitors of the formation of cell “condensations,” tight aggregates of cells (analogous to the cell clusters that constitute early embryos), that appear in the paddle-shaped limb bud. A theoretical demonstration of the pattern-forming potential of such “reaction-diffusion” systems was provided by the mathematician Alan Turing in 1952.
A common feature of self-assembling and self-organizing systems is that they progress toward stereotypical endpoints: a layered pair of tissues with a pre-ordained configuration, and a set of well-spaced cartilaginous elements, in our two examples. There are analogous outcomes from the action of other DPMs. These conductorless ensemble performances, though they unquestionably occur, violate one of the key precepts of the Darwinian paradigm. They represent pervasive evidence for “orthogenesis,” inherent directionality in the organization of biological form. The existence of such phenomena clearly obviates the need for natural selection in the generation of important morphological motifs.
5. The human being does not complete its development in the uterus, rather it continues along the life cycle. This affects particularly the brain. What does development biology tell us about the human brain?
The discussion above of the evolution and development of body and organ form asserts that morphological phenotypes were more plastic earlier on than they are now. The formative processes – the DPMs – being sensitive to external conditions, permitted form to change rapidly with little or no genetic alteration. However it took extensive genetic evolution to stabilize and canalize the generation of form: the developmental mechanisms of most present-day organisms, at least as far as morphology is concerned, are nowhere near as plastic as they were at the origin of multicellularity.
The evolution and development of the nervous system have some similarities with the described scenario, but the differences are even more significant. Like morphological development, the nervous system is based on new roles acquired for single-cell functions in the multicellular context. In the case of the nervous system, one ancient cell property predominates – excitability – the capacity to import or export ions through channels that are sensitive to the electrical potential of the cell membrane. When present in multicellular systems (ones more advanced evolutionarily than the clusters in which the basic morphological motifs first arose), groups of excitable cells (neurons) could form positive- and negative-feedback networks with essentially unlimited input-output characteristics. Some of these networks would have been capable of mediating organismal responses to external and internal cues and others, with increasing numbers of components, of forming representations of the outside world.
These excitability and connectivity-based logical network elements, though different from DPMs (which pertain to the generation of form), play an analogous role to them in the generation and organization of behavior and cognition. The functioning of neuronal networks depends on the topology of their connections (synapses), and this topology reflects a mixture of developmental hardwiring and experience-based plasticity. It is not possible to straightforwardly correlate the relative proportion of plasticity and hardwiring in a nervous system with evolutionary advancement, as seems possible with the evolution of form. Some simple nervous systems are precisely organized to react stereotypically to stereotypical stimuli. Such organization must be a product of extensive refining evolution. But neuronal networks with no plasticity would be useless in dealing with the uncertainties of real environments. So while it is to the advantage of all organisms to keep some synapses provisional and revisable, this aspect will be constrained by the absolute number of neurons available.
Nervous systems have their own anatomies, and the evolution of organs like the spinal cord and brain would have been driven by the self-assembly and self-organizational properties of DPMs. Once a brain has achieved its species-characteristic form (in humans this has been massive relative to other primates for the past 200,000 years), its evolution does not stop. Or rather, the evolution that it enables does not stop. Because of the immense plasticity afforded to the human brain by its number of provisional and revisable synapses, brain-associated evolution in humans is no longer primarily biological but is cultural. This mode of evolution is a particular condition of humanity – not entirely unique, since other animal species share its means to one extent or another – but in a category of its own.
6. You have advocated for responsible genetics. What is the foreseeable future of biotechnology applied to humans?
Misconceived notions of development and evolution will inevitably lead to bad technological prescriptions. The Darwinian paradigm has encouraged thinking of organisms as genetically determined machines whose origination and directions of evolutionary change were determined only by criteria of fitness and efficiency. The standard view neglects the degree to which the physics of self-assembly and self-organization, and their accompanying plasticity, mold the characteristics of organisms, and the extent to which their nervous systems enable them to actively negotiate their environments. It thus lends itself to a gene-centered engineering approach to the improvement of life. In particular, we would only need to rewire the appropriate genetic circuits and retune the correct genetic switches to obtain desired improvements, whether in the realm of crops, or even future humans.
I am particularly concerned about increasingly feasible proposals to concertedly employ cloning, embryonic stem cell and gene modification technologies to the goal of making “better people” from existing prototypes. At present, doing this with humans is just an aspiration of a technology-besotted fringe. But modification to certain specifications has been accomplished in mice using these techniques, and so the barriers are now merely socio-cultural. These obstacles could easily fall with the right business plan and marketing strategy. Producing people this way would not only confront us with ostensible successes, but with technical mishaps that in other manufacturing enterprises would simply be discarded. This whole approach seems to me terribly misconceived.
7. What are you now working on? What mystery would you wish to unravel?
Right now my colleagues and I are using cell biological, mathematical and computational methods to uncover the molecular circuitry and associated physical processes underlying the patterning of the vertebrate limb skeleton. I am also trying to solve the puzzle of why the eggs and early embryonic stages of related animals can undergo dramatic diversification without undermining the anatomical similarities of the adult forms.
Los genes, que se componen de ADN, especifican directamente las secuencias de las moléculas de ARN e, indirectamente, las secuencias de aminoácidos de las proteínas. Antes de que hubiese formas multicelulares, evolucionaron organismos unicelulares durante hasta dos mil millones de años, evolución impulsada en parte por cambios genéticos y también por el establecimiento de relaciones simbióticas persistentes entre células más simples. Durante todo este período, ninguna estructura ni función celular quedó especificada exclusivamente por los genes de una célula. Las proteínas y moléculas de ARN que las células producen se asocian entre sí de manera dependiente del contexto o, en muchos casos, catalizan reacciones químicas (generando lípidos, polisacáridos y otras moléculas) cuyas tasas dependen de la temperatura y composición del ambiente externo. Así que la población de moléculas dentro de la célula puede variar ampliamente aun si los genes no lo hacen.
Se creyó largo tiempo que la forma tridimensional de una molécula de proteína, de la que depende su función, está unívocamente determinada por su secuencia de aminoácidos. Pero sabemos ahora que esto no es siempre cierto; la tasa a la que se sintetiza una proteína, que depende de factores internos y externos a la célula, afecta al orden en el que se pliegan sus diferentes porciones. Así que aun con la misma secuencia una proteína dada puede puede tener diferentes formas y funciones. Además muchas proteínas no tienen forma intrínseca, sino que cumplen diferentes papeles en diferentes contextos moleculares. Así que, aunque los genes especifican las secuencias de las proteínas, tienen sólo una tenue influencia sobre sus funciones.
El propio despliegue de la información de los genes, además, depende de la presencia en la célula de ciertas moléculas de ARN y proteínas. Ya que, como se ha descrito arriba, la composición del interior de la célula y la actividad de muchas de sus proteínas depende de más cosas que sólo los genes, la porción del contenido de información de los genes que la célula acaba usando la determinan, en parte, factores no genéticos. Así pues, para recapitular, los genes no determinan unívocamente lo que hay en la célula, sino que lo que hay en la célula determina cómo se usan los genes. Sólo si la tarta se alzase, tomase el libro de recetas y reescribiese las instrucciones para su propia factura sería pertinente esta popular analogía para el papel de los genes.
Cuando pasamos a los organismos multicelulares, que surgieron de antepasados unicelulares por vez primera hace unos 700 millones de años, las cosas se complican aún más respecto a la determinación genética. Ciertas proteínas unicelulares y otras moléculas movilizan en el contexto multicelular efectos físicos que no se anticiparon durante su anterior evolución. Por poner un ejemplo sencillo, todos los organismos unicelulares pueden secretar moléculas de proteínas al ambiente que los rodea. Estas moléculas en general se dispersarán alejándose del organismo, pero pueden servir para atraer presas, repeler predadores, etcétera. Cuando el ambiente externo consiste en otras células, como es el caso en un agregado multicelular, la molécula secretada puede formar una señal distribuida, un gradiente “morfogénico”, que puede hacer que un extremo del agregado sea diferente de otro. El gen involucrado simplemente especifica la secuencia de la proteína secretada. Qué función acaba asumiendo la proteína en el nuevo contexto multicelular no tiene nada que ver con la historia evolutiva del gen o con la selección a la que estuvo sometido. A estas asociaciones, activas durante el desarrollo, de antiguos productos genéticos con los efectos físicos que movilizan en agregados multicelulares las hemos llamado “módulos de formación dinámica de patrones” (MFDP). Hay muchos ejemplos parecidos.
2. El desarrollo de la biología del desarrollo nos lleva a considerar la evolución de las especies a una luz diferente. ¿Cómo se afectan recíprocamente los procesos de evolución de las especies y desarrollo de los organismos? ¿Explica el desarrollo, más bien que la selección natural darwiniana, la especiación?
Lo que hemos ido aprendiendo sobre el desarrollo es que los mecanismos que emplea para la producción de la forma pueden ser tanto no lineales como condicionales. Esto es, sus resultados pueden variar de manera abrupta (“saltacional”) en respuesta directa a pequeños cambios en una señal, y las señales cambiadas pueden proceder tanto de dentro como de fuera del organismo, en forma de genes mutados o “ruido” bioquímico o una alteración en la temperatura, la dieta, etcétera.
Aunque ha sido lo convencional argüir que a los organismos muy diferentes de su población de origen probablemente les irá mal en la lucha por la existencia, tenemos ahora numerosos ejemplos en animales y plantas en los que tales “monstruos prometedores” han llegado a ocupar nuevos nichos ecológicos en lugar de competir a muerte con sus parientes. Así que, en principio, el modelo de Darwin de cambio gradual debido a la ventaja selectiva de variantes menores no es necesario para dar cuenta de la transformación evolutiva de los organismos de un forma compleja a otra.
En el caso de la mayoría de los organismos del presente, sin embargo, vías redundantes de desarrollo conspiran para estabilizar la producción de un resultado fenotípico estándar. El hecho de que las formas orgánicas sean típicamente resistentes al cambio saltacional fue la base del incrementalismo de Darwin. Pero aunque los organismos de nuestra experiencia no sufren a menudo reorganizaciones morfológicas importantes, la propia circuitería que estabiliza el desarrollo es un producto de la evolución. Los organismos más antiguos, que tenían menos mecanismos de “canalización”, eran de desarrollo más plástico y propensos a cambios de gran escala. La conclusión inevitable de estos argumentos “EvoDevo” es que la evolución a la escala de filos precedió a la evolución a la escala de especies.
3. ¿Cuáles son los principales hitos del desarrollo? ¿Qué pasos básicos se recorren en el camino que lleva del cigoto al cuerpo?
Confinando la cuestión al desarrollo animal, que es mi especialidad, encontramos que la formación de un agregado de células de tamaño relativamente similar, variamente llamado bástula, pregástrula o masa celular interior, es común a todos los filos. Esto puede ocurrir, como en los mamíferos, mediante la división de un pequeño cigoto (esto es, un huevo fertilizado) y ulterior multiplicación de un subconjunto de su progenie celular, o, como en otros vertebrados y en la mayor parte de los demás filos, al henderse un gran huevo fertilizado. Las células generalmente se mantienen unidas mediante una o varias cadherinas, una familia de proteínas de superficies celulares.
Después de la etapa de agregado celular hay un conjunto de transformaciones obligatorias y opcionales que ocurren en las diferentes clases de organismos, no siempre en el mismo orden aun en formas estrechamente emparentadas. Incluyen el que las células adopten diversos estados bioquímicos o tipos (a pesar de tener genomas idénticos), sin que ningun tipo celular domine el agregado entero. Generalmente este equilibrio lo garantiza la vía de señalización Notch, que se activa mediante el contacto entre diferentes tipos celulares. En los casos en los que diferentes tipos celulares tienen diferentes propiedades adhesivas sus poblaciones forman capas de tejido diferenciadas, un fenómeno que se observa en todos los tipos de embriones animales.
Los agregados celulares que constituyen los embriones precoces desarrollan a menudo uno o más espacios interiores y pueden sufrir también estrechamiento y elongación. Estos dos efectos dependen típicamente de ramas de la vía de señalización Wnt, que causa variamente que las células devengan polarizadas en su forma o en propiedades de su superficie. A veces los agregados huecos se pliegan, un efecto típicamente mediado por el endurecimiento de una porción de la superficie debido a la secreción por algunas de las células de un material que forma una matriz extracelular, como el colágeno.
En algunos filos los embriones también se segmentan. Este motivo morfológico puede surgir de dos maneras distintas. En ciertos insectos, incluida la mosca de la fruta, se forman en un huevo elongado, antes de que se hienda, ondas estacionarias de moléculas de regulación génica. En los vertebrados, los segmentos se forman cuando células que sufren oscilación en su estado bioquímico quedan localmente sincronizadas, pero desplazadas en fase a lo largo del eje de elongación del embrión. Bloques apareados de tejido se separan del tejido adyacente no segmentado en una fase específica de la oscilación, pero sólo en las regiones fuera de la influencia de un gradiente morfogénico (como el descrito arriba en la respuesta a la pregunta 1) con su máximo en en un extremo del embrión. Este mecanismo de segmentación emplea algunas de las mismas vías arriba mencionadas, por ejemplo Notch y Wnt, así como el morfógeno secretado FGF. También algunos insectos y otros artrópodos pueden usar este mecanismo de “reloj y frente de ondas”.
En todos estos ejemplos, mecanismos básicos de generación de un plan corporal emplean antiguas moléculas que habían evolucionado para desempeñar funciones en organismos unicelulares. Estas moléculas adoptaron nuevas funciones en agregados multicelulares utilizando mecanismos físicos relevantes a la escala mayor, constituyendo así módulos de formación dinámica de patrones (MFDP). El MFDP más fundamental es la adhesión celular, que genera agregados multicelulares. Los otros MFDP fueron una consecuencia directa del nuevo contexto físico de la multicelularidad. Pero aunque no hubo así necesidad de prolongados períodos de adaptación selectiva para que emergieran los procesos básicos del desarrollo y la producción de formas, la evolución subsiguiente ha refinado y coordinado la acción de los MFDP, lo que hace a los embriones del presente muy diferentes de los primeros organismos multicelulares.
En etapas más avanzadas de la embriogénesis, cuando nuevos agregados celulares inician el desarrollo de órganos como corazón, pulmones, riñones y miembros, emplean las mismas moléculas y mecanismos, esto es, los mismos MFDP, para generar variantes de los mismos motivos morfológicos que se observan en el desarrollo temprano.
4. ¿Cómo se comunican y coordinan entre sí las células? ¿Cómo es posible semejante complejidad sin un director de orquesta?
Las células en agregados, como los embriones en etapas tempranas o los organismos multicelulares más antiguos, exhiben autoensamblaje y autoorganización de forma y de patrones. Tienen estas propiedades no simplemente a causa de sus genes, o de las proteínas y otras moléculas en cuya producción intervienen los genes, sino a causa de los efectos físicos utilizados por un subconjunto de estas moléculas y las funciones de los resultantes MFDP.
Un ejemplo de autoensamblaje es la ordenación de células de diferente adhesividad en distintas capas de tejido, como se ha mencionado arriba. Este fenómeno se parece a la separación de aceite y vinagre en una botella de aderezo para ensaladas que se ha agitado, y ocurre por razones similares. Una mezcla de dos tipos de células con diferentes tipos o cantidades de moléculas adhesivas homofílicas en sus superficies es físicamente análoga a una mezcla de aceite y agua. En ambos casos las subunidades (células, moléculas) con la afinidad más fuerte se unen entre sí, excluyendo a las de afinidad más débil. El resultado es un sistema de dos fases. En el caso de los tejidos la fase más cohesiva acaba incluida en la fase menos cohesiva, un fenómeno que se ve también con aceite y agua cuando se los suspende en un tercer medio en el que se neutralizan los efectos gravitatorios. Lo notable es que aun si los dos tipos celulares surgen aleatoriamente en un agregado, ocurrirá esta ordenación y la relación espacial final de los tejidos resultantes será siempre la misma.
La autoorganización es más complicada, ya que las estructuras producidas no son estados de equilibrio sino que su establecimiento requiere interacciones activas y opuestas. Un ejemplo es la formación del esqueleto de los miembros de los vertebrados. Esta estructura se basa en la emergencia de una serie de varillas y nódulos de cartílago regularmente espaciados que, en la mayoría de las especies, son después reemplazados por hueso. La formación de patrones en el cartílago resulta de la interacción de activadores e inhibidores difusibles de la formación de “condensaciones” celulares, agregados compactos de células (análogos a los agregados celulares que constituyen los embriones tempranos) que aparecen en la yema del miembro, yema de forma de pala. El matemático Alan Turing proporcionó en 1952 una demostración teórica del potencial de formación de patrones de tales sistemas de “reacción-difusión”.
Un rasgo común de los sistemas con autoensamblaje y autoorganización es que progresan hacia puntos finales estereotipados: un par de tejidos dispuestos en capas con una configuración preestablecida y un conjunto de elementos cartilaginosos bien espaciados, en nuestros dos ejemplos. Hay resultados análogos de la acción de otros MFDP. Aunque es incuestionable que ocurren, estas actuaciones orquestales sin director violan uno de los preceptos clave del paradigma darwiniano. Representan una convincente evidencia en favor de la “ortogénesis”, una direccionalidad inherente en la organización de la forma biológica. Es claro que la existencia de tales fenómenos obvia la necesidad de la selección natural para la generación de importantes motivos morfológicos.
5. El ser humano no completa su desarrollo en el útero, sino que continúa a lo largo del ciclo vital. Esto afecta en particular al cerebro. ¿Qué nos dice la biología del desarrollo sobre el cerebro humano?
La discusión de arriba sobre la evolución y el desarrollo de la forma del cuerpo y de los órganos sostiene que los fenotipos morfológicos fueron más plásticos antiguamente que hoy. El que los procesos formativos (los MFDP) fueran sensibles a las condiciones externas permitió que la forma cambiase rápidamente con poca o ninguna alteración genética. Sin embargo fue precisa extensa evolución genética para estabilizar y canalizar la generación de forma: los mecanismos de desarrollo de la mayoría de los organismos del presente, al menos en lo que concierne a la morfología, no son ni de lejos tan plásticos como lo fueron en el origen de la multicelularidad.
La evolución y desarrollo del sistema nervioso tienen algunas similaridades con el guión descrito, pero las diferencias son aún más significativas. Como el desarrollo morfológico, el sistema nervioso se basa en nuevos papeles para funciones unicelulares adquiridos en el contexto multicelular. En el caso del sistema nervioso predomina una antigua propiedad celular: la excitabilidad, la capacidad de importar o exportar iones a través de canales que son sensibles al potencial eléctrico de la membrana celular. Al presentarse grupos de células excitables (neuronas) en sistemas multicelulares (evolutivamente más avanzados que los agregados en los que surgieron los motivos morfológicos básicos), pudieron formar redes de realimentación positiva y negativa con características de entrada-salida esencialmente ilimitadas. Algunas de estas redes hubieron de ser capaces de mediar respuestas del organismo a señales externas e internas y otras, con creciente número de componentes, de formar representaciones del mundo exterior.
Estos elementos de redes lógicas basadas en excitabilidad y conectividad, aunque son diferentes de los MFDP (que atañen a la generación de forma), representan un papel análogo a estos en la generación y organización de conducta y cognición. El funcionamiento de las redes neuronales depende de la topología de sus conexiones (sinapsis), y esta topología refleja una mixtura de “cableado fijo” producto del desarrollo y plasticidad basada en la experiencia. No es posible correlacionar directamente la proporción relativa de plasticidad y cableado fijo de un sistema nervioso con el estado de avance evolutivo, como sí parece posible con la evolución de la forma. Algunos sistemas nerviosos simples están organizados con precisión para reaccionar estereotipadamente a estímulos estereotipados. Tal organización ha de ser producto de un extenso refinado evolutivo. Pero redes neuronales sin ninguna plasticidad serían inútiles para tratar con las incertidumbres de entornos reales. Asi pues, aunque es ventajoso para todo organismo conservar algunas sinapsis provisionales y revisables, este aspecto se verá constreñido por el número absoluto de neuronas disponibles.
Los sistemas nerviosos tienen sus propias anatomías, y la evolución de órganos como la médula espinal y el cerebro debió de haber sido impulsada por las propiedades de autoensamblaje y autoorganización de los MFDP. Una vez que un cerebro ha alcanzado su forma característica de la especie (que en los humanos ha sido enorme en relación con otros primates durante los últimos 200.000 años), su evolución no se detiene. O, más bien, la evolución que el cerebro hace posible no se detiene. Debido a la inmensa plasticidad que proporciona al cerebro humano su número de sinapsis provisionales y revisables, la evolución asociada al cerebro en los humanos ya no es primariamente biológica, sino que es cultural. Este modo de evolución es una condición particular de la humanidad; no completamente exclusiva, ya que otras especies comparten sus medios en mayor o menor grado, pero sí en una categoría aparte.
6. Ha abogado usted por una genética responsable. ¿Cuál es el futuro previsible de la biotecnología aplicada a los seres humanos?
Mal concebidas nociones sobre desarrollo y evolución llevarán inevitablemente a malas prescripciones tecnológicas. El paradigma darwiniano ha alentado a pensar en los organismos como máquinas genéticamente determinadas cuyo origen y direcciones de cambio evolutivo fueron determinados sólo por criterios de aptitud y eficiencia. La visión estándar descuida el grado en el que la física del autoensamblaje y la autoorganización, y la plasticidad que los acompaña, moldean las características de los organismos, y el punto hasta el que sus sistemas nerviosos les permiten habérselas activamente con sus entornos. Se presta así a un enfoque de ingeniería centrada en los genes para la mejora de la vida. En particular, necesitaríamos tan sólo recablear los circuitos genéticos apropiados y reajustar los interruptores genéticos correctos para obtener mejoras deseadas, ya sea en el reino de las plantas cultivadas, o incluso en el de los futuros seres humanos.
Me preocupan particularmente las propuestas cada vez más factibles de empear concertadamente técnicas de clonación, células madre embrionarias y modificación genética con el fin de fabricar “seres humanos mejores” a partir de prototipos existentes. Hoy, hacer esto con seres humanos es tan sólo una aspiración de una minoría marginal embriagada de tecnología. Pero usando estas técnicas se han conseguido en ratones modificaciones según ciertas especificaciones, así que las barreras son ahora meramente socioculturales. Estos obstáculos podrían caer fácilmente ante el plan de negocio y estrategia de marketing adecuados. Producir personas de esta manera nos enfrentaría no sólo a ostensibles éxitos, sino a percances técnicos que en otras actividades manufactureras serían simplemente descartados. Todo este enfoque me parece terriblemente mal concebido.
7. ¿En qué trabaja ahora? ¿Qué misterio querría resolver?
Ahora mismo mis colegas y yo estamos usando métodos de la biología celular, matemáticos y computacionales para desvelar la circutería molecular y los procesos físicos asociados subyacentes a la formación de patrones en el esqueleto de los miembros de los vertebrados. Estoy también intentando resolver el enigma de por qué los huevos y las etapas embrionarias tempranas de animales emparentados pueden sufrir dramática diversificación sin socavar las similaridades anatómicas de las formas adultas.
En castellano:
Lo bueno es que el tema estaba cerrado, pero la filosofía super-barata, inútil y absurda del los defensores del bodrio del diseño-intelegentismo siguen dando cuerda.
¿Y las pruebas? Bien, gracias, esperando aparecer en el momento oportuno.
¿Y cuándo será esto? Todos calvos y fosilizados, no antes.
Germánico… si. Ya losé. Pero en puritud de conceptos, cuando se defiende la libertad de escuela, de educación, se tiene un grabe problema a la hora de fijar qué es lo ”correcto”, “lo que se debe enseñar y lo que no”. Por tanto, en la misma puritud de conceptos, si acepto la libertad como fundamento de la educación he de aceptar la libertad de enseñanza. Si hay una serie de padres que quieren que sus hijos aprendan que todo lo que hay es obra de Dios, eso o pueden hacer en la escuela pública o en su casa. Pero como yo estoy absolutamente en contra de la educación pública, precisamente porque puede ser instrumento de dominación de la sociedad por parte del Estado, y a la “educación para la ciudadanía” me remito, he de aceptar que haya quien quiera montar escuelas en las que se explique dicha teoría.
Los resultados son en verdad los que más nos interesan. Particularmente a mi no me importa que los niños aprendan que la manzana le cayo a Newton del árbol por la ley de la Gravedad, o por la ley de la Gravedad y la Gracia de Dios. Lo que importa es que sean capaces de construir coches que sean más eficientes.
¿Y esto por qué es así? Porque la libertad tiene esas cosas.
Pensemos por ejemplo en un caso que se está dando actualmente y que hay más de un anarquista que le está estimulando las gónadas entendiendo que es un atentado a la libertad individual. El caso del Burka o el caso de las niñas con pañuelo en los colegios.
¿Existe o no existe el derecho de los padres a educar a sus hijos en las creencias que le son propias? ¿SI o NO?
Un liberal debe pensar que SI. Si es que no tal respuesta implica., necesariamente, la existencia de un estado represor de la libertad individual y de los derechos de los padres. Ahora bien, si en un estado liberal se debe garantizar la independencia paterna a la hora de educar a sus hijos como quieran, igualmente se ha de garantizar el derecho del individuo, en este caso individua, a renegar de tales enseñanzas y, por tanto, se ha de perseguir, con todo el peso de la ley a aquellos que agredan a dichas mujeres que no quieren respetar esas costumbres por el simple hecho de que no les da la gana. E incluso, si una niña manifiesta públicamente que no quiere someterse a lo que cualquier liberal, igualmente, considera una vejación a su persona, se debería considerar la posibilidad de quitar la patria potestad a esos padres que están obligando a su hija a adoptar creencias que atentan, como así es, contra la libertad y la dignidad de las personas. Y se les castiga con tal severidad y con tanta frecuencia que consideren la posibilidad de que el país en el que están no es buen sitio para ellos. Eso, o consideramos dicha religión como ilegal y se les persigue a todos, no sólo por determinadas cosas.
Esto es sólo un ejemplo.
¿A que me lleva esto? Sr. Cordura, no tiene derecho a exigir que se considere una teoría que carece de fundamento científico como obligatoria en la escuela pública. La teoría de la evolución es igualmente una teoría, si, pero los avales científicos son muy superiores a los del DI. Eso es así, porque el fundamento de la DI es que se llega a una conclusión no basada en la lógica, que no es lo mismo que la filosofía, no se engañe, sino que esta basada en la FE. Es decir, no es ciencia. Y, en la medida en que la educación siga siendo pública, lo único que yo puedo exigir a quienes nos mandan es que sean exhaustivos a la hora de enseñar ciencia. Cosa que, como he dicho, dudo y ducho mucho porque le tengo al Estado más miedo que a un nublao.
Fíjese, sin embargo, que digo todo esto porque lo de “consenso científico” es algo que se está usando ahora mismo como coartada para tratar de imponer, en virtud de dicho consenso, contrario en muchísimos aspectos a la verdadera ciencia, un determinado patrón de conducta orientado al colectivismo como es el caso del calentamiento global, ahora “hoy, bochorno secular obliga, ya tienen que recurrir al eufemismo” del Cambio Climático. Porque hace tiempo que no nos calentamos. Y sobre todo no por nuestra culpa.
Como el mismo concepto del consenso científico hay que tomarlo con la debida cautela es por lo que le digo que, quizás, lo primero que debería exigir, y además lo haría como liberal, un primer paso en su proceso de aprendizaje, la libertad de enseñanza. Y en eso sí le apoyaría. Otra cosa es que yo llevara a mis vástagos y recomendara a los amigos que llevaran a sus hijos al colegio que Ud. patrocinara.
Que va a ser que no.
Veo ahora la última intervención de Bastiat en este hilo.
Me ahorraré lo que pienso sobre Arsuaga. No quiero contribuir a la mala imagen de nadie (lo digo sin ironía), a pesar de que tengo datos sobre cómo se conducen algunos “científicos brillantes”.
Bastiat, es cierto que, a efectos de falsar o validar una teoría, lo que cuentan son los hechos demostrables (por cierto, la teoría de la evolución aún tiene que demostrar sus afirmaciones sobre el paso de unas especies a otras; antaño era la búsqueda de “eslabones perdidos”; hoy, bochorno secular obliga, ya tienen que recurrir al eufemismo y los llaman “fósiles transicionales”). Pero:
1. Hay ámbitos que la ciencia empírica no puede abarcar, por tratarse de terrenos intangibles, no obstante lo cual teoriza. Evidentemente, ahí desarrolla una especulación que tiene mucho de filosófica (p. ej., cuando se remonta al momento previo al ‘Big Bang’, o incluso al previo a la formación del “huevo cósmico”). Y no es malo que así sea. Frente a lo que algunos creen, la ciencia no se reduce a “técnica”, sino que tiene mucho que ver con la imaginación y con la meditación profunda, aunque por supuesto sin limitarse a ello. Los grandes científicos, los que han revolucionado la ciencia, siempre han sido también buenos filósofos, al menos filósofos de la ciencia (o, más concretamente, del campo científico del cual eran especialistas). Algunos incluso (como Leibnitz o Ernst Mach) han destacado como tales. Recuerda, además, que tradicionalmente se llamaba a la ciencia, incluso a la física, “filosofía natural”. Así la llamaba por ejemplo Isaac Newton, el más grande científico que jamás existiera.
2. La lógica es una herramienta indispensable de la ciencia. En un sentido amplio es, de hecho, el núcleo teórico de su metodología. Y la lógica es, ante todo, filosofía.
En rigor el DI, amigo, no entra a concretar nada sobre el diseñador, sólo deduce que ha de haberlo. Pero su campo de acción básico es la crítica del paradigma dominante, y la verdad es que eso lo hace muy bien. Gracias a ella, los defensores de dicho paradigma han tenido que refinar sus hipótesis, aprendiendo mucho en el camino. E incluso los ha habido que han comprendido las graves falacias involucradas en el dogma (neo)darwinista.
Por supuesto, hay mucho cantamañanas (también, mucho chalado) en el campo del DI. Pero yo di enlaces a gente seria, como los que hacen la CRSQ. No puedes desacreditar a éstos basándote en aquéllos. Es, ya lo dije, como si desacreditáramos a Darwin remitiéndonos al perro de presa Haeckel (me tienta citar también a Dawkins, pero admito que éste es un buen científico, aunque tantas veces se empeñe en parecer sobre todo un propagandista).
En cuanto a la imposición del DI, ya dije explícitamente que soy contrario a ella (cuando hablé de las pretensiones de meterlo a toda costa en la escuela pública). Ahora bien, el problema en la actualidad no es ése, sino que lo que se impone es la teoría evolutiva y a quienes se persigue (ya ofrecí ejemplos) y denuesta es a sus críticos. Sabido es quién controla el ‘establishment’ científico.
Saludos cordiales.
Bueno, seguramente, al menos en parte, tenéis razón. Presento, pues, mis disculpas (si es necesario, pido perdón) por haber molestado a quien lo haya hecho.
Mi propósito nunca ha sido ridiculizar, insultar ni descalificar a nadie. Sí, en cambio, denunciar y condenar determinadas declaraciones que considero intolerables porque afectan a cuestiones gravísimas. Ésas veo necesario mostrarlas tal como son y seguiré haciéndolo.
Durante el proceso, y ya desde un principio, hubo personas que se dedicaron a provocarme y a ponerme palitos en las ruedas, sin entablar jamás un debate serio conmigo (pienso en el “bueno” de Dédalo, p. ej.). No era, no es, gente que quisiera avanzar en el camino de la verdad (de la agresión sionista, p. ej.), sino ganar a toda costa en su defensa de los “suyos”. En tales casos, yo tengo muy claro que no tengo por qué achantarme aun cuando esté en minoría. Ahora bien, también comprendo que no debo caer en actitudes que, a pesar de mis esfuerzos, acaben pareciéndose a las de mis acosadores (eso es incurrir en la “rivalidad mimética” de la que habla el brillante antropólogo René Girard). Por eso pido disculpas, sin perjuicio de insistir en que Pepe ha sacado esas frases de contexto (aparte de incluir algunas que en absoluto tienen nada de ofensivo… salvo para Hitler, p. ej.).
[Germánico, lo de “generalidades” no lo decía descalificando nada, sino aludiendo al hecho de que enumerabas una serie de (supuestas) verdades deprisa y corriendo… y, claro, eso no vale :-)]
Saludos cordiales.
Bastiat, lo que quieren los del DI es que se enseñe su «teoría» en las aulas como alternativa a la de la evolución. Total ná.
Es cierto, Cordura, he dejado muchas cosas sin responder. Por expresarlo con una socorrida imagen: prefiero calcular el número de bacterias al número de ángeles que caben en la cabeza de un alfiler.
Además, que las investigaciones de los Grant o las gradaciones biogeográficas, por ejemplo, sean consideradas «generalidades» mientras se defiende lo científico de la complejidad irreducible no deja mucho margen para un debate serio.
Por lo demás todo bien. Mi actitud al principio venía de lo que había visto en otros hilos de este mismo blog, una muestra de lo cual nos ha traído Pepe. Digamos que te recibí con cierta suspicacia, corregida la cual no veo trama ni peso argumental suficientes para seguir alargando este hilo.
Saludos.
Estimado «Cordura».
Nada más lejos de la realidad que descalificarte. Simplemente es una crítica constructiva de la que estoy seguro sabrás sacar algo de provecho. No me gusta ver a gente como tú, tan culta (en serio), acusar a otros de descalificar e insultar y luego caer en ello de una forma tan zafia. Ojo, no te llamo zafio, sino que es la forma la que es zafia (ya me entiendes).
Por ello te transcribo tus «palabras». Porque en el fragor del debate no tenemos tiempo de releernos. Y lo hago para ayudarte a ver que practicas la intolerancia y la falta de respeto. Ojo que no digo que seas un intolerante y un irrespetuoso. Pero es necesario que te leas. Sin decirte nada, solo mostrarte lo que dices.
No te llamo sucio, sino que puedes utilizar la suciedad tanto o más que cualquiera. Y por mucho contexto que alegues o comillas que pongas, así es como te ven… Y eso no se lo deseo a nadie.
Es verdad, quizas tengas que hacer un poquito de esfuerzo cuando llames a alguien zafio, malo, abyecto, necio, malvado, garrapata, psicópata, bufón, plañidera, pobre parásito social, neonazi, ignorante, hitleriano, que su triste condición le pasará factura y tendrá que dar cuentas… Un esfuerzo para explicar el contexto.
Ten en cuenta que tus comillas ya casi las dominamos, alguna que otra metáfora, incluso. El resto… ufff… No llegamos «Cordura», no llegamos.
Recuerda, son tus palabras, no las mías.
Yo no digo que seas un descalificador insultante, sino que practicas la descalificación y el insulto, que son cosas muy diferentes, como ya sabes.
¿Espinota? Una espina pincha, y duele. Yo sin embargo he pasado un buen rato. Ojo, no un buen rato diciendote todas estas cosas, sino un buen rato porque sé que con un poco de autocrítica que practiques a raiz mis comentarios volverá el gran «Cordura» que todos conocemos (yo poco, lo reconozco, pero he aprendido mucho).
Lo dicho. No me gusta que te vean así. Corrígete eso «Cordura».
Un cordial saludo y buenas noches.
Yo cuando leo a Arsuaga, científico brillante, entrar a debatir sobre cuestiones de filosofía, dicho en concepto amplio, entiendo que se está colocando en el mismo nivel que los creacionistas.
Un científico, por definición, no puede ignorar ninguna posibilidad, incluso la que le pueda parecer la más descabellada.
En el tema de la “evolución” lo cierto es que desconocemos muchas cosas, cada día menos, pero porque cada día surgen mas preguntas que nos esforzamos en responder.
Pero eso ha ce ocurrir mediante la ciencia. No con la filosofía.
Lo que importan son los hechos demostrables.
De lo que peca la teoría del diseño inteligente, teoría, es que en el propio nombre de la teoría está implicitaza la existencia de un alguien que diseña, con inteligencia, con un fin último, o primario, no lo sabemos, lo que ha ocurrido en la tierra en lo que respecta a la existencia de determinadas especies, de cómo han variado y del cómo se han extinguido. Donde estaban antes, donde están ahora y por donde se supone que van a ir (he leído y visto documentales que me han parecido verdaderas alucinaciones producto de las drogas).
Por tanto, dicho esto desde fuera del debate, en el fondo es que no me parece transcendente, dicha teoría la del DI, tiene muy difícil demostrar quién es el diseñador… salvo que estén en contacto con él.
He dicho que no me parece transcendente porque de todo ello lo que verdaderamente me interesa, como en todo, que nadie me quiera imponer ni si quiera a partir de una verdad científica una forma determinada de vida.
¿Me va a facilitar el tener coches mas eficientes energéticamente el hecho de que el evolucionismo puro y duro ganen por goleada, cosa que creo que tiene más fácil, a la teoría del DI? La verdad es que creo que no. Ahora bien, si quien quiere creer en el DI porque satisface sus inquietudes personales, lo que hace es conseguir que sean mejores personas, no tengo nada que objetar.
Pero que no me lo impongan. ¿Vale?
A palabras necias … ojos de barman 😛
Hombre, Darío (sí, a ti me dirijo), yo no me “meto”, eres tú quien se metió, y además acreditando una conducta soez además de antiliberal. Yo ya estaba en este debate. Y en todo caso, ¿no puedo replicar por alusiones?
Pepe, ¿qué espinota tienes clavada que necesitas rebuscar aquí y allá para sacar un montón de frases de contexto? Eso es jugar sucio, chavalín (con aprecio te lo digo). Sabes bien que nunca ha sido aquí mi propósito insultar y que nunca lo he hecho. Y que si recurres a tratar de descalificarme así (al igual que Darío) es porque nunca has podido hacerlo con argumentos.
Y entretanto, quedan muchas cuestiones planteadas en este hilo que Germánico ha preferido dejar sin responder… Pero al menos él, finalmente, ha exhibido mejores modales que otros (y que él mismo al principio).
Saludos cordiales ‘for everybody’.
Me alegra que coincidamos, Darío.
De acuerdo totalmente, Germánico (¿se entiende, verdad?)
Al margen de la consideración que nos tengamos los unos a los otros, Darío y Cordura, yo creo que no merece la pena debatir el asunto, porque, llegado un punto, no hay verdaderamente asunto que debatir.
Estimado «Cordura».
El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Con tus «iluminadas» ideas y tu «dialéctica» repleta de «cultas» palabras «escondes» mediante «rodeos semánticos» y palabras «entrecomilladas» un «desprecio insultante» absoluto ante todo «pecador» que no «piensa» como «tú».
Por favor, tómate las palabras «entrecomilladas» con la misma «intención» con que «tú» las «usas».
Pero la «elegancia» de tus «comillas» no «salva» los momentos «estelares» en los que «se te va la pinza» (en sentido figurado, por supuesto) cuando escribes, refiriéndote a las personas y no a los argumentos, cosas como éstas (repito, refiriéndote a los que, como tú, escriben por aquí. Sobre sus personas ¿o «pecadores»? has acusado, insultado, burlado, amenazado, tratado de humillar… de lo lindo):
lloriquees como una plañidera
el pobre Husserl
Ni Hitler lo hubiera expresado mejor
tu visión racista
Al pobre Dédalo, mi dilecto amigo rellenito
“liberales” sionistorros
CÓMPLICES de los genocidas
algún día tendrás que dar cuentas
vuestras calumnias
tus amigos imperialsionistas
HipermegaD
sebode
eres un tipo maaaaalo que juega sucio
tus maldades te pasarán factura
bufonadas
psicopatía
mediocre camino dedaliano
pobre parásito social
tendrás su mismo destino
pobre orondo D
la espesura de tu grasa hace tiempo te embotó la mente
garrapata
su hiel y su maldad fanática
Dedalón
tu triste condición
actitud pueril
basura
apoyar a unos sucios criminales
cómplice
necia obsesividad
asquerosamente sionistas
Fatty Dédalo
has tenido otro sueño erótico con Adolf Hitler
tito Goebbels, que es el que más te “pone”, aunque casi tanto como el gordito Göring, por aquello de que sois colegas de báscula.
Careces de autodominio. No eres dueño de ti mismo.
partidarios del crimen organizado sionista
No creo que seas hitleriano
hitleriano
no tienes derecho (moral e intelectual)
Ni Hitler llegó tan lejos
La decencia ética ya sabemos que no es lo tuyo
rastreras y bárbaras excusas que usaba el hitlerismo
semejante “patio”
abyecto
extremos de barbarie a los que llega
ser como tú (lo del “ladrón”, ya sabes…).
tu dogmática ignorancia
actitud pedantesca e insultante
el supremacista y el neonazi eres tú
Dedalotonazón
tan zafio como siempre
eres hijo del Odio
tu cobardía moral
tu complicidad con los asesinos
Dédalo, regresas con tu grosura a cuestas
el obeso Dedalón, ‘comme d’habitude’, tan faltón como falto de ideas
además de malo con ansia, también tú eres racista
Dédalo (alias El Escuálido)
Los “liberales” de por aquí
estáis dispuestos a bendecir la barbarie
careta de “liberal”
tus criminales amigos
Dedalogigatón
Eres malvado y maldad, nada más que maldad, es lo que has exhibido aquí
(Esta última frase no se refiere a ti, por supuesto. La dijiste tú, como las otras, de otros de por aquí… y sin comillas).
Y ya te digo, sin contar con tus rodeos verbales para dejar caer, sobre otros, insinuaciones veladas y «menos» veladas.
Por favor, no te tomes esto como personal. Como tú dijiste en alguna ocasión «nunca insulto ni uso ‘ad hominem'». Como verás, yo tampoco.
Un cordial saludo.
P.D. Tus «regulares» alusiones a Hitler resultan «ofensivas», se miren como se miren.
Y, ¿qué tengo que refutar, cordurita, si no has proporcionado algo que valga la pena discutir, como no sean los devaneos filosóficos baratos a los que son adictos los que dicen refutar (si, como no) la SN pero son incapaces totalmente de presentar pruebas científicas válidas? Y de la filosofía barata, yo paso.
Además, hablé con el dueño de la casa, no con las pulgas, ¿tú que te metes?
Y no te saludo.
Darío, acabas de acreditar que insultar sabes (y que tú de liberal…, más bien poquito). ¿Serías capaz de demostrar que también sabes argumentar?
Suponiendo que así fuera, y que no hayas entrado sólo para lo primero, ¿qué tal si empiezas a refutar todos los datos y razonamientos ofrecidos?
Un saludo.
Qué paciente eres, Germánico, para soportar a los alucinados de la basura llamada (vayan-a-saber-por-que)Diseño Inteligente.
Saben discutir filosofía barata pero de pruebas: NADA
Saludos.
Amigo Germánico:
[Sí, muchas gracias, al fin está arreglado (aunque juro que me dio mucho trabajo la cosa… ;-)]
Siéntete libre, faltaría más. Lo que me choca es que sigas considerando “bizantina” una discusión que, a mi juicio, enriquece (también en nuestro caso, y en mi modesta opinión desde ambas partes). Y siendo que tú mismo, demostrando amplitud de miras, le hiciste una interesante y respetuosa entrevista a Michael Behe que publicaste en este mismo medio. (¿Te parecía bizantino el tema también entonces?).
Supongo que eres consciente de que tu “última palabra” es una serie de generalidades. Tranquilo (me lo digo a mí mismo también, sólo faltaba ;-), que no me voy a poner a replicar una por una. Entonces sí que no acabaríamos nunca. Creo que ya te he mostrado sobradamente que no puedes despachar a la ligera, como pretendías en un principio, las críticas al darwinismo. Y además, has dejado sin responder (por falta de tiempo, de acuerdo) un buen número de cuestiones.
Aquí, por ejemplo, redundas en que es posible la evolución a pesar de la complejidad irreducible… aunque baste la lógica, aplicada con meditación al fenómeno, para comprender que es imposible (¡no puede funcionar un órgano, por supuesto en la función que le es propia, cuando está a medio hacer!). Y, como tú dices, “etc., etc…”
El diseño inteligente, como movimiento, lo único que afirma es que ha de haber un diseñador tras llegar a esa conclusión por eliminación. Lo que se ve, a poco que se analice, nos habla de una complejidad específica (de los más variados tipos: simetrías, sincronía, orden, armonía, fractales…) que es sencillamente inconcebible atribuir al azar. Y contra eso no vale decir que hay diseños fallidos, pues no resuelve el problema de los correctos. (El DI sencillamente alude a la posibilidad de una degeneración. Me suena que Behe, en la entrevista que le hiciste, daba alguna otra idea o ampliaba ésta). Sería como decir que como en un almacén abandonado hay bicicletas en buen estado junto a restos oxidados de otras, unas y otros no pueden proceder de un fabricante.
Dices, criticando al DI: “Así hasta yo hago ciencia.” Es que la ciencia tampoco es tan difícil como nos han contado (al dogma-negocio le convienen la pedantería y el elitismo). Por supuesto, la parte técnica requiere mucho estudio y aprendizaje. Pero hay otra parte, la filosófica (no menos científica, quizá incluso más distintivamente tal), que no necesita ese bagaje, y sí mucha lógica y suficiente reflexión conceptual, a ser posible sobre bases mínimamente informadas.
Es cierto que hubo un tiempo en que el evolucionismo estuvo mal visto y perseguido (aunque ya te recordé que, a la vez, había un caldo de cultivo que lo propiciaba, y de ahí que fuera tan bien recibido el trabajo de Darwin). A mí aquello me parece mal. Como liberal que intento ser, me considero partidario de la libre expresión de todas las ideas. Y, cuando éstas sean específicas a un campo determinado, lo mismo, aunque por supuesto con la metodología precisa (requisito que CUMPLEN los investigadores serios que defienden la crítica del evolucionismo).
Lo triste es que hoy, vuelta la tortilla, se repita esa persecución pero al revés. Creo que eso es algo que tú también deberías lamentar y condenar (insisto que me parece loable que publicases aquello de Behe).
En cuanto al futuro… los dos podemos especular. Yo más bien, ateniéndome a la marcha del asunto en los últimos años (nuevamente… los neandertales, pero son sólo uno de los ejemplos posibles), lo que veo es un paradigma que hace aguas por todas partes y parece próximo a reventar, pero al que sostienen artificialmente los intereses creados. Si éstos, por fin, dejan márgenes a la libertad, entonces lo que llegará será una visión mucho más rica de la biología y de la ciencia, que respete, por supuesto, el legado de Darwin y valore sus aciertos, pero que a la vez corrija de una vez sus errores.
Él, por cierto, no era un dogmático (no lo parece cuando se leen sus obras). También de eso podrían aprender muchos “darwinistas”.
Saludos cordiales y gracias por todo.
Lo que tienes que leer de Lane es su libro sobre la evolución, no la entrevista!!!
😉
Hola Cordura,
Espero que ya esté todo arreglado.
Permite que de por concluido este intercambio de pareceres. Se me acumula el trabajo por aquí (entrevistas pendientes) y en el que realizo para ganarme la vida no me dan últimamente mucha tregua. Así pues me veo obligado a priorizar y, como ya te dije, el tema del DI me parece de un bizantismo tal que en unas circunstancias en las que el tiempo es escaso se convierte en irrelevante.
Digo, no obstante, mi última palabra sobre el particular. Lo que es abrumador son las pruebas del parentesco de todos los seres vivos, y su origen común, tanto genéticas como morfológicas, fisiológicas y paleontológicas; el registro paleontológico es suficientemente completo para indicar más allá de toda duda razonable que ha habido evolución; las investigaciones llevada a cabo hoy en día por evolucionistas como los mencionados Grant ponen de manifiesto los cambios que se van dando en las poblaciones animales ante cambios en las condiciones ecológicas, que van gradualmente trasformando los caracteres a través del mecanismo exclusivo de la selección natural; la química y la física de los organismos no difiere de la inorgánica salvo en las proporciones de los diversos elementos; los cambios biogeográficos se explican perfectamente por la evolución por selección natural y adaptación a condiciones locales que por cualquier otra teoría y/o hipótesis; el diseño de los organismos, con lo bueno y malo que tiene, se puede perfectamente explicar como adaptación a condiciones ambientales, mientras que sus imperfecciones resultan difícilmente explicables como consecuencia de un diseño, al menos uno inteligente; órganos como el ojo o complejidades como la de la bioquímica de la célula pueden perfectamente haber evolucionado a través de múltiples pequeños y plausibles pasos intermedios, que puedes encontrar expuestos en numerosas publicaciones científicas, mientras que la creación específica de los mismos ya perfectamente ensamblados y funcionales requeriría dar con el creador y explicarlo a él y, de momento no tenemos la más mínima prueba de su presencia, lo cual en ciencia es esencial; la selección natural no es un proceso estocástico. Desde el momento en que existen variedades, por lo general prosperan las más adaptadas, lo cual es lo menos parecido que hay a una lotería. Etc Etc….
Ante estas abrumadoras evidencias -solo he señalado unas pocas- lo único que nos dicen los críticos es: «no es suficiente» «tiene que haber algo más». Los más osados, como los partidarios del DI ponen una etiqueta a lo desconocido y se quedan tan anchos. Así hasta yo hago ciencia.
Sobre las minorías en el terreno de las ideas te diré algo. Hasta que Darwin publicó su Origen de las Especies las ideas de la transmutación y evolución eran una herejía que se pagaba muy cara, con la expulsión de los círculos científicos «serios». Pero Darwin planteó una hipótesis bastante fuerte y sólidamente apoyada por infinidad de hechos naturales que la avalaban. Desde entonces la evolución dejó de discutirse y se discutió la forma en que se produce. La llegada de la genética permitió la síntesis, al resolverse el mecanismo de la herencia. Ahora las minorías son las que dudan del poder de la selección natural, y, dentro de ellas hay científicos y no científicos (y algunos que pretenden hacerse pasar por tales). Pues bien, hasta que no llegue otro Darwin que presente evidencias abrumadoras en favor de otro mecanismo evolutivo no cambiará el paradigma en biología evolutiva. Quizás suceda como en física, cuando Einstein puso de manifiesto que las leyes de Newton son un caso especial de sus leyes relativistas. No es que desterrara el Universo Newtoniano, simplemente lo amplió. Quizás la selección natural no sea el único mecanismo, o quizás no sea el principal. Pero hasta que no llegue un Einstein o un Darwin que nos lea el libro de la naturaleza y nos ilumine sobre otra fuente de cambio evolutivo, lo más razonable es seguir investigando dentro del paradigma creado por el trabajo de Charles Darwin y sus sucesores neodarwinistas.
Y ahora voy a ver si trabajo un poco.
Un cordial saludo, y gracias por tus aportaciones.
[He mandado una primera parte de lo anterior (por eso lo último comienza con un “Concluye aquí”) y no ha salido. Previamente había intentado mandar todo junto, y lo mismo. Rogaría se arreglase, por favor. Gracias.]
[Concluye aquí:]
–Estamos de acuerdo en qué consiste la falacia retrospectiva, pero yo que tú no estaría tan seguro de que el actualismo no incurra en ella. Comprende que resulta un tanto presuntuoso dar por hecho que las leyes geológicas y astronómicas hayan sido las mismas con el universo en marcha que en su origen. La lógica más bien debiera llevarnos a pensar que partiendo de supuestos como el de un huevo cósmico que explota (o sea, la hipótesis del ‘Big Bang’) bien pueden haberse producido cambios sustanciales que afecten a condiciones térmicas, magnetismo, gravitación…, así como a las leyes que los rigen e incluso a la velocidad de la luz. De hecho, en los últimos años han aparecido investigaciones (de la ciencia oficial, ojo) cuestionando que esta última sea constante (lo cual, p. ej., permitiría dejar de creer en que la distancia a la que vemos remotas estrellas implique millones de años transcurridos desde su origen). Se deben en alto grado a los trabajos del laureado astrofísico Paul Davies (tranquilo, no es un portavoz del DI, aunque me consta que es creyente). Ver por ejemplo:
ecofield.com.ar/noticias/Ciencia/c-008.htm
ecuadorciencia.org/articulos.asp?id=4782
[Lo interesante, a efectos de nuestro debate, es que ese tipo de hipótesis llevan mucho tiempo planteándolas los críticos del darwinismo. Recordemos que, frente al gradualismo “kronoísta” de la religión evolucionista, aquéllos siempre han abogado por hitos y cataclismos como explicación mucho más lógica para hechos como la explosión cámbrica o muchas otras incongruencias en los estratos paleontológicos (así como para el propio origen del universo).]
–Me preguntabas “qué factores trastornarían la acción de la selección natural en un mundo ciego”. Hombre, para empezar el factor tiempo (lejos de ayudar, tiende a perjudicar: pensemos por ejemplo en las catástrofes naturales que provocan rupturas en los procesos correspondientes). Las propias mutaciones –las (supuestamente) grandes aliadas de la selección natural, por cierto debidas al puro azar– suelen ser en su gran mayoría perniciosas, de modo que tampoco colaboran mucho en la práctica. Y, por supuesto, el paso del tiempo las favorece. En general, el azar NO favorece la selección natural, mientras que la mano humana sí favorece la artificial (pero ya hemos visto que eso no parece llevar a nuevas especies).
–“De los neandertales no has dicho nada que testifique contra la selección o a favor del DI. Según dijiste más arriba se trataba de abrumadoras evidencias.”
A ver… En primer lugar, como puedes comprobar arriba, lo que dije es que los argumentos críticos en general son “cada vez más abrumadores”, y seguidamente señalé que lo relativo a esos pseudohomínidos contribuye a ello.
Por lo demás, ya te he dado material ilustrativo de las últimas investigaciones sobre los tales. Creo que es suficiente para que, si conoces cuál era la posición de la “ciencia” oficial en el pasado aún reciente y cuál la crítica que le hacían sus oponentes (negación de que se tratase de una especie distinta, cuestionamiento de que no hubiera convivido con el hombre de Cro-Magnon, incredulidad frente al aspecto feroz que se le atribuía y a su vinculación con los chimpancés, etc.), comprendas lo malparada que queda la “ciencia” oficial con todo esto.
Por cierto, creo que olvidé darte alguna referencia sobre el genoma del neandertal (que revelaría su apareamiento con el Homo sapiens, cosa por supuesto siempre negada hasta ahora por el evolucionismo):
lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20100507/53923106114/el-genoma-del-neandertal-revela-que-se-apareo-con-el-homo-sapiens-africa-europa-nueva-guinea-alemani.html
En el siguiente enlace puedes ver un interesante resumen de cómo está la situación actualmente:
sedin-notas.blogspot.com/2010/05/los-humanos-y-los-neandertales-son-uno.html
Añádase a ello lo que te he comentado sobre los neandertales más arriba en este misma intervención.
Creo que todo esto debiera, cuando menos, hacerte pensar…
Saludos cordiales.
PS: Respecto a la entrevista a Lane, sólo decirte que no he encontrado nada tan esclarecedor, sobre la complejidad orgánica, como me dabas a entender. Resaltaré además un par de pasajes. El primero, en la esperable línea actualista (y que lo único que consigue, si algo, es aplazar el problema): «No creo que hubiera nunca una “sopa primordial” en la que emergiera una población de replicadores de ARN que ‘inventaran’ todas las vías metabólicas de la vida. Más bien considero que la geoquímica estaba estructurada desde el principio.» Y el segundo, totalmente compartible por mí: «Creo que explicar la consciencia es probablemente el mayor reto individual de la ciencia.» (Aunque yo, modestamente, hago la salvedad de que para la “ciencia” evolucionista se trata de un reto insuperable).
Germánico:
–Le decías a Bastiat: “En efecto, [la ciencia] es tan sencillo como eso: hechos demostrables, cosas conocidas o susceptibles de ser conocidas, o que pueden deducirse a partir de esos hechos sin alejarse mucho de ellos (por ejemplo alejándose de la materia hacia misteriosas fuerzas y esencias sobrenaturales).” Ya, tan “misteriosas” y “sobrenaturales” como por ejemplo el azar y las exageradas expectativas depositadas en la selección natural. O que las mutaciones, casi siempre nocivas, produzcan cambios adaptativos favorables. O el que la materia se cree a sí misma en el momento –1 (anterior al ‘Big Bang’).
–Y luego me decías a mí (me limitaré a lo sustancial de tu respuesta, que reconocerás es bien poco): “Que Behe suscite debates en los que hay una parte científica no le convierte a él en esa parte, o a las dos.” Ya, pero que se tomen la “molestia” de entrar a fondo para replicarle quizá obedezca al hecho de que Behe habla de ciencia e incluso argumenta científicamente. Y en cualquier caso, insisto: gracias al reto de Behe hoy hay un conocimiento más profundo de los temas por él abordados. Ya sólo por eso creo que merece más respeto.
–Añadías: “¿Qué clase de investigación es esa de los dientes de los cánidos comparado con el de los homínidos? Igual que hay buena ciencia hay mala ciencia. Los perros son un excelente ejemplo de selección natural porque lo son de selección artificial. ¿Qué diferencias existen en sus dientes, que los convierte en ejemplo de complejidad irreducible, diseño inteligente, o en refutación de la selección? Seguramente tengan buenos caninos, para desgarrar, e incisivos para cortar. Son carnívoros.”
Te sigue pudiendo la pasión (por no hablar de la “sobradez”). El trabajo que te mencionaba demuestra que es posible que la variabilidad dental en Homo sapiens, neandertal y Homo erectus, como conjunto, no sea mayor que la existente en perros. Algo muy llamativo para tratarse, en el caso de tales (supuestos) “homínidos”, de especies distintas. El dato es un elemento más para pensar que son variantes de una única especie. Realmente el trabajo llama la atención sobre la necesidad o no de diferenciar de modo tan estanco unos y otros humanos. Además ahora, con el conocimiento del genoma del neandertal, se ha demostrado que se cruzaron y eso demuestra que son bastante próximos, frente a los que a capa y espada llevan tantas décadas empeñados (ya no tanto, claro: “a la fuerza ahorcan…”) en que sean algo muy diferente y necesiten tiempos geológicos para explicarlo.
Por otra parte, que digas que “los perros son un excelente ejemplo de selección natural porque lo son de selección artificial”, idea que ya expresara Darwin en ‘El origen de las especies’, no es del todo inexacto… pero estaría bien meditar en que: 1. Todos los perros, por variados que sean, pertenecen a una misma especie. 2. La selección artificial requiere un seleccionador inteligente… pero ni por ésas da lugar a saltos entre especies, como ya constataba en su día el gran zoólogo Pierre Grassé, antidarwinista pero evolucionista. (Y si un día surgiera un grupo de perros que sólo pueden reproducirse entre sí pero no con los demás perros, cosa que no ha ocurrido jamás en siglos de selección artificial, el proceso esperable según la teoría darwinista todavía no habría hecho más que comenzar).
[Por cierto, ya que mencionas la “buena ciencia” y la “mala ciencia”, convendrás conmigo en que no tienen nada que ver con la primera que se expliquen las conclusiones de Kettlewell, sobre la adaptación de las polillas a ambientes contaminados oscureciéndose (aunque pueda ser cierto), mostrándolo como se hace tan frecuentemente: con polillas muertas clavadas en los troncos. Al parecer en la práctica ni se posan en los troncos.
Tampoco lo es que para acentuar la idea de evolución a partir de un tronco común se sigan dibujando frecuentemente los embriones tal y como lo hizo Haeckel, con las fases iniciales del desarrollo prácticamente iguales (la famosa “confusión” entre filogénesis y ontogénesis), cuando no lo son. Pero así se sigue representando en muchos libros.
Tampoco es “buena ciencia” hacer del experimento Urey-Miller un ejemplo de posible origen de la vida, cuando semejante “prueba” no explica absolutamente nada. Las moléculas básicas de la vida son como otras moléculas y se pueden formar en condiciones corrientes como otras moléculas. Ellos parecen querer dotarlas de algo que no son (en tus palabras, ¿“esencias sobrenaturales”?, ¿“fuerzas misteriosas”?). Pero luego, cuando les interesa, se refieren a ellas como a moléculas que son como las demás: “un conjunto de átomos”.
Y otro asunto, por cierto, es encontrar cómo se forman moléculas de la vida “con información” a partir de otras que no la tienen, y cómo se forma una célula de la nada. (La célula sí es vida y no es un simple saquito de moléculas orgánicas. Es una estructura en la que las moléculas orgánicas están ordenadas de modo complejo y hay un gran número de moléculas con información).]
–Lo que dices al hilo de los estudios sobre la retina demuestra, sencillamente, que no los has leído (seguramente, ni mirado). Por otra parte, me extraña que no caigas en la cuenta de que saber cómo funciona un órgano tiene mucho que ver con su complejidad y viceversa. (Al propio Darwin, un gran estudioso del ojo humano, le admiraba su complejidad, hasta el punto de que afirmaba que le provocaba “fiebre” y reconocía en ese rasgo un desafío para sus teorías). En cuanto a Hoyle (no “Holley”), resulta más bien, amigo, que SÍ tiene en cuenta el tiempo. Y encima lo tiene en cuenta a vuestro favor. [Exactamente como cuando Marx diagnostica el mal intrínseco del capitalismo partiendo del supuesto más favorable a éste posible: el de los mercados con competencia perfecta.] Pues una de las premisas de Hoyle es que el tiempo, conforme pasa, lejos de ordenar (organizar), desordena y lleva a un caos cada vez mayor (eso es lo que se “acumula”: ¡el caos!). Sobre el universo, es curioso que Sir Frederick viene a decir lo mismo, en el fondo, que tu querido Albert con aquello de “Dios no juega a los dados”.
[Sigue]
Deberías saber que Cordura sólo discute con figuras platónicas…
No es algo verificable, no. Creo que en esa frase se resume todo lo que trato de decir en esta discusión. Ni siquiera niego a Dios.
No, Germánico. No lo sueñan: confían. Pero Dios es una vida vivida, no algo verificable directamente o integrable en alguna teoría superior.
Hola Bastiat,
Si estás por Madrid quedamos algún día para tomar unas cervezas. Llamamos a Cordura, a riesgo de que acabemos todos locos, y que traiga consigo al Diseñador para hacer las oportunas presentaciones. ¿Qué mayor evidencia que el mismísimo en persona?
En efecto, es tan sencillo como eso: hechos demostrables, cosas conocidas o susceptibles de ser conocidas, o que pueden deducirse a partir de esos hechos sin alejarse mucho de ellos (por ejemplo alejándose de la materia hacia misteriosas fuerzas y esencias sobrenaturales).
Cordura,
Brevemente porque yo tampoco dispongo de demasiado tiempo, y ya bastante he dedicado a este asunto, que no es de mi particular interés (conste que digo esto sin prepotencia alguna, sin ira ni parcialidad).
La abrumadora evidencia del diseño inteligente es ninguna. De ahí que tengan que perorar contra la teoría de la evolución por selección natural darwiniana y agarrarse como a un clavo ardiendo a cualquier herejía que pueda surgir dentro del darwinismo.
Que Behe suscite debates en los que hay una parte científica no le convierte a él en esa parte, o a las dos. ¿Qué clase de investigación es esa de los dientes de los cánidos comparado con el de los homínidos? Igual que hay buena ciencia hay mala ciencia. Los perros son un excelente ejemplo de selección natural porque lo son de selección artificial. ¿Qué diferencias existen en sus dientes, que los convierte en ejemplo de complejidad irreducible, diseño inteligente, o en refutación de la selección? Seguramente tengan buenos caninos, para desgarrar, e incisivos para cortar. Son carnívoros.
Lo que tiene que estudiarse e investigarse no es cuán complejo es un órgano, sino cómo funciona y cómo pudo evolucionar, o “surgir”. Así que las “investigaciones” sobre la retina no son tales, y muestran una vez más cómo se pone al burro por detrás del carro. En cuanto a lo de los fósiles es lo de siempre. Verdaderamente da pereza abordarlo otra vez.
Ya lo creo que la teoría evolutiva trasciende la biología. No hay más que ver el DI. De acuerdo además que la profesión no hace necesariamente al científico, ni la buena ciencia en un ámbito le convierte a uno, por ensalmo, en bueno en otras áreas de la ciencia. El caso de Holley, que dice “la materia no puede generar vida por sí misma, sin una interferencia deliberada”. El ejemplo del Boeing no cuenta con dos factores: el factor tiempo y el factor de acumulación. Así no puede haber creación a partir de la materia, claro. Por otra parte, que el universo sea una estructura que sugestiona a nuestro cerebro evolucionado en él no tiene nada de particular.
La falacia retrospectiva se produce cuando uno juzga lo que ha pasado por lo que ahora es, considerando en cierto modo la inevitabilidad de los acontecimientos, la menor incidencia del azar en ellos.
Las leyes de la naturaleza no son de esa índole. Permiten un amplio margen de variación. ¿Qué desconocemos lo que sucedió en el origen del universo? Bien, ¿y cómo ponemos eso en relación con la física y la química de la tierra primitiva, o las formas biológicas a lo largo de la historia de la tierra? Ser actualista en esto es perfectamente razonable, porque las leyes naturales que tenemos ahora no han sido suspendidas, que se sepa, desde que este planeta gira, mínimo. Si tienes alguna evidencia de ello, no obstante, te insto a que nos la presentes.
Mi crítica a los defensores del DI es por lo que dice, no parte de un prejuicio, es un juicio. ¿Qué factores trastornarían la acción de la selección natural en un mundo ciego? Siento curiosidad al respecto. Sobre todo porque ponen de manifiesto su absurdo…
De los neandertales no has dicho nada que testifique contra la selección o a favor del DI. Según dijiste más arriba se trataba de abrumadoras evidencias. Ya veo que no. Naturalmente, en ciencia, hay cambios, y hay minorías que con el tiempo llevan la razón. Pero eso nada dice de la validez menor o mayor de la selección natural o del DI. Y lo más o menos polémico de una cuestión no hace que en torno a ella sean todas las minorías defensoras de la postura correcta.
Un cordial saludo. Espero que Nick Lane te ilumine.
(*) La ciencia es ciencia, una herramienta imperfecta manejada por un simio imperfecto que sueña un Dios perfecto. Lo más seguro es que cualquiera sabe.
No creo que se trate de optar entre la mera constatación de hechos y una totalidad de sentido. Cuando todo tiene sentido o se es un Dios, con la penetración intelectiva de un Dios, o se habita en sueños.
Ah, y una aclaración sobre mi afirmación previa de que la verdad suele ser sostenida por minorías. Hablaba, claro, de cuestiones polémicas (que, a la vez, suelen contarse entre las más importantes), no de obviedades que suscitan escasa “sensibilidad” en los intereses creados.
Buen día.
Germánico:
La prueba de que Behe hace ciencia es que, mal que les pese, los científicos oficiales se han visto obligados a responder a sus objeciones. Han tenido que desarrollar hipótesis (básicamente, elucubraciones) para hacer frente a sus desafíos. Y en el proceso, al margen del acierto o del error de sus conclusiones (provisionales o no), ellos mismos y la comunidad en general han llegado a un conocimiento más refinado que el que tenían antes de la intervención de Behe.
Por otra parte, aunque relacionado, es falso además de muuuuy injusto afirmar que los críticos del darwinismo no investigan. Nuevamente, revela ignorancia o dogmatismo. Basta hojear cualquier número de la CRSQ para comprobar todo lo contrario (y te pongo el ejemplo de una revista ya clásica; que además, a diferencia de otras del ámbito crítico, no tiene problemas en seguir hablando explícitamente de “creacionismo”). Uno de los primeros estudios serios, si no el primero, sobre la variabilidad dental en el perro (mostrando que es mucho mayor que la existente entre todos los “homínidos” conocidos) apareció en sus páginas. Estudios sobre la retina y su complejidad son habituales en el campo crítico, y además estrictamente científicos. Rigurosas consideraciones sobre fósiles y los problemas de la estratificación, con trabajos de campo incluidos, no son menos usuales. Y así sucesivamente. Puede dar pereza abordarlos, pero la pereza tampoco es una cualidad científica.
http://www.creationresearch.org/crsq/articles_chron.htm
La teoría evolutiva y sus implicaciones trasciende con mucho al terreno de la biología (y al de la geología y la paleontología, claro está). Aunque, a diferencia de antaño, a los actuales evolucionistas no les guste hablar de biogénesis (y de abiogénesis, que suele ser “lo suyo”), aquí se encuentran no pocas de esas implicaciones. La ciencia parte de lo tangible, de lo material, pero no habla sólo de ello, sino que lo hace también de lo intagible (por remoto o simplemente inaccesible en el plano empírico) a lo cual remite su lógica. Esto explica también que otros científicos no biológicos se interesen por la teoría evolutiva, caso de Hoyle. O que lo hagan tantos filósofos, desde Popper a Feyerabend, por no recordar a los enciclopedistas y no remontarnos más atrás en el tiempo. (O, ¿por qué no?, que lo hayan hecho teólogos. La condición para hacer aportes científicos no radica en la “profesión” del candidato a hacerlos, sino en ceñirse al método científico en el más amplio, aunque riguroso, sentido de la palabra ‘método’). O por no hablar, directamente, de teorías cosmogónicas, incluida la del ‘Big Bang’ pero también (no son tan distintas) las de algunos filósofos presocráticos.
La metáfora del huracán y el ensamblaje de un Boeing que presenta Hoyle no es tan absurda, ni tan errónea, como te parece. Lo que hace es justamente cuestionar el concepto de necesidad en un ámbito en el que no existe la vida (y donde, por tanto, no cabe la selección natural como muletilla útil). Hoyle afirma, con lógica irrefutable, que “la materia no puede generar vida por sí misma, sin una interferencia deliberada”. La increíble complejidad de la vida no ha podido ser fruto del azar. Siendo ateo, este reputado astrofísico concluye que “al observar el universo, uno debe darse cuenta de que es una estructura intelectual”.
Tampoco vale decir, para explicar la “necesidad”, que todo funciona de acuerdo con unas leyes. Una vez más, eso complica las cosas en vez de resolverlas. Del mero azar, no digamos de la mera nada (o del “punto –1”) precósmica(o), no se puede esperar ningún cumplimiento de leyes. Esto no es “falacia retrospectiva”, es pura lógica. Basada en nuestra experiencia, no tenemos otra, de cómo funcionan las cosas (aquí sí es válido, por inevitable, el principio actualista o uniformista de Lyell). Justamente por ello, el principio antrópico posee unas implicaciones que van mucho más allá de la obviedad en la que quieren convertirlo los detractores de la crítica al evolucionismo.
Que el movimiento del diseño inteligente (insisto, un nombre de entre las diversas corrientes críticas de la teoría evolutiva, entre las cuales otras enfatizan que ni siquiera es preciso hablar de DI) se llame así no implica que prejuzgue nada. Eres tú, de nuevo, quien lo hace respecto a sus proponentes. Como es típico de la “ciencia” oficial, os aproximáis a los críticos con el consabido prejuicio, lo que os impide (u os “excusa” para no) abordar simplemente, pero con rigor y respeto, lo que dicen. La (mera) crítica en ciencia no es menos ciencia que la proposición de explicaciones teóricas. Incluso es más ciencia en sentido esencial y radical que estas últimas, además de ser el sustrato intelectual que permite elaborarlas.
Nadie cuestiona la selección natural. Ni, por supuesto, la variabilidad de los picos de los pinzones de Darwin. Lo que se cuestiona es que todo eso implique macroevolución. No es raro que para creer en ésta el darwinismo, pero también el neodarwinismo dominante, necesite acumular tiempo a base de evos y más evos. Adorar al dios Kronos. Lo que, como es lógico e inevitable, implica una enorme fe en el azar (basta pensar en la innumerabilidad de factores que en un mundo ciego, lejos de coadyuvar, más bien trastornarían la acción de la selección natural en esos periodos de tiempo, para hacerse una idea de lo absurdo de esas teorías).
Hay más temas, pero no me quiero extender mucho más, que me falta el tiempo y además es deseable una asimilación sosegada. Sobre los neandertales han aparecido en la prensa popular múltiples referencias a las investigaciones de estos últimos años, relativas a su capacidad de hablar, a su aspecto similar al de muchos europeos actuales, a su coetaneidad con el ‘Homo sapiens’, otrora negada, etcétera. Algunos ejemplos:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/neandertales/podian/hablar/humanos/actuales/elpepusoc/20070913elpepisoc_11/Tes#
http://www.20minutos.es/noticia/296951/0/CIENCIA/NEANDERTALES/PELIRROJOS/
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hubo/cruce/neandertal/elpepisoc/20090213elpepisoc_7/Tes
Lo interesante, aparte del hecho específico en sí, de estos y otros hallazgos es que muestran (y de ahí que fueran pertinentes mis referencias a Gould y a otros evolucionistas poco darwinistas) que afirmaciones efectuadas durante décadas por los críticos del evolucionismo, de las cuales se reía a carcajadas la “ciencia” oficial, hoy se van viendo corroboradas por la investigación empírica. No era cuestión, pues, de ninguna “mezcla agitada”.
Un cordial saludo (y cuando pueda, miro lo de Nick Lane).
Amigo Bastiat, afirmar que por propugnar el DI lo que tenemos que hacer es “presentar al diseñador” demuestra no conocer el DI ni otras corrientes afines. Lo que no impide que yo esté dispuesto a presentártelo (eso sí, en mi caso, con cerveza sin alcohol). Saludos cordiales.
Germánico… ¡Qué tío mas grande!
Opino que en el asunto científico son los hechos demostrables y reproducibles por otros científicos lo que caracteriza a la verdad científica…
En este caso, el estudio de las hidras lo que viene a ilustrar es la capacidad de determinadas especies de restaurar e incluso, regenerarse plenamente a partir de un parte. Eso nos lleva al estudio el cómo pasa eso y la posibilidad de tratar de encontrar una explicación a lo que entendemos como cierto: la evolución de las especies, sin considerar esto como darwinista o no, sin considerar la verdad divina o no, sino los hechos demostrables.
La ciencia, pues es encontrar hechos demostrables.
Quien propugna la idea del Diseño Inteligente ya saben lo que tienen que hacer. Presentarnos al diseñador.
¿Quedamos para unas cervezas?
No, no es científico aquello que no aporta conocimiento ni investiga nada, definitivamente. El marco científico del que hablas es un decorado de cartón piedra bajo el que perora un predicador que quiere un mundo mejor, en el que hayan orden, dirección y sentido.
Hay que distinguir entre certidumbres que se derivan de la observación y la contrastación empírica y dogmas, razonamientos circulares impermeables a cualquier evidencia en contra. Los científicos evolucionistas son los primeros en cuestionar su paradigma, y desde luego son los únicos que lo hacen de forma científica. Los representantes del DI repiten dogmas tales como «complejidad irreducible» y «diseñador inteligente» que lo único que hacen es etiquetar la ignorancia y pretender, al hacerlo, que se convierte en conocimiento. Pero insisto: esa actitud no aporta conocimiento alguno. Es cambiarle el nombre al misterio. Y cambiar el nombre del misterio no lo convierte en más ordenado, claro, sencillo y con sentido, más bien equivale a meter debajo de una colorida alfombra persa, hecha de bonitos motivos geométricos, algo caótico que disgusta y no se quiere contemplar y comprender.
Yo no prejuzgo intenciones (¡Dios me libre!). Me limito a señalar algo que, por otra parte, ya viene en la denominación del grupo: Movimiento del Diseño Inteligente. Presupone un creador, sea este un Dios trascendente o un extraterrestre de la constelación Omega (ooom!) perteneciente a una hiperdesarrolladísima civilización. Sea como fuere presupone algo que no está por ninguna parte, a la vista, algo que se pueda medir, valorar, ponderar, juzgar. Los científicos no son materialistas por gusto, lo son porque todo lo que nos rodea es materia. Los gamusinos pertenecen a otro ámbito: el de la imaginación humana. Mientras esta no aterrice en «la tierra» con alguna contrastación plausible, no estaremos haciendo ciencia. Quizás esto te parezca sumamente conservador, pero es que los saltos de imaginación pueden ser…al vacío.
Fred Holey. Gran científico, en lo suyo. Su metáfora del golpe de viento que ensambla un Boeing revela que no entiende cómo funcionan el azar y la necesidad en la evolución.
Entiendo que las religiones que están tras las críticas al evolucionismo incluyen también algunas laicas, que desearían que la mente humana no fuera un producto de la evolución. Pero ese es otro asunto, y, desde luego, no puede asociarse sin contradicción al DI.
Analizar la realidad críticamente conduce a superar la alternativa entre diseño y azar (esa que queda de manifiesto en la fallida metáfora de Holey), para percibir que, en este mundo, se ha desarrollado una tercera vía, y que dicha alternativa es perfectamente explicativa y explicada dentro del marco de la teoría de la selección natural darwiniana. Que hay selección no debiera admitir discusión, igual que el hecho de la evolución. Lo que los científicos de verdad discuten es cuando, en la historia de la vida, han actuado factores no selectivos, y la importancia que tienen estos en la especiación y otros cambios funcionales o anatómicos menores. ¿Estamos hablando de «groseras anomalías», como dices? Yo diría que no. Groserías anomalías serían que los Grant hubieran descubierto que no había ninguna correlación estadística entre los cambios ambientales en las Galápagos y cambios morfológicos en los picos de los pinzones, por ejemplo.
Lo de las premisas naturalistas del estudio de la naturaleza es, digamos, algo bastante -¡natural! Esa es la circularidad de la ciencia biológica.
Yo no cuestiono que la critica gane terreno en la mente de la gente, lo que cuestiono es que gane terreno en la explicación de la realidad, esto es, en el terreno del conocimiento, de la ciencia. En ocasiones la verdad es mantenida por minorías, en ocasiones es la mayoría la que tiene la razón. De hecho para la mayoría de las cosas la mayoría de la gente tiene la razón. Por ejemplo estamos casi todos de acuerdo en que los objetos caen hacia abajo y no hacia arriba. Son tantas las verdades casi universalmente reconocidas que…¡apenas las reconocemos! Piensa en el gurú ese indio que lleva setenta y pico años, según él, sin comer. La mayoría de la gente cree que es un estafador. ¿Tendrán razón él y quienes le creen, por ser una minoría? Lo dudo.
No es por cobardía y mediocridad -por muy cobarde y mediocre que pueda yo ser en tantas cosas- que califico de creyentes a los seguidores del DI. Si mezclamos todo, churras, merinas, moros y cristianos, creyentes y ateos, científicos y charlatanes y agitamos bien la solución podemos concluir que llamo cualquier cosa a cualquiera. Yo no califico, por ejemplo, a Gould de creyente. Pero tampoco de seguidor o defensor del DI. De hecho este autor se opuso rotundamente a dicho movimiento, antes de que le «asaltara» una prematura muerte.
La mezcla bien agitada de la que hablamos puede llevarte también a considerar que cuando hablo de científicos mediocres me refiero a Cuvier a Hoyle o a algún otro. Pienso más bien en los buques insignia de ese engendro llamado DI.
No despacho a la ligera asuntos complejos, me limito a señalar los puntos flacos (muy flacos) de pseudoteorías (con mucho aparato matemático alguna de ellas, para que parezca más de lo que es).
Pero ¿Cómo va a ser inconcebible que el azar pueda dar lugar a una realidad cósmica a la que tan sólo minúsculas nanovariaciones de una constante pudieran llevar al traste? La falacia del principio antrópico ha sido ya señalada por numerosos estadísticos, es la falacia retrospectiva. Consiste en mirar hacia atrás y ver la trayectoria seguida y su improbabilidad. De todos los mundos posibles, ¿por qué éste? Todo confluye en este momento, por lo que tiene que haber sido dirigido hasta él. Sin embargo si lo mirásemos desde el pasado hacia el futuro estaríamos perdidos. Vete a la época de los dinosaurios, o incluso antes, al Cámbrico. Rebobina la cinta y vuelve a grabar la historia natural. Probablemente nosotros no habríamos aparecido.
Te animo a hacer un experimento. Coge tinta y échala en un vaso de agua. ¿Qué trayectoria seguirá hasta que finalmente se extienda uniformemente? No lo sabes. Pero visto hacia atrás la tinta sigue una serie de caminos paralelos.
Sabemos que este es un Universo que tiene las leyes físicas y químicas que permiten que surja la vida y la vida consciente e inteligente (bueno, relativamente) porque estamos aquí.
En cuanto al concepto de complejidad irreducible es ciertamente imposible de reducir a ciencia. La ciencia tiene que operar reduccionistamente, esto es, analizando las partes y viendo cómo funciona el juguetito. Lo que Behe sugiere es que no hubo pasos intermedios, que todo apareció montado y ensamblado simplemente porque ahora no se podría desmontar y desensamblar sin causar una depleción completa de la función. Pero lo que falta no son los pasos intermedios, sino el conocimiento preciso de cuáles fueron estos. No obstante lo cual muchos científicos han apuntado hipótesis plausibles de cómo pudo evolucionar ese ojo que tanto maravilló a Darwin o los músculos o tantas otras cosas. Sobre este particular puedes leer Diez Grandes Inventos de la Evolución, de Nick Lane, o Escalando el Monte Improbable de Richard Dawkins.
Lo de la relación entre los neandertales y el DI sigue sin quedarme claro, disculpa.
Germánico, si la crítica se mantiene en el marco científico (empírico-deductivo, etc.), es científica incluso aunque no presente alternativa (¡tanto más si la presenta!). Negarlo es una recurrente manera de blindarse frente al señalamiento de anomalías en el paradigma dominante. Los viejos trucos dogmático-conservadores (ocurre igual en cualquier religión institucionalizada).
En cuanto a la circularidad, la pones tú, prejuzgando intenciones (a pesar de que te he dicho que hay incluso ateos que niegan el evolucionismo; añádase Sir Fred Hoyle). Es sencillamente falso asumir que sea preciso afirmar el teísmo para empezar la crítica a la teoría evolutiva y llegar con esa crítica al diseño inteligente. Quizá te gustaría que las cosas fueran de otro modo, pero comprende que la lógica no avala tu razonamiento. (El ejemplo de circularidad que pones están bien, pero sobraban para el caso).
Es más, ni siquiera es necesario afirmar (ni aun como conclusión, mucho menos de partida) el diseño inteligente. Basta, ya lo decía, observar la realidad críticamente. No hace falta más. ¿Que por eliminación se concluye la necesidad de un diseño, habida cuenta de que no caben más que dos opciones alternativas? Vale, pero eso ni quita ni pone a la crítica propiamente dicha del modelo en vigor. No por dejar de enunciar la conclusión dejan de ser ciertas y evidentes las gruesas y groseras anomalías que aquél presenta.
[Por otra parte, no estaría de más plantearse la posible circularidad de la “ciencia” oficial. Tanto dentro de los márgenes de la teoría evolutiva (podemos hablar de los círculos viciosos relativos a filiación y estratificación, p. ej.) como en el terreno puramente epistemológico (unas premisas naturalistas, ¿no condicionan, incluso determinan, unas conclusiones naturalistas?). De ahí que la verdadera ciencia deba cuestionarse no sólo los métodos y conclusiones, también sus premisas (y axiomas). Es decir, debe ser filosófica. De lo contrario, devendrá inevitablemente dogmática.]
Claro que el número de defensores de una teoría no garantiza nada. Ni a favor de los críticos del evolucionismo, ni a favor de éste (que, por cierto, tiene más). Si te mencionaba esa proliferación es porque tú previamente me habías cuestionado que la crítica ganase terreno. No pretendía otra cosa que darte evidencias de mi aserto previo. [Es más, tengo la convicción de que, en (casi) cualquier área del pensamiento (y de la vida) la verdad suele ser sostenida sólo por minorías. La corrupción humana es tal que consigue contaminarlo todo.]
Ya que hablas de modas, sería bueno que (re)estudiases cómo surgió el darwinismo. Cuáles fueron sus influencias (en gran medida, económicas, por cierto). En suma, qué moda imperaba entonces. Conocer eso ayuda bastante a comprender el éxito del fenómeno.
Estoy de acuerdo (¡justamente porque no soy evolucionista!, ni siquiera en el campo de la historia) en que lo que prospera por ejemplo en Estados Unidos no tiene por qué servir de modelo para España (hay, de hecho, muchas cosas nefastas en ese país, y cada vez más). Las razones del atraso secular español (cien años después hay que seguir usando la expresión de los regeneracionistas), en ésta y otras materias, son más profundas. Entre sus efectos se encuentra un notable provincianismo intelectual, propio de una cultura donde nunca estuvo muy bien visto el debate serio y razonado. [Por otra parte, tengo la convicción de que los países tradicionalmente más “avanzados” hoy retroceden. Vuelve el oscurantismo a marchas forzadas, aunque lo haga más sutil y todavía más engañosamente que siglos atrás surgiera.]
Ojo, yo no he dicho que las ideas darwinistas sean “cosa de mediocridad y cobardía”. Desde mi modesta posición, la de un no especialista, tengo a Darwin por un excelente naturalista e incluso un científico en parte aceptable. Incluso después, en el campo (neo)darwinista han aparecido investigadores serios que se han opuesto al fundamentalismo religioso de los Dawkins y compañía (una especie de reencarnación de Haeckel, Huxley y otros viejos ‘bulldogs’ del darwinismo, dicho sea con el mayor respeto hacia éstos y hacia aquéllos). Gente como Stephen J. Gould ha sido capaz de admitir la crisis darwinista y cuestionar el gradualismo que la definía, apostando por saltos (no sólo “equilibrios puntuados”) que recuerdan cada vez más al viejo, y denostado, catastrofismo creacionista (también el interesante hereje Máximo Sandín va en esa línea). Otro tanto, en línea neolamarkiana, cabe decir de Rémy Chauvin, a su nivel. Lo que sí me parece de cobardes y mediocres es despachar sin más las críticas al dogma-negocio con la excusa de que vienen de “creyentes”. Eso, amigo, es inquisición, no ciencia.
Hablas de “mediocres”… pero científicos que han señalado fallas severas en el evolucionismo los ha habido de altísimo nivel (ya el antiguo Cuvier, no peor naturalista que Darwin, y luego Rostand, Von Weizsäcker, Hoyle…). Por lo demás, si revisas el currículum de Behe o de Snoke verás que tu acusación también en ese caso es injusta. Sigues “argumentando” ‘ad hominem’.
Por tu parte, despachas a la ligera (comprendo, no obstante, que no estás entrando en harina) asuntos complejos. Sería de recibo que, por falta de tiempo o de ganas, lo “aliviases” en uno o dos párrafos, pero lo que nunca podrá serlo es que lo desprecies como lo haces (“juego de palabras”, “chorrada de dimensiones…cósmicas”, etc.). Por ponerte un ejemplo, lo del principio antrópico no es tan obvio como lo pintas, por una sencilla razón: es inconcebible que el azar (y fíjate que ahí, pese a tu desliz, ya ni siquiera contáis con la muleta de la selección natural) pudiera dar lugar a una realidad cósmica a la que tan sólo minúsculas nanovariaciones de una constante pudieran llevar al traste. En cuanto a la complejidad irreducible, no debiera costarte mucho admitir que cuando menos es un concepto retador. Algo, el reto, que la ciencia real debería agradecer, en lugar de denostar.
Volviendo a los neandertales, es cuestión de ver lo que se decía hace tan sólo cuatro años (seis o siete, a lo sumo) y lo que se dice ahora. Ah, y comparar lo que decían entonces los críticos y lo que dicen (siguen diciendo) ahora. Notando el gota a gota que ha tenido lugar, pero que seguramente aún no ha llegado a su fin.
Por supuesto que no valen todas las opiniones en ciencia (aunque el brillante Feyerabend, en su ‘¿Por qué no Platón?’, no estuviera totalmente de acuerdo en ello). Pero sí valen las científicas, y las críticas a la religión evolucionista (ya salió lo de “es un hecho”…) lo son. Lo que no vale en absoluto es el dogmatismo, pero por desgracia es lo que impera.
La verdadera ciencia, en cambio, admite cualquier hipótesis y cualquier crítica con tal de que se circunscriba a su marco epistemológico.
Saludos cordiales.
Decir que las teorías vigentes no explican suficientemente la realidad no constituye una explicación, Cordura. De ahí que no otorgue el rango de ciencia a dicha critica. La califico de religiosa porque parte y llega del/al diseñador «inteligente». No hay razonamiento más circular, ni prueba menos empírica.
Igual que el que un genio pueda ser un trasgresor no significa que un trasgresor sea un genio, que de las herejías nazcan las nuevas verdades no significa que toda herejía sea una verdad a punto de eclosionar.
Tampoco el número de defensores, en ciencia, constituye una garantía. Como decía Einstein cuando le informaron de que habían escrito un libro de título 100 autores contra Einstein, «si tuvieran razón con uno hubiera bastado». Así, la proliferación de medios críticos con le evolucionismo, y la pujanza de sus detractores, nada nos informa sobre la validez de sus ideas.
Credenciales científicas las tienen muchos, ciencia de verdad no todos la practican. No ignoro el fenómeno, simplemente considero que detrás de él no hay ciencia, sino ideología. El darwinismo disgusta, porque disgusta un cosmos sin director y sin sentido.
Por otro lado no todas las modas intelectuales de los países económica, científica y tecnológicamente avanzados son vanguardia de ideas que países rezagados, como España, no asimilen. Junto a las grandes ideas conviven, en una inarmónica melodía, tonterías sublimes.
¿Son las ideas darwinistas cosa de mediocridad y cobardía? A la luz de las alternativas propuestas y del poder explicativo del neodarwinismo resulta chocante que se califique de esa manera a la ciencia evolucionista. Yo diría antes bien que los mediocres se suman a teorías nuevas e insuficientemente contrastadas para ver si con ello logran destacar de alguna forma, y que no tiene nada de valiente sostener ideas detrás de las cuales hay tantos intereses.
El disfraz científico del DI es muy llamativo para quien no profundice demasiado en las realidades. Las lagunas del registro fósil se pueden explicar y, no obstante, ha quedado suficiente registro para colegir la evolución. La complejidad irreducible no es más que un juego de palabras con el que se pretende dar por concluida la búsqueda de los pasos intermedios que llevaron al desarrollo de las diversas adaptaciones. Muchos de los ejemplos puestos por Behe, el principal proponente de esta idea, se ha demostrado que son malos ejemplos, al menos de órganos y funciones que no pudieran evolucionar. La realidad es más compleja que eso, y precisamente por ello la complejidad irreducible es, de hecho, una reducción a la explicación más simple. El principio antrópico es una chorrada de dimensiones…cósmicas. Que este mundo es el que es, y que no podría haber existido de ser ligeramente distintas las variables físicas es del todo evidente. ¿Y? Lo del asombro que produce el mundo natural pues…es natural. ¿Debemos quedarnos con cara de panolis alucinados y no investigar por qué es cómo es? Y, sobre todo ¿Por qué es imposible que todo esto sea fruto de selección natural y azar? Decir que es imposible no lo convierte en imposible. Ya sabes eso de que por mucho que repitamos una mentira no se convierte en verdad.
No termino de entender qué tiene que ver el aparato fonador de los neandertales o su uso de herramientas con el DI, la verdad. Todavía se discute sobre si el primero permitía o no hablar (al respecto he entrevistado a varios científicos de los de verdad, y aún me queda uno que considera que el aparato fonador de esta especie no era adecuado para el habla).
El problema que tiene el diseño inteligente como «ciencia» es, precisamente, el que señalas sin percatarte: como sus postulantes consideran, subjetivamente y sin apoyarse en prueba concluyente alguna, que no es posible que lo observado sea fruto del azar, no explican nada, no predicen nada, no proponen nada científico. Se limitan a criticar sin alternativas explicativas.
¿Qué tiene pues de particular que no les den entrada en foros científicos, o que pretenden serlo? ¿Valen todas las opiniones por igual cuando de ciencia se trata? ¿Debe convocarse a los defensores de las teorías cosmogónicas de todas las religiones para que aporten su punto de vista a los congresos científicos? Ni siquiera pretenden acudir, y no se disfrazan más que con sus hábitos, que hacen a sus monjes. Al menos van directos.
La evolución no es una Teoría, es un hecho. Lo que cuestionan los verdaderos científicos «herejes» es el respectivo peso de sus mecanismos.
Salu2
Bueno, parece que tus modos van mejorando, Germánico. A seguir así.
Veamos. Si lees al menos los ‘posts’ a que he hecho referencia (son breves), verás respondidas buena parte de tus cuestiones, de modo que aquí no me extenderé mucho:
1. Usas la conocida táctica de reducir el DI a religión. Eso puede implicar dos cosas: o bien el típico dogmatismo de la “ciencia” oficial, o bien ignorancia acerca del fenómeno. Me gustaría pensar que en tu caso es lo segundo, ya que suele tener más fácil remedio.
2. La proliferación de medios críticos con el evolucionismo es todo un indicio de la pujanza de sus detractores. A revistas ya veteranas como CRSQ o institutos como el GRI, se han sumado en las últimas décadas innumerables iniciativas, como el Discovery Institute (en ciertos detalles, demasiado “espectacular” para mi gusto), por citar la más célebre, aunque incluso en España, país atrasado donde los haya en estas cosas, despunta una sólida corriente.
3. Entre los científicos cada vez hay más valientes que se atreven a levantar la voz. A los heroicos italianos Fondi y Sermonti, que osaron poner en duda el dogma-negocio y se vieron expulsados de la universidad, se han venido añadiendo muchos otros, sobre todo estadounidenses: los Behe, Snoke, Dembski, Meyer… Pero, en las lindes, también hay franceses, como el radical antidarwinista Rémy Chauvin, o incluso el no menos antidarwinista Máximo Sandín, profesor español de la Autónoma de Madrid (es evolucionista a su manera, aparte de respetuoso con los que no lo son). Y si el montaje, aunque cada vez apesta más, aún no se tambalea es porque la mediocridad y la cobardía humana están repartidas a partes iguales.
4. Para comprobar que el DI no es una religión basta ver lo que dice y de qué trata el DI. De ahí que te viniera bien mirarte los vídeos que te enlacé, los cuales recogen conferencias de varios expertos (por cierto, uno de ellos, Geoffrey Simmons, es ATEO). Si te decides a dar el paso podrás constatar que NO usan argumentos religiosos sino científicos. Se basan en ideas y datos (no soy exhaustivo) como las lagunas del registro fósil, la complejidad irreducible, el principio antrópico, las asombrosas formas que existen en la naturaleza (simetrías, fractales…), y la imposibilidad de que todo eso sea fruto de selección natural más azar. Una cosa es aceptar la variabilidad entre las especies, incluso cierto grado de especiación; otra, el transformismo entre éstas.
5. De los neandertales, te sugiero simplemente indagar en los hallazgos de unos (pocos) años a esta parte, que trastornan la visión que se tenía de ellos como previos a los cromagnones y cercanos a los chimpancés, siendo que por ejemplo se ha descubierto que su aparato fonador es típicamente humano como lo es igualmente su manejo de ciertos útiles.
6. Diseño inteligente es crítica al mítico modelo de la “ciencia” oficial. No afirma nada sobre el Diseñador salvo que, obviamente, ha de ser inteligente. Y llega a la conclusión sobre su existencia simplemente observando la realidad, digamos que por vía negativa: no es posible que lo observado sea fruto del azar ni siquiera por mucho que le “ayude” a éste la (azarosa) selección natural.
7. ¿Que por qué llamo “mito” y “dogma” al rollo evolutivo? No es porque niegue que tenga, y muchos, elementos de verdad. Es porque la base es falaz y pese a ello (o justamente por ello, lo cual revela la escasa seguridad de sus defensores), la imponen inquisitorialmente. Valga como ejemplo aún reciente la prohibición a Simmons y sus compañeros, por parte de varias universidades españolas, de impartir las conferencias recogidas en los vídeos (en algún caso, después de que la autorización ya había sido concedida).
La teoría de la evolución es un barco a la deriva. Se encuentra en la fase en que las anomalías cuestionan decisivamente el paradigma (Kuhn). Y si la revolución científica no acaba de estallar es porque los intereses creados han tejido una red demasiado espesa…
Saludos cordiales.
Por otro lado no deja de llamar poderosamente mi atención, Cordura, que hables de mitos evolucionistas e imposiciones realizadas religiosamente al referirte a la ciencia y de crítica argumentada al referirte….a la religión.
No es una cuestión de formas, Cordura, ni de buena o mala educación. ¿Qué el DI gana terreno? ¿Qué terreno, si su reino no es de este mundo? ¿El de las modas intelectuales? ¿El de la opinión no ilustrada? ¿El de algunos científicos que pugnan por hacerse un hueco y no saben cómo?
Admito que en ciencia el debate es necesario y vivificador. No obstante me quedo con el debate científico propiamente dicho, y no con ese que se desarrolla en sus lindes .
Interesante, no eres fanático. Pero tachas al neodarwinismo de «mito» y al DI lo presentas como crítica argumentada. ¿Qué hay de los neandertales que tanto trastorne esa «oficialidad» de la que hablas? Tan abrumador y no nos hemos enterado. Disculpa.
Naturalmente estoy como tú a favor de que se practique realmente el espíritu científico, pero no veo en parte alguna ninguna imposición religiosa de un rodillo (macro)evolutivo.
¿Qué sugieres, en definitiva, que no ha habido evolución, que la selección natural no es su principal mecanismo o que no es uno de sus mecanismos en absoluto, que hay diseño en ciertas moléculas y procesos biológicos? No sé, todo este debate me parece un tanto absurdo.
Un cordial saludo.
Otros llegaron por allí (como un tal S-B) mostrando idéntica actitud pedantesca e insultante… y salieron trasquilados. A pesar de que se les trató muy bien. Desde luego, mucho mejor de como nos trataron. En cualquier caso, feel free.
Al margen de ello, no serán tan “perdidas” esas “balas” cuando resulta que el diseño inteligente gana terreno. O que cada vez más científicos recalan en sus lindes.
Ojo, no soy de los (fanáticos) que abogan por imponerlo (ni siquiera como opción complementaria en los currículos de la escuela pública). Me conformaría con que al enseñar el mito evolucionista se presentasen los argumentos críticos… por cierto, cada vez más abrumadores (los neandertales en los últimos años no paran de causar disgustos a la “ciencia” oficial).
En suma, que se practicase realmente el espíritu científico, en lugar de imponer religiosamente el rodillo (macro)evolutivo. Un talante como el que proponían sabios filósofos (y científicos) como los germánicos Kuhn y Feyerabend…
Un cordial saludo.
No, Cordura, no sólo sucede cuando se carece de argumentos. En ocasiones uno simplemente elude perder su tiempo en bizantinismos.
No necesito ojear/hojear más que transversalmente tus tochos y mirar brevemente los vídeos para saber por dónde van los tiros, esas balas perdidas.
Conozco lo suficiente del movimiento del DI para saber que no es ciencia. No necesito «profundizar» más en ello. No es pues, dogmátismo ni ignorancia, es que conozco lo suficiente para ignorarlo (e ignorarte).
Ya, ya sabía que no pretendías argumentar. Suele ocurrir tal cosa cuando se carece de argumentos. Sólo pretendías atacar y descalificar, cosa que has hecho.
Pero mientras no leas los “tres tochos” (y veas los vídeos correspondientes), recuerda que no tienes derecho a juzgarlos a ellos ni a mí.
Por lo demás, respeto, faltaría más, que prefieras seguir en tu dogmática ignorancia.
No pretendía argumentar, ni siquiera pseudoargumentar, Cordura.
Y más que impotente me siento perezoso. ¿De verdad pretendes que lea tus tres tochos y argumente contra ellos?
jajajaaja, ¡vas tú listo!
He ahí el típico (pseudo)argumento ‘ad hominem’, revelador (?) de la propia impotencia argumental.
En los enlaces indicados (video-conferencias incluidas), pero también en las discusiones al pie de cada uno de los posts, se muestra lo falaz que es acusar al diseño inteligente de carecer de base científica. Pero, sobre todo, se evidencia hasta qué punto carece de ella el dogmático mito evolucionista.
Un saludo.
Al DI con la evolución le pasa lo que al socialismo con el capitalismo: es solamente una crítica feroz, carente por completo de base científica, aunque se ponga los hábitos o adopte los hábitos de la ciencia.
Quizás por eso le ponga tanto al amigo «Cordura».
De por qué la evolución es falsa:
¿Evolución, o diseño inteligente? (Tres partes)
http://lacomunidad.elpais.com/periferia06/2008/3/23/-evolucion-o-diseno-inteligente-i-
http://lacomunidad.elpais.com/periferia06/2008/5/1/-evolucion-o-diseno-inteligente-ii-complejidad
http://lacomunidad.elpais.com/periferia06/2009/2/7/-evolucion-o-diseno-inteligente-iii-el-ano-darwin
Aprovecho y te recomiendo, Felipe, algunas lecturas yo también:
Sobre evolución:
Por qué la evolución es cierta, de Jerry Coyne.
Sobre el azar:
El andar del borracho, de Leonard Mlodinow.
Hola Felipe,
¿Qué es lo difícil de justificar en la postura de Sampedro o Margullis?
Lo de Newman entra dentro del discurso normal de la ciencia. La auto-organización no es un oxímoron. No hay más que ver el orden espontáneo en las sociedades humanas, por ejemplo. No existe una planificación central, una razón omnisciente y omnipotente que, desde arriba, dirija todo. Cualquier intento en este sentido ha conducido al fracaso. La percepción de esta realidad, por cierto, tiene mucho que ver con el liberalismo tal como en este lugar lo entendemos.
Los sistemas biológicos, tal como están constituidos, no tienen un director u organizador. Incluso nosotros mismos –a fin de cuentas, un sistema biológico más- somos unos pésimos directores de nuestros cuerpos cuando tomamos el mando racional.
La auto-organización no es un mantra, es una realidad. Otra cosa es cómo sucede esta a nivel molecular y celular.
El debate sobre los orígenes ha de ser multidisciplinar, ciertamente. Pero ateniéndonos a lo que tienen las “disciplinas” de “disciplinadas” las respectivas aportaciones de unas y otras serán más científicas o menos.
Las teorías científicas no tienen que verse ratificadas, sino refutadas (lo digo aprovechando que mentas a Popper), y para ello han de ser falsables, esto es, puede ser comprobada su veracidad o no. De ahí que a Popper el darwinismo no le pareciera suficientemente científico. El darwinismo explica razonablemente bien cómo de los humildes orígenes de la materia pudo haber evolucionado la naturaleza hasta dar lugar a esa maravillosa complejidad de la que hablamos. El día que tengamos otra explicación mejor o que los hechos contradigan claramente esta teoría, habrá que pensar en un cambio de paradigma (pasamos de Popper a Khun sin solución de continuidad). La denominada microevolución ya ha sido comprobada en estudios de campo numerosos, con los pinzones de Darwin y con bacterias, entre otros seres. La que se ha denominado macroevolución, esto es, la especiación, sucede en períodos dilatados de tiempo, muy superiores a los escasísimos dos siglos de observación “disciplinada” de la naturaleza por parte del hombre. Pero quedan trazas en el registro fósil, y la genética nos habla también de ello. Se trata de evidencias indirectas, pero bastante potentes. Bastante más que la mano de un diseñador, por cierto, que cerraría todo debate y, lo más importante, investigación…¡de una bofetada!
Gracias a ti, Bastiat. Las células madre encierran dentro de sí las respuestas a muchas de las grandes preguntas del desarrollo en particular y de la biología en general.
Germanico, gracias,… una vez mas.
El tema tratado es uno de esos recurrentes que me entretienen de allá pa’cuando, que diría el otro, desde que mi profesora de Fundamentos Biológicos lo dejó caer en clase como una de las incógnitas de la biología molecular mas llamativas de la ciencia actual…. De entonces. Y por lo que veo de ahora y lo que queda.
La diferenciación celular, su influencia en la evolución, sus posibles aplicaciones para la cura de determinadas enfermedades y reparación de tejidos abre un abanico de excitantes posibilidades digno de la mejor novela de intriga y merecedora del mayor de los reconocimientos.
Por eso, y a lo mejor digo algo impropio, me ha faltado alguna referencia al papel de las células madre en todo esto. ¿En sí, estas células no mantienen cierto grado potencial de diferenciación celular equiparable a las células de la hidra?
En efecto, Sampedro, como Margulis, se consideran darwinistas pero no neo-darwinistas, aunque esta es una postura muy difícil de justificar.
Newman por su parte, se mantiene comprometido con el naturalismo materialista como bien apuntas, pero denuncia que el darwinismo es un paradigma inconsistente y que el adaptacionismo no basta para justificar una «teoría de la forma», es decir, la emergencia de las novedades biológicas, el acrecimiento de la complejidad. Tampoco la teoría de la endosimbiosis de Margulis lo justifica.
Newman nos ofrece el discurso de la auto-organización, pero el problema es que ninguna evidencia de auto-organización en entes biológicos ha sido jamás reportada científicamente. No existe base empírica para sustentar esta teoría pseudo-científica. La auto-organización es un mantra que se admite en el discurso científico simplemente porque defiende posiciones materialistas. La auto-organización es un oximoron. Organizar es un verbo transitivo. Todo proceso de organización es un proceso intencional, y precisa de un agente que lo ejecute.
Newman es presentado por Suzan Mazur en el libro «The Altenberg 16» como «el nuevo Darwin» y sus propuestas como una revolución para la comprensión del hecho evolutivo.
Personalmente, como Behe, no reniego de la posibilidad del hecho evolutivo, simplemente creo que no encuentro en las fuerzas naturales deterministas, pero no orientadas a finalidad o propósito alguno, una justificación suficiente para el hecho de la aparición de la complejidad maravillosamente organizada de los organismos vivos.
En cuanto al carácter científico de un debate sobre el DI, mi postura es que tanto la vida como el debate sobre los orígenes, se mueven en un ámbito principalmente filosófico y en todo caso multidisciplinar. El darwinismo sólo tiene de científico la propuesta de que las mutaciones fortuitas pueden acumularse sin propósito alguno (gracias a la selección natural) para generar organismos de superior complejidad. Y lo curioso es que nunca jamás ninguna experiencia o evidencia empírica lo ha ratificado (Ayala dixit). Popper mismo se negó a admitir el carácter científico del darwinismo por ser perfectamente irrefutable. Llamamos científico a lo que nos conviene y así cerramos el debate.
Un cordial saludo
Felipe
Algunos de esos libros y esos autores los conozco bien, otros no. No obstante no creo que las objeciones al darwinismo del par Piatteli-Fodor tengan demasiada entidad, la biología del desarrollo por otra parte sirve para profundizar y matizar el darwinismo, no para negarlo, y las ideas sobre la simbiosis de Margullis ponen de manifiesto, además de la riqueza de las relaciones entre los organismos, algo por otra parte ya sabido: que en la historia de la vida hubo momentos únicos de extraordinaria trascendencia, como el del nacimiento de la célula eucariota.
A Javier Sampedro tengo el privilegio de conocerle en persona. Además le entrevistamos para este blog. En su obra Decostruyendo a Darwin, por cierto magnífica, expone con claridad y amenidad los últimos desarrollos de la biología del desarrollo, y la repercusión que esto tiene en la biología teórica y en la forma de entender la evolución. No obstante no niega el darwinismo.
Agradezco tus recomendaciones. Lo que no termino de entender es el énfasis que pones, Felipe, en lo de la liberalidad del foro que contemple un debate sobre el DI. Para muchos científicos dicho foro sería sin duda muy liberal -al menos tal como creo lo entiendes- pero no propiamente científico.
¿Dónde sostiene Newman que la vida no puede haber surgido de la materia? Porque la retahíla que puse detrás abarca hasta las macromutaciones.
Hola Germánico
Te sugiero la lectura de los siguientes libros y autores, que, desde posiciones absolutamente contrarias al DI, sin embargo consideran que el darwinismo (es decir la justificación de la emergencia de novedades biológicas de mayor complejidad por azar) es perfectamente inconsistente,referido a las mutaciones fortuitas y el discurso adaptacionista.
Pierre Paul Grasse´(The evolution of living organism)
Remy Chauvin (El mito del darwinismo)
Michael Denton (Evolution, a Theory in crisis)
The Altenberg 16 (Suzan Mazur, 2010)
The extended synthesis (Massimo Piatelli, 2010)
Stuart Newman (tu propio entrevistado)Precisamente Newman lo que sostiene es que «no han podido haber surgido de tan humildes orígenes como la materia, a lo largo de eones y a través de la acumulación de pequeños y grandes cambios azarosos cribados por una sucesión de ambientes ecológicos.»
Jerry Fodor, (What darwin got wrong, 2010)
Máximo Sandín (España, artículos, UAM)
Lyn Margulis (todos sus libros)
Javier Sampedro (Deconstrucción del darwinismo)
etc, etc
Creo que hay motivo de sobra para el debate en un foro verdaderamente liberal.
Saludos cordiales
Felipe Aizpún
Hola Felipe,
Como bien sabes la ausencia de prueba no constituye prueba de ausencia. Así que la irreducible complejidad no es más que una conclusión puesta por delante del razonamiento, o un buey puesto delante del carro. No obstante se han propuesto numerosas posibles vías de evolución del ojo, el flagelo bacteriano y otros órganos o moléculas supuestamente “imposibles” sin un diseñador. La cuestión es si es posible o no que la naturaleza, un fenómeno de enorme complejidad y riqueza, pueda haber surgido de tan humildes orígenes como la materia sin ningún creador o director, a lo largo de eones y a través de la acumulación de pequeños y grandes cambios azarosos cribados por una sucesión de ambientes ecológicos. Y la respuesta es que si. No sólo es posible sino que, a la luz de lo que contemplamos en el mundo, parece lo más probable. La alternativa de un diseñador presenta por el contrario numerosos inconvenientes. Ciertamente, como te decía al principio, la ausencia de prueba no constituye prueba de ausencia, pero es que la hipótesis de un diseñador no tiene ningún punto de apoyo sólido, ningún anclaje en la realidad. Se ancla, antes bien, en la realidad de nuestras emociones humanas, en el afán de perpetuación de nuestra especie que nos lleva a imaginar otras realidades paralelas y superiores. Juntemos dos proposiciones: un fenómeno es muy complejo y no entendemos cómo pudo surgir. Pues bien, su unión no lleva lógicamente a la conclusión que su complejidad es irreducible, sino más bien a la más humilde conclusión de que no lo entendemos. Para esta última conclusión sigue sin ser necesario un diseñador.
¿Es ciencia decir que hay un diseñador? Pues no. La ciencia es una búsqueda permanente, sin fin. Decir Diseñador es pretender poner término a las indagaciones, al menos las no teológicas. Si el diseñador fue a su vez diseñado, siempre estuvo ahí o evolucionó son interesantes temas de reflexión. Y el sexo de los ángeles y otras cuestiones bizantinas pueden perfectamente seguir siendo un fructífero campo de estudio.
Amigo Germánico
Aunque no es este sitio para un debate profundo, quiero señalar 2 cosas:
1.El DI no “parte” de que la Naturaleza está diseñada. Al contrario, “llega” a esa conclusión en un proceso de razonamiento hipotético (abducción) legítimo aunque no concluyente. Dicha inferencia nace del conocimiento científico más avanzado sobre la inabarcable e irreducible complejidad de los organismos vivos. Lo contrario sería un prejuicio filosófico que no cabe en el discurso racional.
2.Este debate no es de carácter sólo científico sino esencialmente filosófico. El darwinismo se sustenta sobre la elevación de la idea de azar a la categoría ontológica de causa y postula un mundo sin propósito ni finalidad lo que es una interpretación filosófica. El evolucionismo ideológico en general se sustenta en confesados y reivindicados prejuicios filosóficos (ahora sí) de tipo materialista y naturalista.
Al amparo de la conciencia liberal de este foro, te propongo un debate en profundidad sobre tan apasionante tema. Seguro que sería de gran interés para la audiencia ya que es un debate que “engancha”. Más sobre nosotros en http://www.oiacdi.org y en http://www.darwinodi.com
Un cordial saludo
Felipe Aizpún
Hola Felipe,
Aristóteles era un hombre inteligente y metódico que conocía lo que conocía. Muchos de sus trabajos, observaciones y especulaciones se han puesto en evidencia en los últimos siglos, y ha pasado de ser la autoridad indiscutible a ser un gran filósofo de la antigüedad. Nadie sigue hoy la física de Aristóteles, ni siquiera su biología.
El diseño inteligente tiene ya en su denominación una arriesgada presunción: que la naturaleza ha sido diseñada. Después de ese salto al vacío necesita el paracaídas de unas cuantas demostraciones. Como filosofía me parece muy respetable, pero se juega en otra liga, la de la ciencia. Y hace falta algo más.
Por otra parte no creo que Michael Behe, al que entrevistamos, sea un mal representante del «movimiento».
Hola Germánico
no puedo sino pensar que algún planteamiento no representativo de la esencia del discurso DI te habrá hecho tener una mala opinión. El DI no pone nunca conclusiones preconcebidas en su discurso; por el contrario, nace del estricto conocimiento científico para extraer inferencias de naturaleza estrictamente filosófica. En ningún caso promueve discursos religiosos, ni aboga por la idea religiosa de Dios como equivocadamente se pretende a menudo. El discurso religioso descansa en la autoridad del mensaje revelado. El DI es una inferencia metafísica que nace de la observación de la Naturaleza, tal como la primera causa Aristotélica sólo que en un discurso adaptado al conocimiento científico de hoy día. ¿Piensas que Aristóteles era un filósofo falaz que ponía el carro antes que los bueyes?
Un cordial saludo
Felipe
Aunque no lo creas, Felipe, el Diseño Inteligente tuvo la palabra en este blog hace un tiempo.
Bien es cierto que, a nuestro juicio, su aproximación a las respuestas últimas de los problemas filosóficos y científicos planteados por la vida es falaz. No se pueden poner las conclusiones por delante de la argumentación y la demostración, igual que el carro no debe ir delante del burro.
Newman es uno de los más destacados detractores del paradigma darwinista en la actualidad. Lo considera totalmente incapaz de justificar la aparición de las novedades morfológicas, le falta, dice Newman, una «teoría de la forma» consistente. El problema es que desde el compromiso naturalista que defiende Newman resulta imposible encontrar una «teoría de la forma» satisfactoria. El mantra de la self-organization» y los «módulos de formación dinámica de patrones» resulta finalmente inconsistente. Filosóficamente participa de lo que se conoce como «falacia intencional» y termina por ser una extrapolación de los modelos de formación de órdenes de partículas físico.químicos (olas en el agua, tornados etc) al mundo de la organización complejísima de los sistemas biológicos. Invito a la redacción a profundizar en el tema y exponer (para lo que les ofrezco mi colaboración) las propuestas del movimiento Diseño Inteligente al respecto.
http://www.darwinodi.com