Europa en la ruina. América también. Los estados occidentales, financiados desde hace décadas a golpe de créditos y nuevos endeudamientos, se enfrentan a la cruda realidad: el hombre del maletín llama a su puerta. Y no pueden pagar. Reformando la moneda, reinventando la inflacción, tirando de impresora, tal vez consigamos, a costa de los acreedores también arruinados, dar la vuelta a la próxima esquina. Pero en la siguiente calle ya nadie querrá prestarnos ni dos reales. Y la mayor parte de los ciudadanos, acostumbrados a gastar lo que no tienen, caerán en la cuenta de que son pobres. Es la hora de los fuegos artificiales, el circo, los trucos … hasta la gran final.
Hasta hace bien poco la principal diferencia entre el primer y el tercer mundo residía en que el futuro de aquellos era real. Los créditos se pagaban en fecha de vencimiento, las elecciones se celebraban en una fecha predeterminada, las letras del coche vencían a su debido tiempo, la extraordinaria de Navidad caía en Diciembre y las pensiones se ingresaban a primeros de mes. La escala temporal del tercer mundo sólo conocía ayer y ahora. Mañana apenas si era la tinta del calendario: sólo aquello que se podía tocar, comer, cambiar, usar era real.
Dos generaciones de políticos se han bastado en España para devolvernos a la línea temporal tercermundista. Lo han hecho a conciencia y, ojalá me equivoque, de forma irrevocable. Asistimos perplejos al borrado de nuestros mañanas, y como eso no puede ser, reaccionamos con incredulidad; y seguimos gastando lo que no tenemos. Haciendo de ricos cuando sabemos que somos pobres.
Una nueva legión de personas entre 20 y 30 años está a punto de convertirse en generación perdida. Víctimas de un sistema educativo nefasto, apenas un puñado de ellos trabaja a tiempo completo o tiene un trabajo asegurado. Pero es imposible que no exista mañana, por lo que siguen viviendo como les han enseñado: gastando lo que no tienen.
Después de todo, quién sabe. Es posible que con un poco más de estímulo keynesiano y un leve aumento del endeudamiento consigamos pasar «ilesos» la página del calendario. Error. El endeudamiento público ha llegado al punto en el que los intereses son impagables. Punto.
Ya sólo nos queda Peter Pan. Cuando no hay dinero en la caja nada mejor que dedicarse a discutir sobre el color de los contenedores de basura, la idoneidad de llevar una cruz o un pañuelo aderezando el cuerpo, el fichaje de Mourinho, el uso adecuado del condón, los límites de velociad en las autovías o el mundial de fútbol. Fijémonos también en la interesante relación inversa entre la evanescencia de los recursos y el crecimiento de las promesas políticas. Si no podemos ofrecer nada real, vendamos ilusión. Para qué concentrarse en mejoras concretas del medio ambiente si podemos conseguir -estoloarreglamosentretodos y somos Moisés- bajar los niveles de los océanos negociando emisiones de CO2? Luchemos por un mundo sin armas nucleares, ahora que hemos de aceptar un Irán «nuclearizado». Los jóvenes parados sisan de las carteras de sus familias para comprarse el último modelo de iPhone. Los gobernantes descerebrados sisan de las carteras de los pensionistas para poder seguir imprimiendo calendarios con mañanas llenos de promesas.
Y todo esto ocurrirá … ¿mañana?, en un lugar en el que un cuerno mágico nos proveerá siempre de lo que necesitemos, aunque no podamos pagarlo. En un lugar lleno de ancianos que nadie podrá cuidar y niños que no serán paridos.
Las promesas o regalos electorales se pagan casi siempre a crédito, pero sorprendentemente la gente parece pensar que el tiempo de devolver el préstamo no llegará nunca, y si llega, se pide otro préstamo mayor para devolver el principal y los intereses, y arreglado el problema.
Es como el peloteo de Letras, en el que una Letra se negociaba con un Banco para que adelantara el dinero antes del vencimiento, y cuando éste se acercaba se emitía otra letra mayor, se negociaba y se pagaba la anterior. Con este procedimiento mucha gente consiguió aumentar el dinero en circulación (como si tuviese una máquina de imprimir billetes privada) y vivir por encima de sus posibilidades. Lo malo es que estas fugas hacia adelante suelen acabar mal, y tarde o temprano llega el momento de rendir cuentas. Y aquí ha llegado ese momento.
…estoy pensando que si yo solamente me endeudo para comprar una casa o un coche, es decir, cosas que suponen un gran porcentaje mi renta anual y que necesitaría una cantidad de tiempo muy considerable para ahorrarlas pero que ni de coña para comprar un móvil o para pagar la compra semanal (cosas que suponen un porcentaje minúsculo de mi renta anual), ¿porqué puede el estado endeudarse para pequeñas paridas como las pequeñas nuevas ayudas y similares como aquello de los 400€ por ejemplo?
Debería estar prohibido por ley que el estado se endeudase, debería estar siempre autofinanciado, ya que parece que la manera de ganar elecciones siempre pasa por pagar con deuda «la compra semanal», eligiendo jamón ibérico en lugar de chopped para el contribuyente por así decirlo.
Alberto, dices:
… dónde hay que firmar? Yo firmo ya mismo.
No veo porqué no puede ser pagada la deuda pública.
Creo haber oído que en España ya hay cerca de 800.000 Millones de deuda pública, a un interés del 2% aprox actual (suponiendo que o bien la deuda se pueda financiar o refinanciar a interés igual a euribor y recordando que ya mismo el bce anda comprando deuda basura de los bancos…), son 16.000 Millones de euros de intereses anuales.
Vamos, un plan € de cambio de aceras y algo de reducción de gasto. Derrochamos muchísimo mas que eso al año, pero muchísimo mas.
Eso si, no quita que esto sea una deuda brutal y unos intereses brutales, pero perfectamente asumibles.
Yo el problema lo veo mas a medio-largo plazo, si no se reducen los déficits (es decir, si el montante total de deuda sigue aumentando) y sobre todo en el endeudamiento privado, vamos, las hipotecas.
En resumidas cuentas, todo hipotecado debe el 300-600% de su renta anual, pero el estado debe menos del 100% del mismo, así que si los hipotecados pueden pagar (en su mayoría), el estado también ¿o no?
sl2
Si es que parece que no hemos aprendido nada… Desde hace décadas se le prestó dinero a manos llenas a los países del tercer mundo. Para pagar los intereses generados se les daban nuevos créditos. Y la deuda subía y subía y subía… y muchos de ellos no es que no sean capaces de pagar ésta, ¡¡¡es que son incapaces de pagar, siquiera, los intereses de la misma!!!
Ahora nos sucede lo mismo a nosotros, y nos echamos las manos a la cabeza…
Algunos decís: no se sabe lo que pasará mañana…
¿Cómo que no se sabe? ¡¡¡Será por datos!!! En poco más de un mes nos vencen unos créditos brutales, y hay que devolverlos con intereses. La caja está vacía… ¿Cómo que no se sabe qué sucederá?
Hasta ahora para el 80% de la población la crisis era algo que veían en los telediarios o leían en los periódicos.
Ha sido rozar un poco a funcionarios y jubilados y ya el run-run es diferente.
La gente todavía no es consciente de que esto no es una crisis, es el fín de una época.
Endeudamiento, envejecimiento, paises emergentes, fundamentalismo islámico… pero es igual la gente sigue pensando que eso es algo que no les va a afectar.
Todo está tan lejos y tan cerca, va tan rápido y tan despacio,
nuestros políticos, nuestras autonomías son tan irrelevantes…
Pero la gente sigue viviendo en su mundo de telediarios donde les cuentan las últimas mentiras.
Saludos.
Germánico, recordador, es cierto, nunca sabremos lo que pasará mañana, pero sí podemos deducir de la experiencia qué puede ocurrir con mayor probabilidad. Si caes por una escalera y te rompes un brazo, dos, tres veces, o pones cuidado a la cuarta vez, o sabes que lo más probable es que te rompas algo de nuevo.
Espero que ocurra lo que predice jashondo: se acaba el último reducto socialista y volvemos a repartir cartas. Tal vez la próxima partida sepamos jugar mejor.
Caribbeanomics no es pesimismo sin más. Es ver cómo, disponiendo de una magnífica ocasión para cambiar el rumbo de las cosas, ni politicos ni ciudadanos parecen dispuestos a otra cosa que a repetirse en sus torpezas escaleras abajo.
Supongo que los rusos tampoco pensaban lo que se les venia encima en 1989.Hasta Samuelson sabia que la USS sobrepasaria a USA.
Ahora se nos va a caer el Estado del Bienestar encima.El ultimo reducto del socialismo sobre la faz de la tierra.
Bueno, si hay algo de lo que podemos estar seguros es de que no podemos estar seguros de nada, al menos en cuanto al impredecible futuro se refiere. Pero cuando un individuo o una sociedad van por mal camino es normal que un observador imparcial proyecte hacia delante e imagine las múltiples maneras en las que se puede consumar la catástrofe.
Levante ese ánimo, mas o menos así andaba el mundo desde el infausto 68 hasta principios de los 80 cuando ZAS!!!, la historia, el azar o la divina providencia, escoja Ud. lo que quiera, nos junta a un Reagan, una Thatcher y un Juan Pablo II y enderezan este mundo nuestro por unos cuantos añitos, lo dicho ánimo y no desespere.
No viene a cuento, lo se, pero allá por el año 90, El Mundo estaba en campaña de lanzamiento y regalaban el periódico en Ciudad Universitaria. En aquel entonces la Selectividad duraba dos días, y a la salida del primer día de exámenes me dieron un periódico y la frasecita de cabecera del periódico de ese día era «Mañana será peor».
En fin, afortunadamente en mi caso no se cumplió el vaticinio y aprobé con la nota que necesitaba. Me temo que nuestra economía no va a tener tanta suerte (claro que, yo había estudiado, me da que ahora no se han hecho los deberes…).