Hoy el gobierno de España se congratula de que el AVE llegue a Granada, por fin. Hace apenas un año el Tribunal de Cuentas europeo daba un tirón de orejas al gobierno español por el resto de AVEs en vuelo. España, como bien es sabido, cuenta con la segunda red de trenes de alta velocidad más extensa del mundo en longitud total, sólo por detrás de China, lo cual no deja de ser curioso porque China es el tercer país del mundo en cuanto a extensión y tiene cierta lógica que sus líneas de alta velocidad cuenten con muchos kilómetros, pero España es el quincuagésimo primer país del mundo en lo que a superficie se refiere lo que da una idea de lo sobredimensionada que está nuestra red.
No es que el Tribunal de Cuentas europeo merezca demasiado respeto por mi parte, pero cuando los propios burócratas se dan cuenta de que el gasto en trenes de alta velocidad sigue criterios políticos y está alejadísimo de una mínima rentabilidad hay que dar por supuesto que el desaguisado puede tener proporciones bíblicas. España fue el país que más dinero obtuvo de la UE entre el año 2000 y el 2017 para la construcción de trenes rápidos. España ha gastado su dinero en líneas que difícilmente sobrevivirán. España ha dilapidado y dilapida el dinero de la UE – como cualquier país de la UE, desde luego. El AVE es un negocio ruinoso para todos nosotros. Es muy cómodo llegar rápido a Madrid desde cualquier punto de España, pero el precio que estamos pagando es desorbitado. Nada de eficiencia y por lo tanto nada de sostenibilidad. El AVE no es sostenible, ni por tanto ecológico, ni verde. El estudio del Tribunal de Cuentas revela que todas las líneas de alta velocidad en España han sufrido importantes retrasos y sobrecostes.
Llama la atención que el gobierno haya gastado en los últimos 10 años casi 5 veces más en trenes de alta velocidad que en el resto de la red. 31.000 millones de euros por 6.300. La red de trenes convencionales, sin embargo, es más de 4 veces mayor que la de AVE. ¿Se acuerdan de la última vez que cogieron un borreguero? ¿Se acuerdan de los 150 pasajeros que se quedaron tirados en medio del campo entre Madrid y Badajoz el primero de enero?
Sólo criterios políticos rigen el desarrollo, la construcción y la gestión de las líneas de ferrocarril en España, dicen los burócratas. Bueno, criterio, en realidad, pues solo hay uno. Mantenerse en el poder para seguir ejerciéndolo. En el tren, como en cualquier otro aspecto de la vida, los Estados se permiten hacer lo que a ningún mortal o empresa nos está permitido. Mientras que cualquiera tiene que mirar las cuentas y controlar los gastos, el Estado gasta a manos llenas a la caza y captura del voto. Y gasta a manos llenas, porque puede meterse en el bolsillo ajeno a voluntad. Nosotros producimos, las empresas producís, el Estado roba.
Hoy el AVE llega a Granada y me gustaría alegrarme por los granadinos, pero me duele demasiado cada estocada que me hincan los hijoputas de Hacienda.