Mitos, Leyendas Negras y Conquistas del Imperio Español (entrevista a Iván Vélez)

Hace quinientos años andaba por tierras remotas e ignotas una pequeña expedición de hombres españoles, capitaneados por un hidalgo de Medellín que respondía al nombre de Hernán Cortés. Eran enviados del gobernador de la isla de Cuba Diego de Velázquez para determinar los lindes de esa presunta isla que había al oeste de las islas caribeñas hasta entonces conquistadas, y para buscar a otros hombres perdidos en alguna de las dos expediciones que, por aquellas tierras, se realizaron con anterioridad.

Podría decirse, sin temor a error, que andaban muy perdidos. Y acaso ya muchos de ellos intuyesen que aquello de isla no tenía nada, que era tierra firme en un sentido mucho más amplio que el que se le da al de una isla, y que, además, era una tierra poblada desde remotos tiempos, que contaba con una civilización ciertamente extraña, pero no carente de sofisticación y peligrosidad, por sus hábitos guerreros. Pero según avanzaba este pequeño contingente con un carácter más explorador que conquistador iba encontrando pueblos tributarios de un imperio poderoso, el de los mexicas o aztecas. Los tributos, para repugnancia y horror de los españoles, no eran en productos manufacturados o de la tierra únicamente: gentes de todas las edades, particularmente jóvenes, eran entregadas como pago para que los sacerdotes aztecas realizasen con ellas truculentos sacrificios humanos a sus dioses, en sus piramidales templos de la gran ciudad lacustre de Tenochtitlan.  

Hernán Cortés, que era hombre hábil, supo convencer a los pueblos sometidos al poder Azteca de que se unieran a él contra el opresor y convertir lo que era una misión de reconocimiento y rescate en algo mayor, comunicándose con el Emperador Carlos V y persuadiéndole de seguir adelante con lo que a la postre se convertiría en la Conquista de México.


Sobre esa grandiosa obra del ingenio y conquista se ha escrito mucho y, en estas señaladas fechas, ha salido un libro que tiene mucho de conmemorativo, en una España que parece dormida respecto a sus glorias pasadas. Acaso tengan un velo negro delante de sus ojos a la hora de valorar las conquistas de nuestra civilización, un velo debe ser retirado de inmediato. Entre los que conocen nuestra historia el velo tiene un nombre: Leyenda Negra. Vemos nuestro pasado como el de unos burdos y rudos aventureros semianalfabetos que se encontraron de pronto dueños de un Imperio y, codiciosos, se lanzaron al expolio de sus riquezas. Y nada está más lejos de la verdad. Todo ello lo explica bien el autor del libro recién publicado de La Conquista de México, Iván Vélez, que ya con anterioridad escribió sobre el mito de Cortés y sobre la leyenda negra.

En España hemos permanecido dormidos en muchos sentidos, y la droga que nos mantenía en letargo nos la suministraban extranjeros que poco bien nos querían, como los ingleses, holandeses o los americanos, principales propagadores o altavoces de la leyenda negra, y, lo peor, muchos de entre nosotros que sentían a España como un estorbo para sus propias leyendas y mitos identitários o sus fábulas políticas. 


Iván Vélez es el actual Director Ejecutivo de la Fundación Denaes, cabeza de lista al Congreso de los Diputados de la Provincia de Cuenca por VOX, y un español que no se avergüenza de serlo, pero que mide el orgullo, como persona que se ciñe a unos parámetros de objetividad y veracidad, civilizada, ajena a los mitos nacionales propios de los exaltados y que en nuestro país se encuentran más en las periferias que en el centro. 

España ha hecho más por la Civilización, como imperio, que la gran mayoría de los imperios que antes o ahora han existido. Y ello, aunque pueda dolerle a algunos, tiene un fundamento católico insoslayable, detectable en cualquier análisis que se pretenda serio.

Damos las gracias a Iván por habernos atendido tan amablemente para responder nuestras preguntas. 

1.- En nuestros días andamos preocupados con la desinformación de las llamadas Fake News, con los relatos urdidos en el terreno de la conocida como posverdad y, en general, con las nuevas formas de manipulación, mentiras y calumnias, precedidas por la perversa propaganda del cruento siglo XX, propagada por personajes siniestros como Joseph Goebbles o Willi Müzemberg. Pero, antes de todo este acelerado proceso, la desinformación era más lenta y sedimentaba mejor. Y estaba en manos de hábiles escritores y oradores que creaban relatos mucho más convincentes y no por ello menos falsos. El paradigma de la mentira histórica es la leyenda negra. ¿En qué consiste dicha leyenda? ¿Por qué ha sido tan poderoso su influjo que hasta hoy perdura?

En muchas ocasiones he comparado el mecanismo bajo el cual opera la leyenda negra con un prisma interpuesto entre la realidad, una realidad histórica, y el espectador, el lector, que distorsiona esa propia realidad. ¿En qué sentido existe esa distorsión? Pues en dos: uno consistiría en aminorar los logros o «las glorias», por decirlo de algún modo, del Imperio Español, como su aliento civilizador, por ejemplo y, por contra el otro efecto es el de engrandecer los puntos oscuros, los pasajes de los que menos se puede enorgullecer una sociedad, que todas los tienen, esas zonas de sombra.  El mecanismo es ese.

¿Por qué se ha asumido esa leyenda negra? Esa es ya una pregunta de muy difícil respuesta.

Por ejemplo Quevedo, que era ya muy consciente del problema a principios del Siglo XVII, dice en su obra España Defendida (1609) que no se estaba combatiendo la propaganda antiespañola debidamente y que debido a ello las potencias extranjeras se envalentonaban. En el siglo posterior. el XVIII, se produce un cambio dinástico y probablemente ciertos influjos afrancesados fueran favorables a la asunción de España como un país atrasado y fanático. Y es a partir de entonces es cuando empiezan los propios españoles, como decía, a asumir en mayor medida la idea de España como un país con un pasado del cual tendrían que avergonzarse.

Así que tenemos por un lado el mecanismo a través del cuál opera la leyenda negra y por otro el modo en que se implantó. El problema ya no es la existencia de una propaganda, sino que la hubieran asumido los propios perjudicados por la misma.

2.- ¿En qué se diferenció la España conquistadora e imperial de otros países asimismo conquistadores e imperiales?

La diferencia que manejo es la que estableció Gustavo Bueno en su libro España Frente a Europa: la diferencia entre imperios generadores e imperios depredadores. Los primeros serían aquellos que integran en la medida de sus posibilidades a las sociedades con las que traban contacto más o menos conflictivo, integrándolas, y en el caso español hasta situarlas en un nivel civilizatorio equiparable con el peninsular, no homogéneo evidentemente, pero sí al menos en cuanto al mundo urbano y criollo. La verificación de que fue un imperio generador es que generó directamente una serie de naciones soberanas tras unos procesos que podemos llamar revolucionarios: una revolución hispánica, digamos, cimentada en postulados escolásticos.

En contraposición a estos imperios tendríamos los imperios depredadores, que no integran a esas sociedades, integran a lo sumo a algunas élites muy concretas y que tienen un carácter extractivo. De hecho la diferencia entre imperios generadores y depredadores es que los primeros penetran en la tierra y los segundos se quedan en los bordes de esas sociedades, en las fronteras, en las playas, por ejemplo, para tener únicamente factorías de las que extraer recursos inertes o humanos.

Esas serían las diferencias a grandes rasgos, lo que no quiere decir que en todo momento los imperios generadores o depredadores lo sean,  pueden pasar por fases diferentes, pero siguiendo esta clasificación frente al imperio español podríamos oponer el inglés o el holandés.

3.- El Presidente de México López Obrador exigió hace poco al Rey Felipe VI que se disculpara por la conquista de México. Tal despropósito no merece consideración. Lo importante es lo que revela: el surgimiento de un «indigenismo», que forma parte de los nuevos movimientos identitarios de corte neomarxista en Latinoamérica. Es posible que hayan existido siempre alguna forma de indigenismo, pero hoy ha adquirido una fuerza política en países como Bolivia o Ecuador que yo juzgaría como peligrosa. Cómo valorarías este nuevo movimiento, el movimiento indigenista?


Indigenismos ha habido a lo largo de la historia de varios tipos. La Iglesia Católica por ejemplo, en su intento de llevar la palabra de Dios, conservó y elaboró gramáticas de lenguas indígenas que permitieron conservar en gran medida esas lenguas. También ha habido experimentos con una impronta indigenista muy importante como aquellos que encabezaron los Jesuitas, singularmente en Paraguay sería casi un producto jesuítico neto.

Pero de este indigenismo nuevo a mí me da la sensación de  que hay un factor que a veces se olvida que es la importancia que tiene en su fomento una ofensiva, procedente de los EEUU, de sociedades bibliófilas, de iglesias evangélicas que de algún modo tratan de tener al indígena embridado alrededor de categorías religiosas, formando una especie de mosaico de pueblos elegidos que tendrían que mantener ciertas esencias religiosas. Ése es un indigenismo preocupante por lo que tiene de ruptura política de las naciones en las que se implanta esta ideología. A mí lo que me preocupa es que las fronteras indígenas no coinciden nunca con las fronteras políticas y para mí, por ejemplo, todos los peruanos son eso, ciudadanos peruanos, más allá de sus peculiaridades culturales.

4.- Hablemos de la figura portentosa: Hernán Cortés. Héroe o villano? Es lo típico que se suele decir. Tiene sus luces, sus sombras, su leyenda negra, su leyenda rosa pero, si tratamos de ser lo más objetivos posibles, teniendo en cuenta que es un producto también de su época y que aquellos a los que se enfrentó, los Aztecas, no eran precisamente monjas de la caridad, sino más bien descuartizadores de humanos…podrías hacernos un retrato de Hernán Cortés en pocos trazos que muestre los aspectos más negativos y los más positivos de este gran hombre?

Es una pregunta muy difícil de responder, retratando en cuatro simples trazos a Cortés. Habría que empezar por decir una perogrullada, que es que Hernán Cortés es hijo de su tiempo, es decir, que se mueve dentro de las coordenadas propias de un español -esto es importante- del momento. Es decir, es un hombre que debe su obedicencia al Rey y tiene una observancia de los preceptos cristianos, y además tiene la idea o el canon humano acuñado por  el cristianismo, y eso es fundamental para entenderle: explica su vehemencia contra la idolatría, contra los sacrificios humanos, contra la antropofagia…etc.

¿Virtudes de Hernán Cortés? Por supuesto su inteligencia, que fue una inteligencia con unos perfiles de astucia muy acusados, es decir, sabía manejarse muy bien entre hombres. Quizás trasladó su amor al juego a la vida misma pues sabía moverse en ambientes muy tensos. Un hombre que supo adaptarse a las condiciones en las que estaba siendo valiente en los momentos más difíciles. Era un habilísimo diplomático y desplegó esta destreza diplomática a lo largo de toda su vida.

¿Cuestiones negativas? Incurrió algunas veces en contradicciones en la propia conquista cuando hizo la vista gorda con algunas cosas incompatibles, como el consentimiento de la antropofagia, que es algo que les permitió a los Txalcaltecas, por ejemplo. Y visto desde la actualidad podemos creer que fue cruel, aunque Hugh Thomas se decanta más por el adjetivo de severo. Esas serían sus mayores sombras, aunque tampoco se salen de las coordenadas del momento. Era mujeriego, por ejemplo. Pero en conjunto no creo que tuviera unos defectos enormes que podamos achacarle, y no lo digo porque me encuentre cautivo de su figura, de su influjo, pero es que no parece que Hernán Cortés tenga grandísimas manchas en su historial.

5.- ¿Y cómo militar y conquistador? Algunos le comparan con Julio César o Alejandro Magno, pero son comparaciones difíciles. ¿Cómo lo considerarías tú en ese aspecto?

Me parecen comparaciones pertinentes porque se enfrentó al igual que César y Alejandro a ejércitos muy superiores y, por ejemplo en el caso de Julio César la comparación es inmediata en cuanto a que él narra sus propias hazañas. Las Cartas de Relación tienen muchas semejanzas con lo escrito por César de su conquista en la Guerra de las Galias. También tuvo hazañas muy parecidas a las de Alejandro. Pero esto no es algo que sostenga yo. Históricamente se les ha comparado desde el mismísimo momento de la conquista prácticamente. Esas comparaciones estuvieron ahí porque la gente de su tiempo hacía permanentes evocaciones del mundo clásico, al que intentaban emular guardando un recuerdo de todo aquello que aunque no fuera  por un conocimiento directo de las fuentes sino a través de el Romancero, por ejemplo.

6.- Con motivo del 500 aniversario de la llegada de Cortés a México has publicado el libro La Conquista de México,  libro que a mi juicio es merecedor de ser leído. Pero no ha habido demasiadas conmemoraciones desde las instituciones en España. ¿O es un parecer mío?

Ha habido poquísimas. Ha habido un Congreso en Medellín casi por un impulso local, aunque luego se fueron sumando algunas instituciones, pero no, se puede decir que las haya habido y no parece que las vaya a haber. Los complejos con respecto a nuestra historia son tan grandes, la falta de una filosofía de la historia solvente para interpretar de una manera asimismo solvente los hechos del pasado impiden que nuestros políticos den un paso, y es una cosa lamentable. Yo creo que ahí el peso de la leyenda negra sigue siendo enorme y les atenaza de una manera total y demuestran ser un colectivo de gente acomplejada. Es una lástima. Son ocasiones perdidas porque Cortés es tan español como novohispano o como mexicano si se quiere.

7.- Respecto a su tiempo tampoco me parece que obtuviera el merecido reconocimiento. Diego de Velázquez le puso las cosas muy difíciles en las américas y cuando Cortés regresó a España el Emperador le ignoró. En mi opinión tuvo una muerte muy triste. ¿Crees que recibió un trato muy injusto? ¿Fue quizás una maniobra política para quitarse de encima a un potencial rival en prestigio del mismísimo Emperador? ¿Cómo ves tú un final tan trágico para un hombre tan grande?

Yo pienso que el final de Cortés no fue tan trágico. Los sus últimos años de Cortés no fueron tan trágicos, dado que él estuvo bien considerado. Lo que pasa es que con estas personalidades tan grandes que operaron a tan gran escala la tentación de añadirle una especie de pátina romántica donde el gran héroe es un incomprendido en sus últimos tiempos está ahí presente. Pero Cortés murió con mucha riqueza y un reconocimiento bastante notable. ¿Qué pudo tenerlo más? Pues probablemente, y probablemente él se sintió un poco infravalorado. Pero claro, también la prudencia política exigía no darle más alas de las que ya tenía, y hay que tener en cuenta otra cosa: después de los conquistadores aterrizaron las instituciones virreinales y podía resultar peligroso que dichas instituciones las encabezasen los hombres que llevaron a cabo la conquista. De hecho, años después de las conquistas se produjeron una serie de guerras motivadas por la extinción de la encomienda. Y en todo ese torbellino de fuerzas es dónde está la figura de Cortés como elemento central en gran medida. Esa es mi opinión. Quizás la prudencia política exigía tener ciertas cautelas.

8.- En la actualidad diriges la Fundación Denaes y eres cabeza de lista en la candidatura de VOX por Cuenca al Congreso de los Diputados. En los puntos y el programa de VOX se puede suponer que váis a tratar de trasladar, si tenéis la potestad de hacerlo, primero a las instituciones públicas y luego a la enseñanza, una visión positiva de nuestra historia. ¿Es así?

Yo diría que más que tratar de trasladar una visión positiva de nuesta historia, que puede hacer llegar a pensar a algunos que lo que se hace es una especie de criba para quedarse con lo mejor, lo ideal sería trasladar una imagen ajustada de nuestra historia. ¿Ajustada en qué sentido?: asumiendo los errores que haya podido cometer España, los excesos, como toda nación de tan largo desarrollo y toda nación, como la española, con un pasado imperial. De lo que se trata es de tener una visión cimentada en una filosofía de la historia solvente, potente, sistemática, una visión desacomplejada de la historia de España, dentro de la cual se puedan entender los episodios que han ido ocurriendo y tras eso, el saldo, a nuestro juicio, es positivo porque la historia de la humanidad no puede ser entendida eliminando el Imperio Español, el cual es fruto de la actual nación política española. Además ese imperio, al ser generador y haber dado lugar a una serie de naciones soberanas, como son todas las hispanoamericanas, con una impronta mestiza evidente y con un idioma que nos permite circular por amplísimos territorios del planeta, es algo de lo que no hay que avergonzarse ni generar complejo alguno. Y eso por no hablar de numerosísimas contribuciones hechas por España: la primera circunnavegación del mundo, expediciones interesantísimas, avances en náutica…en fin, un montón de logros hispanos de los cuales hay que sentirse orgulloso. Creemos que la historia de España hay que enseñarla, entre otras cosas porque uno no ama lo que no conoce, y también creemos que no es preciso hacer grandes esfuerzos para ofrecer una visión de lo positivo de nuestro pasado, porque es así como fue.  

Germanico
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No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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3 comentarios

  1. La propaganda de Goebbels y Muenzenberg? Dios Santo, si estos eran unos pardillos en comparacion con Hollywood. Sencillamente he dejado de leer el articulo.

    Saludos

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